¿Quién fue más mala en los 80 que Vanity? Pocas, muy pocas tuvieron una trayectoria tan loca y autodestructiva como ella. Vanity representa como poca gente los valores imperantes en el mundo de la música de la época: ambición desmedida, excesos de todo tipo y vacuidad musical a gusto de cualquier moda que tocara. Ahora que lo pensamos… ¡la cosa no ha cambiado nunca! Y aún así, ella se drogó más, folló más y se estrelló más que cien Lindsay Lohans juntas, y eso aquí lo valoramos mucho: auténticos kamikazes a bordo de un avión de alcohol y ego.

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En España la conocimos como la chica de El último dragón, pero Vanity ya era toda una estrella cuando se estrenó esa película. Nacida en Canadá, pronto destacó por dos características: su belleza, que la convirtió en modelo de éxito ya con 16 años, y su falta de escrúpulos para utilizarla: no tardó mucho en utilizarla para seducir a promotores, directores de casting o el que hiciera falta para prosperar en la profesión. Con 17 años ya vivía sola en Nueva York mientras triunfaba en el mundo de la moda.

Con 20 años se convirtió en la amante de Prince, y en vez de ponerle un piso, este le puso un grupo. El ya había teñido la idea de montar una banda llamada ‘Las putas‘ (The Hookers) con tres tías ligeras de ropa cantando sobre sexo. Al final prefirieron el nombre ‘Vanity 6‘, en honor a su líder… a quien en un principio quería rebautizar como Vagina. Que ideacas, el Príncipe éste. Una gira con su novio les garantizó miles de espectadores cada noche, y ella siempre procuraba destacar al precio que quería. El grupo claro está, duró poco: además de triunfar en la música la chica ya estaba comenzando a destacar en el cine, Vanity no iba a compartir el estrellato con otras dos desgraciadas.

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Tras un par de películas de terror en su Canadá natal, nuestra heroína, que ya era consumidora habitual precisamente de eso, de heroína, consiguió el papel principal en el film de artes marciales ya mencionado. Dicen las malas lenguas que para conseguir el trabajo, varios de los productores de la Motown pasaron por su catre: en todo caso mereció la pena, porque la chica pudo demostrar que, efectivamente, tenía maneras de actriz. Mientras en la vida real era un trepa y una drogadicta, como buena profesional del mundo del cine, en El último dragón parecía una chica íntegra y majísima que enamoraba a los chavales que iban al cine.

Por si fuera poco, contribuyó a la banda sonora con un tema en solitario, que presagiaba una nueva carrera. Y como no, el guapo Taimak, protagonista de su película, pasó por su cama, a pesar de que por aquella época estaba liada con Billy Idol. Todo bien, todo correcto.

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El fin tuvo cierto éxito en los EEUU, y mucho más por aquí. La campaña de TV a cargo de Joaquín Luqui y el éxito del pegadizo ‘The rythm of the night’ en la radio propició que hiciera una buena taquilla y sea hoy pasto de mitoplastas. Ah: también se pasó por la piedra al cantante de dicho tema. Todo parecía indicar que la chica iba a ser una estrella, pero resultó que estábamos en la cima de su carrera. Era ya el momento adecuado para su primer disco en solitario, que funcionó de manera similar a toda su carrera: no fue un fracaso, pero tampoco triunfó como se esperaba. No es de extrañar, porque no cantaba ni mal ni bien, ni tenía ningún temazo en su repertorio.
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Su siguiente film tampoco fue bien en taquilla, aunque el tiempo lo convirtió en un clásico de culto. En la inolvidable Nunca es pronto para morir, interpretaba a una espía que seducía al mismísimo Tío Jesse de Padres Forzosos, el gran John Stamos, y se enfrentaba al bajista de Kiss, Gene Simmons, haciendo de malvado travestido con ganas de dominar el mundo.

Vanity protagonizaba el momento más inolvidable y tronchante del film: una extensa y ridícula escena de seducción con un despistadísimo que no se entera de nada ni aunque le pongan la mano en su papo. La audiencia de La Monstrua de Cine Chungo estalló en carcajadas cuando fue proyectada en dicho evento. Por lo visto, en la vida real la cosa fue mucha más sencilla, y durante el rodaje, Vanity se acostó tanto con Stamos como con Simmons, que no son tampoco los tipos más difíciles de seducir del mundo.
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Durante los siguientes años, Vanity siguió apareciendo en episodios de TV y promocionando nuevos singles En 1986 apareció un nuevo LP de moderado éxito, pero su popularidad volvió a subir en 1987 por su relación con Nikki Sixx, el bajista yonki de Mötley Crüe. El músico la vio en la tele, le dijo a su manager que quería conocerla y esta le esperó desnuda en su casa. Y todo esto sin Grindr, oigan. En la biografía de Sixx cuenta como ella le descubrió el mundo de la bases de cocaína y el crack, y como su apetito sexual superaba al suyo, miembro de una de las bandas de rock más folladoras de la tierra. Por lo visto eran capaces de pasar semanas enteras sin otra actividad salvo drogarse como locos y follar sin parar. Livin’ la vida loca!

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Aunque se prometieron, nunca llegaron a casarse: al poco tiempo descubrieron que no se aguantaban, y lo de la chica con la farlopa, el jaco y otras sustancias era demasiado incluso para Sixx. En 1989, nuestra heroína protagonizó su último clásico del videoclub, Action Jackson, junto a Carl Weathers y el padre de Poltergeist, con los resultados de taquilla habituales: no fueron ni los negros. Llegaban los 90 y Vanity ya llevaba 10 años dando vueltas por ahí sin conseguir petarlo, y además, tenía una pésima fama en el mundo del espectáculo, que impedía que consiguiera más trabajos. Los papeles comenzaron a escasear (aunque ahí la teníamos en aquella El imperio de Neón postapocalíptica) y no tuvo un nuevo contrato discográfico. Su momento había pasado.

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Llegab la hora de pagar, y tanta droga, claro, se cobró su precio. En 1994 casi murió de sobredosis de crack, tras varios días encerrada en casa sin parar de consumir. Aterrada, decidió abrazar el cristianismo y casarse para poner fin a esos años de excesos que casi le cuesta la vida. Y aunque su matrimonio no duró, ella sigue defendiendo lo valores cristianos ortodoxos. En un arranque de locura (¿o de cordura?) decidió romper con el pasado y tirar más de 1000 cintas con entrevistas, canciones, películas, vídeos caseros… Todo lo cuenta en su libro, una muy arrepentida biografía en la que advertía a los jóvenes de no seguir su camino.

Vanity había quedado atrás, aunque su recuerdo persiste en las 5 veces que debe de realizar una diálisis debido al lamentable estado de sus riñones, un ritual de exorcismo diario que le hace la vida muy dura. Por lo visto estaba poseída por el demonio. Como toda la década.

Artículo publicado en el nº1 del fanzine Teenage Thunder y dedicado a la memoria de la actriz, fallecida el 15 de Febrero a los 59 años. DEP Vanity.