Los Reyes magos me trajeron un buen montón de libros a los que tenía echado el ojo. De entre todos, hubo uno que parecía despertar un especial interés entre los lectores de Virucom: la biografía de Dustin Diamond, aka Screech de Salvados por la campana (al que Adso dedicó un artículo pionero…. ¡hace casi 8 años!). Siempre he sido muy fan de la serie y Screech era mi personaje favorito. Como imaginaréis, no existe mucha literatura sobre la serie, ni los DVDs hispanos contienen extra alguno que nos acerque un poco al proceso de creación de ésta, que me imaginaba repleto de envidias, drogas, sexo, dinero y ambición (al igual que sucede en esta web). Ante las peticiones recibidas por twitter, prometí una reseñita. Aquí le tienen.
Si bien el libro se centra en su mayor parte en la serie, como es de esperar dado el título, hay que aclarar de antemano que hay muchos momentos en los que el señor Diamond divaga y prefiere contarnos batallitas suyas con sus grupos, sus tías o su familia. Finalmente, el tema principal es su infancia y adolescencia y el papel que SplC jugó en ella. Una infancia algo infeliz, dado el número de veces que cosas como “douchebag” o “asshole” salen de sus dedos, dirigidas a sus compañeros de serie. Dustin era 3 o 4 años menor que el resto de sus compañeros, el único que tenía la edad de su personaje, y a esas edades ya se sabe que 3 años son un abismo, que se traducía en insultos y marginación incluso en el plató de una serie.
El comienzo del libro es brutal: Screech dedica un capítulo entero a cada uno de sus compañeros y a contarnos “como eran en realidad”. Como los veía él, básicamente. Zack Morris, Mark-Paul Gosselaar, parece… pues como nos lo imaginábamos: un chico pijo y totalmente crecido en su papel de protagonista de la serie, tratando a sus compañeros con cierto desprecio y sabiéndose el predilecto del productor. Que el chico se teñía el pelo lo sabíamos todos, a pesar de la sorpresa que se llevó el propio Screech. Más gracia hacen cosas como la obsesión del chico con la cultura holandesa, de donde era su padre (yo creía que era canadiense). Por reírle las gracias, el resto del reparto se embarcaba en maratonianas sesiones de cine holandés y hasta Lark Verhovees, aka Lisa, aka La negra, le hacía la rosca afirmando creer tener ascendencia holandesa. ¿MANDE? Mi anécdota favoritas es una sobre las películas de Freddy Krueger. Por lo visto lo que más miedo le daba a Zach no era su cara quemada, ni su guante con cuchillas, ni su capacidad de mutar y andar por los sueños. No. Cito textualmente: “ese jersey… ¡ese jersey era horrible!”. INSTANT CLASSIC.
De Slater nos destaca su obsesión por su físico: antes de hacer cada toma, el tipo se ponía a hacer flexiones para parecer más «hinchado” y de bíceps más prominentes en la pantalla. Mario López parece que era el típico abusón que intimidaba a Screech, 4 años más joven de él, recibiendo el más joven mil insultos y amenazas por parten del latin lover mulletero. Sorprende menos las declaraciones de que Slater era “un puto”, follándose cada semana a una o dos de las figurantes, hasta el punto de recibir una denuncia por violación que el departamento legal de la NBC consiguió enterrar. Aunque no era, ni mucho menos, el único tan promiscuo.
De hecho, el propio Screech afirma haberse acostado con más de 2000 mujeres durante los años de la serie, incluida una productora que le sacaba unos 25 años (¡). Cada semana llegaban nuevas figurantes dispuestas a lo que fuera por conseguir una frasecita o volver en otro programa. Fuera de él, nuestro Dustin tenía Disneylandia como su coto de caza particular. Sí, sí: se iba a ligar a Disneylandia, donde encontraría cantidad de jovencitas y turistas cegadas por la fama. Chicas, imaginaos que os folláis a Screech. ¿Lo contaríais después?
