Nunca me ha gustado ese concepto tan snob de “arte encontrado”. Da la sensación de que el listillo que se apropia de la pieza hallada ha sabido ver en ella lo que no supo ver la persona que la abandonó. Cuando yo encuentro algo por la calle, prefiero pensar que acabo de dar con un tesoro que alguien dejó allí para que fuera descubierto. Un pirata perdió su mapa y nunca pudo localizar aquello que enterró. Así, a veces encuentro pequeños tesoros como quien encuentra un gatito y lo adopta. Yo adopto tesoros sin dueño.

He adoptado cantidad de fotografías, algún muñequete de plástico, cromos, carnets y documentos de un conocido político de Madrid, una libreta con letras de canciones y poemas en plena elaboración, libros, películas vhs… Y no quiero ni pensar lo que debe encontrarse la gente que viva en los cascos viejos de sus ciudades, porque eso debe ser tremendo. Sin ir más lejos, nuestro amigo el dibujante Nicolás (padre de La Gorda de las Galaxias) se encontró hace poco, tirado en la calle, un periódico impoluto del año 36, alucinad.

Un ejemplo más que ilustrativo sobre encontrarse una joya en mitad de una acera, o metida en un container, es el caso de las pertenencias de la familia Modlin (ver vídeo). Los que todavía no conozcáis este caso por favor, no dejéis de buscar por la red de redes. Y si alguno quiere hacerse con el libro de reciente edición, se lo recomiendo desde aquí. Ah, y si estáis en Madrid, ahora tenéis la posibilidad de visitar una exposición sobre el tema.

Hace unos días, tras la grabación de un programa de Campamento Krypton, Viruete y un servidor nos encontramos, tirados en la acera, frente a unos contenedores, un cuaderno de dibujo y una carpeta. Evidentemente no resistimos la tentación de ojear un par de páginas para ver si había algo escrito o dibujado en ellas. ¿Y qué fue lo que encontramos? Pues una pequeña maravilla. Nada más y nada menos que cantidad de dibujos de un niño de la zona, de aproximadamente 7 años. Arte genuino y puro. Dibujos hechos por el puro placer de dibujar, de fantasear, sin que medie encargo o influencia ninguna por parte de padres o profesores.

 

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Es curioso porque en mi caso, todos los dibujos que hice antes de los ocho años, que no fueron pocos, también terminaron en la basura por obra y gracia de una “limpieza general familiar”. Tampoco es que me traumatizara, pero me jodió. Echando la vista atrás me doy cuenta que aquellos dibujos no tenían precio, puesto que a partir de los ocho años ya me dediqué a dibujar personajes de dibujos animados, tebeos… No así antes, que era cuando dibujaba seres salidos directamente de mi imaginación, sin contaminación ninguna. Monstruos principalmente. Monstruos con varios cuernos, varios brazos y muchos ojos.

En el caso que nos ocupa, las ilustraciones de “Keko”, que es como firma nuestro autor protagonista, no fueron pasto de la lluvia, los pisoteos, la trituradora de papel o el fuego infernal de la incineradora de Valdemingómez. Sus dibujos fueron rescatados y gracias a eso ahora puedo compartirlos con vosotros.

Celebremos todos juntos esta obra fruto de la ilusión y la fantasía infantil.

 

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El primer dibujo no podría venirnos más al pelo. La clásica estampa navideña donde Keko no termina de encontrarse cómodo firmando. Está claro que la temática estival no es su preferida.

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Los dos siguientes dibujos nos hablan de viajes, seguramente transoceánicos. Cabe la posibilidad de que Keko provenga de Suramérica aunque no es seguro. Puede que sus padres le hayan contado su viaje a la patria chica o puede que Keko provenga de una familia amiga de los largos viajes, cosa poco probable teniendo en cuenta la crisis y la zona donde creemos que vive. En todo caso ahí tenemos ese “Love Boat” con esa fiesta “¡Al Rojo Vivo!” tan prometedora. ¿Y ese avión? Tampoco se queda atrás. Con ese letrero de “A TOPE” da la sensación de que estamos ante uno de esos aviones llenos de adolescentes británicos o alemanes con destino Ibiza o Salou. ¡A toda leche!

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Este dibujo me encanta porque yo los hacía exactamente igual. En este caso estamos ante un espectacular circuito automovilístico lleno de peligros: agua con tiburones, un looping mortal, precipicios, lava o ácido corrosivo, un helicóptero con ametralladora… En mi caso, cuando dibujaba algo así, era porque quería crear mis propias pantallas de Súper Mario Land. Años después los desarrolladores nos darían la opción de diseñar nuestros propios niveles con dificultad ajustable en el juego de turno.

