Cuando visité por primera vez la sede de Onda Latina para una entrevista que desembocaría en mi colaboración con los chicos de La Parada de los Monstruos, me sorprendió ver que disponían de un pequeño salón de actos donde, según me comentaron, ya se habían celebrado conciertos y video-forums. Ya en aquel momento se nos pasó por la cabeza la ídea de hacer algún tipo de proyecciones para descubrir a la gente ciertas joyas de poca difusión. Aquella idea cristalizó el pasado 19 en la Primera Monstrua de cine chungo.

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A modo de experimento, lo hicimos saber apenas unos días antes y por cauces muy limitados. Creíamos que no se apuntaría ni Dios y resultó que el aforo aconsejado para esta pequeña sala se completó un par de días antes. La Monstrua se caracterizó por lo tanto por su caracter exclusivo, no solo por su aforo completo, sino por la rareza de algunos de los títulos allí mostrados, muy lejos del «friki que te cagas» del tuenti. También por su caracter modesto, acorde con los film proyectados, pero el ambientillo de cine de verano al final jugó a favor del evento: las carcajadas, gritos, insultos, proclamas, apostillas y aplausos no cejaron y el jaleo se oían fuera del propio edicifio (y sin dejar el suelo inundado de pipas). Más de un transeunte flipó con la algarabía que salía de ahí («cosa de la droga», debieron pensar), y nos consta que más de un espontáneo acabó viendo de pie alguna de las película (la entrada era grautita, que hay crisis). Hasta tuvimos visitantes desde Salamanca y Pamplona.

 

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La hambruna asola Salamanca

 

Y es que vaya películas amigos. Tunka, una verdadera rareza del cine español, se llevó la mayor ovación. Tras la presentación de nuestro amigo Paco Fox de Vicisitud y Sórdidez, la concurrencia se deleitó con una película de bárbaros rodada en Santander, con los cachas del gimnasio del pueblo haciendo cameos de bárbaro y el viejo del kiosko de las chuches y los petardos como aguerrido mercenario. Enanos recibiendo tollinas, niños alucinados dando vuelta por ahí, un tipo maquillado a lo Twisted Sister que gustaba de soltar grandes gargajos e iba por ahí con un halcón en el brazo, batallas de patio de colegio…. ¡Y al ser postapocalíptica, es dos exploitations en una!

 

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Un ciudadano cualquiera de Torrelavega

 

Y a todo esto añadan la inolvidable estampa del propio Tunka, el gran Dan Barry, un pionero y emprendedor actor cántabro cuya ilusión era realizar imitaciones de Conan en tierras hispanas. No se nos ocurre un héroe mejor, un poderoso cruce entre Bruce Dickinson circa Piece of Mind y Tony Genil que levantó los suspiros de muchas damas (y damos) . Los gritos de «Tunka, Tunka» que se repitieron durante la proyección del resto de las películas demostraron que el personal quedó completamente hechizada por esta muestra hispana de espada y brujería realizada con las vueltas del pan. Pan de pueblo, en este caso.

A continuación, una película seminal dentro de la serie B 80s que, sorpresivamente (también para mí), también arrancó improperios y cantidad de comentarios chispeantes: El amo del calabozo. Un auténtico quien es quién del videoclub del barrio: Peter Manoogian, Ted Nicolau,, Charles Band, John Carl Buechler… Todos ellos asociados posteriormente a cosas como Goolies, Zone Trooper, Terrorvision, Troll. Cada director dirigía un pequeño fragmento de una aventura cuyo título aprovechaba la moda del D&D que barrió los EEUU a principios de los 80, pero que no tiene nada que ver con el rol.
¿El argumento? Un tío con un superordenador en el brazo, llamado X-Calibrator, se enfrenta a un Satán intepretado por Richard Moll (¡Bull en Juzgado de Guardia!) a través de diferentes escenarios que él le propone, tales como enfrentarse a pedradas con un gnomo o plantarle cara a Blackie Lawless y sus WASP en pleno concierto. Aunque yo tenía mis dudas sobre la aceptación de El amo del Calabozo, para algunos resultó lo mejor de la noche (sería por las bromas lanzadas). Tanto en esta película como en la siguiente se intentó realizar la proyección directamente en VHS, y aunque al final ubo que optar por los volcados que habíamos hecho en DVD, no faltaron los momentos con tráilers o fallos de trackin. This is the real thing.

