En esta página hemos hablado de comidas muy queridas para nosotros, de productos que llevan años aguantando y vendiéndose bien. De pequeños clásicos del kiosko, el super o nuestras despensa. Pero por cada alimento que permanece en el mercado durante lustros existe
su contrapartida, un menjunje que fracasó y desapareció sin dejar rastro alguno salvo en la memoria de invididuos como ustedes. Por cada Kojack, Pantera Rosa o Bollicao hay diez Mortadelas Popeye. Y aunque hay quien trata de enseñar la historia a su manera para reescribirla y obviar su existencia, en viruete.com no estamos dispuestos a consentirlo. Los aquí comentados no son más que una pequeña selección de todos aquellos potingues caídos en la batalla por la supremacía en el Champion, siendo imposible recordarlos todos y centrándonos, por lo tanto, en aquellos de los que hemos sido capaces de encontrar algún tipo de fotografía en internet, como apoyo gráfico.

Que más dará a lo que sepa si la nariz no tiene gusto

Cherry Coke

Reconócelo: es en lo primero que has pensado cuando has leído el título del artículo. Y no es para menos. Pocas veces se receuerdan semejante
bombardeo publicitario en torno a un producto. Más aún cuando se trata de una variante de una auténtica institución como puede ser la Coca Cola. ¿Un nuevo sabor de Coca Cola? ¿Pero ya están locos? De acuerdo, aceptamos la Coca sin cafeína, vale, lo hicimos por los niños. Y la light… bufff… lo hicimos por los gordos, aunque en mi opinión lo que tendrían que hacer es dejar de beber Coca Cola. ¿Pero con sabor a cereza? ¡Por ahí
sí que no pasamos, faltaría más! Más que a cereza, el potingue este sabía a jarabe revenido y fue una hostia de proporciones considerables.
Para el recuerdo, su popularísima canción, que fue incluida en cientos de recopilaciones de bakalao macarra para disfrute de chulipleis y zorripainas de los 90. Pi pi pi pipipi…

Ahora en serio ¿quién coño se come
los cereales con fresas?

Cereales Chex

Durante años, Kellogs ostentaba la supremacía en cuanto a cereales para el desayuno se refiere, y no había quien pudiera hacer sombra a la clásica marca. En realidad, tampoco es que hubiera mucha competencia. Más bien ninguna. Eso sí que era «el imperio del monopolio». Hasta que a finales de los 80 se lanzó por todo lo alto los Chex. A diferencia de los fabricantes de los Corn Flakes, que tenían varios productos con distintas formas a partir de diferentes cereales, los Chex ofrecían una uniformidad para crear su propia imagen de marca. Todos eran cuadrados y de arroz y con coloristas cajas. La guerra había comenzado.

Y duró poquito, la verdad, pues los Chex apenas duraron un par de años en el mercado. Cosa inexplicable, pues estaban buenísimos. Increíblemente buenos. Sus sabores eran tres: Sugar Chex (fuerza con azucar) Choco Chex (fuerza con chocolate) y Honey Chex (fuerza recubierta de miel). Estos últimos eran mis favoritos y los de mis hermanos, y en las tardes de julio, tras venir de la piscina, éramos capaces
de acabar con una caja entre los tres. La incursión en España de Chex formó parte de una política de crecimiento de Ralston, que se saldó con un
fracaso tanto aquí como en los EEUU. Estos tres sabores desaparieron tras unos años, salvo el de chocolate, y no volvieron a verse jamás por aquí. Yo, como cerealero de pro que soy, exijo que alguien se arriesgue y los vuelva a editar por aquí.

¿Sabrán a pepinillo?

Ruffles Pepinillo

No sé que sucede en nuestro país que los consumidores son tan conservadores en cuanto a patatas fritas se refieren. El único sabor que ha perdurado es el de Jamón. El resto de propuestas de las compañías patateras vienen y van de las estanterías del super como si de actores de Melrose Place se trataran (las de Jamón serían Michael Mancini). La lista de fracasos de Ruffles, por ejemplo, es larga: Ali Oli Olé (buenísimas), Chilli Bravas (me encantaban), Pimentón Molón… Pero el mayor descalabro se las llevaron a las Ruffles con sabor a Pepinillo. La campaña publicitaria fue bestial, contratando a la siempre popular entre los camioneros y cajeras Pamela Lee Anderson para protagonizar el spot televisivo. Desgraciadamente, al español medio eso le sabía raro. El condimento era demasiado fuerte y los comentarios despectivos aparecieron rápidamente: «sabe como un Big Mac«. Efectivamente: ese tipo de pepinillo es degustado por la juventud, principalmente, en la hamburguesas de McDonalds. El descalabro fue mayúsculo y su fabricación cesó en cuestión de meses. Ni las tetas de Pam pudieron salvarlas. A mí me gustaban. Las patatas.

