Volvemos a sumergirnos en el fascinante mundo de las Gilicanciones y la música de mierda. Tuvimos a 2 girlz, a Ponzoña Musical y a los Pájaros carpinteros del espacio, entre otros. Hoy tenemos a Black Lace, otro de esos grupos que parece que sólo me hacen gracia a mí. Por ello les pido que confiéis en mi criterio y, simplemente, presionen play en el vídeo bajo este párrafo.

Mereció la pena, ¿verdad? Ahora, acompáñenme a través del resto de temazos de este grupo. Porque de esta gilicanción vendieron más de 650.000 copias. Pero hay más. Muchos más.


Ante el visionado del clip se impone una reflexión. En estos tiempos modernos de computadoras son muchos los que están en contra de los derechos que, poco a poco, han ido conquistando las frutas. Libertad sí, pero no libertinaje. Para muchos, el lugar de estas no está en digiriendo compañías, o destacando en la pelota vasca. Creen que donde deben de estar es en un frutero, o en una barriga. Ni siquiera en la pizza o en la ensalada. Videos como estos les dan la razón a los más radicales anti-liberación frutil. Y los responsables de este alegato pro-licuadoras… el dúo Black Lace.

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Se trata de uno de esos grupos que, aunque sean malos como un cáncer, hacen falta. Para forjar el carácter. Para desarrollar la empatía. Para ser más humano.

Gente a la que no le da vergüenza ponerse en ridículo para que la gente se lo pase bien. Grupos cuyo único interés es que el grupo de oficinistas que salen una noche todas juntas de marcha se lo pase bien y pueda hacer el imbécil en perfecta sincronización, o que esa celebración de un título deportivo, en la que te rodean personas que desconoces, se convierta en un desfile militar, pero con bailes estúpidos y cantando tonterías. Bueno, como en los desfiles militares normales, ahora que lo pienso.

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Estos amantes de la verbena comenzaron en los 70 como un cuarteto, pero no fue hasta que se quedaron en dúo a principios de los 80 que consiguieron, por fin, el éxito que tanto deseaban. La clave para ello fue realizar las canciones más imbéciles de las que se tiene noticia, superando incluso las de Amistades Peligrosas. Sus discos eran, según ellos «ideales para fiestas», y estaban repletos de versiones de temas conocidos (para los ingleses) y canciones propias donde el único requisito es que se queden rápidamente en la memoria. El ejemplo perfecto lo tenemos en ese Agadoo que abría el artículo, con ese increíble conjunto de fruitis acompañando a los dos imitadores de Rod Stewart, original de… ¡Georgie Dann!. Aparte de la letra absurda y repleta de rimas de guardería (solo les faltaba decir “rebota y en tu culo explota”), el tema puede ser acompañado de un baile en el que los pies apenas toman parte. El efecto de tanto movimiento en la parte superior asemeja a sus practicantes a aquellas flores que danzaban y se retorcían al ritmo de cualquier sonido, o quizá, al cantante Rául.

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Ninguna guitarra del mundo compensa esas camisas

Y esa fue la clave de su éxito. La intención del grupo no era otra que la de hacer canciones para fiesta, la realidad, que estas no sonaban salvo en la clase de 2º de párvulos. O quizá en las mías, porque reconozco que me encantan todas sus tonterías. Y precisamente conscientes de que todos deben poder disfrutar y de que no todo el mundo es capaz de aprenderse coreografías como las de Moskau o las de Merche, ellos rebajaban el nivel de sus bailes a cuatro aspavientos con las manos, fácil de imitar hasta en avanzados estados de intoxicación etílica, única condición en la que sus temas no producen sonrojo. Todo esto les emparente con los rockeros primigenios, con aquellas danzas de El twist, el smash potato, el Locomotion o el baile del pañuelo.

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Al margen de este megahit que fue su Agadoo, contaron con más singles y temas de éxito. Representaron a Inglaterra en Eurovisión en 1979, cuando aún eran cuarteto, quedando en un honroso 7º puesto, como Beth, y mejor que el jodido chikichiki. Entre ellas se cuentan una versión de Wig Wam Bam de los geniales The Sweet, a la que roban toda su energía y convierten en una pachanga digna de los coches de choque de Chinchón circa 1982, o éste, su otro gran éxito, Do the Conga.

