Vimos en otro artículo que las relaciones entre niños y adultos se pueden deteriorar debido a una serie de juguetes irritantes, pero ¿qué hay del contraataque adulto? Durante generaciones, el adulto se ha servido de una mitología transmitida de padres a hijos como la alopecia para hacer bailar al niño como un títere. Algunas de las criaturas eran bondadosas, y estaban destinadas a premiar al tierno infante si dejaba de tocar los cojones con el balón en casa. Otras, por el contrario, castigarían al niño si se portaba mal (más allá de dejarle carbón). Finalmente, unas cuantas eran utilizadas simplemente para chinchar al mocoso de mala manera y que supiese quién tenía la sartén por el mango.
No vayas solo a los billares, que es peligroso
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El siguiente compendio de criaturas pretende recoger las más comunes y puede utilizarse con los manuales básicos de Dungeons & Dragons 3ª Edición. Tira 1D10 sobre la siguiente tabla:
Los Reyes Magos
Provenientes del Lejano Oriente, de donde proviene todo lo que mola, porque del Próximo Oriente y Oriente Medio sólo nos llegan desgracias. Gaspar, Melchor y Jovellanos (más tarde sustituido por su cuñado Baltasar), eran astrónomos que, pese a su procedencia oriental, eran dos blancos y un negro (se nota que lo japonés no empezó a molar hasta los 90). Una vez al año, se colaban en tu casa por la ventana en plena noche, acababan con las reservas de alcohol y turrón de tus padres y dejaban juguetes que la mitad de las veces no habías pedido y la otra mitad venían rotos o sin pilas, independientemente de cómo te hubieras portado (en ocasiones uno echaba de menos que le hubieran dejado un saco de carbón, que por lo menos arde). Después, y para liquidar existencias, le dejaban un pijama a tu padre, un perfume a tu madre y, si estaban de buenas, te llenaban los zapatos de caramelos que les habían sobrado de la cabalgata.
El cuarto era de Angmar y quería la mirra. Por suerte, Jesús ya había partido hacia Bree.
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A estas alturas no he creído conveniente etiquetar esta revelación como spoiler, pero por si aún hay alguien que no lo sabía, los Reyes Magos son mis padres. Excepto Baltasar, que es un concejal pintado con betún.
El Ratoncito Pérez
Este mito se utiliza para paliar el trauma de que se te caigan los dientes siendo sólo un niño, cambiándotelos por algún regalito o una propinilla. En otros lugares del mundo, El Hada del Diente es la encargada de la tarea, pero en España delegamos en un roedor que, dado su nombre, parece el típico oficinista que se traga todos los marrones que su jefe le endilga. «¿Más dientes, señor? Pero mañana es sábado, y pensaba ir con mi mujer y mis hijos a Cercedilla…» «Sé muy bien lo que representa la familia, Pérez, pero estamos en un momento muy difícil, desde la central en Copenhague nos meten mucha presión». El pobre Pérez se queda toda la noche trabajando, y al llegar por la mañana, destrozado y con ganas de cama (pero otra variedad), su mujer y él tienen la clásica charla sobre que está totalmente volcado en su trabajo y ni siquiera puede ir a ver a Pedrito a los partidos. Y todo porque a la mierda del niño de turno se le ha caído un paleto y se cree merecedor de un premio por ello.
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Los Gamusinos
En las antiguas civilizaciones, un niño se convertía en hombre al cobrarse su primera pieza de caza. Con el paso del tiempo, la tradición se fue diluyendo hasta convertirse en una metáfora que nos enseñaría a no creernos todas las sandeces que los mayores nos decían. La caza del gamusino es una tradición que juega con la psique del joven por el puro gozo de reírse a su costa, del mismo modo que la estúpida (y hoy en desuso, claro) cuchufleta «En el tallaje de la mili, te sopesan las pelotas con una cuchara». Prueba de ello es la parquedad de descripciones e incluso razones por las que estas criaturas son susceptibles de ser cazadas. ¿A alguien le explicaron alguna vez por qué era tan interesante capturar uno o varios gamusinos? ¡No se podían comer, no eran buenas mascotas! ¡No ponían huevos de oro! ¿Acaso existían de varios colores, como los Chocobos de Final Fantasy? ¿Tendrá uno que cazar una cantidad establecida para desbloquear contenidos exclusivos en el GTA: Gandullas? ¿Sueñan los androides con gamusinos eléctricos?
¡Eh, mamá! ¡He cazado un gamusino!
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El Cine de las Sábanas Blancas
A lo largo de nuestros televisivos tiempos, han existido una serie de personajes cuya aparición en pantalla indicaba que los pequeños de la casa tenían que irse a dormir. A la misma hora en que Telín y Telén (forofos de la tele) se iban con Mami Cama, abría sus puertas uno de los lugares más odiados por los niños. Al Cine de las Sábanas Blancas era remitido todo aquel infante que preguntaba si podía ver la película que ponían en sesión de noche, y como pueden imaginar, sólo proyectaba una película: Mañana no hay Quien te Levante, clásico de Antonio Mercero que relata las aventuras de un niño que o atiende a razones o se va calentito a la cama.