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La temática tecnológico-bélica es una de las constantes en la obra de Keko, que o bien es muy fan del Call of Duty o el Battlefield o bien proviene de algún país donde las fuerzas armadas estén muy presentes, que también puede ser, dado que he visto dibujos similares en niños que han vivido en ciudades inmersas en conflictos armados. Aquí podemos ver una máquina tuneladora de aspecto un tanto militar abriéndose paso por el subsuelo de la ciudad mientras los distraídos ciudadanos van a trabajar, ignorando que quizá su final esta cerca.

En la imagen siguiente vemos el tanque que todo agente de COBRA quisiera pilotar. Una verdadera máquina de destrucción con cañón, metralleta, armas de apoyo y una calavera pintada no con dos, sino tres tibias, que dejan bien claro el carácter letal de tan infernal creación.

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Este dibujo es harto curioso. Por un lado tenemos un tornado, o más bien un huracán, dada la grandilocuencia de la imaginación infantil, que amenaza al típico chalet con garaje defendido por un ninja que se aplica a base de bien con sus técnicas de proyección de energía al más puro estilo Bola de Dragón-Naruto. El golpe final es ese vehículo futurista tuneado con un alerón de aleta de tiburón (nada puede molar más) que va volando y echando llamas. ¿Amigo o enemigo?

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Otra de las temáticas que más interesan a Keko es la medieval. Nuestro joven autor tiene varios dibujos de asaltos a castillos, con un corte muy clásico. Dada la naturaleza pop y fantástica de esta insigne web, vamos a centrarnos en este dibujo en concreto, donde hay un elemento fuera de contexto… o no. Todo parece normal en un principio: un caldero arde en la noche y una bruja sobrevuela un castillo frente a una gigantesca luna en compañía de su fiel gato. Evidentemente, el elemento turbador es ese OVNI aparcado a las puertas de la fortaleza. Un platillo volante del que podrían estar a punto de descender sus tripulantes, bajando por la escalerita.

¿Qué pretendía decirnos Keko con este sorprendente giro de acontecimientos? Que los aliens no sólo construyeron las pirámides egipcias y aztecas sino que ¿también se animaron con el medioevo? ¿O es una nave tripulada por hombres del futuro? ¿Será Keko el próximo Michael Crichton o el próximo Juan José Benítez? ¡Esperemos que sí!

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En estos otros dos dibujos ya tenemos referencias épico-fantásticas más estándar, teniendo en cuenta que la trilogía cinematográfica del Señor de los Anillos ya se emite por televisión, amén de la serie de Juego de Tronos. Aquí podemos ver monstruos luchando, galerías subterráneas y un “primigenio” submarino (“el jefe”) clamando por la supremacía y la destrucción. El segundo dibujo representa a una bruja que amenaza un castillo en compañía de una especie de gato y un pajarraco. Aunque podría mencionar al Mago de Oz o alguna película Disney como referentes cercanos, yo prefiero acordarme de Pepita Pulgarcita porque ese pájaro se parece muchísimo a Viriato. Además todo tiene un toque de celebración psicodélica si atendemos a ese enorme canuto que porta la bruja. Conjuros, sapos y culebras, encantamientos, hechizos y fantasía. Ya sabemos que las brujas clásicas eran mucho de cocinar pócimas y aspirar exóticas emanaciones…

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Siguiendo con la temática fantástica tenemos la clásica estampa de la Noche de los Espíritus. Una bruja, un caballero enfrentado a un orco gigantesco, un árbol terrorífico con ramas espinadas y dominando la composición telemos a quien parece ser ¡el mismísimo Mefisto!

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El siguiente binomio juega con el contraste presente-futuro. El coche normal, correspondiente a nuestro tiempo, no llama demasiado la atención. Un cinco puertas sin mucho misterio. Pero ¿y el coche del futuro? El coche del futuro es la leche. Tanto drone y tanto cuento. Donde este una buena propulsión cuádruple y un capó con sierra dentada que se quite todo.

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¡No podían faltar! Los súper-héroes, gracias al cine y la televisión (ni de coña gracias a los tebeos, arrinconados en librerías especializadas) siguen gozando del cariño de los más pequeños como demuestran estos dos trabajos dedicados a nuestro amigable vecino Spiderman, que también es uno de mis héroes favoritos (quizá el número 1, dependiendo de la época). El primer retrato no está exento de polémica, es verdad. Pero bueno, ¿qué nueva versión de Spiderman no resulta siempre un poco polémica? Keko ha decidido remarcar claramente la nariz del trepamuros. No le queda muy bien pero oye, ¿acaso no la cagó el propio Stan Lee cuando pidió que a Iron Man se le añadiera una?

Los ojirris le han quedado un poco cerrados y si no es por el rótulo lo mismo hubiera pensado que se trata del alienígena que pilotaba el ovni de la Edad Media. Lo mismo Keko tenía que irse a comer y dejó los ojos sin terminar, nunca se sabe.

