Que sí, que sí, que como molaban Parchís. Y que nostalgia Enrique y Ana y Teresa Rabal. Nostalgia, sobre todo, para ellos, que vendían discos a espuertas con productos en muchos casos que, más que a los niños, gustaban a los padres. Porque no me creo que a un chaval le pueda gustar de verdad las canciones de Teresa, a pesar de que vendiera más de un millón de discos. Pero a finales de los 70, la música de niños, encabezada por los artistas arriba citados, generaba un dineral impresionante. Lógicamente y como industria que es el mundo de la música, no tardaron en lanzarse al mercado varios grupos dispuestos a aprovechar el suculento final. Fue la llamada New Wave Of Spanish Child Bands, y durante unos 4 años, pusieron la banda sonora a la infancia de muchos. Y si bien el triunfo de los tres grandes nombres esta bien documentado, el resto de los grupos han pasado al ostracismo más absoluto. Recordemos a los que quedaron en una segunda o incluso tercera fila.

Spoiler: Los Regaliz, sin máscara, marcando a Spiderman el camino a seguir en Civil War.

 

Regaliz

Estos chicos son sin duda, los grandes olvidados de la NWOSCB. Regaliz tuvo apoyo de su discográfica, singles resultones y hasta protagonizaron dos películas, pero nunca alcanzaron la condición de estrellas ni vendieron tanto como sus otros compañeros.

Regaliz fueron creados, una vez más, en un casting de Discos Belter, los que habían dado el pelotazo con Parchís. Dado que la competencia es inevitable, pensarían, mejor controlar nosotros también a la competencia. Empleando esta táctica neoliberal que tanto éxito le ha dado a Atari, Pascual o Telefónica, Regaliz se convitieron en el más exitoso grupo de la Parchixploitation. Para que no quedara ninguna duda de que, tras el grupo de Tino, Yolanda y compañía, Regaliz eran los «elegidos para la gloria», Parchis les daban la alternativa en la película Parchís contra el inventor invisible, en la que el cuarteto aparecía interpretando un temazo. Aún así, la cosa empezaba mal, ya que aquel film es de los peores del grupos, cuya filmografía no se parece precisamente a la de Tarantino. Ni siquiera a la de Steven Seagal.

Rafa optó por poner su nombre en el humo. ¿Sería un Contamimalo?

El grupo estaba formado por cuatro chavales: las chicas, Astrid yEva, y los chicos Eduardo y Jaime. En este grupo eran las chicas las que parecían llevar la voz cantante, especialmente Eva. A mí la que me gustaba era Astrid, me parecía una niña muy atractiva. Los chicos de Regaliz eran más críos y más pringadetes, y no fue hasta el final que Eduardo, al que le salieron gafas, desrrolló cierto carisma. Creo que fue por esta falta de carisma por lo que el grupo no pudo ir a más.

Con los mimbres montados, el grupo buscaba lo que cualquier grupo de críos busca: poner voz al tema de una serie de TV. En su caso, fue Horacio Pinchadiscos el que les catapultó al estrellato, con aquel tema de «Horacio… ¿Qué, qué, qué?». Subidón. Y no fue la única tonada televisiva que interpretaron, ya que los chicos también cantaron el tema de la serie Guillermo el travieso, aunque jugó en su contra, ya que, un coñazo de serie inglesa que nadie revindica en ningún blog friki con eso de «¿Os acordáis de Guillermo el travieso?». El tema era bastante coñazo y plano, y los chicos, aún muy verdes, lo cantaban de manera bastante desangelada. No llegaba a los extremos de Mark Knofler pero bueno. En todo caso y como solo había dos teles, la serie tenía audiencias millonarias y el grupo se hizo popular y comenzó a grabar discos.

No, no es la portada de ninguna «cassette de gasolinera», atontao. Es un single.

Al combo le componían los temas mostros como Rumba 3 (Moncada / Lapardi) o el mismísimo Emilio Aragón. Entre sus hits cabe destacar la versión ñoña del tema de Spiderman para la serie de dibujos de los 60, que originalmente cantaba Memo Aguirre. Los chicos cambiaron el dinámico «Spaiderman» del chileno por un ramplón «espiderman». El apañado rock de «Vaya mentira» también cautivo a los espectadores de la edición infantil anual del «Un, dos, tres«. El tema hacía garra de un actitud y una chulería que luego influenciaría a grupos como Turbonegro o Buckcherry, y desde luego rockeaba bastanet más que los Aerosmith actuales. También debemos recordar que recayó en ellos el honor de cantar la canción de Superlópez en la cinta de Oye, Mira dedicada a los Superhéroes (que obra en mi poder y cualquier día rescatamos en el podcast).

