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Ahora que ya ha pasado el día de Reyes y muchos os habéis desahogado subiendo a las redes sociales una foto de toda la morralla que os han regalado (haciendo un ridículo espantoso en unas ocasiones, o una desagradable ostentación consumista en otros) vamos a volver a hablar de juguetes. No de figuras de acción eternamente criogenizadas en su blister, no. De JUGUETES.

 

Tras la publicación del ya tradicional podcast sobre el catálogo juguetero del Toys”R”Us llega el momento de estrenar una nueva sección con la que esperamos pasar buenos momentos durante este año 2014. La excusa es este momento de resaca navideña y planes para las rebajas, donde más de algún espabilao encontrará esa ganga saldada, algo impensable en Diciembre. Tampoco es que necesitemos ninguna excusa para hablar de juguetes, pero mira, esta semana era idónea para… presentar una nueva sección.

 

Inauguramos en Virucom un rinconcito dedicado a los muñecos raros, los juguetes feos, las golosinas picantes y los cromos apócrifos entre otras maravillas. Estrenamos hoy Diógenes Pop: una sección de artículos breves en su mayoría donde daremos rienda suelta a nuestro amor por los productos de kiosco y la acumulación (que diría Mauro Entrialgo) compulsiva de cacharros de plástico y basurilla multicolor.

 

Y vamos a arrancar la sección con una pieza de coleccionismo de lo más particular. Estoy hablando, niños y niñas, de mi querido G. G. Granoso, el muñeco más purulento a este lado del Pecos. Quizá haya juguetes igual o más desagradables pero de esos ya hablaremos a su debido tiempo. G.G. ha sido seleccionado por ser una auténtica rareza, muy alejado de la popularidad de la Pandilla Basura o mis estimados Pestuncios.

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Debí hacerme con él en torno al año 91-92. Yo en aquella época padecía un enajenamiento mental infantil del que no me he recuperado debido a la exposición a las nocheviejas de Martes y 13, los dibujos animados del Cobi de Mariscal y a mi visita a la Expo de Sevilla, evento finstro donde los haya con otra mascota loquísima.

 

En aquella época todavía existían en casi todos los barrios españoles un híbrido de jugueterías y tiendas de chuches que eran las “tiendas de regalos”. Una suerte de colmado de la psicotronía donde podías encontrar las chorradas más grandes, preferentemente dirigidas hacia un público infantil-juvenil: golosinas, equipamiento para fiestas, artículos de broma, petardos, patatas a las que les crecía el pelo, sobres sorpresa, juguetes de todo pelaje… Todavía existen algunas tiendas de ese estilo, que Loki las bendiga, pero casi todas fueron sustituidas por tiendas de Todo-a-100 y por los subsiguientes “chinos” que actualmente plagan España. “Chinos” que por cierto perdieron toda la gracia cuando descubrieron que ganaban más dinero vendiendo ropa cosida con mano de obra esclava que con juguetes de imitación, que eran los más divertidos. Antes ibas a un Todo a 100 abierto por chinos y encontrabas figuras de Robocop, La Patrulla-X o Dragon Ball con un acabado más que aceptable, muy cercano al original. Ahora tienes suerte si encuentras unos soldaditos pelones o Transformers de marca blanca que se rompen antes de sacarlos del blister.  Fue en una de esas tiendas de regalos (ojo al matiz, eran tiendas donde comprabas cosas para otras persona, quizá porque no las querías ni para ti) donde encontré a G. G.

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Y no estaba sólo. Este muñeco, o juguete más bien, formaba parte de una pequeña colección de unos 4 o 6 modelos, no puedo recordarlo. Si hubiera tenido dinero me los hubiera comprado todos, claro, pero yo era un niño y bastante suerte fue que mi madre me comprara semejante engendro. Tampoco creo que fuera muy caro, porque los juguetes de la época no costaban la estafa de precios que se ven ahora, pero vamos, que olé por la señora por gastarse las perras en el antojo de su vástago.

No recuerdo como eran los modelos de la colección pero a buen seguro que serían los clásicos arquetipos de persona feeta. Un poco como los geniales retratos del “¿Quién es quién?” original pero en plan grotesco. Gafas gordas, rulos, orzuelos… ese tipo de cosas.

 

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Por lo que sea elegí a G. G. Granoso. Un tipo de expresión furiosa, repeinado hacia atrás y con un enorme grano entre ceja y ceja en plena explosión. Un grano que al contrario del dibujito de la base, no expulsaba pus blanco sino ¡sangre! Cuando apretabas el botón del artefacto, un chorro rojo brotaba a presión del repugnante forúncupo, empapando la cara del interfecto y toda la esfera, como en una versión gore de las burbujas de cristal con estampas nevadas. Con el tiempo, el agua terminó evaporándose, y dentro de la esfera han quedado multitud de motitas de colorante rojo. El grano de G. G. terminó por secarse, aunque él sigue con la misma cara de cabreo.

 

Veamos algún detalle más. El texto de la base, por ejemplo:

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“G. G. significa Gran Grande y si miras a G. G. sabrás el porqué. ¡Si tener granos grandes fuera un deporte, G. G. sería el campeón!

PD: No te sientes delante de él en el colegio.”

 

Un momento. ¿El colegio? ¿Pero qué edad tiene G. G.? Parece un carroza de modo que o bien es un repetidor sin remedio o bien un profesor. O quizá fuera uno de esos conserjes que daba miedo. En mi facultad había uno con Síndrome de Tourette y otro que se parecía a Karloff así que no digo más.

 

¿Y el nombre? No he podido descubrir cual sería el nombre original. ¿G. G. Grain? Me gustaría pensar que el diseñador del engendro bautizó así a Granoso en honor al gran G.G. Allin. No me voy a poner ahora a explicar quién fue G.G. Allín para los neófitos, que para eso está Google, pero sí diré que como músico, gustaba de realizar algunas performances bastante extremas y muy escatológicas que encajan bastante bien con el aura de Granoso.

 

A G. G. jamás lo vi en otra tienda y por supuesto nunca vi a ningún niño con ninguna otra pieza de la colección. Entiendo que el público objetivo serían niños prepúberes como yo, gamberretes de los que iban dando sustos a sus primos con dentaduras de vampiro de plástico de esas que te dejaban las encías hechas polvo. Si en lugar de en la cara, G.G. hubiera tenido un grano gordo en mitad de la espalda, seguro que hubiera sido un éxito de ventas entre las mujeres, aunque ahora que lo pienso, privarles del sumo placer de apretar el grano o espinilla ellas mismas le quitaría toda la gracia al asunto.

 

No puedo aportar más información sobre la figura y la colección, ya que de momento no he encontrado ninguna referencia concreta por Internet. Tampoco me extrañaría que alguno de los avispados lectores de Virucom encuentren un rastro y den con los otros modelos de modo que aquí van las pistas de la base:

 

Granoso fue distribuido en España por Famosa Comercial a través de la marca Famoplay y originalmente fue producido, o al menos distribuido por Galoob, que era una empresa propietaria de franquicias como Terminator, Equipo A, Black Star, Defenders of the Earth, Motorratones de Marte, Johny Quest… El copyright exacto es de Lewis Galoob Toys y se fabricó (cómo no) en China en 1991. No está mal para empezar a investigar, ¿no? Jóvenes basureros, ¡no me falléis!

 

Y para terminar, rematando este primer capítulo de Diógenes Pop, algo que espero sea un contenido habitual: ilustraciones originales. Producir un extra y hacer un sentido homenaje a algunas de las joyitas de mi colección. Espero que os guste y recordad:
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Larga vida a Diógenes Pop ¡y que viva la basura!