Los terapeutas de palo, los cuales sigo religiosamente en sus cuentas de twitter, ask, tumblr e instagram para que me digan cómo llevar mi vida, creen que ya estoy preparado para dar un paso adelante en mi terapia para afrontar mis traumas infantiles. Traumas causados por dibujos animados. Bien es sabido que en algún que otro momento a los animadores/guionistas se les va la mano y acaban insertando escenas, personajes o temáticas que resultan involuntariamente dañinas para una mente infantil aún no preparada.

Muchas gracias por las pesadillas, Locomotion

Muchas gracias por las pesadillas, Locomotion

Aquí en virucom, Halloween es la fecha señalada para hablar de monstruos, terrores nocturnos o, por parte de un servidor, afrontar los recuerdos de las producciones animadas que tan malita me han dejado la cabeza. Este año me toca un producto televisivo: Los Mumin. Porque los traumas con los dibujos no se reducen al cine y a la madre de Bambi (más que su muerte, lo que a mí me afectó fue el incendio al final, que por cómo acaba la película parece que no fue “ná”, pero fijo que la fauna afectada no opinaría lo mismo…).

Los Mumin

A primera vista, las criaturas creadas por Tove Jansson, y su mundo, parecen de lo más inofensivo. Dora la Exploradora podría pasarse por el Valle Mumin y vegetar sin correr peligro. Supuestamente. Los personajes que pueblan el valle, la familia Mumin, la pequeña My, Sniff, etc, son unos seres agradables a la vista, apacibles, de actitud mucho más sosegada que, por ejemplo, los esquizofrénicos de Lazy Town. SUPUESTAMENTE… Hay que tener mucho cuidado con Los Mumin y las suposiciones, pues te pueden pillar muy desprevenido. Hasta Sherlock Holmes por tanto suponer acabó cayéndose por un precipicio.

El crossover que todos esperaban: Momin y el episodio del eclipse de Berserk

El crossover que todos esperaban: Momin y el episodio del eclipse de Berserk

Sólo en una serie como los Mumin pasan de estar recogiendo conchas en la arena, a caer en la trampa mortal arenosa de un bicho a lo Dune. O que jugueteando con un sombrero mágico con poderes ñoños (como nubes rosas que flotan), acabes transformado en Gollum y repudiado por tus familiares y amigos. O que se acerca el invierno y que… ooooooh jo jo jo, esa es otra: En Los Mumin sí que llega el invierno. Llega de verdad, con sus monstruos y todo, y mucho mejor que en Juego de Tronos. Si me estoy colando, os doy permiso para que me lo reprochéis… pero eso sólo cuando podamos comparar con el invierno de Canción de Hielo y Fuego, cuando llegue en el próximo libro (¡o en el siguiente!), digamos en… ¿2024? Jijijiji. Mientras esperamos a que el gordo purgue sus tripas creativas de una vez, hagamos tiempo enfrentándonos a los momentos más chungos de Los Mumin, o al menos, los míos.

Has venido al barrio equvocado, muthafucka

Has venido al barrio equvocado, muthafucka

El cabrón de Stinky

En las series de dibujos de corte infantil suele haber personajes antagonistas, pero para educar a los pequeños espectadores con un mensaje sano “el malo” suele ser el típico gamberro que al final siempre acaba recibiendo su merecido, nunca gana (Ay, Pierre Nodoyuna… ¡algún día se hará justicia y darás una!) y cuyos planes malvados no pasan de meras travesuras. Al principio Stinky cumple con los requisitos del estereotipo de ladronzuelo de buen corazón, pero de eso nada.  Nadie con buen corazón llegaría a los extremos a los que llega esta especie de Critter  bastardo.

El Solitario confiesa: “Stinky es mi ejemplo a seguir, tanto psicológica como físicamente”

El Solitario confiesa: “Stinky es mi ejemplo a seguir, tanto psicológica como físicamente”

Sus mayores crímenes que se me quedaron grabados en la memoria fueron los actos crueles que perpetró contra niños inocentes. En un episodio, una niña acude a la familia Mumin para recuperar su cuerpo, pues por culpa del shock que le produjo vivir con un familiar muy estricto, acabó anulada como persona y de tan tímida que se volvió invisible  (¡de traumas va la cosa!). Con la ayuda de los amables Mumin y los demás amigos, poco a poco va recuperando la alegría de vivir y la visibilidad. Pero ante un caso tan trágico, a Stinky no se le ocurre otra cosa que pensar en aprovechar la conición de la niña para robar bancos. No le interesa que la niña se recupere, así que la engaña cuando estaba jugando en el bosque y la encierra en una cueva tapando la entrada en unas rocas. Stinky, no contento con ejercer de ladrón, realiza prácticas de etarra.

