Han pasado ya 7 años desde nuestro último «alimentos que fracasaron«, la serie original siempre imitada, nunca igualada. Más que nada porque nosotros SÍ nos acordamos de los que hablamos. Pero… ¿por qué retomar precisamente ahora estos artículos? Pues básicamente, porque nos ha dado por ahí. Nuestros caminos son inescrutables. Como los de Dios. O como los de los mandamases de las compañías, que hacen y deshacen sin que nosotros lleguemos a enterarnos. Como un regalo del cielo nos llegan sabores divinos, que nos son retirados víctimas de la cólera de un Dios curioso y cruel; en otras ocasiones, sentimos que existe una justicia divina cuando esas porquerías desaparecen para dejar rastro. Y, por fin, los hay que resucitan al tercer día: los Kiriboo de fresa gustan bastante, mientras que los quesitos de ese sabor fueron despreciados. Comer y consumir, por tanto, es estar cerca de Dios… y estos productos fueron condenados al infierno.
Pipas G Grefusa
En el mundo de las pipas, Grefusa son los amos, entre cubos de basura, siempre verás sus envolturas. ¡Au! Lo han conseguido a base de tener varias marcas (Pipas G, El Piponazo) y una miriada de sabores, algunos de los más absurdos. ¿Aguasal? ¿Ketchup y mostaza? ¡Dios, no!
Uno de los que no cuajó fue el «sabor Coca Cola» una mezcla de lo más natural, puesto que es una bebida ideal para acompañar al hipnótico ritual de ingesta. Claro que si lo acompañas con Coca Cola, satura, y con cerveza, no pega. Las opciones se reducen: crear calimocho en la boca acompañando con vino o, directamente, agüita. Como dirían los de Manos de Topo «lógico que salga mal».
Mortadela Mickey
Los de la King Features Syndicate han convertido a Popeye en una puta que se va con cualquiera. Lejos de las espinacas, el personaje ha servido para anunciar bollos, helados, merluza y hasta… Mortadela. Mortadela del montón, pero con el careto de Popeye, en una época en la que ya sólo interesaba a los de Campamento Krypton. Se intentó de nuevo con la de Mickey Mouse con igual resultado. Quizá cuando hagan mortadela con la cara de El Rubius, Wichimu, Wichife, Guachumi y o alguno de esos…
Pizza Kebab y Pizza al Curry
Nada. Que no aprenden: estos tipos siguen con la idea de que cualquier plato encaja sobre la base de pan, queso y tomate. Ahora tratan de popularizar la «Pizzalada», y en el caso de la del kebap, lo cierto es que no había mucha diferencia, pero claro, si quieres kebap, pídete uno, joder, que encima es más barato. En cuanto al tema de curry, pues es un sabor que aún es exótico para la mayoría de españoles. De las «pizzas del mundo» no queda ya ni rastro.
American Donuts
La obsesión de Homer por los donuts, y la popularidad de Los Simpsons aquí, hizo creer que en este país aceptaríamos algo que no fueran la eterna dupla chocolate – azúcar. Pero la expansión de las franquicias Dunkin’ Donuts hizo creer que aquí había mercado para estas «berlinas» (¿de dónde apareció este nombre?), bien espolvoreadas de azúcar. Ni nuestra famosa afición por la cocaína sirvió para que el producto cuajara. Y es que el principal público de los Dunkin no son tanto los españoles como los turistas. Comprueba.
Donettes Limón Sabrosón.
Y lo mismo podemos decir de los Donettes, con un gran número de intentonas para tratar de consagrar la marca, tales como nevados, Marbú Dorada o nuestro favorito: Limón Sabrosón. Y digo nuestro favorito por que me flipa la mierda de rima utilizada como slogan. A pesar de que estaban buenos y era un producto lo bastante diferenciado para hacerse con su huequecito, tuvo un breve paso por la liga BBVA. Tras fracasar con sabores como estos, optaron por otra maniobra aún menos popular si cabe: contratar a uno de los community managers más pesados del mundo: mentad «donettes» en twitter y esperad.
Surfing
No, amigos no: lo de los refrescos no es sólo patrimonio de Coca Cola, Fanta y sus refrescos raros. También las marcas patrias probaron a diversificarse. Y fallaron. De hecho y durante años, La Casera, eterna gaseosa que sólo se bebe en comuniones y comilonas familiares en asadores situados en recónditos kilómetros de carreteras comarcales, también probó suerte. Su segunda marca predilecta fue Surfing, con sabores de naranja, limón y lima limón, sabores similares a la Fanta y el Sprite, como imagináis. Nada nuevo, pero hey, tenía un nombre guay, ahí en inglés, todo Poochie, y de algo joven y tan propio de los amos del mundo como el surfing. Pues nada: a pesar del «push» publicitario, nunca se hizo con un hueco significativo en el mercado y fueron retirados a mediados de los 90.