¿Has visto lo que hace los cerdos de Telepizza?

Pizza de marisco

¿Una pizza con mejillones encima? Sencillamente,
al que se le ocurrió esto es gilipollas

Un gran vaso de cerdo en cada tabletaHey

Bifi

Vamos a ver. Tu madre te dice de toda la vida que los Mars, los Kit Kat, y los Monchitos son guarrerías. Mejor que meriendes en casa. Cosas como chorizo o salchichón. Lo de toda la vida, no las porquerías esas. Pero de repente aparece en el mercado un snack para merendar o matar el hambre que, lejos de ser un dulce con cientos de edulcorante, está hecho a partir de sano y español chorizo. ¿Ideal, verdad? Pues casi que no, porque sino no habrían desaparecido tan rápido. El Bifi era una tira de chorizo, casi parecía chistorra, en el más puro estilo de los Raiders (o sea, Twix). Era abrir y comer la «deliciosa» carne. Pero este snack carnívoro cautivó menos a los consumidores españoles que un disco deBelén Arjona. En Alemania se sigue fabricando con gran éxito. Sin ánimo de querer sonar muy españolista… donde esté un buen bocata de chorizo en condiciones.

Seguro que el ilustrador se había tomado alguna
seta de esas

Lucky Charms & Foot Loops

Los Lucky Charms son unos popularísimos cereales, hermanos de los Cheerios y Golden Grahams que tienen por mascota a un simpático leprechaun de esos. Al cereal propiamente dicho le acompañan una serie de gominolas que se comen también con la leche, y que tienen
forma de objetos releccionados con el duendecillo: una moneda de oro, una estrella… Todos de dulce sabor y esponjosa textura.

Vamos, una auténtica porquería con la que parece que estás desayunando con una bolsa de cumpleaños de las del colegio que con unos energéticos cereales. La leche quedaba demasiado dulce por la acción de los dulces y la mezcla de sabores no fue del gusto del infante hispano. Además, los leprechauns esos son bastante ajenos a nuestra cultura ibérica y nos recordaba más a un pelirrojo turista escocés con ganas de borrachera en Ibiza que a un simpático gnomo.

Lo mismo ocurrió con los Froot Loops, redondos y supuestamente con sabor a frutas, aunque parecía que estabas comiendo chimos con la leche. El fracaso lo podemos atribuir a lo mismo, el empalague a dulce que se creaba al desayunar. Aquí pasará a la historia como inspirador del software bakalaero Fruity Loops. Eso sí, el tucán mascota molaba un montón.

We’ll never forget

McRib

En el mundo de las hamburgueserías es habitual la presentación de nuevos platos. Normalmente suelen consistir en hamburguesa + una tontería. Por ejemplo hamburguesa + doritos = Texas King o algo así. Esta medida es usada astutamente por las empresas para probar las aguas, y si la cosa funciona, pues la incorporan de mara fija al menú, como ocurrió con el Big King.

Sin embargo, los McRibs, un filete de carne de cerdo con salsa barbacoa, fue lanzado con pompa y boato como el nuevo plato de moda. Y a pesar de aguantar durante  algunos años en nuestro país, McDonalds ha optado por eliminarlo de sus restaurantes del mundo entero, acabando con una tradición de décadas, pues el plato aguantó como pudo durante años, a pesar de la indiferencia general. Pero, al igual que con El halcón callejero o Confianza ciega, se convirtió en un objeto de culto, con pocos pero irredientos fans que firman en peticiones online para forzar su regreso y hasta crean delirantes páginas tributo como esta. Para que luego digáis que somos raros (o que os quejéis del diseño). La multinacional de la fast-food, consciente del status de sandwich de culto que había alcanzado, organizó una gira de despedida, en la que camiones itinerantes iban sirviendo en cada ciudad, por última vez, el delicioso manjar. Sus seguidores, en todo caso, lo tienen chungo. La coincidencia ha hecho que su paso por nuestros restaurantes fuera efímera y anecdótica. McRib, tus fans no te olvidamos.

¿Matrimonio gay? Esto sí que es contranatura.

Pizza con Hamburguesa

¿Una pizza con una hamburgesa encima? Sencillamente, al que se le ocurrió esto es gilipollas

AtenEElije entre sabor tropica, tropical o también tropical.