A estas alturas en que un profesor no puede regañar a un alumno, a riesgo de que le planten una demanda (o una hostia, depende del barrio), ya pueden salir los Lunnis o Duke Nukem, que los padres no mandan a los niños a dormir. No van a ser sus hijos el hazmerreír del patio por no haber visto El Síndrome de Ulises. Y en lugar del Cine de las Sábanas Blancas, los llevan al Cine Cité a la sesión de las 22:00, para que toquen bien los cojones.
En Gran Hermano, la cartelera es muy distinta…
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El Correyverás
El regalo que muchos niños temimos recibir en lugar del ansiado Simón de MB (por ejemplo), el mítico Correyverás con las patas colorás y otros amigos, como el Chichimbú con Dos Buches, la Mierda Pinchá en un Palo, el Siseñor, el Mandemeusted y los Nitos. Seguro que ustedes pueden aportar sus propias criaturas fantásticas, ya que todas se escinden de una misma nodriza, cuyo nombre común es «Vacile». Su período de reproducción suele ser el mes de juliembre, y el ciclo de migración coincide con cualquier respuesta de un adulto a una pregunta impertinente, tipo «¿Qué me vas a regalar?», «¿Cuándo me llevas a Disneyland?» «¿Qué hay de comer?» o «¿Sabe cuánto cuesta un café, señor presidente?».
Aunque a veces, uno preferiría el Correyverás
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El Hombre del Saco
Este ínclito malhechor representa todo lo que los niños temen, salvo ser adoptivos. Secuestrador de niños que se portan mal, los echa al saco que le da el nombre y no hace falta decir lo que hace con ellos, pues su simple mención promueve la obediencia. Es en la mente infantil donde se forman ideas acerca de las atrocidades que comete con sus presas, como encerrarlos, matarlos, torturarlos, comérselos o ponerles La Naranja Mecánica y hacer que escriban una redacción sobre ella, un coñazo muy socorrido, como todo buen profesor de ética sabrá. De modo que el niño cree que lo mejor es no averiguar qué le pasaría de caer en el ínclito saco, y recoger el Castillo de la Serpiente, como su madre le lleva pidiendo una hora.
Retrato Robot de la Policía de Nebraska. Quizá te sienta en sus rodillas para sopesarte y calcular con cuántos como tú puede cargar.
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Según el folclore doméstico español, está directamente relacionado con los niños pobres, dado que ambos son utilizados como elemento de coacción a la hora de la comida, cuando el infante mira con desprecio el plato de judías pintas. Lo malo es que relacionarlos directamente puede dar lugar al efecto contrario al esperado: «Con la de niños pobres que hay pasando hambre en el mundo… cómetelo o llamo al hombre del saco». Esto parece indicar que el hombre va recogiendo judías pintas en su saco para llevárselas a los niños hambrientos, lo cuál sería cojonudo. «Pues dile que pase a la hora de la cena y se lleve también las acelgas que te vi comprar ayer».
El Coco
Este monstruo legendario, similar al anterior, se come a los niños que duermen poco y equivoca continuamente los platos en el restaurante, para desazón del cliente y de Carlos, el cocinero. Su peligrosidad se multiplica si es lanzado por un mono con buena puntería.
El más temido en las cestas navideñas
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El Perro que Hay Ahí y te Muerde
Equivalente al Pito del Sereno en lo tocante a mitología infantil, este animal se agazapa en trastiendas y reboticas a la espera de presas que, movidas por la curiosidad e inquietud de un niño, por lo general uno maleducado, campa por un comercio mirando y tocando todo —especialmente, los cojones a los sufridos dependientes—. Se suele alertar de su presencia con una frase característica, algo como: «¡Mario, sal de ahí! ¡No toques eso! ¡Que hay un perro ahí que muerde a los niños que se portan mal». Como si un perro supiera discernir el comportamiento humano (se nota que no les ponen La Naranja Mecánica en ética). Sea por lo increíble de la historia o quizá porque el niño es un bandarra, se las trae al pairo que el perro le muerda o le cante los grandes éxitos de Moni Capell.
Prepárense para ser asimilados
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El Hombre que da Caramelos con Droga
Tan mítico personaje, inspirado en el Doctor Kananga de Vive y Deja Morir se utiliza para aleccionar a los niños acerca de los desconocidos y por qué uno no se puede fiar de ellos, pero sin llegar a casos auténticos y mucho más crudos que lo puedan traumatizar. Ya saben, esos casos en los que que cuando el culpable va a la cárcel, esa especie de código interno lo convierte en foco de sodomías y palizas. En cambio, si la especie de Willy Wonka versión Eloy de la Iglesia existiera y fuese a la cárcel, sería recibido con jolgorios y zarabandas por sus compañeros. Eh tíos, que el nuevo reparte droga, y todos haciendo cola como en la cabalgata (o esperando a que se los metan en los zapatos, como se ha dicho más arriba).