De Tiffany Amber Thiesen destaca como cada año que pasaba iba convirtiéndose en una zorra mayor, pasando de ser una chica dulce e ingenua a una trepa de cuidado que se follaba a la vez a Zack y a Slater, mientras tenía un novio fuera de la serie. Novio que fue invitado a hacer un papelito en la serie y le pilló con las manos en la masa muscular de Slater… la Thiesen pasó de ser una chavalita de pueblo a una lagarta que no perdía la oportunidad de encamarse con productores y actores para intentar trepar. Lo que viene a llamarse “ser actriz” de toda la vida.
El resto de chicas de la serie salen mejor paradas: la Berkley, aka Jesse Spano, era más prudente al principio, para luego convertirse en otra borde con la cabeza en las nubes. La excepción a estos comportamientos era Lark Vehovees, por tímida: la chica era testigo de Jehová y apenas pasaba tiempo con sus compañeros, y tardó mucho en socializar con el resto, llegando a estar enrollado con Zach, como las otras dos.
Lo malo es que a partir de aquí se acaban los cotilleos y los trapos sucios de verdad. Bueno, en realidad no, pero pasa a ser una crónica de la producción de la serie y batallitas historias del propio Screech con sus tías, sus viajes y su grupo de hard rock angelino (luego dicen que si el grunge se cargó esa escena), mientras nos sigue contando alguna anectoda por aquí o por allá. Quizá otra de las mejores es como Zach se hizo adicto a los esteroides durante Los años de la universidad: recuerdo pensar que el tipo se había hinchado muchísimo y resulta que se estaba metiendo “de to” para ponerse como un dibujo de Rob Liefeld.
El libro también cuenta al dedillo como se rodaba un capítulo, de lunes a viernes, pasando por los varios ensayos y reescrituras naturales en una producción semejante. Horas y horas de trabajo para unos críos que hasta recibían sus clases en los estudios de la NBC y que, lógicamente, también hacían sus buenas travesuras… en los propios estudios. No todo es echar mierda: hay momentos divertidos, especialmente con Mark Paul y alguno de los figurantes y trabajadores. Ah: Screech gustaba de pasar sus ratos libres jugando a la NES y la Megadrive y leyendo tebeos, siendo fan de McFarlane y las tortugas ninja.
Como curiosidad, Justin no pierde ocasión de dejar caer los nombres de todos los famosos que conoce: no me lo quiero imaginar si hubiera existido Twitter en su día. Entre otras cosas nos cuenta lo antipático que también era Fred Savage (Aquellos Maravillosos años) o Doogie Howser, que acabó con su amistad con Max, el mago que salía al principio de la serie. También hay buenas palabras: Diamond cuenta lo majetes que eran Urkel, Webster o Punky Brewster. Y como no, Screech fue varias veces al rancho de Michael Jackson y hasta visitó de vez en cuando a Frank Zappa (¡)
La verdad es que a pesar de su vida con fama, fortuna, sexo y drogas, uno no puede evitar sentir cierta pena por Diamond. El hombre pasa medio libro recordándote que él no es Screech, que vivía una vida muy diferente y que es un actor: el síndrome de Leonard Nimoy. Además se nota que tiene mucho resentimiento hacia sus compañeros, con papeles mucho más agradecidos. Llamadme ingenuo, pero me parece un poco acojonante como alguien puede guardar rencor a alguien después de pasarse 20 años sin verse y teniendo en cuenta que eran todos unos críos. Por eso no aparece en la foto de reunión que veis arriba. A pesar de que el libro es puro sensacionalismo, hay una lección que aprender aquí: aprended a perdonar y olvidar. No seáis unos Screech. Y si sois fans, este libro es imprescindible, queda claro.
PD: En caso de que queráis haceros con uno, os recomiendo Book Depository: por menos de 10 pavos, gastos de envío incluidos, lo tenéis en casa.
PD II: que gracia me hace la serie doblada en latino. Y el megamullet de Slater. Y por cierto… Si los Nerds eran eso que salen en el vídeo del capítulo que he puesto… ¿Qué era Screech, exactamente?
A mi en lo particular, me gustó mucho la puta de Kelly. Como quisiera ver nuevamente esa serie, llámese como se la llama, es entretenido y familiar.
El actor estadounidense Dustin Diamond, que interpretaba a Screech en la popular serie de televisión Salvado por la Campana ha fallecido este lunes a los 44 años a causa de un carcinoma, informó su representante, Roger Paul.