Lo primero de todo: no se pierdan por ningún motivo los dos videos que tenemos hoy en Los teletubes, con un chino medio zumbado haciendo de las suyas en un canal madrileño. Les garantizo que se van a convertir en todo un clásico de sus reuniones sociales y fiestas de soltero. Corran a verlo y ahora seguimos.

Una de las cosas que más me gusta hacer en un largo puente como este es dedicarme a leerme un buen libro de cabo a rabo, y afortunadamente tengo bastantes en la parrilla de salida, listos para que los devore. Las últimas vacaciones disfruté de Lights, Camera, Sex, la autobiografía de Christy Canyon, estrella del porno ochentero que pude conocer gracias a su regreso a principios de los 90 y sus apariciones en múltiples porno del plus.

El libro es, en general es bastante bueno, aunque me gustaría que hablara más del mundillo del porno. Para que os voy a engañar, su vida personal y su desastrosa vida familiar y afectiva no me importa demasiado, con lo que disfruto es con sus encuentros con Tracy Lords, Ginger Lynn, Peter North y demás estrellas de la época, y con su crónica de como era el negocio en aquella época, que si bien no era más ingenuo sí que tenía más encanto por el Star system que generó, las propias películas y sus argumentos, las chicas sin operar, la clandestinidad…
Algo que no esperaba es los detalles que nos ofrece sobre como era la vida en Los Angeles en los 80, cuando la ciudad estaba a rebosar de jovencitas que habían acabado en el porno y grupos de rock deseando comerse el mundo y tocando todas las semanas en algún club de Sunset Blv. Su encuentro con C.C. DeVille de Poison es antologico y mi parte favorita del libro. Me sorprende, en general, el buen gusto musical que tenía Christy, con multitud de referencias a bandas y canciones que considero de lo mejorcito de la época.

Me gustaría que alguien escribiera un buen libro sobre dicha escena rockera, supongo que The Dirt, la bio de Motley Crüe es lo más parecido que voy a encontrar. Eso y quizá el Hollywood rocks, aunque es sobre todo de fotos. El problema es que, en este particular, me interesa más la gente que no llegó a triunfar que aquellos que se convirtieron en superestrellas internacionales. Tantísimos grupos, y sus correspondientes groupies/novias en una misma ciudad, tanto chaval que se mudaba de Iowa para triunfar y tenía que malvivir mientras rivalizaba con el resto de las bandas, tantos sueños de estrellato…. Supongo que me identifico con esa actitud soñadora y cierta ambición, y, quizá, con aquellos que nunca lo consiguieron.

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También me gustaría que más chicas se animaran a escribir sus porno biografias. No, a mí nunca me gustó Jenna Jameson, su estrechez «de miras» ante ciertos actos (hoy en día no lo tolero), su operación de tetas, su imagen de absoluta barura blanca y su pose de hiperestrella. Me quedo con la Canyon inocente de dieciocho añitos y esos pechazos naturales (muy a lo Akane). Eso hasta que Draghixa escriba un libro, porque Savannah esá muerta y Tyla Wynn no creo que tenga mucho que decir.