No les será ajena la sentencia «Recuerdo cuando a las seis de la tarde ponían programas para niños.» Ya saben, la nostalgia mágica según la cuál uno podía estar en casa, viendo la tele y comiendo nocilla, y al mismo tiempo jugando al balón en la calle. Muchos de ustedes se regodearán, pues, ante el recuerdo de aquellos cortos de Hanna-Barbera metidos a traición entre programa y programa (cuánta publicidad malgastada) y hablarán, sulivellados, de series como Ravioli y La Superabuela, aunque apenas recuerden otra cosa aparte de que existen.
das A Zeug, ich bin nostalgisch
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Bien es cierto que antes había mucha programación infantil, incluso a la hora de comer. Y aquello tampoco era justo, pregunten si no a mi padre qué opinaba de que pusieran Los Aurones a las dos de la tarde los sábados, uno de los pocos momentos en que se podía sentar ante la tele y sin dormirse. De hecho, ha habido ciertos momentos en la historia de nuestro país en que los niños han invadido la tele más allá de sentarse entre el público y aplaudir la actuación de Pancho y Javi. Momentos puntuales que, desde Viruete.com, creemos imprescindible comentar.
Célebre por la facilidad con la que se parodia su formato y la acertada incorporación de un singular personaje: el Gallifante. Hoy día, cualquier metedura de pata resulta premiada con uno de estos imaginarios seres por el típico cuñado cachondo cuando tiras una copa o fallas el quesito azul del trivial.
Terrible sospecha
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Amparado por una sintonía inquietante, que un poco más lenta hubiera servido para una peli de Argento, el presentador (que fue desde la actriz Amparo Soler Leal a un Sardá que aún se hacía llamar Xavier) comandaba a un grupito de famosos -hoy serían suplidos por comodines sosainas del tipo Remedios Cervantes, Teresa Viejo, Mabel Lozano, etc.- que tenían que acertar un concepto a partir de las definiciones que hacían un grupo de chavalillos de esos que cuando oyen a los mayores contar chistes, interrumpen para contar uno que se van inventando sobre la marcha. El truco estaba en que el editor cortaba los vídeos para poner lo más chocante primero y luego ir entremezclando cortes que ofrecían pistas de verdad. Poco a poco se fue eliminando inocencia y colocando a niños que se preocupaban más por decir chuminadas que por describir nada. Más o menos como esta web de un par de años hacia aquí.
A ver si renovamos la plantilla de «niños», que ese chaval ya se afeita.
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No hace falta ser sinestésico para percibir el olor de ciertos colores. Rosa León hedía a rojo que tiraba patrás y quizá por eso se le encargó este programa en la época en que TVE era progremolongui y los Electroduendes sembraban en nuestro cerebro la semilla que habría de germinar en el falso recuerdo de que La Bola de Cristal molaba. De otro modo, no se me ocurre otra razón para colocar al frente de un programa a esta señora, viva imagen del cantautor soseras que no hizo más por los niños que repicar canciones de los Payasos de la Tele y la argentina María Elena Walsh (su música adulta, en cambio, bebía de fuentes clásicas: versiones de Aute y poner música a un par de poemas de Lorca/Benedetti/etcétera).
Contadnos algo, va. Un cuento, un chiste, la inhumana opresión que vive vuestro país…
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El programa era una colección de actuaciones de diversa índole, en la que niños de todas las edades desvariaban, cantaban, bailaban, contaban chistes, recitaban poemas, hacían malabares, imitaban a famosos o sacaban partido al Magia Borrás que le trajeron los reyes. En el ecuador del programa, un desfile de disfraces de esos que hacen pensar en madres muertas de sueño dando los últimos retoques a las cuatro de la madrugada. Evidentemente, una factoría de sonrisas y buen rollo como esta no podía permitirse caras largas, de modo que había premios para todos; galardones de esos que al reverso llevan una inscripción invisible que dice «Premio de consolación», como por ejemplo el chocante «Premio al Niño Más Simpático», dado que los niños se limitaban a pasear su disfraz con sonrisa forzada y no decían una sola palabra. Dicho premio era el favorito en mi casa, y memorable la ocasión en que fue a parar a manos de un niño disfrazado de yogur que fingía comerse a sí mismo, llevaba una etiqueta con ingredientes como «alegría» y «amistad» y le decía al agente Cooper que ese chicle que le gustaba volvería a estar de moda.
