A estas alturas, Youtube es para mí un héroe abstracto. Como ahora todo el mundo comenta de Batman (me van a hacer odiarlo, basta ya de humanizarlo, maldito Nolan), se trata de un justiciero sin superpoderes:
—Desmontó la trama de putos programas de zapping con los que las cadenas rellenaban parrilla refriendo ya no sólo sus propios espacios, sino los de la competencia.
—Tendió su mano a modo de enlace incrustado a aquel que abrió un blog y al mes ya no sabía qué poner.
—Robó la atención de los oficinistas, relegando a los odiosos powerpoints a un merecido segundo plano en cuestión de tocarse el nacle en el trabajo.
—Y le pone el «mu» a la expresión «mu friki».
Tal es su parecido con Batman, que ha motivado la aparición de seres oscuros, atroces villanos que constituyen la cruz de la moneda en la que Youtube luce su orgullosa cara. A quienes estén familiarizados con las peroratas de El Joker o Dos Caras, esta milonga les sonará. A quienes no, pensarán que se me ha ido la perolera. Puede que incluso haya quien piense que el batería de Modestia Aparte cantaba mejor que el vocalista titular. No culparé a ninguno de los tres colectivos.
Bienvenidos al Asilo Arkham para criminales perturbados. Este ala de reciente construcción hospeda a aquellos que se dedican a joder la pavana a Youtube. Seguro que algunos les suenan:


Loquendo. Peligroso sujeto que se oculta tras una foto fija y una voz monótona (parecida a la del que dobla a Pierce Brosnan si se acabara de dar un golpe en la sien), dedicándose a analizar aspectos cotidianos de la vida, con una mirada cínica y mordaz. Exacto, esta es la descripción con la que presenta su blog cualquier participante del premio 20minutos. En ambos casos, el desarrollo de las «críticas» es el mismo: coger un tema facilón, tipo Gran Hermano y decir sobre él cuanta barbaridad se pase por la cabeza. A más gorda, más risa. Nace como sustituto artificial para la tradicional pseudoventriloquía, que habitualmente se hace a través de extranjeros (Spaña es de puta madue, ole tus coiyones, cabuón). Se sospecha que parte del supuesto robotismo en el habla de Loquendo se debe a que los que le escriben las frases no tienen puta la idea de colocar comas y puntos.

Christina_Rosenvinge.jpg

Homenaje. El irritante señor de la falsificación, dispuesto a destruir al héroe a base de sabotear su sistema de radar y búsqueda. Llena los canales de información errónea, de modo que cuando uno busca desesperadamente ese vídeo de Animaniacs parodiando Friends, lo único que se encuentra son colecciones chungas de fotos cogidas al azar (a pésima resolución, la mayoría) de una u otra serie, con una musiquita cualquiera de fondo, todo a golpe de un invento diabólico, el windows movie maker. Algo que Dios sabe a quién puede resultar medianamente interesante.
Putonaruto. Este escurridizo villano se dedica a pasar imágenes de series de animación japonesas mientras suena una canción que no tiene nada que ver, por ejemplo una de Rita Pavone. Como en el caso anterior, pulveriza las ilusiones de quienes han creído encontrar ese vídeo musical que tan gratos recuerdos le trae y siembra el estupor entre quienes nos preguntamos: «¿Pero a qué coño viene esto?»
Xenophobus. Este señor del caos enfrenta a españoles y sudamericanos entre sí, de modo que en cuanto un representante de cualquiera de los dos colectivos aporta un vídeo, existen innumerables posibilidades de que estalle una injustificada guerra de insultos y descalificaciones, con pésima redacción y dañina ortografía. Su arma favorita son los vídeos de Los Simpson doblados al español de uno u otro sitio.
Mono Golito. Estrafalaria criatura de apariencia humanoide que transmite, con la penosa calidad de la cámara de un móvil, toda clase de miserias sociales con las que desmoralizar a sus víctimas. Generalmente en forma de gente que, mecida por el alcohol o las drogas (o por su propia afición de hacer el tontalbán), se deja grabar haciendo cualquier pollabobada. Con mucha suerte, la cosa termina en golpe o caída.

gule.png

Enésima. Temible dama del fuego, siempre al acecho de presas que poder socarrar a base de vueltas y más vueltas de tuerca. Mediante sus múltiples armas (subtítulos «cachondos», doblajes caseros, modificar la velocidad del vídeo, montajes de aftereffects que justifican, al fin, la posesión de un mac, parodias grabadas por amiguetes, etc.) convierten una mera payasada en algo de interés nacional. Y después siguen y siguen, cruzando unos vídeos con otros, grabando falsas secuelas (sí, la disculpa de la metalera es una de ellas, por Dios, si ni siquiera se parece) y haciendo que el pobre Edgar caiga, caiga, caaaaiga de nuevo. Gusta de utilizar la ya churruscadísima frase «Zas, en toda la boca». (ahora que Cruz y Raya no ejercen, hay que buscar coletillas en otros sitios…)
Empanator. Pobre diablo cuyo único delito es no saber que ese vídeo del patinador hostiándose ya lo han subido antes otras siete personas. Sus visitas no suben porque el vídeo ya lo había visto el 92% de internautas a escala mundial.
Y aquí concluye nuestra visita por hoy. Por favor, sigan las luces de salida y no se acerquen a las puertas. Y nunca, nunca olviden que, estén donde estén, siempre hay un puto Dani.