La mejor película española de los 80.

La buena acogida de las películas de Parchís les dio la oportunidad de protagonizar sus propios films. El primero, La rebelión de los pájaros, era algo coñazo, y los presentaba como unos responsables defensores del medioambiente. Los pájaros, sencillamente, desaparecían, y recae en los Rega, Asumpta Serna y Jorge Sanz (en su mejor papel tras Conan el Bárbaro) el convencer a “los mayores” de que dejen de contaminar. Donde Parchís eran unos pillastres con bastante morro, ellos eran más formalitos y apalancados. Imagino que la cosa no saldría mal en taquilla, en plena euforia del movimiento, por lo que se les dio una segunda oportunidad. La consagración o la muerte. El resultado fue Buenas noches, señor monstruo, una divertida aventura con los monstruos clásicos de la Universal y El piraña de Verano Azul, y que es mejor que la peli de Enrique y Ana, la de Teresa Rabal, Chispita o cualquiera de Parchís. Aquí, los chavales se pierden en un bosque y llegan por casualidad al castillo del Doctor Frankestein, el cual quiere extraer su cerebro. Menos mal que el hijo de Drácula (el mencionado Piraña) les echa un cable para darle esquinazo. El resultado era como Scooby Doo pero sin el perro. Algunas de sus mejores canciones están en la BSO de este disco: la a la vez vergonzante y divertida “rock del hombre lobo”, con su “uuuhuuuh, ñakañakaña wa wa” y el genial tema título, con frases tan afortunadas como “Tanto el doctor como el monstruo” o “las persigue y las mata y se bebe su sangre como si fuera un cubata”, que ya las quisieran para ellos cualquier grupo de imitadores españoles de los Misfits

En esto llegó ya estaban bien entrados los 80 y el interés del público cada vez era menor. Las chicas estaban ya más creciditas y finalmente el grupo se separó sin hacer ruido. Eva llegó a hacer algo de TV. A mí siempre me gustaron mucho, como me gustan las cosas que permanecen siempre en un segundo plano. Si algún miembro del grupo, o alguien que conoce a algún componente, lee esto (sobre todo Astrid, aunque rondará ya los 37 años), por favor, que nos escriba YA.

Teniendo cuenta que es un nombre propio, lo de «El Naranjito» queda de lo más barriobajero

Grupo Nins

No, no tenían nada que ver con Nils Holgerson. Los Nins eran un grupo ya veterano cuando estalló la moda Parchís. El concepto del grupo era similar al de Menudo: cuando un componente del grupo llegaba a una determinada edad, lo abandonaba (le daban la patada, vamos) y entraba un nuevo crío a sustituirle. Esto hizo que la agrupacióon o aguantara en activo desde finales de los 70 hasta mediados de los 80.

Nins ganaron un absurdo concurso europeo representando a Televisión española, lo que les posicionó bastante bien de cara a grabar temas de series, lo más codiciado para cualquier grupo de estos. Su primer éxito fue con la adaptación al castellano del tema de la serie del Sr Rossi, la creación del animador italiano Bruno Bozzetto. Un buen tema, con una elegancia italiana estilo Nino Ferrer, que destrozaron de manera inmisericorde. Tras esto, hicieron con las cabeceras de Érase una vez el Hombre (bien), Rui el pequeño Cid (insufrible voz de pito taladrando nuestros oídos, y la parte del “Torneo medieval” es para matarles) y Fútbol en acción (mal). La popularidad de la serie de Citronio, el robot Imarchi, Zruspa y Naranjito les dio su gran oportunidad, más no pudieron conseguir otro éxito de importancia. Destacaba también el tema dedicado a Asterix (imagino que porque todos los superhéroes ya estaban cogidos), una canción al más puro estilo Dchinghis Khan.

Como habéis podido comprobar, el grupo había caído en gracia en TVE, como Jodorowsky hoy en día. El problema de Nins era la «imagen corporativa» que gastaban. Todos iban uniformados igual y en lugar de marchosos o pillos eran niños buenos. A esta sensación contribuía el nombre del grupo, que podría pertenecer perfectamente a una inmobiliaria o agencia de seguros. El grupo siguió más o menos activo durante los 80, cambiando, lógicamente, de miembros con frecuencia.

