Contaba Wally en nuestro Podcast de Videoclubs lo mucho que disfrutaba de Commando cuando era crío, y no es para menos. Si creciste en aquella época, no había película mejor para animar un cumpleaños o una reunión con los amigos, que, como eran niños, no veían la película “to fumaos mientras nos partíamos la polla”, sino que flipaban genuinamente con los hachazos de Arnold Schwazennager a los mercenarios malísimos y se pintaban la cara con la esponja del Kanfort Negro, para camuflarse cuando jugaban a las tinieblas. El collejón posterior por parte del padre nos hacía sentirnos más como el personaje de Arnie ante los ataques de sus enemigos.

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Este sentimiento es universal. Nos consta que, en remotos pueblos del interior de Africa, muchas tribus celebran el paso de la niñez a la edad adulta de una niña siendo desvirgada por el encargado de la tribu de hacerlo mientras tienen puesto Commando en el Beta que la tribu arrebató a unos malvados reporteros blancos que fueron empalados y comidos vivos por sus insultos a su modo de vida.
Así pues, no nos debe de extrañar que otros pueblos con equipos de fútbol que nunca ganan nada quisieran tener sus versiones localizadas del superhit que Mark L. Lester nos regaló para compensarnos por Ojos de Fuego. En algunos casos, cogieron el genial guión de Jeph Loeb y lo localizaron a su cultura y costumbre, que, en todo caso, también incluye la matanza sin cuartel, como la nuestra. Por eso, quizá, Teen Wolf, también de Loeb, no ha recibido tantos remakes. El instituto americano es un microcosmos muy particular, pero la venganza y el odio son sentimientos universales. He aquí que les presento las otras películas de Comandos: EL COMMANDO INDIO Y EL COMMANDO RUSO.

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El Commando indio estaba realizado por un equipo había probado su eficacia en la taquilla del subcontinente. Mithun Chakraborty como héroe, Amrish Puri como el villano, y Babar Subash como director. Os sonarán a chino, perdón a asiático, pero es cierto, fiaos de mí que soy buena gente y no hago daño a nadie, que en vez de robar o matar estoy aquí escribiendo esto. Para terminar de asegurar el taquillazo, que mejor que mirar de fusilar de películas de éxito en occidente, con la total impunidad que les daba el que estas, al no tener números musicales, no interesaban al público.
Su mayor y nada disimulada inspiración resulta que no es Commando, sino El guerrero Americano de Michael Dudikoff. Y entre pitos y flautas, por ahí andan escenas y músicas de Rocky, Chitty Chitty Bang Bang, Tras el corazón verde, La guerra de las galaxias, El bueno el feo y el malo o El desafío de las Águilas. Una mezcla de verdadero ensueño.

El Commando indio comienza, como no podía ser de otra forma, con una extensa escena musical. La una canción que abunda en reverbs y saturaciones, y una puesta en escena donde un duro militar de la india supervisa el entrenamiento de la India. Y lo hace sin insultar y con buenas maneras, el tío. Sin embargo, el padre pierde la vida al recibir una bala destinada a Indira Ghandi. El niño, traumatizado ante semejante experiencia, reacciona de una extraña manera. En lugar de convertirse en Batman, se mete a militar como su padre. Ridículo ¿dónde se ha visto eso del militar con padres militares?
En fin, que el crío crece y se convierte en nuestro amigo Mithun. Es un tipo afable, pero con poca paciencia con los vagos y funcionarios, como demuestra la escena en la que les parte la cara a 4 maleantes en un bar mientras suena la música de Rocky IV cuando entrena en la nieve. No sé si os dais cuenta de esto: una película llamada como un éxito de Schazenneger que utiliza la música de un éxito de Stallone. Si Reed Richards nos enseñó que el choque entre materia y antimateria podía destruir el universo, imaginaos esto.