Lo hacen para engancharte
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Los efectos secundarios de las pajas
Y ya para concluir, la gran bestia negra que marca el paso de niñez a adolescencia. En el caso de los chicos, claro, que la bestia de las chicas es de otro color y consistencia (espero que comprendan, no se me ocurren más metáforas sobre la menstruación). No se conoce el origen de esta oscura profecía, así como enigmáticas son las razones por las que se difunde, aunque quizá tengan algo que ver con la moral (en mi clase de ética no lo comentamos, como en La Naranja Mecánica nadie se la casca…). No obstante, lo que sí podemos reseñar son los distintos y más comunes efectos, ya que por cortesía del espacio de estudio ortopirometacientífico y neoprusiano El Hombre y la Chancla, contamos con la siguiente lista que marca las distintas secuelas según el nivel de zumbalacarrismo:
Ocasional: Acné leve.
Activo: Acné pronunciado.
Viciosillo: Acné pronunciado y miopía.
Hiperactivo: Acné pronunciado, miopía y astigmatismo.
Católico Hiperactivo: Acné pronunciado, miopía, astigmatismo y afecciones óseas.
Obseso intratable: Lector de Putalocura.
Probablemente, el acné sea más bien compañero del afán por atusarse la mazorca que consecuencia: las hormonas, que todo lo joden. O lo más seguro es que un pobre diablo cegato, encorvado y granujiento se vea forzado a zumbársela, y no al revés. Por tanto tendríamos que los supuestos efectos secundarios son a la vez causa y no consecuencia de tocar el ande, ande, ande sin que sea navidad. Pero, ¿y las pajas mentales? ¿Le saldrán granos a alguien por debatir sobre el contenido del maletín de Pulp Fiction o por decir que Randy Meeks plagia a otras webs?
Tanto pornotube no podía ser bueno
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Lo que se desprende de los ejemplos citados en este artículo es la posibilidad de que exista un error en cierto odioso dicho que los adultos usamos con fines tiránicos. Quizá sería más acertado decir que: «Cuando seas padre, tocarás los huevos.» Pero, ¿y ustedes? ¿Hicieron frente a alguno de los seres de esta mitología? ¿Tenían los suyos propios? ¿Se les quedó la cara «así» por hacer muecas? ¿Qué le falta, qué le sobra, qué le pasa a este videotruco?
Genial la compilación de horrorcitos cotidianos con que la niñez tiene (tuvimos) que lidiar. En México una pequeña variante de la última (si, esa que se refiere al gozozo ejercicio de manipulación genital varonil) nos dicta eso de: «Niño, déjese ahí, que le van a salir pelos en la mano» Ante lo cual entiendo por qué soy hombre de pelo en pecho y vello tipo musgo. Saludos.
El castillo de la serpiente, qué nostalgia, el Equipo A.
Por cierto, que la versión anglosajona del Coco (y del hombre del saco, ya puestos) es un tal Tommy Rawhead and Bloody Bones, cuya misión era devorar a los niños que se portaban mal…
Maldita sea. Me ha encantado el artículo y resulta lo ha escrito Wally. Menudo conflicto.
Viru:tle ofrezco una solución. Tómate lo de los blogs con cierta coña. O con toda! 🙂
GRande, muy grande
Se te ha olvidado la vía a la que hay que ir a cagar. Véase el ejemplo:
.-Padre,¿A dónde vamos?
.-A cagar a la vía.
Obviamente, lo habitual era ir a la finca de tu tío Ramiro, a misa o a comprar fruta. Nunca era ningún sitio chulo.
Fantastico el post, yo debo de haber sido un Católico Hiperactivo
El señor Wally tiene un grave problema con La naranja mecánica. Tal vez en las clases de ética no la entendió bien, creo que debería hacerle un revisionado.
Yo siempre he creído que el «Coco» eran los negros que iban vendiendo cosas por las playas. Me estoy empezando a plantear que si lo de que mis padres voten al PP tiene algo que ver.
Creo que Randy Meeks también estaba preparando un artículo sobre la Mitología infantil ¿no?
Muy bueno wally sigue asi
-En su día Baltasar (el mago favorito de los niños rojeras y alternativos) me dio un beso por la noche. De verdad. Lo juro. Creo.