¡Jopé Stinky, cómo te pasas!

¡Jopé Stinky, cómo te pasas!

La maldad de Stinky no se limita a dejarse llevar por sus impulsos de avaricia. A lo largo de la serie, Stinky no necesitará más motivación que la de tocar los cojones. Lo más grave fue cuando intentó instigar a unos niños (los hijos de aquella estirada que se mudó al valle en un episodio) a que jugasen a lanzarse con una liana como Shia LaBouf Tarzán sobre un despeñadero donde fácilmente podrían haberse abierto la cabeza. Queda demostrado que Stinky se identifica más con la figura mitológica del desconocido que vende caramelos con droga a la puerta de un colegio. El mamón de Stinky sería capaz hasta de darlos gratis. For The Lulz.

The Moomins _ Episode 14 _ Our Neighbor is a Tough Teacher(480p_H.264-AAC)[13-30-01]

“Venga chavales, vosotros saltad que yo os grabo y lo subo al Tuenti”

Snufkin, mal amigo, peor persona

Snufkin es el poochie oficial del Valle Mumin. Un presumido, un anarquista, delincuente, sin-techo, hippie, sabiondo, comunista, insufrible Gary Stu, gamberro, pordiosero, un fumeta (¡en los libros originales!), refugiado, listillo, vago, tuno, repelente,  y lo peor de todo, un Manrico. Al menos así se llamaba durante unos cuantos episodios del doblaje castellano, cuando estaba Pepe Carabias. Pese al odio que profeso a Snufkin, lo cierto es que no es más que profunda admiración que acabó convertida en decepción y posteriormente en rencor. No hace falta entenderme a mí, el propio protagonista, el chico Mumin, retrata mi caso. Durante toda la serie, Mumin siempre está perdiendo el culo por poder estar junto a su mejor amigo. Es natural, con toda esa pose superforzada de nómada misterioso supermolón, y lo bien tratado que está por el guión de la serie: Siempre calmado, más de una vez los problemas o peligros los resuelve Snufkin, ya ni con astucia, ¡sólo tocando la puta armónica! ¡Qué disparate, encima ni se sabe más de dos canciones! Snufkin mola más de lo que se merece.

Snufkin y sus poses guay. ¡Qué odioso es!

Snufkin y sus poses guay. ¡Qué odioso es!

Aunque la serie vaya avisando de la separación de los amigos no deja de ser un momento muy duro y triste. Encima es que la justificación que da Snufkin es de risa. Cuando en Campeones: Oliver y Benji, Tom se tuvo que separar de Oliver por culpa del trabajo de contratista del zarrapastroso de su padre, pues estaba justificado, mientras que los motivos de Snufkin son puramente egoístas. “Es que a veces me gusta estar solo, conmigo mismo y taaaal”, anda y que te la pique un pollo, niñata, que no pegas palo al agua, con la armónica parriba y pabajo. Qué eres, ¿un estudiante de bellas artes atormentado? ¿Un poetiso que necesita aislarse para escribir ripios sobre tu gris existencia y que luego te lo publique la editorial de tus papis? No engañas a nadie, farsante. Lo que no quieres es enfriarte el culo en invierno. No eres un colega.

Snufkin en la actualidad

Snufkin en la actualidad

Aunque Snufkin siempre acabe volviendo a los pocos episodios, el daño ya está hecho y marca un precedente para otra potencial e inevitable separación: La de cuando tu amigo, por muy amigo del alma que sea, se echa novia y pase de ti completamente. Ya seas un mumintroll o humano, cuídate de la gentuza como Snufkin.