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2 boys and a cup

El caso es que mientras todo esto sucede, un grupo de malos muy malos, casi todos occidentales, conspiran contra la India y desean robar un cargamento de armas. Amrish Puri, el villano, se hizo conocido en occidente por hacer de Mola Ram en Indiana Jones y el templo Maldito. Pero ya venía de estar encasillado como malvado gracias a películas como Dance Dance o Mr. India, y siempre en los mismos términos de genio del mal pulp a la altura de Fu-Manchú o Esperanza Aguirre. Desde luego tiene cara de parricida, el pobre. El malo tiene contratado a Ninja, el único ninja que trabaja fuera de Japón, por cosa de los sindicatos locales. Por lo tanto, dado el comportamiento del resto de sus tropas (volteretas, espadas, caras tapadas) deducimos que deben tratarse de informáticos en paro, los míticos asesinos orientales entrenados para matar.

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Ligando por el facebook

Uno de los malos, por cierto, tiene una hija que gusta de pasar las horas muertas en unas rarísimas discotecas ligando con tíos gordos con camisetas a rayas. Lectores: a la India, en plan caravana de solteros. Afortunadamente la niña conocerá a nuestro Commando y le cantará rendida una variación del tema título. El comando recibe la misión de protegerla. Y como ya saben, cuando en una película alguien protege a alguien no es «por si acaso» es porque se sabe a ciencia cierta que algo va a pasar y la chica necesitará ayuda para huir. La actriz, por cierto, se llama Mandakini, ideal para un personaje de Mortal Kombat.

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Loca academia de Ninjas

Los ninjas atacan y Commando se los carga uno por uno. Con lo que pilla: desde un destornillador a una llave del coche. Pero abrumados por su número, Mithun y su chica huyen, encontrando refugio en un avión estrellado (?). Tras pasar la noche, llegan a un lugar que parece un pueblo chino (??) y conocen a un gordito que les canta una canción sobre su sensacional coche (???). Por si fuera poco, cuando los malos atacan, estos escapan en el auto, que además vuela y tiene mil inventos. Todo esto está sacado de Tras el corazón verde, pero de una manera tan apresurada e ilógica que uno no puede sino alucinar. Es más, dado el cariz musical de la escena del coche, convierte esta parte en la versión tercemundista de Chitty Chitty Bang Bang. Entre otros inventos, atiza a los malos con unos guantes de boxeo unidos a un gadcheto brazo. Relean el párrafo: juro que todo esto pasa de verdad en la película. Y en cosa de 30 minutos.

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Supertrailers de Gozán

Aunque ha salvado a la chica, sus superiores se cabrean. ¿Por qué? Porque su coronel está en el ajo del contrabando de armas. Eso sí, hay que decir que el ejército en la India es muy raro: nadie dice palabrotas ni se hacen chistes de pajas. En todo caso, se enemista con uno de los soldados, musulmán él… pero no hay amistad que no nazca de un buen intercambio de hostias. Todo esto amenizado con música de La guerra de la galaxias, que en esta película vale lo mismo para una pelea que para que un personaje se coma un yoghourt desnatado de albaricoque.
La siguiente media hora está consagrada al amor y las canciones de la parejita. Si la música fuera en plan emo casi parecería crespúsculo, así que saltaremos a la parte interesante. Los malos se reúnen en un popular club, donde su idea de música marchosa consiste en ponen una versión de acordeón de Life is Life de Opus. Una bailarina / prostituta / espía (con la crisis económica abundan los multiclase) seduce a uno de los villanos, pero en realidad trabaja con Commando y Moranndo para facilitarles la entrada.

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Los malos resulta que viven todos juntos (?) en un enorme castillo en un risco, en plan El desafío de las aguilas. Pero como nuestros héroes los han pillado por sorpresa… ¡los ejecutan A TODOS! ¡A un montón de hombres desarmados que ya se habían rendido! ¿Pero sabéis qué? Se lo merecen, sobre todo por feos y por no bailar. A partir de ahí, mucha música de Star Wars y muchos, muchos, muchos tiros hasta que escapan. Una media hora final de explosiones, tiros y gente corriendo por pasillos, muchos pasillos, como los juegos eso de X-box 360 que tanto les gustan.
Commando es un despiporre de dos horas y media de duración que, lamenablemente, no consigue integrar bien la trama de amor. Las canciones tampoco son especialmente buenas, pero si tienen un poquito de paciencia (y la tienen, que a todos les encantó la cosa esa de El Caballero Oscuro que es múcho más larga y aburrida que esta), serán premiados con momentos que solo el cine indio de los 70 y 80 puede ofrecer. Y con ninjas, que siempre son un plus.