Ramón el Faraón
El helado es renovación. El calor del sol trae la muerte y el renacimiento, y si cada verano tenemos una canción de moda diferente, así debería de suceder con las golosinas heladas. Ramón El Faraón llegó en 1995 y se fue tras un par de verano: fue el intento de Frigo de unir la fidelización que provoca en los críos el querer hacer una colección de cromos: en cada helado te venía un personajes egipcio, con nombres como Tontolabis o Mitoplastis, que debías de pegar en el póster / álbum. No debió de funcionar, porque no lo han vuelto a intentar: un chicle, o un pastelitos (con su correspondiente cromo) se pueden comprar a diario, pero los helados son más caros y su compra suele tener otro contexto. ¿Y el sabor? Pues muy bueno: blanco por fuera (las vendas), rojo por dentro (la sangre del faraón). ¡Glups!
Pastas gallo Mar, Jungla y Marcianos
Nunca conocí niño al que no gustar la pasta: por eso se me antoja raro el eterno esfuerzo por acercar esta comida a los críos. ¡Si es de la que les gusta! Allá por 1999, Gallo optó por diversificar su línea para los críos: al igual que tenemos Pokémon Rojo, Azul, Amarillo, Verde Hoja, y mil hostias, aquí teníamos la pasta separada por la temática de los moldes. «El Mar» tenía chapapote, «Jungla» recreaba los personajes de Aguirre, la cólera de Dios, y «Marcianos», a Sardá y sus amigotes de Crónicas Marcianas, tan de moda en la época. Por cierto, que despectiva suena esta última clasificación: ni espacio, ni cosmos, ni extraterrestres, ni na. «Marcianos», ahí, con desdén, como dicen «gallegos» a los españoles en Argentina.
Doritos Capoeira
Un día tendré que hablar de lo de moda que estuvo el Capoeira en su día: hasta Inma del Moral se apuntó a clases. En 2005, con la mierda esa aún de moda, llegaron los Doritos Capoeira que sabía a… ¿sudor de Mark Dacascos? Ni idea: la marca escogida no decía absolutamente nada del producto que contenía. Duraron lo que duró la moda de Carlinhos Brown.
https://www.youtube.com/watch?v=NMSbZq4dFUk
Cereales Pascual
No podía faltar aquí mi comida favorita: ¡los cereales para el desayuno! En 1994 Pascual dio un giro a su aburrida línea de cereales. La nueva estrategia de marketing incluía colores más vivos en los envases, recetas de probada eficacia comercial y unas «simpáticas» mascotas para llamar la atención de los pequeños, con una animación muy estilo Cruz Delgado.
Así, Ñampazampa eran unos sucedáneos de los Choco Crispies y tenían como mascota a unos torpes piratas; los Boskis copiaban la fórmula de los Lucky Charms con unos duendecillos como reclamo; y los más populares, los Trogloditos, eran igual que los Smacks (trigo inflado azucarado) y con unos cavernícolas marchosos para promocionarlos. Los spots animados no estaban mal, y la línea duró más de 15 años, con idas y venidas dentro de la variedad
Danet Dúo
Las natillas de toda la vida están buenas. La crema de chocolate también. Si los mezclamos, pues estará el doble de bueno, ¿no? Pues no. Los sabores no terminaban de pegar, y la mezcla era… rara. No estaba mala, pero dudo que fuera el sabor favorito de nadie. Al final terminas comiendo cada parte con cuidado y quedándote, en ambos casos, con ganas de mal. Los Vengadores lo petaron uniéndose, pero aquí no se repitió el caso.
Que nos perdonen los megaochenteros, pero al final nos ha salido una lista sin representantes de la década. No os preocupéis porque en la siguiente entrega prometemos compensar con… chucherías con licencias. ¡Y ahí habrá mucha tela marinera! Por lo demás, acordaos de visitar los chinos y el Alcampo cuando tengáis morriña: os sorprendería ver la de productos que se siguen fabricando aunque ya no inviertan en publicidad, que vuelven, o que tienen un producto similar que os puede valer como sustituto. Lagrimones que han brotado de mi rostro al volver al paladear las Ruffles al ketchup.
Aquí, los otros artículos de Alimentos que fracasaron
A mí me encantaban los American Donuts. Y no recuerdo exactamente si fue justo antes de estos o después, sacaron los ¿Mix, puede ser? Que eran como los normales pero rellenos y para diferenciarlos llevaban por encima una línea de lo que iban rellenos (chocolate o crema si no recuerdo mal).
El helado El Faraón me encantaba también de pequeño porque a parte de que estaba bueno, justo por entonces me leí un libro mandado por la escuela que se llamaba «El Faraó Totun-nas», d’Enric Lluch, en el que también se hacían chistes con los nombres de los personajes de la misma manera que con estos helados.