Mientras sobrevivo al asfixiante calor veraniego, las emanaciones tóxicas de la calle y el ruido constante, voy ultimando varios artículos largos que tengo preparados para dar cuerpo a esta humilde sección de Virucom. Hoy de momento os brindo un post ligerito de los que también subiremos de vez en cuando.

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En un principio, Diógenes Pop arranca recuperando piezas que andan perdidas por casa y que teóricamente siguen inéditas de cara a su presencia en Internet, que ahí está la gracia. Hoy mismo, buscando unas cintas vhs enterradas en el salón, he dado con un diminuto depósito de material que no veía desde hacía más de una década. Me he topado, nada más y nada menos, con dos números de Copito dedicados a Los Picapiedra y Maguila Gorila, con el primer volumen de El maravilloso mundo de los Gnomos (que creo han reeditado hace no mucho y que es una preciosidad), unas cintas de casete finstras a más no poder (tendré que ripear alguna, eso seguro) y un diminuto libro sobre gatitos, de cuando los gatitos no dominaban el mundo.

Porque sí, en el 88, siendo yo un infante, apareció por casa este libro sobre unos gatos muy monos antes de que youtube y facebook convirtieran a medio mundo en zombis esclavos de los felinos. Vamos, como estará el personal que hasta la futura Skynet está más absorbida por esas bolas de pelo.

Personalmente, por forma de ser y circunstancias vitales que no vienen al caso, siempre he sido mucho más de perros que de gatos. Y aún así, y ya que he encontrado este libro (anónimo, por cierto) lo voy a compartir con los lectores de Virucom, que seguro que muchos sí sois amantes de estas criaturas tan curiosas. Quizá ha sido la diosa Baast la que ha puesto este libro en mis manos. Y está la cosa como para vacilar a los dioses.

De la edición se bastante poco, dado que por la red tampoco parece haber muchos datos. Y que tampoco es que yo tenga especial interés por indagar, que es agosto. La editorial es Grafalco, el año de edición 1988 y la colección a la que pertenecer se llama “Ternura”.

Colección Ternura. No os lo perdáis.

No encontramos ningún tipo de créditos, y tampoco se ve la firma del autor o autora por ninguna parte. Todo un misterio entre manos para el que, me temo, no podéis tirar de Wikipedia para resolver. Y aunque alguno de los animalitos tienen unos ojos un poco de estar flipando (a lo Little Bub, casi) pero eso no les quita de seguir siendo bastante monos. De hecho, los de verdad te miran de una manera tan penetrante que te dejan tieso.

Tan sólo añadir que este artículo está dedicado, como no, a uno de los miembros en la sombra del programa Campamento Krypton, Buddy el Virugato (que espero que comparta este artículo en su facebook personal), y a Kokoro, una gatita con antepasados japoneses.

¡Ah! No dejéis de haced “Me gusta” a la página en Facebook de Diógenes Pop que hasta que se suban los artículos principales, siempre se irán subiendo cosillas para todos los amigos del merchandising chungo, la comida basura, la música fina filipina y las chucherías multicolor. Seremos poquitos pero estaremos muy bien avenidos, ya veréis.

Y ya sin más, os dejo con el libro de “Los Gatos”. ¡Que lo disfrutéis!

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Aunque al autor de estos artículos se le vaya la pinza de vez en cuando siempre habrá un gatete que se la encuentre.

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Gatos y fútbol. El puto colmo del mainstream superventas.

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¿Vosotros os las apañáis para lavar bien a vuestro gato? A mi perro la ducha le daba bajona, como a algún videoblogger de los que me molan, y no se yo cómo se lo tomarán vuestros gatos, que aunque son tan aseados tienen que llevarse un remojillo de vez en cuando.

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Con un buen libro nunca te sientes desamparado.

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Un clásico de la maldita gatoexploitation: poner a los gatos frente a un espejo y ver qué pasa.

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Este gato va para tertuliano de Qué tiempo tan feliz o Cazamariposas Fresh, como poco.

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Encantado de la vida. Ojalá los niños españoles se alegraran igual cuando les ponen fruta de postre.

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Más de diez años después de ver el libro por última vez todavía me acordaba de esta rima. Palabra.

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Hay videobloggers que son tan especiales tan especiales que me pasa como al gato: no se si me dan ternura o si me los quiero comer a dentelladas.

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Aquí tenemos a un gato que daba lástima con esas gafas en el 88 y que ahora sería criticado por hypster. Ciclos de la moda gatuna.

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El colmo de la cutexploitation: un gatito y un pollito compartiendo un tazón de leche. Cristina Pedroche ve esto y le da un parraque.

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Doce gatitos como doce campanadas para cerrar este post más suave que el corderito de Norit. Sed buenos y enseñad a los más pequeños el respeto sagrado por los animales, ya sean salvajes o domésticos. Seguro que acabáis mejor que Grafalco, que terminó haciendo recortables apócrifos de las Spice Girls.