-El ratoncito Pérez perdió todo para mi el día que bajo mi almohada había una moneda de chocolate derretida. Ignoro quien de mis primos fue el descabellado hijomeretriz. Además, ningún niño se le puede tomar en serio hoy en día después de ver Pérez: El ratoncito de tus sueños. O Pérez 2. *Escalofrío*
-Nunca tuve cine de las sábanas blancas. Sólo «A la cama, niño». Mi casa era como un mal guión de El hormiguero, snif. Hoy por hoy, mi prima de siete años se niega a ir a la cama hasta que acaba el chat de OT o El juego de tu vida, por mucho que los paddres le manden a la cama. ¿Para qué creían que quería esa tele por la comunión? ¿Para ver Pocoyó?
-¿Qué demonios le pasa a Wally con La naranja mecánica? ¡¡Si es un peliculón, hombre!! Casi tanto como (eh, eh, como hilo los temas) «El hombre del saco», de próximo estreno cualquier tarde en Antena 3. Sí, ya sé que existe una peli así, pero reconozcan que «La maldad de un hombre» suena mejor como «El hombre del saco». Da como miedito. Bu. El Coco sólo me daba risa. Imaginarme partiendo por la mitad y bebiendo la sangre de un ser tan mitológico y malvado era mi entretenimiento hasta que descubrí la Nintendo.
-En mi vecindario no había perro que está ahí, sino Vecina Loca Que Te Pega Con La Escoba. La tenía tanto miedo que cuando finalmente me enfrenté a ella fue decepcionante.
-En mi caso, cuando un desconocido me habló por primera vez, salí corriendo y gritando. Historia real. Soy egocéntrico y debería hablar del artículo, pero en fin. Después del plagio, hablar de mi es lo único que sé.
-Maldición, soy miope, tengo astigmatismo y tuve acné. Le faltan los callos, el pelo en las manos y el dolor anal (sí, un cura me dijo eso. Preferí no seguir preguntando). Supongo que soy un católico hiperactivo. Oh, yeah. ¿Quién quiere trabajar teniendo el sexo a mano?
En mi mundo, también teníamos los clásicos «Si te acercas a la pantalla a menos de dos metros te quedarás ciego» y «Leer en un autobús hará que vomites hasta la primera papilla». Años después descubrí la realidad de esta última frase. Haced caso, chavales, los padres y las abuelas tienen razón. Cualquier día, el hombre que vende droga saldrá acompañado del Coco, del perro que está ahí y del hombre del saco (o la mujer del saco, por eso de la paridad) dispuestos a llevaros al cine de las sábanas blancas. Ese día habrá dolor.
Y ahora, si me permiten, voy a escribir un artículo en mi blog. No sé como empezar…Oh, ya lo tengo: «Vimos en otro artículo que las relaciones entre niños y adultos se pueden deteriorar debido a una serie de juguetes irritantes, pero ¿qué hay del contraataque adulto? Durante generaciones…». ¡Jo, esto se escribe sólo!
«No te pongas virolo q a Juanito el del cuarto se le quedaron los ojos asi de tanto hacerlo». Como molaba aprender cosas nuevas…
Wally, el dibujo que pones al principio del artículo no es de una historia llamada «el Flonstuo» o algo así? tengo una enciclopedia del año la polka que sale este mismo dibujo y me ha sorprendido.
Genial artículo, como siempre
Wally: Gracias. El dibujo es del poema «Jabberwocky», que aparece en «A Través del Espejo», de Lewis Carroll.
Yo lo de los gamusinos lo sigo utilizando cuando hago un truquillo de magia, y hay mucha gente que no ha debido de tener infancia, porque más de uno me ha preguntado «y eso qué es?»
Como «mostro aterraniños» echo en falta al Sacamantecas (no confundir con los del pressing catch). Pero bueno, si en América tienen al Boogeyman o al Chupacabras… Nosotros no íbamos a ser menos.
Yo entraría en la lista de viciosillos: miope y con granos. Lo de los granos yo siempre se lo achacaba al hecho de afeitarse, porque la primera vez se me irritó la cara un huevo…
Joer, me he partido el pecho con el «Correyveras». En mi casa, muy justitos de pelas, era el «Siseñor con las patas verdes» que a mi hermano le hacía mucha ilusión, porque creía que era algo así como un Airgamboys.
¿Saben que «El Hombre del Saco» está basado en un crimen real ocurrido en Almería? ¿No? Pues ya lo saben….
Pero hombre, cómo se puede olvidar del Niño Que Sacaba El Brazo Por La Ventanilla Del Coche Y Se Lo Arrancó Un Camión.
Lo del repartidor de caramelos con droja se fue sofisticando, y ahora son calcomanías con Mickey Mouse o Bart Simpson empapadas con LSD. En el colegio en el que doy clase llegó hace un tiempo un fax de un supuesto comunicado del Ministerio de Sanidad avisando de que había por la zona uno de esos repartidores de calcomanías, y la histérica de la directora envió una circular a todas las familias y sembró el pánico a base de bien. Se habló incluso de contratar a un segurata para las horas de entrada y salida. Lo que me pude llegar a reír no está escrito.