De aquí sacó Mastodon su inspiración para «March of the fireants». De verdad.

Tito y Tita

Entre la muchedumbre de niños cantantes, Tito y Tita destacaban por su personalidad propia. Lo digo en serio: eran aficionados, imaginamos que por cierta ascendencia mejicana, a las rancheras, así que daban un tono mejicano a sus canciones, y además tenían las mejores voces de entre todos los grupos que aquí nos ocupan. Los chavales eran hermanos y cayeron en gracia a algún ejecutivo. Una vez puesto en marcha el proyecto, la casa de discos se puso en marcha para conseguir las consabidas sintonías de programas de la tele. A Tito y Tita les cayó El osito Misha, uno de los mejores temas de la época ante la cual los chicos dieron lo mejor de si mismos, bordando la interpretación de este tema rico en arreglos y con algunas frases especialmente afortunadas. El espaldarazo se lo otorgó la cabecera del popular programa concurso coñazo (PPCC) Lápiz y Papel. El disco que siguió después, desgraciadamente, no tenía temas tan buenos. Destaco el tema La gata Luna, muy melancólico y triste, una auténtica bomba de relojería directa la psique infantil, de pura tristeza que evoca. Agradezco que el tema no tuviera más difusión o los suicios se habrían encandenado, como cuando se ahorcó Hide el de X-Japan.

Tras los dos / tres años de rigor, los niños crecieron y abandonaron la luz pública, si bien nunca dejaron de cantar y siguieron grabando discos de rancheras. Aparecieron en un programa de Jaime Bores hará unos años y seguían con su particular misión de amejicanar el mundo (sin tener que hacer hacer punk rock con caretas de lucha libre).

Popitos y Viruete.com por la inegración de los mosqueperros retarded.

Popitos

No, no vamos a hablar de fans de La casa Azul, aunque ambos grupos suenen parcidos. Estos dos eran dos hermanitos catalanes con cierto desparpajo para la cantar y bailar que fueron escogidos por su Belter seguramente por ser hijos de algún amiguete de un ejecutivo de la casa. Los Popitos tenían cierta gracia y lo más importante, les tocaron muy buenas canciones. El grupo sacó dos Lps que nosotros sepamos; el primero fue ET el Extraterreste, con un tema sobre la peli de moda en aquel entonces. Los singles extraídos eran francamente buenos: uno sobre el marciano inmigrante ilegal aquel y Comecocos, sobre el videojuego Pac-Man, lo cual emparenta al grupo con las canciones videojueguiles de Calipo A, además de las consabidas versiones de Spiderwoman y cosas así.
El disco no consiguió ponerles en la primera división en la que jugaban Teresoide Rabaloski, pero su casa de discos consiguió que fueran los intérpretes de la sintonía de Dartacan y los tres Mosqueperros. Al pegadizo (y más complicado de lo que parece) tema le siguió una rara avis: un LP conceptual sobre Dartacan, donde todas las canciones versaban sobre la saga de los espadachines caninos. Como lo poco agrada y lo mucho cansa, este disco supuso el canto de cisne del grupo. Esther, la chica (obviamente) siguió vinculada al mundo del espectáculo y trabajó durante bastante tiempo como azafata de Crónicas marcianas, y también como azafata de la nueva temporada del Un, dos, tres, la presentada por aquel androide con corbata. La edad le había sentado muy bien y se había convertido en una mujer muy del gusto de Viru y de Zach Branningan. Del chico no sabemos nada ni nos importa.

El de blanco encoje el cuello, anticipando el collejón que se va a ganar por llevar a clase semajante vestuario.

Botones

El dúo botones estaba condenado al fracaso desde el primer momento. El motivo: su relación con Juan Pardo, o como le llaman en su casa, «Aquel cuyo nombre no debe ser pronunciado». El que acecha en el umbral compuso el tema para la serie de dibujos de Cruz Delgado, lo que les catapultó a las salas de estar de todo el país. La canción era épica y no estaba nada mal, y contaba con ese inconfundible toque pardesco… Puedo imaginarme a El que mora en la oscuridad cantando aquello de “ay, Quijote, lo que ves”. El disco posterior, donde el dúo salía leyendo tebeos de Spiderman de Vértice, tuvo una acogida más bien discreta y poca repercusión, normal al estar repleto de juanpardadas como “Me estoy enamoriscando”. Por si fuera poco, los chavales hicieron una cover de Xanadú, película gafe y hortera donde las haya. Aún así el grupo pudo hacer varios conciertos y aparecer varias veces en TV. Inolvidable su actuación en Aplauso, con unos tocones barbudos haciendo de “backing band”, y uno de los críos subido en un burro cantando con una cara de alucinado que ni Robert Hayes en Starman. Ya se sabe que en el mundo del espectáculo hay mucha droga. Bueno, y fuera de él, también.

