Paseando por Pamplona encontré en la librería Totem un número que no tenía de mi tira de prensa favorita de siempre: Robotman. ¿Cuánto hacía que no leía nada, o que no buscaba información sobre la serie? Fácilmente 5 o 6 años. Ya en casa y tras disfrutar el cómic, comprobé que la cosa ha cambiado desde aquellas primeras búsquedas en Yahoo. En aquel momento me decepcionó comprobar que apenas había información sobre el tebeo, que había sido «reiniciado» y que, a pesar de tener cierto tirón en España, gracias a su publicación en la revista Guay, pensaba que había pasado esapecibida en su país de origen.
Al hacer ahora las pertinentes búsquedas, por fin, sí que había información sobre Robotman. El origen de la serie me ha parecido tan absurdo que ahora soy, si cabe, más fan de la tira. Resulta que allá por 1984 un productor discográfico creo al personaje de Robotman, un androide alienígena que venía del espacio para compartir su amor y bondad con los niños humanos. Apareció primero en una serie de discos para críos, que imaginamos el equivalente galáctico a los LPs de El padre Abraham y los pitufos.
Pero esto era solo la punta del iceberg, ya que la idea era la de lanzar al personaje con una campaña multimedia, licenciándolo para cualquier tipo de producto. De nuevo el referente pitufero. Ya se intentó hacer algo así, por ejemplo, con los Astrosniks, y más tarde, con cosas como The Ottifants, con resultados desalentadores. En todo caso, se llegaron a producir cuentos, muñecos… y una tira cómica, la que hoy nos ocupa.
Por aquel entonces Jim Meddick era un joven aspirante a «cartoonist» que buscaba hacerse su hueco en el siempre difícil mundo de la sindicación de tiras. La King Features Syndicate pensó en él a la hora de desarrollar la tira de Robotman. Al principio Meddick acogió la idea con cierta frialdad, pero con la ilusión de quien, por fin, recibe un encargo para trabajar en «lo suyo».
Un año después estaba claro que la franquicia había fracasado en todos los campos. Nadie quería los discos o los muñecos. Pero la tira… ¡era otra historia! Estaba presente en más de 200 periódicos de todo el país y se había vendido a todo el mundo. Y la mayoría de sus lectores no sabían nada del origen infantil del personaje. Meddick le había cogido el tranquillo a la tira, y debido a su éxito, le dejaban hacer lo que quisiera. Ya ni siquiera se parecía al muñeco original, haciéndolo más chaparro y mal humorado.
El motivo por el cual que me gustaba Robotman, especialmente al principio, es porque se parecía a una de mis series favoritas de la época: Alf. El androide vivía con una familia americana con hijo adolescente y niño pequeño, y le costaba comprender las costumbres españoles. Esta dinámica se mantuvo durante los primeros meses, hasta que Meddick se fue soltando y fue introduciendo otro tipo de humor al margen del «choque de culturas». Robotman se convirtió en una de las pocas tiras con cantidad de chistes sobre ciencia ficción: viajes en el tiempo, a través del espacio, invasiones alienígenas, encuentros en la tercera (y cuarta fase)… Había hasta tiras protagonizadas por Ripley, Spock y Kirk, personajes de La guerra de las galaxias….
Abundaban también los «chistes sobre máquinas», que giraban en torno a la relación del androide con electrodomésticos y coches, a los que consideraba seres vivos y a los que sólo él podía entender. En las primeras tiras también hay cantidad de humor observacional que recuerda al gran maestro del autor, Jim Davies, de Garfield, pero los dos elementos arriba mencionados le cierta frescura, y la dotaban de un gran atractivo ante mis ojos de incipiente aficcionado.