Viru: ese niño existe, es Tino de Parchís.
En cuanto a La Naranja Mecánica, no he dicho nada sobre ella. Más bien sobre su visionado en clase de ética para posterior debate y redacción sobre el libre albedrío y ta-ta-ta. Todos los años la misma canción, eso, el aborto, la clonación, la pena de muerte y los toros.
Descojonante, y los pies de foto brillantes como siempre ( el del rey brujo,ow yeah).
Ah,el monstruo del primer dibujo es de Alicia a través del espejo y tiene un nombre que manda cojones.
En mi casa eran más directos: «Que te vas a matar». Así, sin rodeos. Los muy cabrones nunca precisaban el cómo podías matarte al caerte de una silla, pero precisamente en omitir esa información estaba el secreto de su eficacia.
Otro de mis favoritos es «Tú sigue llorando, que te voy a dar motivos para llorar de verdad», a lo que tú, aún con el culo colorao, te quedabas pálida sorbiendo los mocos, imaginando hasta qué punto estaban dispuestos a llegar tus padres porque recogieras el cuarto. Duelo de titanes.
Bueno más que lo del perro he solido escuchar por parte de mis padres leyendas sobre guardias que se llevan a la carcel a los niños malos, y estupideces así, así se entiende el odio que mucha gente tiene a los cuerpos de seguridad del estado.
En mi pueblo (todo lo de los pueblos, como se sabe es mejor) no había gamusinos, pero era sustituido por otro tipo de vacile de los mayores del palo de contar historias rocambolescas y descojonarse cuando te dieses cuenta de que te habían tomado el pelo…
Tampoco había perro, pero había una vieja que te perseguía… y era una tradición el que al llegar a la adolescencia, había que romperle una ventana de un pedrazo… pobre mujer, normal que saliese corriendo y gritando detrás de todo los niños que viese…
Y la frase que a mí me decían ante la pregunta «que me vas a regalar?» era «un siseñor con las patitas azules»…
Sin embargo ante la pregunta de que había para comer, se estilaba mas eso de «mi coño en salsa» (fina que era mi madre) o «pan, pijo y habas» (de procedencia murciano-levantina)…
Jo, a mi en clase de ética en vez de la «naranja mecánica» me pusieron «apocalipse now»…
Quiere eso decir que no tuve infancia? que la ausencia de esa referencia metacultural me convertirá en un ser alienado?
Vaya, así que oficialmente aparece en un artículo de viruete el que randy plagia sus entradas XDDD
para cuando el comunicado oficial con un desmentido? XD
Genial, como siempre.
Por cierto, creo que el contendio del maletín de Pulp Fiction era el alma del señor Wallace…, o eso he oído por ahí…
Yo aún ando buscando gamusinos, dicen que si los llamas tres veces delante de un espejo, aparece uno y te mata ^_^
Genial el artículo… Trae muchos recuerdos!!!
Lo de los Reyes he de decir que ya muy de peque sospechaba cuando mis padres leían la carta y decían un… «esto es demasiado caro, nene»
En el caso del ratoncito pérez, se descubrió el pastel cuando no vino una noche y protesté al día siguiente. Mi padre lo «solucionó» con un «vete a esperar al salón, mientras yo le digo que venga ahora…» total para encontrarme a los cinco minutos con un puñado de duros, imagino que fruto de las vueltas que le fueron dando a mi padre durante toda esa semana…
Creo que se han echado de menos tb algunas frases célebres de tipo «Abre la puerta, nene, que no te voy a pegar» o la siempre socorrida «dime la verdad, que si lo has hecho tú no pasa nada, no me voy a enfadar»
La mejor, la que me soltó mi madre una vez que fui a decirle que me acababa de tragar el chicle… «Ahora se te enreda en las tripas y te mueres» Ideal para que un niño de 7 años se desenganche de tan nociva chuche!!! Afortunadamente ocurrió antes de la llegada del «boomber» de natillas, lo cual me proporcionó una espléndida excusa para no probar semejante guarrería. Tras años de psicoterapia, puedo masticar orbit sin problemas (de los de hierbabuena, que no pican tanto) Tb me costó asumir que no soy un ser inmortal por sobrevivir a la ingesta de un chicle…
pues en chile llegaron varias de esas historias, la de las calcomanias on lsd (ya quisiera ahora que fueran ciertas) la de la aguja con sida en los cines y la del tipo que da caramelos con drogas…
el corre y veras aqui se cambio por el metropolis, era una version casi universal en todas las casas estaba y se podia comprar en cualquier lugar.
aqui no estan los reyes magos (los camellos no deben aguantar el viaje) pero san nicolas se las lleva todas (aqui se llama el viejito pascuero)si hasta uno se ponia de acuerdo con los amigos para atraparlo, es mas uno puso en marcha un plan a prueba de errores, el 24 puso cuchillos de cocina dentro del arbol de navidad con la idea de que el viejo se cortara los brazos cuando pusiera los regalos!!!
