Hoy vamos a repasar en Achuwoki los principales éxitos en la faceta musical de uno de los hombres más queridos en España: Andrés Pajares. Simpático, elegante, polifacético…este dandy de los 70 no sólo ha protagonizado aquellas películas de videoclub, o el gag de la magdalena en «300 millones». También durante su época de máximo esplendor interpretó canciones de bastante éxito popular (o no) a las que tenemos en alta estima.

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Como el morbo no es lo nuestro hemos esperado un tiempo a sacar este artículo a la luz, evitando que paparazzis, periodistas del corazón y demás ralea enturbiaran este sincero homenaje. Así que les presentamos una humilde recopilación de los mejores momentos de nuestro tocapechos favorito en lo que a dar el do de pecho se refiere.

«Sainz de Baranda»

Esta es una de mis preferidas. Su ritmo trotón, que incita a bailar en plan «el chacachá del tren» es de lo más pegadizo. Además, es una canción muy ilustrativa de ese subgénero del pop español que se basa en la risa generada por los comentarios sobre la actualidad, en el que brillaron (es un decir) gente como Pepe Da Rosa o Pedrito Ruiz. Es curioso como los treinta años de diferencia entre la canción y nuestro presente convierten en algo sórdido la mención a los secuestros de aviones, así como podemos observar que los comentarios picantes y los chistes políticos fully-transición sobre cambios de chaqueta siguen teniendo su aquel. Por cierto, rogaría que alguien me explicara o me diera alguna pista sobre el porqué de utilizar «Sainz de Baranda» de una manera tan incesante.

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Gigi el amoroso

Versión de una cantante llamada Dalila, en su versión original giraba en torno a un paletillo de pueblo que se iba a Hollywood a base de conquistar mujeres. En la versión castellanizada por Pajares, la historia iba sobre un homosexual, tendencia que tanto juego dió a los humoristas del tardofranquismo y predemocracia. La versión apenas se distanciaba del original, lo que sin duda colaboró en el éxito de esta canción, que es una de las más recordadas del comediante. Su forma de cantar adopta ciertos toques femeninos, de acuerdo con la caracterización del personaje, lo que en OT sería «has sabido que la canción pase por tí» (sic). Personalmente la canción me parece más apropiada para un Celentano o Peppino de Capri cualquiera, pero Andrés se la lleva a su terreno. Hubo secuela, a través del single «Madame Gigi», que no hemos tenido el gusto de catar.

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El Conejo de la Loles

Otro gran clásico de la comedia bufa consiste en jugar con el doble significado de palabras como «pelotas», «zanahoria», o «conejo» (en la próxima en el tiempo revisión de Cecilio ya verán, ya), para el alborozo de los asistentes al espectáculo cómico de un Florida Park o Dimas cualquiera. En este caso, Andrés tira de metáfora chunga en el papel de un bollullo de esos que llevaban boina para relatarnos la historia de una jovencita que tiene una cobaya como mascota. La verdad es que ignoramos qué es lo que gustó de esta canción, ya que es de un obvio que tira para atrás (al estilo Tranki y Tronko). Aún así, nos aventuramos a suponer que su éxito se debió a que durante un verano las orquestas de España las interpretaron en las fiestas de los pueblos, y ya se sabe lo que gustan siempre estas cosas en los pueblos, con la muchachada ebria intentando meter mano a todo lo que se mueva. ¿Quién no imagina a los quintos del 73 volviendo a su casa dando tumbos y gritando hacia algún balcón «el conejo de la loles»?

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El Currante

Currante a currar. Formando parte de la BSO (si es que había BSO como tal) de la película homónima, este rock duro permite a Andrés ejercitar su vibrato con bastante seguridad, dejando entrever que podía haber intentado una carrera en el mundo de la música «seria», convirtiéndose en una especie de Lemmy español. Pajares no investigó en esa vía, aunque lo de Lemmy le pega bastante por sus hábitos vitales de salubridad dudosa.

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Drácula Ye Ye

Desde luego esta es la canción estrella del repertorio de Andrés. Lo tiene todo para entrar en el olimpo de las canciones inspiradas en nuestro chupasangres preferido. Una introducción sobria y con mucho efecto de sonido, un grito escalofriante (que de niño daba bastante canguelo, como El Baile de Los Vampiros), y una letra que aún hoy día suena fresca; si quieren comprobarlo, miren qué dos pedazos de rimas:

Soy un vampiro genial que nada chupa
aunque después me dirán que estoy chalupa.
Soy un drácula amigo de los hippies.
Tomo whisky a go-gó y hago pipi.

Para colmo la canción tiene mucho swing, con crescendo y todo. Hagan la prueba y pongan la canción en una fiesta que organicen, a los dos minutos tendrán a las cuatro personas obvias de siempre haciendo el bailecito de pulp fiction (así entiende la gente lo «ye ye»). Aquí creo que brilla especialmente la interpretación de Pajares, hablando sin ironías, ya que rebosa una sana comicidad muy a tono con la canción.
Para mí esta canción define los sesenta españoles de una manera definitiva, y la canción sólo podría mejorar si durara más. Una especie de banda sonora ideal para la historia de «El Conde Mácula», de aquellos festivales de Mortadelo y Filemón.

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Para terminar, a modo de bonus track les citaré una canción que no he podido localizar pero que personalmente no olvidaré en la vida, y es aquella de «América, América, hemos descubierto América» que figuraba al final de «Cristobal Colón, de oficio descubridor», película en la que, aunque no está acompañado por Esteso, nuestro protagonista de hoy desarrolla al máximo nivel sus aptitudes actorales (y estoy incluyendo el resto de comedias populares que interpretó, como «Ay Carmela», «Bwana» o «Tío Willy»).

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En definitiva, sirva este artículo como recordatorio de que ese personaje de labios siliconados, mirada enferma/enfermiza y comportamiento esquivo, durante un tiempo fue uno de los cómicos más importantes de España en terrenos que iban más allá del tocamé-esa-teta. Desde achuwoki esperamos que Andrés comience una nueva etapa en su vida, desligado de la prensa rosa, de sus hijos, de sus hijas no reconocidas, de sus exmujeres, y que para su próximo gag no le haga falta llevar gafas oscuras, barba postiza y pistola. Nunca nadie necesitó más un comeback triunfal. Él lo intenta.