Y la tira sigue hoy en día. Tras aquellos años formativos, Meddick ke atrevió a dejar atrás la familia y embarcar a su protagonista en una larga saga que redefiniría su origen y en la que estuvieron presentes Mulder y Scully. Esa fue la única referencia que encontré en mi poco fructífera búsqueda de hace unos años. No sólo eso, sino que poco a poco fue dejando atrás sus referencias artísticas y encontrando un estilo más personal. Tras esto se encontró con un alienígena llamado Monty, que en realidad era más americano que muchos habitanetes de Oklahoma, y este le fue robando poco a poco el protagonismo hasta el punto de compartir título durante años (Robotman & Monty) y, finalmente, hacerse con el timón del barco y lograr que el autor sacara de la serie al que un día fue estrella de la tira. Como si fuera un culebrón de varios años en los que no permanece ningún miembro del reparto original, poco queda en Monty de aquella franquicia que pretendía engatusar a los niños de los 80.
Como ven, estamos ante un claro antecesor de la actual tira «friki», tan en boga en internet. Leerme este, para mí, desconocido tomo 5º me trajo buenos ratos de sonrisas y las ganas de recuperar de casa de mis padres el resto de tomos. Sin estar ante una piedra angular del cómic, o ni siquiera ser una de las mejores tiras de su época, sí que me parece muy entretenida, y bien me gustaría haber podido seguir leyéndola a lo largo de los años. Por lo que he podido ver, la serie siguió publicándose en algún tebeo o periódico hispano, pero le perdí la pista. ¿Alguien recuerda dónde? Lástima que todos esos años de tiras no estén recuperados, ni allí, ni, evidentemente aquí. Y me imagino que cosas como Doonesbury o The Wizard of Iz tendrásn prioridad a la hora de ser recopiladas. Esperaremos.
Y antes de despedirme, una preguntira: ¿os empacha leer tiras cómicas? Es evidente que el formato no está pensado para leerse de un tirón, al menos en la mayoría de los casos, y sobre todo en las cómicas. Recuerdo que de crío terminaba con dolor de cabeza tras leerle algún libro de tiras, y hoy endía me llego a cansar tras unas cuantas páginas.
¡Ostias, hace lo menos quince años que no me leo una tira de «Robotman»!
Era una mis favoritas de la revista «Guay» (de la que aún conservo los pocos ejemplares que me compré de pequeño), quizá junto a «Tinieblo Lalosa», y «Mirlowe» del maestro Raf (¿durante un tiempo estuvieron publicando también «Gastón el gafe», no?): me encantaba sobre todo esa mezcla de ironía tipo «Garfield», pero con muchísima más ternura y encanto.
Pero lo que me gustaba más era el formato, que la hacía destacar respecto a las demás series de la revista por sí solo: con su estilo conciso y económico a la hora de plantearte un chiste, te contaba más, sin embargo, que muchas historietas de una página entera.
Por otro lado, estoy totalmente de acuerdo en que leer libros recopilatorios de tiras cómicas empacha un poco, aunque éstas sean muy buenas: aunque uno esté con «Calvin & Hobbes», siempre llega un momento que te llegas a cansar de la lectura, y las siguientes páginas van perdiendo en frescura.
No sé por qué.
¡¡ADORO ROBOTMAN!! Tengo todos los álbumes. mucho mejor que Wizard of Iz, donde va a parar. Joder, el rollo con la lavadora, Gary, la máquina del tiempo, la huelga de electrodomésticos, los alienígenas, el perro cósmico… No tenía ni idea de las «sagas» posteriores pero la idea me parece horrible, la verdad.
Si yo te contara…
En fin, que a mi «RobotMan» me gustaba mucho, sobre todo por ese «pulso ochentero» que tenía -como la saga de la boda de Robotman, que termina en…- y precisamente por eso cuando me puse Inet y entré en lo del autor -bueno, lo de su Syndicate- me sorprendió que hubiera pasado a ser no ya «una del montóN» sino una casi irreconocible.
Una lástima.
Pero sí, siempre nos quedarán aquellos tiempos de Grijalbo / Juventud.
Otro día hablamos de «Grimmy».