Se dice que Rosa León cruzaba orcos y trasgos en su refugio de Isengard
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Hubo una época en la que Tele 5 recuperó a viejas glorias del escenario para recauchutarlos en un plató, a las riendas de uno de los muchos programas de factura propia que, por aquel entonces, eran concursos casi en su totalidad. Fue el resurgir de rostros como Juanito Navarro, Simón Cabido, Carmen Sevilla y Jesús Puente, pero también trajo consigo la maldición del encasillamiento para la mayoría. En otros casos, como es el de Concha Velasco, terminó en un pragmático «ni chicha, ni limoná». Y es que no es para menos: la ruta a la cima, a lomos de la versión familiar de Su Media Naranja, no podía ser más sinuosa.
Tela marinera.Y eso que la imagen es de la versión adulta.
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La mecánica, por si no la recordasen, era el paroxismo del salero y la espontaneidad. Padres e hijos, aglutinados en un sofatril (es decir, un sofá reconvertido en puesto de concurso con marcador, pizarrines, anfetaminas, etc.), se turnaban para abandonar el plató, mientras la otra mitad del equipo respondía varias preguntas por parte de la chica ye-yé (ya por entonces, señora). Primaban sobre todo las anécdotas divertidas cuando tocaba responder a los niños y, supuestamente, sacaban los colores a sus padres con muestras de humor primermundista como un pedo en la piscina o un chiste picantón. Los padres fingían morirse de vergüenza, pero en el fondo se sentían semidioses cada vez que la Velasco soltaba una carcajada (aunque esta señora reacciona con carcajadas hasta cuando la llaman de Orange para que renueve el móvil) . Para el recuerdo la ínclita familia Muñoz, andaluces ellos, que permanecieron imbatibles programa tras programa hasta que, al fin, les perdió el deseo de ser más entrañables y salaos que nadie y a fuerza de inventarse anécdotas y recuerdos, terminaron por no coincidir entre sí y morder el polvo. Las niñas lloraron a moco tendido: se acabó coincidir con Jesús Vázquez por los pasillos. De vuelta a casa, con los otros 937.998 niños andaluces superespontáneos y ocurrentes.
Con tanta risa, normal que se le escape la gotilla
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Salto a la gloria de la llamada «Tamara la Buena», ya saben, Luis Miguel pero en chica. Era aquel concurso musical al que los niños acudían en representación de sus padres, quienes a su vez hacían playback desde el público con las lágrimas a flor de piel y el culo hecho betadine. El objetivo era cantar por…, que es como algunas personas (las abuelas, sobre todo) llaman a repetir hasta la saciedad un mismo repertorio de canciones porque alguna vez alguien opinó que te parecías remotamente al cantante original, o porque simplemente dijeron que lo hacías bien. Es decir, que ese cuarentón de media melena, camisa abierta y cadenita al cuello que acude al karaoke cada viernes no «da el coñazo con Mediterráneo», sino que Canta por Serrat.
Mierda, ya he gastado el chiste de Twin Peaks
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El padrino circunstancial del pograma era Nino Bravo, ese gran desconocido. Al menos para mí, que he oído a más niños cantando Un beso y una flor (con esa voz de mocos que les sale a los niños cuando cantan por un adulto) que al propio Nino Bravo. Mucho folclore, mucha copla y mucho Bertín Osborne varicoso por no poder estar despatarrado como en Contacto Con Tacto o meciéndose en un columpio follatriz como en Scavengers. Y encima con esmóquin, el calor que se debe de pasar. El jurado, como el Navidul, buenísimo: la primera famosilla maja polivalente que se ponga a tiro (tipo Paz Padilla o cualquiera de las mencionadas más arriba) acompañando a unos Carlos Tena y Lauren Postigo que parecían el germen de Escenas de Matrimonio, con esas discusiones y puyas que olían a guionazo. Aunque el niño desafinase y le salieran mocos en forma de pompa en medio de la actuación, el veredicto siempre era el mismo: Eres un pedazo de artista, Lo ha’ cantao mu bien, lo ha’ clavao y Yo, que conocí personalmente a Nino Bravo (por seguir con el ejemplo), estoy seguro de que hubiese estado encantado con el homenaje que le acabas de hacer.
