Al mundo de las patatas fritas le pasa como a los tebeos de superhéroes: parece convulso, pero en realidad no va a ninguna parte. Nuevos sabores aparecen y desaparecen a velocidad pasmosas, para, finalmente, quedarnos siempre con las de sabor a “presunto” jamón de Ruffles y, como mucho unas vinagretas de Lays, las PP-PSOE del mundo patatil

Por eso, cuando se presenta la oportunidad de probar un sabor nuevo, cualquier sabor nuevo, hay que aprovecharla y actuar de inmediato: a veces la producción es cancelada apenas unas semanas después del lanzamiento del producto. Y por eso aquella tarde, en el Ahorra Más, decidí comprar a la vez estas dos nuevas variedades, poseído por el mismo espíritu que lleva a un vecino de Alcira a emigrar a Noruega sin saber nada del idioma: la más absoluta desesperación.

 

En esta ocasión se trata de dos adiciones simultáneas a dos de las líneas de Matutano / Lays. Las patatas onduladas reciben las “Ruffles Pizza Pepperoni” y las Lays, las “Lays Ketchup”. Dos nombres que nos prometen romper esa monotonía en nuestra dieta de comida basura. Dos héroes que traen la esperanza a la galaxia. Dos escrituras a elegir.

El primer problema que afrontamos es el sabor “pepperoni”. Porque en España tardamos muchísimo en saber que el pepperoni era una especie de salami picante. Algunos pensaban que era un jugador del Lazio; otros, una mezcla entre el defensa brasileño y Ronnie James Dio.  A la mayoría no le importaba una puta mierda. Y aún hoy, el dichoso pepperoni solo se come en las pizzas. Nadie se hace bocadillos de pepperoni porque no lo venden en ninguna puta tienda. Ni siquiera en los Mercadona.

Por tanto, la imagen que utilizan en el propio envoltorio no es la del propio embutido. Es el de una pizza. Son, por lo tanto, Ruffles sabor pizza, y como os imagináis, el sabor no recuerda a ninguna pizza que conozcamos. Pero que, tengo que decir… ¡están buenas!

 

 

En cuanto a las Lays Ketchup, para mí suponen un gran avance. Y es que, aunque os parezca mentira, hay gente que prefiere las patatas sin sabores, “al punto de sal”, o alguna mierda de esas. ¡Así va España! Así que alguna vez me veo obligado, forzado bajo amenaza, a consumir este tipo de snack. Pero si tengo cerca un bote de Ketchup, o algunos sobres del Burger King de los que sobran cuando te traes la cena a casa, todo va bien: me echo un buen chorro en un platito y voy mojando. Que socorridos son los sobrecillos, ¿eh?

En teoría, las Lays Ketchup deberías de solucionar este problema. Y casi podemos decir que lo consiguen. Efectivamente, saben a ketchup, o catsup, que se decía antes, en un intento de castellanizar la palabra que no sabemos de dónde apareció. Eso sí: no disfrutamos del fresquito de la salsa recién salida de la nevera.

Los activos tóxicos que destruyen Europa

 

Aunque a mí personalmente me han gustado las Lays Ketchup, ya adelanto un sector del público al que no van a gustar: los que detesten las Lays Vinagretas. Porque, efectivamente, el sabor de estas es bastante avinagrado, como es el ketchup Heinz, y el resultado podríamos denominarlo de “vinagreta-lite” o “vinagreta versión de prueba”, solo válida durante 21 días.

Como digo, a mí me han gustado los dos, aunque en estos casos, soy un público fácil de contentar: como he dicho antes, me vale casi cualquier sabor, y estos que tienen un poco de mordiente, más todavía. Pero queda la prueba definitiva: ¡El Virugato! En este caso y como ya anuncié, será Ronnie, el gatete huérfano que hemos adoptado, el responsable de catar los alimentos.

 

Primero le damos las ruffles….

Y después las Lays..

Y el resultado es… que un gato no se comería estas patatas. ¿Quién lo iba a decir? Y teniendo en cuenta que Ronnie como de todo, el cabrito, no es buena señal.

Un último comentario: resulta que como estos productos se lanzan coincidiendo con la eurocopa, regalan unas calcamonías sin dibujo: solamente el color, para que te pintes en la cara las banderas de España y Portugal, países en los que se distribuye el alimento.

Salvo que hay un fallo… mientras que el rojo y amarillo de la bandera española sí está representado… ¡en lugar de verde tenemos color azul! ¡Os lo juro! No he hecho foto, pero os pido que confiéis en mí, vuestro amistoso amigo y vecino.

Nosotras parimos, nosotras decidimos

Quizá se busca complacer a la colonia sueca en España, incluyendo los colores de su bandera. ¿O quizá contentar a los de… Ucrania? No tiene ningún sentido. Lógicamente, a nosotros se nos ocurren otros usos mucho más interesantes…

Por desgracia, las acuarelas estas son UNA PUTA MIERDA. He intentado pintarme algo simple y elegante: el símbolo de la flota estelar de Star Trek, que mira que es una forma sencilla, y nada. También había pensado en dibujar un Angry Bird en mi mejilla, pero fue absolutamente imposible, puesto que los colores son muy flojos y no se adhieren bien. Incluso veo complicado hacer las tres dichosas franjas de la bandera española. Me he frustrado delante del espejo comprobando lo inútil de mis esfuerzos, como aquella vez que recé a Dios para que me regalara un Game & Watch de Nintendo y jamás apareció. Ahora entiendo mejor la canción aquella de “Lady lady lady, se pinta los ojos de azul”. Mal, señores de Pepsico, MAL.

 

Carpe Diem

 

Así que aquí las tenemos. No creo que se vayan a convertir en los snacks favoritos de nadie, como si lo pueden ser las Thai Sweet Chilli, pero nos permiten variar y tener más opciones. Al menos por tiempo limitado, como nos avisan en el envase. Definitavamente, le caemos mal a alguien ahí arriba. Al Duende Karín, quizá.