Lo de las calcomanías no puedo creer que siga existiendo, es el primer hoax del que fui consciente allá por el año 85!
A mí me apasionan los hoax que comienzan con un «nos han dicho desde la policía»…total, para qué hacer un comunicado oficial…
El artículo estupendo, como siempre, sugiero una siguiente entrega sobre la adolescencia y los peligros que venden los padres para tenerle miedo a los bares y al alcohol.
Pues Wally, diles a tus padres que sigo esperando el coche teledirigido, y los calcetines y los pijamas se los dejen a Caritas que seguro que les hace más ilusión.
A mi casa nunca vino el coco, mi abuelo me amenazaba con el Tío Camuñas. Después me he enterado de que fue un guerrillero de la guerra de la independencia. No sé en qué momento se planteó dejar de destripar gabachos y dedicarse al rapto de niños, se metería a cura o algo aunque ese dato no figura en su biografía.
«¿A dónde vamos?»
«A contar los frailes que dicen que falta uno.»
Sois geniales en esta página. Algún dia me vais a matar de risa.
El ataque de risa con el desdichado funcionario Perez, miembro del ministerio de Dientes (todo será que se le ocurra a ZP) ha sido antológico. Ha sido como imaginarme a Stuart Little fichando con corbata y ojeras………
Añadir, a la sección del correyveras, que a la pregunta de que hay de comer se me solía responder con: «Pan y Ganas. Y se ha acabado el pan……» o el consabido «Pescado», un ser mitológico en si mismo, que causaba el mismo pavor (si no mas) que «el quedarse sin manos por sacarlas por la ventanilla». Una cosa era no tener manos y otra muy distinta comer esa masa blancuzca (normalmente rebozada o en salsa verde) insipida y semi-viscosa.
Decir, como apunte final, que parece ser que el gamusino ya existe. Es un cruce de Marta y Garduña, creado en laboratorio, estéril, y con el nombre científico de «Martes foines martes». Por si alguien quiere seguir buscandolos, ahora con alguna probabilidad de encontrarlos…….
Namarie!
Cierto lo del chicle!!! Y aludiendo a Petromás, en mi colegio lo que se llevaban eran los cromos de Freddy Krueger con coca dentro. Años más tarde nos dimos cuenta de lo costoso de su (hipotética) fabricación.
Yo lo de los gamusinos lo conocí sobre los 17 años, y en un contexto semejante a otro concepto mítico que wally debería revisar…PORLAR!
En mi casa el ascensor era de esos antiguos, en los que no hay puerta en la cabina y cuando subes ves bajar todas las puertas de los pisos y sus respectivos suelos-techos. La advertencia paterna-abueril al respecto era «¡No toques cuando el ascensor se mueve que te quedarás sin mano
!» …Yo pensaba: «Ya, claro, como lo de los reyes, el ratoncito perez, el que daba caramelos en la puerta del colegio para llevarse a la peña (En mi version no había droga, los caramelos eran el reclamo y el tio te secuestraba»….y un día va Y A UN VECINO DE 40 TACOS QUE SE LE CAYÓ LA CARTERA E INTENTÓ COGERLA EL ASCENSOR LE ARRANCÓ EL PUTO BRAZO ENTERO!!! Mi vida entera pasó ante mis ojos…Todas las mierdas esas que no me había creído ERAN VERDAD!!! Estuve años bajando y subiendo 6 pisos por la escalera de puro pánico…(Y recelando de cualquiera que repartiera caramelos, aunque fueran los reyes en la cabalgata)
El mito por excelencia en mi hogar eran «los pobres niños de África», sobre todo a la hora de comer.
También éramos asiduos de los flashes que daban cáncer y del «mierda con tomate»:
– ¿Que hay para comer?
– Mierda con tomate.
– ¡Qué asco, tomate!
Así una y otra vez durante años. Díganme si no es para preocuparse.
Buenísimo el artículo, lo mejor para mí lo de Nokia. Me he descojonao.
Juas la versión de mi madre del «correyverás», era «canguingos y patas de peces» sobretodo a la pregunta ¿que hay de comer?. Delicioso…
Yo me sé otra versión de las calcomanias: estas te chupan la sangre o directamente te dan cancer de piel (dependía del grado de sadismo del que te lo anunciaba. Y ,por supuesto, también conocía el dicho de «abre la puerta que no te voy a pegar» que comentaron más arriba. Calculo yo que debe haber una escuela de putadas para niños por algun sitio mitológico sino ¿cómo se explica que ,seamos de donde seamos, las mismas leyendas o parecidas se han desperdigado no sólo ya por la piel de toro sino por lo que veo también por América?