Los Bichos Esos con Forma de Condón

La familia Mumin es muy de embarcarse en aventuras, viajando lejos de casa sin rumbo ni mapas, cualquier cosa con tal de escapar del aburrimiento (ya veis, se aburren a pesar de las mi cosas aleatorias que ocurren en el valle). En una de estas acaban llegando a una isla misteriosa. Creo que ya ha pasado bastante tiempo como para dejar atrás los chistes sobre Perdidos, ¿estamos? Estamos.

post

Allí encontrarán el poste… no, ¡el altar pagano! que aparece en la foto de encima de este párrafo. El Señor Hemulen (el que coleccionaba plantas, que tenía cara de mumin pero no era un mumin… ¿?) comete el grave error de encapricharse con el barómetro que hay colgado en el poste. En realidad ese poste es un pararrayos el cual sirve de punto de encuentro de los Hattifatteners, unas criaturas con forma sospechosa y numerosos como una plaga bíblica. Cuando se percatan de la desaparición de su adorado barómetro, marcharán contra los pobres Mumin en modo zombie de Guerra Mundial Z.

The Moomins _ Episode 04 _ The Moomins Discover the Island(480p_H.264-AAC)[12-18-53]

El episodio de los Hattifatteners(o “sombreritos locos” en el doblaje español) es el primero de otros tantos en los que Los Mumin como serie se desmarcan del resto de producciones infantiles clásicas venidas de Japón. Por muy tristonas que se pusieran Heidi o Marco, el diseño ñoño e inofensivo de los Mumin hace que los cambios radicales de tono hacia la acción, el misterio o el terror queden más marcados. Te lo esperas menos. Ver a la familia Mumin asediados por estas criaturas que dan calambre se aleja bastante de la inocencia de La Abeja Maya.

The-Moomins-_-Episode-04-_-

Urotsukidoji

La Bú

Si hay un personaje reconocible en la franquicia Mumin más allá de los trolls blanquitos barrigudos, esa es la o “Gröke”. A este monstruo con forma de fantasma del Pac Man con sobrepeso hay que atribuirle casi todo el miedo que han sentido distintas generaciones por culpa de los Mumin, desde los cuentos ilustrados originales hasta las series anime o las adaptaciones mediante stop motion (lo cierto es que el stop motion siempre da mal rollo, sea cual sea). Una pesadilla intergeneracional.

EL HIELO CAMINA CONMIGO

EL HIELO CAMINA CONMIGO

La Bú, un monstruo enorme difícil de identificar, de color apagado, con una cara de ojos muertos y boca dentuda. Es la reina Midas de los congelados, pues todo lo que toca alcanza temperaturas heladas. Por si no fuera suficiente el terror que transmite con su rictus inexpresivo, suele aparecer de noche y rodeada de niebla. Es que se acaba juntando todo: A casi todos los niños les cantan eso de que viene el coco, suelen tener miedo a la oscuridad, asocian los monstruos con los rincones oscuros o la noche, y llegan los japoneses sacando episodios a lo Noche de los Muertos Vivientes, con los Mumin atrincherados en casa esperando mientras la figura misteriosa se va acercando poco a poco.

Hay un rumor que circula por internet: En un principio la imagen, el brillo del episodio tenía una claridad normal pero los animadores pensaron que los niños podrían asustarse con la imagen de la Groke (ya tenía la fama, de adaptaciones de los Mumin anteriores, que hay unas cuantas). Decidieron oscurecer los fotogramas para que la Bú se viera “peor” y no causara miedo. Esta idea llevada a la práctica provoca el efecto contrario y la imagen oscurecida acaba proporcionando un aspecto aún más terrorífico. Y ahí no acaba todo, pues en cada país a la hora de localizar/doblar la serie les dio por añadir exagerados sonidos guturales (lo que le faltaba) a las apariciones de La Bú o amenazas  como su “¡VOLVERÉ!” en la versión inglesa, elementos que en el original no eran TAN jodidos:

La guinda del pastel la pone la puñetera banda sonora. Los Mumin también es una serie recordada por su magnífica música, con unas melodías que casaban perfectamente con lo que transmitían las escenas, ya fueran sobre la candidez de los Mumin, las travesuras de May o sensaciones de grandes aventuras.  La putada es que en los momentos de miedo también se curraron temazos desde el punto de vista del fan del cine de miedo, pero que poniéndose en lugar de unos críos de cinco o seis años, es como ponerse a ver a esas edades Poltergeist. No es una buena idea:

