Había dos verdades universales que todo joven español de los 90´S sabía a pies juntillas, que las Papadelta tenían sabor a sopa y que la franquicia Pesadilla en Elm Street era denominada por todo hijo de vecino como “Las películas de Freddy”. A mi dichas cintas me tenían completamente obsesionado y aterrorizado, hasta el punto de crear un “club de Freddy” con dos amigos míos en un descampado cercano a nuestras casas.

Había un pequeño estercolero con puertas viejas, cristales, moquetas podridas por el sol y neumáticos viejos, pues con esos ingredientes y el espíritu de Macgyver nos hicimos una chabola cutrísima que forramos de posters y dibujos de nuestro ídolo. Todo era alegría y felicidad roñosa hasta que uno de los fundadores cayó muy enfermo debido a una terrible infección que cogió por toda la basura acumulada, lo que truncó nuestro maravilloso sueño digno de Diógenes. Más información de ésta y otras tonterías de juventud, por aquí.

Más o menos así era el club, pero con más mierda en la ropa

Más o menos así era el club, pero con más mierda en la ropa

Yo, por supuesto, no había visto ni una sola película del personaje: ya tenía bastante con mirar de reojo las carátulas en el videoclub para irme por la pata abajo unas cuantas noches para regocijo de mis padres, que estaban de Freddy, del club y del niño hasta los mismísimos. Os preguntaréis acertadamente ¿de qué diantres hablábais en vuestra mierda de club si no habíais visto las pelis? Pues de esto.

Te vas a comer la patilla mamón

Te vas a comer la patilla mamón

Freddy era algo “para mayores”, y precisamente por eso nos fascinaba a los críos. Allá por 1991, Pesadilla en Elm Street era eso: pura fórmula para críos. Aprovechando el estreno de la sexta parte de las aventuras de nuestro quemado amigo, los de “Cuscó artes gráficas”, responsables de muchísimas colecciones de la época, como el álbum de Terminator 2 o el célebre Fans, decidieron dar a los niños lo que más demandaban… imágenes de adolescentes asesinados y torturados en forma de simpáticos adhesivos.

Tus discos de Eskorbuto no te salvarán puerca

Tus discos de Eskorbuto no te salvarán puerca

El álbum está dividido en cinco categorías. “Quien es Freddy”, “Freddy y sus escenarios”, “Las víctimas de Freddy”, “El terror de Freddy” y “Quién hay detrás de Freddy” dónde nos cuentan el proceso de maquillaje. Como habréis deducido, la colección de cromos es un spoiler con patas, que no se corta en resumirte las cinco primeras películas sin escatimar el destino de los protagonistas, pero no contentos con eso te destripan algún que otro final. ¡Para que luego os quejéis de los trailers modernos!

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Este álbum es un artefacto de lo más extraño, ya que para acompañar cada foto decidieron incluir un breve texto explicativo de lo que sucedía en el adhesivo. Hasta ahí ningún problema: la cuestión es que la colección estaba enfocada a un público infantil, y que lo que se muestra no tenía en principio ese target en concreto. Así que estos pies de foto tratan de quitarle hierro al asunto, lo que en ocasiones produce la misma sensación que ver a Alf en movimiento, una mezcla entre risa y vergüenza ajena.

 

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Son tantos los cromos con imágenes o pies de texto impagables que mis favoritos han ido cambiado a lo largo de los años, así que he optado por ilustrar el artículo con ellos y que flipéis como flipaba yo. De pequeño me impresionaban más los cadáveres, las fotos de maquillajes grotescas y ver a Freddy en acción en cosas como esta:

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Yo sin duda me quedo con la siguiente e inenarrable secuencia y la enfermiza obsesión del que realizó el álbum con el guante de nuestro amigo. Vamos a ver… ¡Que es un guante con cuchillas, que no tiene más, que sirve para matar! Una vez más, se nota que el que realizó el álbum no tenía ni puñetera idea de que iban las películas.

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Si, el guante es como el libro de Petete, educa, enseña y entretiene

El guante es como el libro de Petete, educa, enseña y entretiene

El de los punkys que habéis podido leer al principio es una puta maravilla.

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Spoileraco al canto. “No ver más publicaciones de este usuario”.

 

 

Pero no es mi favorito. Ese os lo dejo como colofón final, una vuelta de tuerca al concepto de la saga ¡Ni Christopher Nolan ni leches! Fijaos como en pocas líneas reinventan los peculiares gustos de nuestro protagonista… Lástima que no se le ocurriese a Cristina Almeida en los juicios del caso Arny.

Con dos cojones, sí señor.

“A LOS NIÑOS NO, EH, TRANQUILOS”

Ignoro si el álbum fue un éxito, pero lo que si os puedo decir es que al mío le faltan cuatro cromos porque que no conocía absolutamente a nadie que estuviese haciendo la colección.

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Cosa que no entiendo, ya que no se puede comparar un aburrido álbum de coches o aviones con uno en el que sale un señor descuartizando gente. Al menos tengo la suerte de conservarlo conmigo, para que el bueno de Freddy (Mercury no, el otro) siga amenizando mis pesadillas.

Estaba de parranda

Estaba de parranda

César Criado habla de cine, infancias truncadas, drogas y prostitución en Butaca Residual y Pelulazas.