Si la tira es buena, yo personalmente no me canso, de hecho podia pasar largos ratos leyendo Mafalda y se me pasaba el tiempo volando.
Nunca hubiera imaginado esos orígenes de serie ochentera-infantiloide para Robotman. Lo siguiente qué va a ser, ¿»The Wonderful Colorful World of Little Calvin and His Magical Tiger»?
A la ultima pregunta, todo lo contrario. Lo que no me gusta es leer las tiras diarias (o mas espaciadas), sobre todo las de 3,4 viñetas, me sabe a poco. Cosas como The Norm las prefiero en tomo mil veces y de hecho no entiendo muy bien el formato (y que por ejemplo Asterix cuando salio en USA se reconvirtiera asi ¿?), sobre todo despues de ver a Bill Watterson despotricar contra su rigidez (no sobre el formato en si) aunque claro, a veces no queda mas remedio…
Solo recuerdo haberme leído un tomillo hace una década o así; varios tripulantes de la Enterprise a tiros phasers en el salón de Robotman.
P.d.: yo también hago tiras pero me avergüenzo de ello…
Hola,
Si te digo la verdad, aunque conocía al personaje, las tiras que has sacado en el post son las primeras que leo de Robotman. Tienen su coña, si veo algún álbum por ahí a lo mejor cae.
A mi no me cansa leer tiras recopiladas. De hecho, me engancha mucho, si leo un tomo sentado en el trono siempre acabo con un pié dormido. Sí puede llegar a ser un poco coñazo cuando las tiras no son autoconclusivas, ya que el hecho de tener que recordar en la primera viñeta la situación en la que se quedó la anterior tira resta mucha fluidez en la lectura.
Últimamente se estan reeditando grandes clásicos del cómic en prensa, como Popeye, Krazy Kat, Carlitos y Snoopy o Strummtruppen en ediciones cojonudas.
por fin las piezas encajan…
increibles los origenes «oso amoroso» de Robotman (yo tambien lo conocì a traves de GUAI! e igual me gustaba mucho), y siempre me preguntè ese simbolo en forma de corazon…y tambien se quedo grabado en mi mente de crio cuando posteriormente pasando fugazmente delante de un escaparate de papeleria en el centro de roma una agenda de «Robotman & Friends» que me impresiono porque 1)R-man siempre me lo habia imaginado azul y 2)salian tambien la robota blanca y el robotito cabeza, y me preguntè: esos quien cono son? no salen en la tira…
recuerdos infantiles a parte…
Monty no es un alien sino el creador terricola de Robotman, al que le implantò falsos recuerdos de que venia del espacio.
En italia creo que pasaron de Robotman y empezaron directamente con Monty que sigue en la actualidad publicado con otras tiras en la revista Linus, una autentica institucion editorial aqui..y està bien, muy buena la parodida sobre Perdidos (los Otros son en realidad los de la isla de Gilligan!!)
ciao
Pues no lo conocía. Supongo que tengo bastante menos cultura tebeística de la que me gustaría. Sobre la pregunta, a mí tampoco me cansa leer tiras de cien en cien, y consecuentemente devoro los tomos de Calvin y Hobbes.
(¿El de Garfield se llama Jim Davies o Jim Davis?)
El gran Robotman!!! Que recuerdos del Risa Guay, y todas aquellas recopilaciones revisteras de comics… Toma, un artículo que escribí hace tiempo de esas publicaciones: http://www.tiempodeculto.com/articulos/arte/revistas_tebeos.htm
Un saludo!
Pues se ve que somos pocos, pero de verdad, a mí me da dolor de cabeza leer muchas tiras!
ROBOTMAN? WTF
Vaya, yo también era lector de Guai! y también lo conocía de allí, pero sinceramente, ya ni me acordba de Robotman. Los únicos libros de tiras que me ha causado «dolor de cabeza» son los de Spiderman, los demás se leen fácil.