A propósito de Tamara, cantó por Pocahontas. De la peli más aburrida de Disney al género musical más coñazo: el bolero. Imaginen cómo será una tarde con ella.
Lo sospeché desde un principio
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Quizá esta escena les suene: transporte público, niño viajando con su madre, hace algún comentario y la gente de alrededor comete el error de reír la gracia, el niño se envalentona y conecta la máquina de encadenar chorradas en voz aún más alta para deleite de todo el pasaje, que termina con la cabeza como un panal. Pues esto era lo mismo pero con más niños, así que huélanse el panorama. Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, pero olvidan otro punto en común: se hacen pesados a los tres minutos.
No podía faltar.
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Lo que Callejeros hace con borrachos, Esos Locos Bajitos lo hizo con niños: dar material para programas de zapping. Todas sus secciones giraban en torno al mismo concepto, ya visto en los programas anteriormente comentados: los niños hacen gracia digan lo que digan. Todos, desde el marisabidillo recalcitrante al chistócrata de pelo engominado, obran bajo la coartada «Soy un niño, no sé lo que digo» para sacar los colores a Paula Vázquez preguntándole por qué tiene voz de hombre. Pocos años después, serán los que amenacen a sus profesores con el conocido Si me toca, le denuncio, y más adelante traerán de cabeza a Riggs y Murtaugh esgrimiendo con orgullo su INMUNIDAD DI-PLO-MÁ-TI-CAAAAA.
HA SIDO REVOCADA. Y los chistes, se los cuentas al forense.
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De él salieron personajes como el niño gafotas que imitaba a Aznar una semana tras otra, además de otros «niños prodigio» que, gracias al cielo, al crecer se pusieron a estudiar empresariales en su rinconcito sin molestarnos a los demás. Pese a que el programa tuvo una segunda temporada desastrosa (¿adivinan quién lo presentó? ¡Paz Padilla! ¡La Julio Salinas de la tele!), alguien conjuró un Alzar a los Muertos y se lo llevó a Canal Sur con el título Menuda Noche y el polivalente Juan y Medio, que parece el malo de una peli de Bud Spencer y es una especie de Señor Buebo pero sin blog ni camisetas.
Devuélvanle su infancia a esa maruja
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Este, quizá por ser reciente, lo vamos a mencionar casi de pasada para cerrar el presente recital. Sólamente habrán de coger su Bolsa Yu-yu (Qué nostalgia, el Monkey Island) y reunir estos ingredientes: Ramón García, Cerebros de Porexpán, Público Diorama (se puede sacar del Street Fighter II y usar efectos enlatados) , Plató Sombrío, Preguntas Rebuscadas Que Sólo Sirven Para Aprobar Determinado Examen, Treta del Ministerio de Educación para Mostrar que la Cosa No Está Tan Mal y uno o más de los siguientes:
Futuro Puto Dani
El Gordito de la Panda (de mayor, cliente asiduo de Kukuxumusu)
Niña Mona Propensa a Salir en las Noticias
Introvertida Con Clara Ascendencia Hippy
El Inmigrante Con Mejor Nota
y dejarlo cocer durante unas tres horas, sin contar los anuncios.
Juro que escribí el texto antes de encontrar la foto. 5/5 aciertos.
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La muestra que han leído es la más representativa de cuantas puedan encontrar, o al menos es la que se me ha ocurrido sentado frente al ordenador y con ganas de jugar al Blood Bowl. Para futuras entregas quedan otras apariciones del espectro infantil/juvenil en concursos como Zona de Juego, El Rescate del Talismán o ¿Dónde se Esconde Carmen Sandiego?, así como esas ediciones jóvenes de Un, Dos, Tres y demás (una costumbre que se ha ido perdiendo, y no me extraña, porque el último programa que lo hizo fue el puto Club de la Comedia).
Ahí tienen, entretanto, los comentarios para ampliar contenido con sus propias historietas. ¿Se presentaron a alguno de estos programas? ¿Conocen a alguien que lo hiciera? ¿Siempre quisieron ir, pero sus sensatos padres lo impidieron? ¿Es alguno de ustedes el Niño-Yogur?