Si el Commando Indio ya nos hace intuir el actractivo universal de la inmortal obra de Lester. ¿Qué podemos decir del Commando RUSO? Por que sí; los rusos también querían su propio Commando. Y a decir verdad, en ellos es aún más justificable, dado la cantidad de ex combatientes de guerras en los países balcánicos que andan por ahí aburridos y sin saber que hacer.
Lo que ya no es tan normal es que sea un remake clavado. PERO CLAVADO, CLAVADO. Miren el video, miren. Con un guión que es básicamente igual, e incluso planos literalmente calcados del original americano al más puro estilo Pedro Vera. Está el cachas que vive en su cabaña con su hija, la azafata que le ayuda, los malos que le extorsionan… Bueno, en el original el tío no iba por el campo con una moto de nieve. Tiene narices que una película rusa con motos de nieve la rueden en verano y no haya nieve.

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Pero quizá en esas diferencias es donde la película tiene su personalidad. El protagonista, Mikhail Porechenkov, aunque no es tan armario como Schachy, tiene su empaque y muchísimo más sentido del humor, aunque sigue imponiendo Sobre todo porque tiene una pinta de ruso que no veas (lo que es, vamos), y me da un poco de yuyu. Cualquier día te lo encuentras en las noticias al ser arrestado mientras desvalijaba un chalet de Marbella en compañía de otros ex miembros de las fuerzas especiales destinados en el Kosovo.
También hay muchísimo más humor, sobre todo en la figura de un par de tíos tirillas con pintas de pasarse el día escuchando O-zone. La música, por cierto, es ratonera, ratonera, un techno totalmente inocuo que resta tensión a las escenas, y que parece realizado por un aprendiz del Fruity Loops. El malo, además, se ha escapado de un programa de Pressing Catch de Telecinco de 1991, rotura de camiseta y todo. Donde si ganamos algo es en la chica, bastante más atractiva que la negra de Commando, aunque, todo sea dicho, a mí es que las natashas me tiran mucho. Por supuesto, no se llama natasha, lo pongo para hacer risa con los estereotipos, XXXXXDDDDDDDDDDDDDD

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Prepárate Batu, voy a por ti

El Commando ruso tiene esa factura de moderna inocuidad que tanto se ve en el cine globalizado. Es una copia en ruso, sin aportar apenas localismos ni personalidad propia. Es más: es bastante más comedida que el original de los 80. No hay flipamientos con las armas o el gore, y eso, en una historia como esta, lo es todo. Se agradece que vaya al grano, y es bastante entretenida, pero poco más.
Después de todo esto, podemos sacar una conclusión: que la palabra Commando mola tantísimo que lo mismo vale para hacer videojuegos interminables y dificilísimos que para hacer películas en todo el mundo. Ah, vale…. Que la rusa se llama D-Day. Pues… En todo caso, el verdadero punto de unión de las tres no es la palabra, ni siquiera la historia… sino que está demostrado que para ser un verdadero comando tienes que tener un nombre raro. Sino atiendan. Arnold Schwazennager. Mithun Chabrakoty o Mikhail Porechenkov. Si se hiciera en España, seguramente sería protagonizado por un chicarrón del norte llamado Aitor Urretabizkaiaberriotxoa . ¡Ay! Ojalá la hagan. Aunque entonces, a saber a quién mataría el Commando vasco. Porque habría que hacerlo de uno que fuera a por ciertos señores que secuestran a su hija sino se une a su lucha… y no hay huevos. NO HAY HUEVOS.