Como pueden ver estamos ante dos tipos versátiles, que no dudan de adoptar el papel de lecheros o carpinteros, a pesar de todas las complicaciones que acarrea interpretar a semejantes personajes. No es de extrañar que uno de ellos se parezca un poco a Al Pacino. El video transmite un mensaje de unidad e integración que ninguna de esas reuniones de megaartistas cocainómanos en pos de la igualdad logrará traer jamás. Y es que en vez de ser los artistas los que se unen aquí es el público el que se conecta en una interminable conga, sin importar su apariencia física o estatus total. Todos al son de Black Lace y el mundo será un lugar mejor. Este tema fue calificado por mi amigo John como «la mejor canción del mundo», y no le falta razón.

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Inexcusable su ausencia en el Donkey Conga

Tampoco les falta talento a la hora de crear bellos versos, demostrando su creatividad y ganas de reinventar el lenguaje al rimar Conga con «Stronga» y «longa». Sensacional: ¿acaso no se puede rimar con una palabra latina y otra anglosajona? Lo que algunos tacharían de forzado es en realidad ingenioso y denota alma de poetas y variedad de recursos a la hora de afrontar la composición, al margen de una gigantesca cara dura.

Su tercer gran éxito Superman, fue fusilado por Enrique y Ana en aquella canción donde había que fingir practicar deportes (como en el insti), y posteriormente, versionado con acierto por King Africa. Daba igual, ya que nos informan que la autoría pertenece a un cantante italiano. De nuevo, es ideal para hacer el descerebrado en masa. El tema consiste en ir realizando las acciones que el cantante nos dice, finalizando cada ronda con el puño en alto al grito de Superman. Si sois fans del cómic, os habréis llevado un disgusto: otra canción con Superman en el título en la que no aparece Kriptón ni Lex Luthor, igual que en la de Donovan o la de Miguel Bosé . Tendréis que recurrir a los Spin Doctors.

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¿Precuela de Dirty Dancing?

Hits aparte, el resto de su único disco se rellenó con versiones conocidas, sustituyendo los arreglos originales por teclados casios y ritmillos… de Casio, también, que lo importante, ante todo, es tener un sonido propio. Así, nuestros amigos regrababan hitazos seguros de cualquier sarao como eran el YMCA, Louie Louie (??), el Time Warp del Rocky Horror Picture Show o Proud Mary (??), de Creedence… perdón de LA Creedence. Tampoco faltó una cover de Nelly The Elephant, tonadilla para niños que también recreó el grupo infantil Mago de Oz. Black Lace siempre fue una banda de singles, los cuales vendían una auténtica burrada, y cobraban nueva vida al ser incluidos en cientos de recopilaciones de «lo mejor del año» o «música para un guateque poco sideral». El sacar aquel LP en 1984 no era sino una maniobra para unir los diferentes y muy exitosos singles bajo una sola bandera, y eran muy solicitados en todos los pueblos pequeños perdidos en la campiña inglesa para animar sus festejos patronales.

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Desgraciadamente, y como a tantas bandas, el ansia de respetabilidad provocó la disolución del dúo. Alan Barton, el cantante, tan payasete él, ansiaba reconocimiento como artista serio, y en una banda que ha sido incluida varias veces entre «las peores de la historia» no la iba a obtener. Cosa absurda, existiendo, por ejemplo, Pignoise o Guaraná. A finales de los 80 pasó a cantar con Smokie , los de Living Next Door to Alice, banda que imaginamos compañera de tantas giras 70s. Pero el oxidado combo no aportó ningún beneficio a su reputación. Fue precisamente el paso del tiempo, el triunfo del eurodance y el resurgimiento de la gilicanción como forma artística viable lo que trajo al dúo esa fama, cimentada en la simpatía, o, directamente, la compasión que despertaban. Lamentamos informar que Alan vio poco de este revival, ya que murió hace bastantes años, aunque sus canciones seguirán sonando en las fiestas infantiles forever and ever.

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Hay cosas peores que ser calvo

Por su parte, el guitarrista soso continúa con el grupo, con otro vocalista y siguiendo su propia tradición de regrabar canciones, ahora ocupándose de reinterpretar la Macarena o el Thumptupping de ChumbaUamba, que solo puede mejorar en sus manos. Incluso el Que Viva España ha pasado por sus manos. Bien que nos imaginamos a Reina y el resto de la selección de la Eurocopa sujetando cubatas con la oreja al ritmo de su conga. Hubiera sido un bonito homenaje para este dúo que nos hizo, y nos hace, disfrutar mientras lanzamos el cerebro por la ventana. Y que necesario que es hacerlo.