Aaaah, lo de Chota no lo recuerdo, y tiene pinta de haber sido muy bueno, porque con ese nombre!!! jajaja
Me dejé en el tintero a «Tras 3 Tris», predecesor de Club Megatrix, de Ana Chavarri (cada vez que escucho lo que Wally decía de ella en el podcast de las telecomedias, me parto el ojal, jaja, lo de que le creció todo menos la cabeza, jajaja), que no estaba mal, y explotaba el rollo desayuno entre amigos: el plató era el salón y la cocina de la casa de Anita, y sus amigos iban llegando hasta que llegaba la hora de largarse al cole. El programa me gustaba bastante por las series (Chicho Terremoto y Sailor Moon), y porque la vecinita me parecía muy mona.
En Club Disney, recuerdo que un verano (96 ó 97) versionaban la canción Tic Tic Tac, y salía Vanessa Martín cantando «bate fuerte el tambor, yo quiero tic tic tac!», y no lo hacía mal. Sí, lo reconozco, Vanessa Martín fue uno de mis primeros amores platónicos televisivos…
De Sabes más… (en los foros de televisión se le llamaba «sabes más que un pinganillo de primera?», porque dicen las malas lenguas que los niñitos llevaban un pinganillo por el que les chivaban las respuestas) lo más desconcertante era que los niños llevaban programa tras programa la misma ropa, y en mi casa eso siempre dejaba un comentario de «serán muy listos, pero muy guarros, que la niña ésa lleva con la misma camiseta todo el verano».
Y de Menudas Estrellas, es vox populi para los fans de Física o Química, pero bueno, yo lo suelto por si acaso, que Adrián Rodríguez (uno de los nuevos fichajes de esta última temporada, y también conocido por haber sido DVD en Los Serrano y SJK), estuvo en Menudas Estrellas imitando a Chayanne, si no me equivoco. Es lo que te depara si sobrevives tras las puertas de Silent Hill: terminar en Santa Justa Klan! Puestos así, yo prefiero muerte…
PD: Scavengers rules!! Qué dos grandes programas coetáneos, y cómo terminaron igual: Scavengers y La Noche de Los Castillos… Es que los hago uno porque terminaron los dos los fines de semana por la mañana, jajaja, y los dos me molaban un huevo!
«- De Juego de Niños, lo que más recuerdo es la parodia de Martes y 13, que es impagable…»
Y ese Millán diciendo, ante un amago de Josema de soltar una pista demasiado clara sobre el personaje (que era Jesús Gil), «¡Eso no se puede decir, no se puede deciiiiir!». XDDDDDDDD
Aquí falta «Hablando se entiende la basca». Me veo obligado a contar una historia sobre ese programa que le pasó a un colega, al que no he pedido permiso, así que para evitar violaciones de intimidad me referiré a él como Merino.
El bueno de Merino iba al colegio, en su amada Sevilla, cuando un día llegó alguien se personó en su clase diciendo que necesitaban un niño para «Hablando se entiende la basca». Tras una ardua selección, la cosa quedó entre dos contendientes, Merino y otro compañero suyo, al que llamaramos Bárcenas.
La cuestión es que a Bárcenas le hacía mucha ilusión aparecer en televisión, y más en tan enrollado y refrescante programa, por lo que presionó a Merino para que le cediera el puesto. Al final, Merino cedió a las presiones y se retiró de la dura competencia.
Al día después de la grabación del programa, Bárcenas era la estrella, y todo el mundo quería saber qué tal le fue, pero él no estuvo a la altura. No contaba nada, y se avergonzaba cuándo le preguntaban.
Al final llegó el momento de la emisión y toda su clase estaba pendiente de ello. Resultó que la temática del programa de ese día era «niños obesos», y el bueno de Bárcenas tenía que soportar a Jesús Vázquez haciéndole preguntas tales como «¿Cuántos bocadillos de chorizo comes al día?».
Y para terminar el comentario, contaré una cosa que sí me pasó a mí de verdad, y es que cuando era pequeño fui seleccionado para «Programa más o menos multiplicado o dividido», una especie de programa infantil alternativo (lo que hoy se llamaría gafapasta) en Canal +, que podría definirse como «»Picnic» pero con más drogas». La cosa es que había una sección donde los niños contaban sus cosas desde el punto de vista infantil (lo cuál no entiendo, puesto que esas cosas sólo hacen gracia a los adultos, y el programa era para niños).