Para reactivar la carrera del grupo, optaron por una cover de la serie de moda, Ulises 31, la cual era cantada originalmente por (again) Memo Aguirre, el cual le daba un toque más rockero. En manos de los dos chavales la cosa quedaba como si fuera una versión de OT Junior. Tras el fiasco Ulises, el grupo se separó para siempre. Hace poco tuvimos noticias de los dos chavales. Uno trabaja en una zapatería en un centro comercial de un pueblo del sur de Madrid, y el otro… el otro resulta que es miembro de un conocidísimo grupo madrileño de folk-metal o algo así. Pero no lo digáis muy alto, que la noticia podría caer como una bomba entre los garrulísimos fans de la banda.. Los de Botones, queremos decir, por supuesto.

No, no es la portada de ninguna «cassette de gasolinera», atontao. Es un vinilo.

Acuarela

En el 85 la moda de los grupos para niños había pasado, aunque hay quien trataba de sacar algún partido de aquella corriente. Acuarela contaban con la supervisión de gente “del rock”, leáse tocones de los de Manolo García y no recuerdo si incluso un tipo de Sangre Azul. No consiguieron poner voz a ningún tema, encargándose, eso sí, de la BSO de la película de Los Osos Amorosos. En año y medio habían desaparecido.

Semáforo

Sólo he visto a Semáforo una vez en mi vida. Fue en el programa Hola Chicos, que presentaba María Luisa Seco. La difunta presentadora acogió en su espacio a un trío de chavales, vestidos con uno de los colores del semáforo. A continuación interpretaron el tema “Señor, señor”, dedicado a Charlot, y que decía así:
“Señor señor, señor señor,
El de la calle de la ilusión
Señor, señor – Señor, señor,
Lleva un bigotito…”
Y ya no me acuerdo de más. Ignoro si el tema salió en un single, si publicaron un disco o qué leches pasó con ellos. Pero el recuerdo de la actuación perdura en mi memoria, como lo hace la primera vez que comí pienso de gato con leche y colacao.

¡Esos no son los colores del Arco Iris!

Arco Iris

Horroroso grupo aparecido a finales de los 80, cuando la corriente ya había agotado sus fuerzas. Las Arco Iris (pues eran todas chicas) no lograron ningún single de éxito y más bien poca exposición ante el gran público. Su gran baza fueron sus apariciones en el programa presentado por ese gran gafe que era Enrique Pérez Simón, A media tarde, donde un grupo de empollones de mierda recién entrados a BUP contestaban preguntas sobre geografía y ciencias naturales. El grupo aparecía cantando cancioncillas en las que formulaban una pregunta a los concursantes, por ejemplo “el gentilicio de Tarragooonaaaa”. A pesar de que por aquel entonces solo había dos televisiones, el lamentable programa que apostó por ellos propició que hoy por hoy solo sean recordadas por estercoleros como ésta web.

De la miriada de solistas, mencionemos solo a Chispita, porque si no, no terminamos nunca. Su película, Chispita y sus gorilas, fue un fracaso en toda regla, demasiados productos similares. Logró la fama con el tema de Belfy y Lillibit, aunque no es una serie especialmente de culto. Tras los últimos estertores de Arco Iris y Acuarela, el movimiento cesó. Se volvió a intentar el revival de música de críos con Bom Bom Chip, que recogió una acogida cuando menos tibia: la mayoría de sus temas eran tirando a flojitos. Hasta que hace un par de veranos hemos vivido el resurgir de este tipo de música, con engendros tipo María Isabel, 3+2, Santa Justa Klan, Sheila, Los Lunnis o si me apuran, Lordi, Cycle o las Charm, todos ellos provenientes de programas populares entre los más pequeños. Y dentro de 20 años, un futuro viruete hará un artículo, no sobre los SJK, sino sobre las niñas que cantaban “La ballenita”.