Y que me decís de la facultad de las madres para cambiar lo femenino a masculino o multiplicar las cosas como Jesús con los panes y los peces:
– Mamá, cómprame una bicicleta
– Un bicicleto te voy a comprar
– Mamá, cómprame un airgamboys
– Dos te voy a comprar
Y lo de que se secaba la médula espinal por la práctica onanista. Vamos, secos secos nos íbamos a quedar todos, y que pila de curas en silla de ruedas
Padres: Venga que nos vamos por ahí.
Yo: ¿Adonde?
Padres: A la casa del conde.
Yo:¿Qué hay de comer?
Padres: Canguingos y patas de peces.
Yo:¿Nos vamos ya? Me aburrooooooo…
Padres:…
Aun recuerdo las repuestas que me daban cuando decia cosas como:
– Tengo hambre
* Pues roete el codo y chupate la sangre
– Que hay de comer?
* Zambombeo y caldo en amarillo
– Estoy aburrido
* Pues echate en agua.
Me sacaban de quicio pero me tenia que aguantar xD
Genial artículo. Me ha recordado los (cientos) de traumas infantiles causados por el tíoco tio gamberro que hay en todas las familias. Entre otras muchas aparte de las mencianadas en el artículo, mi tio nos contaba a mis primas y a mi que el pilotito naranja que nos ponían por la noche para no tener miedo a la oscuridad era el «OJO DEL DIABLO».Sí, en voz muy alta y cavernosa, para rematar el efecto. ¿Resultado? Imaginad, toda la noche meandote de miedo y a punto de hacértelo encima por no atreverte casi ni a respirar, mucho menos a ir al servicio. Por cierto que mi prina, con más de 35 años, sigue durmiendo con el armario abierto «por si acaso». Eso sí que es generar traumas infantiles. (Y ahora mi tio tiene un nieto…la que le espera)
P.D.:por cierto, no os quejéis de vuestra clase de ética. En la mía habríamos llorado de alegría con la naranja mecánica. Por lo menos había tetas. A nosotros nos encasquetaron El hombre elefante. Casi ná
Wally, eres el puto amo!! Cualquier día me echan del curro traicionada por las risas que hago con tus artículos y los comentarios. Gracias, gente, me hacéis recordar la infancia. Para mí el colmo del sadismo adulto fue el día en el que en el colegio (de monjas, of course) nos pusieron un video sobre el aborto con sus fetos hechos cachitos y después nos fuimos derechitas al comedor. Menu: ¡espaguetis con tomate! en el comedor. Ahí me convertí en la conspiranoica que soy.
Yo lo que no entiendo es la manía de los padres (bueno, más bien de las madres) de mentir por sistema. O al menos de no responder con lo cierto. ¿Tanto les costaba decir «hay garbanzos»?
No sé cómo serán ahora con los críos pero os propongo que digamos hipótesis de la costumbre de no decir a los niños las cosas como son y tenerlos engañados.
Yo digo que es por el puro placer de manejar y controlar a alguien, aunque sea un pobre niño.
A ver, céntrense, que les veo muy dispersos cuando el tema del artículo es más bien un bestiario de cosas con las que te asustaban, que cogen carrerilla con la infancia y acaban hablando de «que nostalgia el Equipo A».
En mi caso había un ser único: El vecino de abajo. Cada vez que se armaba un poco de jaleo me decían que me tranquilizara o acabaría subiendo el vecino de abajo, que tenía muy mal genio. Rara vez lo hizo, aunque yo le imaginaba con el cinturón en la mano, pasando por encima de mis padres y buscándome para azotarme.
Yo recuerdo que mis padres me amenazaban cuando corría por el pasillo con que la Tia Peluda del Quinto iba a subir… más tarde descubrí que la Tia Peluda era la realmente la Tia que lo tenía Pelado (Peludo – Pelado, una sola letra lo cambia todo)
Ay… el correyverás… menudos disgustos me llevaba de pequeña cuando me contestaban así, usualmente mi abuela y mi madre.
«Qué hay de comer?
Respuesta A: Ternetas (chochos con aletas)
Respuesta B: Ñitos (cojones fritos)
Respuesta C: Husas (mierdas con pelusas)
Respuesta D: Peraltas
(mierdas así de altas)
«Qué has comprado?
Indefectiblemente era un Siseñor con las patas verdes.
«Dónde vamos?»
Eterna respuesta: Al Peñón Colorao.
Y de ahi no salían… usualmente íbamos al médico a que me pusieran la vacuna o al Continente a comprar.
Buenas, que hay. El personaje que me decian a mi de pekeño era un tal «BUTE» no se quien seria pero como era peke me imaginaba un yonki del parke que metia a los niños en una jeringuilla y se los pinchaba en la vena pufff k miedorlll.
¡Cierto, cierto! A mi canibarrio también llegó eñl bute, supongo que el ambiente favorecía.