Yo era un niño bastante «especial» digamos, y me estuvieron todo el día hablando frente a una cámara de cosas tales como «si es mejor dictadura o democracia» o sobre Julio Anguita (y dudo que superara los… ¿9 años?). Memorable cuando me hicieron salir a la calle con la cámara a entrevistar a la gente y me topé con un viejo orondo que me espetó a mí cosas como «Es mejor dictadura porque España no está preparada para una democracia» o «¡¡A ANGUITA QUE LE DEN POR CULO!!».
Al final, después de hacerme perder un día entero (y lo que es peor, de hacerme ir el día anterior para hacerme preparar todo, teniendo que irme del cumpleaños de un amigo), jamás nos avisaron de nada… no sé si se perdió la carta o si nunca emitieron mis grabaciones. No les culparía.
Enhorabuena por el artículo, señor Wally Week! Qué buenos ratos leyendo sus artículos
Genial, Wally. Qué risas.
A mí me daban vergüenza ajena los programas de niños desde que, curiosamente, yo lo era.
Recuerdo con especial inquina aquellos especiales de navidad del 1, 2, 3 en los que participaban infantes repelentes y en los que… ¡No se daba dinero!
¡Comunistas!
Dos cosicas:
1) Sí al artículo sobre concursos role-playing
2) Que mencionéis a ese gran contenedor que era «La Merienda», con grandes personajes como «El Profesor Lupilla» y las indi-llaves que nunca abrían el jodido arca.
Joder, yo conté un chiste en Sopa de Gansos… en el casting, nunca se llegó a emitir.
Recuerdo que en cuanto entré en aquel pabellón lleno (llenísimo) de niños busqué rápido con la mirada a Rosa León, y al reconocerla me impactó un montón, era la primera persona de la tele que veía al natural… ahí estaba la tía apuntando en una mesa quién ‘aprobaba’ y quién ‘suspendía’.
Iba muy seguro de mi mismo, pero perdí toda la confianza al ver la actuación del niño que iba delante de mí, que cantó una canción de Drácula absolutamente ridícula (recuerdo el estribillo y todo, decía: ‘Qué mieeedoooo, qué mieeedooooo’) y que me hizo pensar que yo también podía verme así de ridículo. Al final, no participé en el rodaje del programa y ahora odio el maldito chiste que conté.
Para convencerme de que asistiese al susodicho casting, mi madre me compró un ‘Numerobot’, concretamente el del número 8, que no lo tenía nadie. Qué cosas.
Muy buen artículo, un saludo.
El rescate del talismán fue los más cerca que estuve de los videojuegos hasta que pude pagármelos con mi dinero. «Que estropean la tele», decía el cabrón de mi padre.
Publicado por: saul en Julio 31, 2009 7:05 PM
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Habría que hacer una encuesta para ver a cuantos nos amargó la infancia esta leyenda urbana tan arraiga entre nuestros padres.
La mayoría de los recuerdos que tengo de mi NES son en blanco y negro, ya que me tocaba jugar en un trasto de 12 pulgadas más viejo que matusalén, para no «estropear» la TV a pleno color de 29 pulgadas mientras mis padres veían programas que si que destrozaban la TV.
Maldita infancia traumática que diría Homer.
Poco se conoce el «Programa + o – multiplicado o dividido», ya que salia en canal + en codificado, para muchos un programa infantil transgresor y vanguardista, para otros demasiado estrambotico para los niños. Y antes comente que me gustaba Hyakutake,tambien fue por la familia crece y porque el co-presentador me caia simpatico,era buen actor como corrobore al verle actuar en otros programas.
No eran rivales de Nopo y Gonta, creo que ni de Nubeluz jejeje
La Merienda era un pedazo de programa donde pasaban una serie de dibujos de antología: Cops (no sé por qué cojones nadie se acuerda de ellas). Imposible toserle a Miliki en eso de alegrarle la vida a los chiquillos, lástima que su puto hijo te la joda de mayor.
Por cierto, el montaje de Silent Hill es digno de un genio.
No he podido dejar de reir con el montaje del Silent Hill.
qué genialidad.
