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Kiko Hernández y un amigo

Cuando tenía 8 años, Ángela, mi profesora de inglés particular y nativa, nos comentó que en su país también daban el Un, Dos, Tres. “Allí se llama 3-2-1”, aclaraba. Todos los niños, con el habitual complejo de ser español y ver como te pasaban por encima en mundiales y eurocopas, alucinamos con aquello. La aceptación del primer mundo aliviaba la pesada carga de ser compatriota de Naranjito.

La audiencia algo más adulta, la que no se quedaba frita durante su emisión, ya lo sabía. El propio Narciso Ibáñez, en varios de sus programas, se encargó de hacernos saber que el show lo petaba en toda Europa. Pero cuando ya llegó la versión inglesa, nos volvimos locos. Aquí no sólo pudimos ver clips del show, sino que se animaron a traer al presentador inglés y todo. En el vídeo podéis ver como Chicho, a través de Mayra, saca pecho hablando del triunfo de show. Nos decían que era “igual que aquí”, pero es como cuando vas a comer a un restaurante español en Alemania. Las cosas se parecen por fuera, pero el sabor es bien distinto.

El programa llegó a la TV británica en 1978, y no lo hizo precisamente de la mano de la BBC: la ITV fue el primera canal privado del país, operando a través de emisoras regionales. Con mucho menos presupuesto que el ente público, necesitaba producto barato y con ciertas garantías. Acordaos de la Telecinco de los comienzos: programas para críos, muchas chicas guapas y concursos chorras tipo Entre platos anda el juego. Teniendo en cuenta que en España nos inflamos a ver series de la ITV a partir de ese mismo año (Guillermo el travieso, Chocky, Dentro del Laberinto o La Superabuela, entre otras muchas), es bien posible que, en la práctica, todo terminara en algún tipo de acuerdo de intercambio de material.

El concurso era el favorito de España entera, y también conseguía estupendísimas cifras de audiencia en UK, pero allí estaba considerado como un ejemplo de lo peorcito de la tele. La comparación es odiosa: no es lo mismo trabajar para el único canal de TV del país que estar producido por una canal autonómico, en este caso, Yorkshire TV. Esto se tradujo en un plató más pequeño, el coche como regalo top (y no en todos los programas) y números musicales bastante más cutres, en especial durante la última etapa de los 80. Para nosotros, el Un,Dos,Tres era lo putísimo mejor, pero el 3-2-1 era catalogado de cutre y hortera.

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Lo que hacemos en las sombras

La mecánica del concurso era bien similar. Tras una careta animada, aparecía el presentador, el dicharachero Ted Rogers, y hacía unos chistecillos para ir animando el ambiente. Sus 50 años eran ideales para el target, y hay que reconocer que el tipo era muy bueno: recitaba los chascarrillos guionizados con un timing estupendo y era capaz de improvisar otros con los concursantes con mucha agilidad. El tipo era muy bueno y llegó a ser uno de los presentadores mejor pagados de la tele, levantándose 150.000 libras, de las de entonces, al año.

Las primeras bromas las realizaba junto a un curioso compañero: un cubo de basura con ojos. Para los que os quejábais de la Botilde. Era la mascota Dusty Bin. Nuestros amigos de Sufridores en casa os hablan un poquito más de ella. Se trataba de una animatrónico que costó un ojo de la cara y que ni siquiera hablaba, dando lugar a un incómodo monólogo del ‘host’ con un muñeco, con unos “divertidísimos” chistes que aquí podría hacer Dani Martín, por decir algo. Si en España el peor premio era que te dieran calabazas, allí era bastante menos alegórica: te ha tocado el cubo de la basura. Casi faltaba que mandaran a los concursantes a la mierda. Eso sí: tratándoles de usted y con la educación de un gentleman inglés.

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En teoría, cada edición giraba en torno a un tema, aunque al final todo quedaba en un par de números musicales y el vestuario de las chicas. La figura de personaje negativo a lo “tacañones” no existía, así que la parte de las preguntas transcurre de una manera mucho más rápida, normalmente completando las frases del presentador. También había muchas, muchas menos azafatas: apenas un par, y no fue precisamente cantera de actrices. Más bien todo lo contrario: la gran Caroline Munro, musa del fantástico british, recaló en el concurso durante 3 años, siguiendo al divorcio de su primer marido. Así, la otrora intrépida protagonista de Star Crash, Choque de Galaxias, aparecía disfrutando de un precioso mobiliario de cocina o un cargamento de 50 kilos de quesos que los concursantes acababan de perder. En el último Campamento Krypton hablamos un poco más sobre esto: me enteré del dato leyendo la biografía de la actriz. Durante unos años, prefirió un trabajo que le diera algo de estabilidad, laboral y emocional. Como comento, fue el único rostro con algo de fuste, previo o posterior.

La eliminatoria era el momento favorito de la chavalada: una ocasión de darse costalazos resbalando con pintura azul, o de cabalgar un toro mecánico disfrazado vestido de Django de saldo. A los ingleses no les moló tanto, y tras tres temporadas se cargaron esta prueba, la única física del show… ¡por un juego de ordenador! Con la industria de los microordenadores explotando en las islas, nada nos hubiera molado más que ver un Un, Dos, Tres con los concursantes jugando al Gryzor o al Target Renegade. Por desgracia, apenas duraron un año jugando al Breakout. La eliminatoria terminó consistiendo en una larguísima sucesión de números musicales algo rancios, tras los cuales se hacía una pregunta, una única pregunta, y el primero en pulsar y acertar, para casa.