La Dama del Frío

Hay otro ente invernal a tener en cuenta en la mitología de los Mumin. Pese a no hincar tan profundamente en la memoria colectiva traumatizada como ocurre con la Bú, de vez en cuando sí que encuentras a un fan que sí se acuerda de la espectral Dama del Frío. Los tintes terroríficos de su episodio se aprecian mejor en la adultez. Comparado con el estilo de las apariciones de la Bú (que rozan el género Slasher, con algún susto repentino que se lleva el pobre Sniff), el trato a la Dama del Frío es menos convencional y el terror se manifiesta través de pequeños detalles, casi imperceptibles si no estás atento. Para mayor inmersión, acompañad la lectura de los siguientes párrafos con la escalofriante (qué apropiado) canción que le pusieron a la Dama del Frío:

Cuando llega el invierno, la familia Mumin tiene por costumbre echarse una siesta de la hostia que dura toda la estación, lo que ellos llaman hibernar. Mumin sigue rumiando el disgusto que le causa la partida de Snufkin (¡al paredón con él!) y durante uno de estos inviernos no consigue conciliar el sueño y se despierta. Se encuentra con la pequeña May, con su personalidad de culomalasiento la jodía nunca para y se dedica a dar vueltas de aquí para allá por los parajes nevados (¡como en Skyrim!). Tras un breve encuentro fortuito con la fantasma Bú, que durante la serie aparecerá de vez en cuando para asegurarse de sigue acojonando, Mumin y May descubren a Too-Ticky, la cual se encarga de preparar un ritual relacionado con la Dama del Frío.

Lady 1

La primavera no llegará, ni el sol volverá a asomar por el horizonte a no ser que atiendan los caprichos de la Dama del Hielo, un espírito helado que si te mira directamente a los ojos acabas petrificado por el hielo. Too-Ticky construye un caballo con nieve y escarcha que apacigüe su ira invernal. La pequeña May en su línea: Se toma estas circunstancias como un desafío y pondrá en juego su salud con tal de conseguir ver con claridad el rostro de tan enigmática criatura. Una idea malísima: Con esos ojos inyectados en sangre, yo no me acercaba al bicho ese ni con un cinco burkas encima.

Lady 2

La pequeña May consigue salirse con la suya gracias a la ventaja que le da ese cuerpecito de Eva Hache que se gasta: Enana y flacucha. Su alegría le dura poco. Cualquiera que se pique con los espíritus deberá enfrentarse a su ira. La Dama del Frío, tras reclamar la ofrenda del caballo de hielo, regresa para enselarle esa lección a May. Cara a cara.

Lady 3

Me acordé a las veces que me jodió Seath en Dark Souls

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Hay demasiadas sinopsis y análisis bien intencionados hablando de las historias de los Mumin, que si la serie aboga por la amistad, el diálogo para solucionar conflictos y el amor por la naturaleza, como si hubieran sacado el discurso del anuncio de la Teletienda que te venía 20 series para niños (Heidi, Marco, Banner y Flappy, y todas esas de Érase Una Vez… en combo). Todo eso está equivocado. Las partes calmadas, las que no me taladraron el celebro de niño,  se alejan del estereotipo de serie Teletubbie. Abundan los gags cómicos, las anécdotas surrealistas y la magia aleatoria es la que acaba salvando el día y no esas chorradas del diálogo y la paz. Prima más el entretenimiento y la imaginación que aquello de la bondad y otros avinagrados “valores tradicionales”.

Mirad qué bien aprendieron las "artistas" de Deviant Art lo de los valores...

Mirad qué bien aprendieron las “artistas” de Deviant Art lo de los valores…

Es más, aunque parezca que en el artículo exagero, este documental sobre la autora Tove Jansson arroja luz sobre la cara oculta de los personajes de la serie, que hasta el más simpático puede estar basado en alguna etapa triste de la vida de Jansson. En el mismo canal podréis acceder a un puñado de capítulos de la serie. Está todo en inglés, pero si el universitario español medio está cualificado para limpiar váteres en v.o. dudo que os cueste entenderlo.

PEGI +3... ¡Los cojones!

PEGI +3… ¡Los cojones!

¡Se acabó! ¡Ya me he desahogado! ¡Qué alivio! A lo mejor esta noche puedo tener una pesadilla como los de la gente normal, de esas donde se te caen los dientes, caes desde muy alto o de alguna idea pajera freudiana. A ver si para el año que viene localizo aquel especial de Charlie Brown en el que se dedicaba a visitar camposantos de guerras mundiales y me quito de encima el peso traumático correspondiente. Como si Charlie Brown no fuera lo bastante deprimente sin salir de su casa. Feliz Halloween, por cierto.