También el Siseñor con las Patas Colgando y Tienta Panza.
Joder no tengo nada que decir…
Por cierto, ¿qué actor hizo de Fenix en el episodio piloto del Equipo-A? Por que no era el Starback, seguro…
En mi caso, al preguntar que había para comer, mis padres me daban dos respuestas distintas:
– «Macarrones, y mierda para los preguntones»
– «Crescos.» (extraño alimento que tenía 2 versiones, según su humor. Si estaban de buenas eran «huevos frescos, acreditados de Casa María de los Huevos»; y si estaban de malas eran simplemente «cagarros frescos»)
Y luego, también tenían varias respuestas en mallorquín si protestaba por sed, frío o sueño:
– «Tenc fred» (tengo frío)
– «Idò estreny es culet» (pues aprieta el culito)
– «Tenc son» (tengo sueño)
– «Idò sona, i cantarem» (pues suena, y cantaremos)
– «Tenc set» (tengo sed)
– «Pixa i beu, i beuràs fresc» (mea y bebe y beberás fresco)
Fakemon: era un tal Tim Dunigan, muy conocido en su casa a la hora de comer (a la que, por cierto, le suelen servir «janos» [los cojones de los gitanos]).
Viru: no sé a quiene viene eso, pero tras este mensaje no permitiremos más, ¿vale? Que es offtopic total.
-«me aburro…»
-«pues cómprate un burro»
-«¡no tengo dinero!»
-«¡pues cómprate un sombrero!»
Una treta de mis padres en la que llegue a caer varias veces.
Mi abuelo solía amenazarme con meterme en el cuarto de las ratas, un cuarto que estaba al final del portal en una rincón de mi edificio. Luego descubrí que era el cuarto de contadores, así que no se si con lo de ratas mi abuelo se refería a los señores de Endesa…
También un clásico de la hostelería es buscar el pelagambas, mofa cruel porque te la hacen los cocineros cuando no eres más que un joven pinche (güey jiji) de cocina que quiere abrirse paso en el temible mundo laboral.
Niño, baja a por el pelagambas! y entonces te ves en el sótano buscando un aparato que «sabrás cómo es en cuanto lo veas», y tú ahi angustiadísimo pasando los minutos y buscando un cacharro imaginario.
Wally: Me cago en la leche, se me olvidó el cuarto de las ratas o ratones, y eso que mi abuela lo decía y he sido un lector compulsivo de Zipi y Zape. A lo mejor lo edito y lo añado. Gracias por su comentario, lo del pelagambas es antológico.
– «Tenc set» (tengo sed)
– «Pixa i beu, i beuràs fresc» (mea y bebe y beberás fresco)
-«Tinc gana» (tengo hambre)
-«Menja´t una cama» (cómete una pierna)
Años después, si una chica me deía «Tengo hambre», yo le respondía «Comeme la p*ll* que es carne».
Quizá eso explique por que tuve mi primera novia a los 32 años…
Pues me acabo de acordar de dos monstruosos personajes de mi pueblo:
-La Tía Pelleja
-El Tío PinchaPúas
No se si estaban emparentados, pero anda que no acojonaban los barrios por donde se decía que vivían esos comeniños.
Yo creo que una noche de cachondeo con los amigos, con 7 u 8 años, nos encontramos con la Pelleja. Eché a correr cagando hasta horchata de lo acojonado que estaba (yo y mis demás compinches).
aparte de intentar acostumbrarme de la nueva cara de la web,como siempre me quito el sombrero para una de tus mejores posts.excelente. podria incluir que wes craven izo el hombre del saco moderno o el coco con cara de freddy kruguer
Como que parquedad en la descripción?? Todo el mundo debería saber que los GAMUSINOS son como ratas del tamaño de un perro mediano, tan negras que lo único que se distinguen de ellos son sus ojos rojo sangre (de esos que sólo puedes mirar de reojo o si no la has jodio).
Ya tan sorprenderse siempre de que un grupo de niños no proteste demasiado el porqué de tener que cazarlos, que alguno de los mayores cabrones se manche de tomate para acojonar y llenar un saco de piedras para que lo tengan que arrastrar de vuelta a la tienda de campaña
Y si, que conste que los adultos somos una pandilla de cabrones. Si a mi me traumatizaron la infancia, tu, niño cualquiera, no te vas a librar así por las buenas
Cuando mis hermanos y yo estábamos en pleno éxtasis de algarabía y carcajadas, mi madre solía decir: «Mucho ríen. Pronto llorarán».
Y efectivamente, siempre acabábamos llorando, pero no como consecuencia de nuestros juegos, sino porque normalemente a algún adulto se le hinchaban los webs de escucharnos y nos acababa dando un par de yoyas.
Que tierno recuerdo.
Mi madre usaba la encantadora frase: «A ver si me muero y viene la madrastra malvada…»