Alguna aclaración a lo que ha salido antes.
«Cops» – «Es hora de combatir el crimen» era espléndida.
Si hablamos de «El rescate del Talisman» ¿no habría que remontarse a «Leo contra todos»? O incluso, en plan prehistórico, a «El monstruo de Sanchezstein».
«La familia crece» es un manga que en versión original se llama «The marmalade boy» y con el que las niponas alucinaban en colores. Era tan «atrevido» que se llegaron a editar albumen con las imagenes censuradas (generalmente besitos y tal, nada del tipo Hentai)
Joder la merienda o cual era el del Miliki, no os acordáis del gorila que salía Borondongo se llamaba, lo soltaban para a acojonar a los niños jaja,jamás olvidaré ese nombre. Y la vocecilla pregrabada cuando ganaban un premio:
-¡¡Madre mía lo que te has «llevao»!.
-¡Bien!¡BIEEEEEEEEN! (con voz de GAÑÁN).
Viru: Hombre, es que se sale del tema del texto… Pero le diré que lo de «Madre mía lo que te has llevao» aún lo digo.
Jajaja, el niño ese criado en Isengard parece Predator !!
Y con qué equipo juega a Bloodbowl, Mr Wally?
Caos
Bueno, bueno, bueno… qué post tan espeluznante!! (en el buen sentido de la palabra…) Se me pone el vello de punta recordando esos tiempos. La verdad es que los impúberes actuales lo están teniendo todo demasiado fácil, nosotros tuvimos que lidiar con auténticos Miuras como los que han ido saliendo a lo largo y ancho de todo el post… Me río yo de los Diarios de Patricia (o sucedáneos).
Aquí va mi humilde aportación:
* salido de los albores de la televisión (al menos, de lo que yo recuerdo), tenemos a «3,2,1…contacto». Un programa de «divulgación» como se diría ahora, presentado por 4 chavalines (con la fórmula de la pareja friki y la enrollá). . Como curiosidad, de ahí salió Sonia Martínez, que luego se tomó muy en serio lo del «Walk on the Wild Side» y se metió demasiado en los papeles que interpretó… hasta que no pudo salir…
* Aventura 92: presentado por nuestro Indiana Jones patrio, el inefable Miguel de la Quadra-Salcedo. Tuvo sus secuelas, como la ruta Quetzal, pero ya no era lo mismo, como no es lo mismo ver la cuarta parte de Indiana Jones…
* relacionado con el personaje anterior, y aunque de temática no infantil, me viene a la mente el grandísimo «A la caza del tesoro». Ahí De La Quadra sencillamente lo bordó… Todavía lo tengo presente, indeleble en mi mente, encaramado en un helicóptero, melena al viento… Lo que no acabé nunca de entender (bueno, esto es una conjetura actual, en su tiempo no era capaz de hacer semejantes raciocinios) es cómo podían conectarse «en tiempo real» desde el plató con el otro lado del mundo, cuando las conexiones vía satélite eran prácticamente una quimera). ¿Tongo?… nunca se sabrá toda la verdad, como el asesinato de JFK…
* «Destino: Plutón»: casi borrado de mi memoria, recuerdo el título y poco más. Pero algo de huella debió dejar, si aflora… Si alguien fuera tan amable de refrescar…
* «Plastic»: Tinet Rubira y David Bagés haciendo un programa progre, con videoclips, actuaciones de grupos emergentes, etc…Poco que comentar
* «Los Sabios»: concurso de niños empollones. Una fórmula muy manida pero que se demuestra inagotable en la Historia de la Humanidad…
* «La Mansión de los Plaff»: también semi-borrado de mis recuerdos…
* «El Monstruo de Sancheztein»: Luis Ricardo Cantidubi… Arqueología pura, con la musa de aquel entonces, Maria Luisa Seco
* «Hugo»: mucho más reciente que todo lo anterior… Un concurso inclasificable, una especie de videojuego por teléfono. El personaje era un ¿troll? con la voz de Pepe Carabias (de nuevo Luis Ricardo, el Danny de Vito español) cuyo mayor aliciente (al menos para mí, ya talludito) era su presentadora…
Y tantos y tantos que nos dejamos en el tintero…
¿Cualquier tiempo pasado fue peor?