Como parte de la celebración de los 20 años de Viruete.com, hemos reactivado el podcast y estamos a tope con él. Podéis suscribiros en Ivoox, Spotify e iTunes, y en lo que va de año ya hemos grabado 4 entregas. La última, consagrada al mundo de las salsas.

Efectivamente: se trataba de abrir la nevera del Superagente86 e ir comentando UNA POR UNA las 42 salsas que guardaba ahí. Aquí tenéis nuestra charla por un mundo fascinante repleto de agripicantes, agridulces, mostazas, tomates, ketchups, Bransons y chutneys.

 

Pero claro: dentro del mundo exótico del Superagente, entre tanta salsa rara… ¡resulta que le faltaban algunas de las más clásicas! Es lo que pasa cuando es un contenido nada impostado (como pudistéis comprobar en el directo de Twitch). Como nos habéis dejado algún comentario en redes al respecto, vamos a solucionar esa carencia con este artículo complementario. ¡A comer!

Salsa de soja: Más que una salsa, una alimento imprescindible, un clásico, un modo de vida. The way of the warrior. Empiezas usando los botecitos del sushi y acabas echándoselo a TODO. La salsa de soja se puede añadir casi en cualquier receta como sustitución de la sal: de hecho hay algunas que son una puta pesadilla de lo saladas que está….

Por eso es útil aprender a diferenciar las dos clases más importantes, la clara y la oscura: la oscura, incorpora caramelo y es por tanto más dulce y con un sabor más profundo, pero a veces mata el sabor de algunos platos, que se benefician de la sutileza de la salsa clara. Para diferenciarlas, basta con ver la lágrima que dejan en la botella, si persiste más de un par de segundos, estamos ante una variedad oscura. Si quieres de las dos, acude a una tienda de esas que tienen productos chinos, de las que entras a mirar y al final solo coges un ramen de 1.10€ para hacer la gracia, en el mejor de los casos, o un vídeo probando ramens, en el peor.

Y luego, claro tienes la Heinz esa que está dulzona y es la que acabamos pillando todos.

Vengo de raza y de palmera / De campo y de labriego / De caña y de madera

Salsa Valentina: Un imprescindible de la cocina mejicana. Elaborada a base de chile de árbol (¡de árbol!) y vinagre, es justo lo que esperas: picante. Su nombre, desgraciadamente, no viene del cómic de Guido Crepax, si no una guerrillera mejicana llamada “La Valentina” tan peleona como el aderezo. Mecachis.

Su gran ventaja es que es económica y dura mucho tiempo en la despensa. Hay dos variedades principales, la etiqueta amarilla y la etiqueta negra. Esta última multiplica x8 el factor de picante. Ideal para conseguir muchos puntos de victoria al final de la partida.

 

Salsa tártara: Un clásico muy versátil, ideal con pescados, patatas asadas, tequeños y huevos, con un sabor que excita a las mujeres y calma la ira de los hombres, como bien sabía Homer. Curiosamente, no es de las más fáciles de encontrar en los supermercados, y a parte de Calvé, muy pocas empresas se animan con ella.

Afortunadamente, es muy fácil de preparar, solo hay que mezclar mayonesa, con un poco de mostaza y encurtidos cortados muy finos con un poco del liquidito de conserva de los mismos (Pepinillos, alcaparras, aceitunas, cebollitas, etc.) ¡Pero que no esté caducado de hace 7 años, como la nevera del Xocas ese!

 

Desayunando A four of fish

Salsa HP: Una salsa creada, sin duda alguna por algún Hijo de Puta. Concretamente, uno del siglo XIX, una de las épocas doradas de ese movimiento. Nos hemos hinchado a verla en series inglesas, y desde hace ya un par de décadas, está en nuestros supermercados.

Por lo visto, se prepara con un una base de tomate y un montón de ingredientes entre los que destaca el tamarindo, fruto que muchos descubrimos gracias a Chespirito. El resultado es una salsa muy particular, con un sabor fuerte y un cierto matiz alcalino, entre otros. Se usa, una vez más, sobre todo en carnes, pero en el Reino unido lo usan para casi todo, incluyendo sándwiches, platos fríos, guisos e incluso sopas. Normal, con el asco que da su cocina.

Salsa Gaucha: La salsa esa rara de Ybarra que no se sabe ni donde sale. ¿Es argentina de verdad? Es básicamente una emulsión de tomate muy especiado y espeso, que marida a la perfección con cualquier carne, multiplicando el gustito de una simple pechuga a la plancha o unas salchichas normalitas. Por suerte, no existen registros de eso que pone en el bote de echárselo a la pizza. Ah, es muy calórica, así que con moderación o empezarás a publicar fotos con la evolución de tu régimen.

Las preferidas de Valerón

Mojo picón: Para ser una salsa tan conocida, no es muy frecuente verla en la península y pocas marcas la comercializan. La más habitual es la de la marca(no me lo invento), que comercializa también otros mojos y el suculento almogrote.
Va fenomenal con patatas (Especialmente con las exquisitas papas arrugás) y con carnes de todo tipo. También se puede preparar en casa sin demasiada dificultad: el desafío es no ponerse a cantar el tema de Caco Senante mientras la cocinas.

 

El resto de las que estáis pensando están comentados, de una forma u otra, en el podcast, que os invitamos a escuchar. Salsas de todo el mundo que, ya sabéis, mejor consumir en secreto por aquello de la apropiación cultural… ¡que no os regañen por preparar el curry con Avecrem! ¿Y cuál es  vuestra favorita…  o la más odiada? ¿EH?