Umbongo

«La piña y el mango, la guayana y el maracullá y muchas más lleva Umbongo» decía la canción del anuncio que TVE emitía varias veces al día a mediados de los 80. El atractivo spot animado, con divertidos animales de colores me tenía maracullado, digo, maravillado, y cantaba su melodía a todas horas. El producto lo lanzó en España la marca Ibis, de la que poco más sé, salvo que se estrelló y al cabo de un año no volvimos
a saber de él. Como muchos habréis supuesto, con esos ingredientes, se trataba de un zumo tropical de, supuestamente, delicioso sabor. En otros países fue un éxito total, pudiendo adquirirse en varios formatos: en polvos, tipo Tang, en botellas a lo Sunny Delight o en bolsita de plásico, para clavar la pajita y beber, algo muy popular en los 80.

A pesar de lo que me fascinaba el anuncio, jamás llegué a probarlo, siendo una de esas cosas de las que me acuerdo con cierta amargura todos los años. Ahora que he descubierto que se siguen haciendo, voy a remover cielo y tierra para poner fin a tantos años de incógnita y saber, por fn, a qué sabe el Unbongo. De Ibis.

Estafitas con sabor a queso

Lays mediterráneas

Ver «Ruffles Pepinillo» cambiando «Pamela Lee Anderson» por «Antonio Banderas». Encima no llevaban apenas aceite de oliva y la cosa acabó
en los tribunales por engañar al consumidor.

¿Utilizaron el molde del Colajet?

Frigurón

Los helados fracasados merecerían un artículo para si mismo. ¡No es que hayan desaparecido helados, es que han desaparecido marcas enteras!
¿Se acuerdan de Avidesa? La lista puede ser interminable y seguro que les vienen muchos a la mente, empezando por el Frigodedo, o similares. Pero vamos a concentrarnos en uno que apenas duró un par de años en los estantes, a diferencia de algunos desaparecidos que fueron best-sellers y aguantaron varios años, pero que es recordado por su ingenioso «gimmick». Hablemos pues, del Frigurón.

De genial nombre, uniendo la casa fabricante, Frigo, con el monstruo marino de moda en los 80, Tiburón (la otra opción era «Frigorca, el helado asesino»), se constituyo un original helado de hielo que no terminó de cuajar entre los pillastres que sisaban dinero a su madre para tomarse un Mini Milk. El sabor recordaba a la piña (por decir algo) y fue apoyado por una fuerte campaña que se tradujo en escasas ventas.
Quizá la existencia de varios polos similares de precio más bajo le quitó posibilidades comerciales, y tras un par de años, se fue para no volver jamás.
El Drácula aún le hecha de menos. Pudo ser peor. Pudo ser como Ramón el Faraón.

Saben  mal. Pero ayudan a remediar la sequedad vaginal. Dicen.

Nocilla Rosa

Lo malo de las grandes empresas no es que nos den de comer mierda, rica en calorías y grasas y poco apropiada para nuestra alimentación, no. Lo peor es que encima nos toman por tontos. Y claro, una cosa es hincharnos a Soilent Green tranquilamente o ponernos ciegos con una crema de cacao con un 33% de grasa en su composición, y otra muy distinta que encima nos la quieran vender con SABOR A FRESA. ¡Y un jamón jamonero! Que pájaros, como nos la metieron doblada con la nocilla blanca, pensaban que íbamos a picar con cualquier cosa. Ignoro la cantidad de fresa que llevaba este menjunje, pero apuesto a que estaba entre cero y ninguna, como el número de canciones buenas de Danza Invisible. La viscosa crema desapareció del Mercadona tan pronto como había llegado, y no precisamente por la demanda de los compradores. Nos consta que con este invento pasaba exactamente igual que con la crema de cacahuete: cuando el padre accedía a comprar un pote de la porquería en cuestión ya sabía que iba a criar hongos en el armarito de casa. Quiza en alguno de los recipientes de Nocilla rosa se ha criado una raza de microscópicos seres que se rigen según las enseñanzas de Chicho Terremoto. Superior a la nuestra, sin duda. Y a mí me huele que el Nesquick sabor a fresa tampoco arrasó precisamente, no.

Fátima, Felisa, Mercedes… un saludo.

¿No les ha entrado hambre? A mí sí, pero desgraciadamente es hambre de MottaFrolis, de salchichas sabor a Taco o de caramelos Seltz.
Y no puedo saciarla, de igual manera que no puedo esperar abarcar todos los productos cuya vida comercial llegó a su fin en nuestro país. De la Mirinda o el Tab no me hablen. Seguramente volvamos a abordar el tema en un segundo artículo en el cual repasaremos todavía más. Seguro que en ese tiempo hasta podremos añadir más a la lista. Estos de Matutano, que no aprenden. Son peores queAntena 3 en su buena (mala) época. Mi consejo: no se enganchen a nada. Por si acaso.