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La cosa se remató con Al Filo del Infierno, la versión española de Rock’n’Roll Nightmare. Considerada durante años como la peor película de la historia ha terminado, como tantas otras, generano un culto a su alrededor. Quizá el culto hispano a esta obra maestra se haya comenzado a crear a través de esta Monstrua, porque la reacción del personal fue explosiva. No es para menos con ese protagonista: Thor, el cantante heavy y culturista también quiso ser actor y protagonizó aquí su obra magna. Nuestro héroe teñido (raizacas) y con jersey de punto se enfrenta a marionetas, al mismo Satán y protagonizarun momento de verdadero terror cuando al enrrollarse en la ducha con su novia a ritmo de sus propias canciones. Más de uno se preguntó alucinado: ¿de dónde ha salido aquel tipo?

A Thor es posible que le conozcan los lectores de Virucom aunque sea por aquel cómic en el que se enfrentaba a Cronos de Venom. Su historia es el sueño americano al 100%, aunque sea canadiense. Un niño fan del rock’n’roll y los tebeos se convierte en culturista, cantante de glam y Dios del trueno a tiempo completo. Armado de capa y martillo creó su banda con la que interpretó su no-éxito Keep the Dogs Away, al margen de una carrera como showman y modelo. Thor aceptó los preceptos del shock-rock a su particular manera. En el escenario se enfrentaba con enanos con espada, doblaba barras de acero, inflaba bolsas de agua caliente hasta hacerlas explotar y era acompañado a los coros de una tetona llamada Chery Bomb que simulaba hacer coros, blandía un látigo y enseñaba pechuga. El concierto de tu vida que nunca viste.

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En los 80 el tipo tiró para el heavy, que era lo que imperaba, y se metió a actor. Su filmografía acojona, tronco, acojona. Debuta con Recruits, una exploitation canadiense de Loca Academia de Policia (que Joacim Caims de Hammerfall me contó recuerda con cariño) y se consolida con Zombie Nightmare, un aburrido bodycount con el debut de Tia Carrere y nuestro querido Adam West (!). Pero estos papeles le sabían poco a nuestro Thor, quien concibió una film destinado únicamente a su lucimiento, donde actúa, produce, guioniza e interpreta hitazo tras hitazo: Rock’n’Roll Nightmare, o Al filo el infierno como se llamó aquí. Aquel duro y largo rodaje, que se extendió a un total de 7 días dio como resultado una película de culto absoluto de la cual no podemos dejar de recomendar su reedición en Blue Ray, para apreciar hasta el último detalle de los muñegotes de goma.


A finales de los 90 Thor se pasó al punk rock, intentando encajar con la escena actual, y tenía un ambicioso guión para una secuela de la película que le dio la fama, tal y com o contaba por el 98 en su web alojada en Geocities. Cuando por fin logró rodar The Intecessor: Another Rock’n’Roll Nightmare, poco quedaba de aquel guión con una fuerra cósmica entre ángeles y demonios. Esta ya estaba rodada directamente a video y sin el encanto que le otorgaba la artesanal y entrañable realización de John Fasano, heavy mulletero y gordo auteur responsable de peliculones de metal y terror como Black Roses o los vampiros chinos de The Jitters. Tras vender el guión de 48 horas más, el hombre metió cabeza en la industria y se dedicó a otras cosas.

Thor sigue actuando en Norteamerica, en ocasiones, tras la proyección de la propia película, como aquí: Everybody is rockin’ in the USA, como él mismo dice, la peli. And everybody was rockin’ in Spain, too pues el público congregado en la proyección no podía dar crédito a lo que veía: interminables planos de anocheres y amaneceres, diálogos mongólicos, monstruos más tiesos que la mojama y un giro final que deja al Shiamalan ése a la altura de un guionista de teleserie de Antena 3. La épica batalla final entre el bien y el mal se saldó con vítores y requiriendo la presencia de Tunka para ayudar a nuestro He-Man a derrotar al príncipe de las tinieblas.
Un fin de fiesta inolvidable para una velada que no solo transcurría en la propia e improvisada sala, sino en los alrededores: gente encerrada en los baños, intentos de ligoteo, gente conspirando… Una noche que, esperamos, se repita. Los responsables de esta la propia Monstrua queremos agradecer la presencia a todos los que allí se personaron (Obi & Cacaman incluídos). ¿Habrá una segunda edición? Pues nunca se sabe. Pero no lo descarten: creo que todos nos quedamos con ganas de repetir.
Ah, ¿y el nexo de unión de los tres títulos? Fácil: en las tres había enanos.