No le han faltado reseñas positivas a este tomo. Sinceramente, ésta es una más. No seré muy original, pero es que la obra se lo merece y lo he pasado tan bien con la lectura que debo rendir un sentido homenaje a los tomos de Guiral.. Todo lo positivo que se pueda decir de Cuando los comics se llamaban tebeos y Los tebeos de nuestra infancia se quedan cortos. Y en el caso de la segunda entrega, la satisfacción y disfrute de la obra se eleva, ya que la cosa cobra tintes personales..

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Porque esta es mi Bruguera. Por supuesto, la magnitud, el riesgo y la importancia de los primeros años de la editorial no se puede subestimar. Siempre ha sido así: cualquier estudio que había leído sobre la editorial incidía en la popularidad de su producción de post-guerra, en lo astronómico de sus tiradas y la importancia y el retrato de la sociedad de la época, con tantísimas cosas que no debían tomarse a risa y que, precisamente por eso, pedían a gritos ser retratadas con humor.

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Pero, ay, los personajes e historias que son objeto de estudio en este segundo tomo, aunque no fueran tan importantes, son con los que crecí. Los que imitaba con mis propios tebeos, repletos de planchas, tortazos antológicos y huídas al Himalaya. Los que aún conservo en buenas cantidades. Y es muy satisfactorio decir que el tomo lo examina todo, con cantidad de entrevistas, guías de autores, un exhaustivo repaso a todas las cabeceras. Fijaos que hasta las historietas realistas están más o menos bien reflejadas también. Historietas que yo me saltaba siempre, y que me consta que muchos también pasábamos de ellas, por cierto. ¿Alguien se leía esos coñazos de piratas o agentes secretos?

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Por ponerle un pero, creo que la revolución de los últimos tres años del Mortadelo se pasan muy por encima. El esfuerzo de la redacción de la editorial por volver a coger el pulso a una muy convulsionada actualidad (la OTAN, el mercado común, el IVA, etc…) y por recoger las nuevas estéticas y modas no debería caer en balde. Cuando habría el Mortadelo semanal, había chistes de las mismas cosas que salían en la tele, en unos términos que yo podía procesar. Estaba El mogollón news, los fotomontajes con grupos de moda, los especiales dedicados a películas del momento, las reseñas de coña (que tanto me han influenciado), los especiales a fenómenos como el break-dance o los videojuegos… Y en las historietas teníamos el trazo nervioso de Mach, Miguel con sus grupos de rock, Vazquez con sus timos y sus bingos, Exterminius y Tim el chico invisible… Esta etapa sí está más descuidada, hasta el punto de cometer ciertos errores (como en el número de albums de los Astrosniks). o ignorar al singualr talento de Nicolás. Creo que se merecía más atención, aunque ya sabemos que el esfuerzo fue en balde y la editorial terminó cerrando poco después.

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Tras leerlo lo que le apetece a uno más es desempolvar sus viejos ejemplares y leerlos. O ir a visitar páginas dedicadas a sus personajes, que no faltan. Lamentablemente acabo de ver que las dos webs fundamentales en esto que nos ocupa, Lady Filstrup y Gordito Relleno, han cerrado: no importa, en sus archivos hay material de sobra para pasarse las horas muertas partiéndose de risa. Y afortunadamente otras van recogiendo el testigo, por ejemplo la de mi vecino alcalíno El maravilloso mundo de los tebeos (actualiza ya!), El caso by Vazques, consagrada a la obra del maestro de los cuentos o Corra jefe corra, dedicada a los trabajos de Ibáñez. Por decir algunas: vayan, vayan siguiendo links que les esperan agradables sobrepresas.O acudan al Foro de la tía y dejen que sus expertos les informen.

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Si todo lo que os digo no os suena a chino, si creásteis vuestra propia pareja de gemelos y soñábais con ser del club de videojuegos philips, disfrutaréis de este tomo tanto como yo. Compra imprescindible y obra de referencia desde YA.
Ahora queda por saber algo de la etapa en Ediciones B.

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PD: Hace tiempo preguntaba en mi antiguo blog por algún dibujo de Don Pollino. Lo escribí mal: se llamaba Don Polillo. Y claro que existía.