El segundo dibujo ya es una escena de acción en toda regla, basada a todas luces en la película de Spiderman 3. Veneno luce su terrorífica lengua, va armado con un pincho para resultar aún más temible y no da tregua al pobre Spidey, que lucha a brazo partido contra un gigantesco Hombre de Arena cuya expresión triste demuestra que Keko captó a la perfección el halo de tragedia que Raimi insufló al personaje.

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Este es uno de mis preferidos por razones evidentes. Un crossover maravilloso que deja a la altura del betún a la Iniciativa Vengadores. Porque a Keko le da igual que Sony posea los derechos de un Spiderman aislado de sus compañeros de Marvel. Aquí tenemos al trepamuros y a Hulk luchando juntos contra el Doctor Octopus mientras Batman aplica toda su bat-tecnología contra el Joker. Lo que ya no tengo muy claro es el papel del pistolero. ¿El Castigador? ¿El Solitario? ¿Andrés Pajares?

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Antes de pasar a la traca final, hacemos un alto en el camino con el dibujo más enigmático de cuales hemos visto. La exclamación de “¡REY DE LOS TONTOS!”. Rey de los Tontos… No me digáis que tamaña aclamación no es llamativa y sobretodo sugerente. ¿A qué rey se refiere? ¿Y quienes son los tontos? ¿Es Keko afín a la República? ¿No le gusta el campechanismo de Juan Carlos? ¿Es pariente de la pseudoprincesa Corina? Todo son enigmas en ese papel. ¿Y el añadido de “malvados” a qué responde? Lo mismo se ha inspirado en aquella canción de los Mafia (http://www.youtube.com/watch?v=rzCKzV8GaC0) pero yo creo que por ahí no van los tiros. A ver esos lectores clarividentes, ¡que se manifiesten en los comentarios!

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El dúo calavera: Destructor y el monstruo sin nombre. Dos titanes a tener en cuenta.

El primero es una máquina de matar, eso está claro. Cuernos, sierras en los brazos, propulsores en las piernas y una guadaña al final de una cadena convierten a Destructor en el cabronazo de la semana. Un genuino “ass kicker” que te hará temblar en cuanto veas la calavera de su cinturón.

Pero ojo al parche, que el monstruo sin nombre no es menos amenazante que Destructor. Esta especie de insecto-reptil salido de los niveles más profundos del Diablo de Blizzard posee más habilidades que cualquier Pokemon o Digimon de tres al cuarto. Porque ya me diréis qué mierda de Pokemon va a ser poseedor de una pistola de dos cañones. Además de una lista de poderes donde no se incluyen esas terroríficas fauces llenas de colmillos y la cola de demonio, se incluye una referencia de la escala del bicho. ¡No le falta detalle! Lo mismo Keko no va para literato o dibujante sino para director de cine, como Guillermo del Toro. ¡Ánimo Keko!

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Y como colofón, dos escenas de puro Kaiju Eiga del recopón bendito. Ahí tenemos a todo el ejército defendiendo la civilización del ataque de un monstruo gigante lleno de pinchos. Lo de la zona del pecho no se si es un homenaje a la Madonna de los 80, dos cuernos o dos alas. Posiblemente sean cuernos. Que bueno, para cuernos, los que trinchan a un pobre incauto en la parte superior del dibujo. ¡Qué miedo!

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La última escena es una pasada y parece dibujada a medida de Virucom. Aquí no sólo hay referencias al kaiju y la ciencia-ficción espacial sino que además ¡hay un mecha gigantesco! Además juraría que la ilustración es anterior al estreno de Pacific Rim luego las referencias han de ser mucho menos evidentes. ¿Mazinger Z? ¿Evanlegion? ¿Los sobres sorpresa de Montaman? Quizá algún videojuego visto en casa de un colegui fuera la inspiración para Keko. O simplemente pasa que el concepto de monstruo vs robot es algo tan universal que no hace falta ver ninguna película ni leer ningún cómic para lanzarse a crear tu propia visión de tan apocalípico encuentro. Ese robot acumulando energía de ataque en su puño cerrado, ese engendro ciclópeo aullando de pura furia y blandiendo su mangual doble (guiño al gusto de Keko por todo lo medieval)… Auténtico Sense of Wonder.

 

El dibujo me ha gustado tanto que como guinda del pastel quiero rematar este artículo con un sentido y humilde tributo al arte de este chaval. Con uno poquito de color, una pizca de ilusión y un repaso con el photoshop con un ojo puesto en el look de Asylum, he pergeñado esta versión 2.0 de la obra más explosiva de Keko.

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Allá donde estés, joven talento, no dejes nunca de dibujar, de imaginar y de pasarlo bien.

¡Viva Keko!