Breakout

En marcha la secuela de Kung Fury

La subasta, aquel momento en el que desfilaban humoristas, cantantes y caricatos de la época, era de nuevo bastante más comedido en su versión UK. Para que digáis que aquí todo es peor. Lo único destacable eran más actuaciones a cargo del ballet del programa, que de nuevo fue de menos a más: comenzó teniendo aspecto de un musical de clase medio y acabó siendo un desfile de playbacks de versiones de una crutreza considerable. En España los grupos nacionales se daban tortas por salir, y acudían primeras figuras internacionales del momento como Europe o Glenn Medeiros; en el 3-2-1 os aseguramos, no pasaron Duran Duran o Depeche Mode. Ni mucho menos: la selección de artistas era siempre amables con el público adulto y jubilado asiduo al programa.

España

¡España es de puta madre, con toreros y paella!

Y alguno dirá” ¿Y qué hay de los humoristas, Viru? Porque sí, aquí mucha historia con los grupos y nosequé hostias, pero a nosotros los que no gustaba era imitar al Dúo Sacapuntas mientras comíamos nuestro bocata de Nocilla a las 12 de la noche”. ¡Pues claro que había humoristas! Normalmente, dos o tres, que se ocupaban de hacer unos sketchs en torno al tema del programa, utilizando cualquier tipo de decorado que tuvieran disponible. Los cómicos rara vez interactuaban con el presentador, y no solían repetir personaje, con lo cual no tuvo ninguna frasecilla repetitiva. El resultado hacía el programa más variado visualmente, pero menos cercano, que el nuestro. Y más corto: en nuestro Un, Dos, Tres contaba con al menos seis cuentachistes (o lo que fuera que era Bigote Arrocet) turnándose para hablar con Mayra.

Quizá es por todo esto que, en los comentarios en youtubes y blogs británicos, la mayoría de los fans no recuerdan con especial cariño al grupo de humoristas cincuentones, sino lo absurdo de las pistas que daban las tarjetitas. El espíritu cabronías de los guionistas estaba a la par de sus compañeros hispanos: podían empezar diciendo que el objeto servía “para que las familias se fueran de vacaciones”, tú pensabas en un coche o un viaje, y los tipos remataban: “como vacaciones se quiere tomar Mortadelo de Filemón”, y regalarte un Super Humor, como en tu cumpleaños. “Nonsensical” es la palabra más utilizada recordando el show.

El 3-2-1 británico conseguía unas audiencias espectaculares, emitiéndose  los sábados por la noche, con lo quee podéis suponer que clase de público tenía. Lejos de las épicas 7 horas de duración de su versión española, plagadas de juguecitos y patrocinios de todo tipo, aquí todo estaba finiquitado en cuestión de una horita, anuncios incluidos. Y a la cama que mañana hay que ir a misa. Las temporadas inglesas solían durar unos 13 episodios como media; een el original, directamente, no existía el concepto de “temporada”, y el programa terminaba, cuando Chicho y compañía querían tomarse unas vacaciones: somos muy fans de esos shows en los que un director, invadido por la melancolía,“enterraba” en un ataúd el programa, y nos pedía que no lo olvidáramos, inventando aquello de “me voy del foro / cierro el blog”. En 6 meses ya andaba dando la lata otra vez.

El show fue cancelado tras 10 años, según su presentador, porque los nuevos directivos de la cadena querían apelar a un público más pudiente y con mejor gusto: “nos han hecho lo mismo que a Benny Hill”, se quejaba en una entrevista. Seguro que tampoco le hizo mucha gracia ver como, años después, aparecía en un especial sobre los 100 peores programas de la TV. En general, los comentarios son mucho menos cariñosos que los del público español, donde como ya sabemos, el 1,2,3 era más popular que el fútbol, y cada programa se recibía como hoy se recibe un nuevo vídeo de Vegeta777 o uno de esos. La mascota Dusty Bin fue especialmente popular, existiendo multitud de merchandising, cómics incluidos, en torno a su figura: la verdad es que la idea de un cubo de basuras con patas nos hace más gracia que la dichosa Ruperta, sin llegar a molar más que El Antichollo, nuestro bicho del programa favorito. El puto amo.

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Aún siendo una versión menos grandilocuente, no ha fallado a la hora de proporcionar entretenimiento a la hora de preparar este artículo. En Youtube hay un montón de programas colgados, debido a su emisión en 2014 en el canal Challenge británico. Atención: todo un canal dedicado a EMITIR CONCURSOS VIEJUNOS. El mero concepto me vuela la cabeza. Aquí no somos capaces ni de mantener un Canal Nostalgia, aunque TVE tira tantísimo de programa de archivo que casi se está convirtiendo en uno; nosotros queremos uno con los programas enteros. Si es que en Italia la propia Mediaset tiene uno enterito para tan magna tarea.tc

Ahora que Chicho Ibáñez está de tour por las teles, algo mejor de salud, es un buen momento para recordar que, efectivamente, su programa se vendió y triunfó en toda Europa y que, a pesar de todo, su versión, la original, era más vívida y memorable de todas. Bueno, quizá a la par de la versión holandesa, donde tenían unos decorados acojonantes y, encima, eran presentada por un señor ario con bigotón y pinta de salir en una película de Magma. Contra eso es difícil competir.