Los habituales ya sabéis que el Virugato es siempre una parte importante de esta web. Primero, Billy, mi querido y difundo Virugato original. Al mudarme, Buddy ocupó su lugar, aunque este nunca ha sido tan curiosito con la comida. Aquellas catas gatunas de comida eran el principal motivo por el que parecen mis felinos en la web.

Ahora la viruhome tiene un nuevo invitado que me trae por el camino de la amargura, como DC últimamente. Es el gato Rooney. Tiene 7 años y es naranjita, delgado y muy, muy miedoso.

Rooney es un gatito huérfano. Su dueño, la novia de mi cuñado, murió hace poco, y el pobre se quedó solito y traumatizado. Yo tenía ganas de tener otro gatete en casa para hacer compañía a Buddy y que planearan maldades juntos. Además, y como me pasa a mí, los bichos son nocturnos, y me harían compañía en esas largas madrugadas viendo Gran Hermano y comiendo leche con crispies, así que no les costó mucho convencerme.

Durante el primer día, el pobre apenas se atrevió a abandonar el transportín: lo normal en estas circunstancias. Al menos se dejaba acariciar un poco. A los dos días hubo que llevarle al veterinario y bañarle y aquello sí que fue una verdadera odisea. No podía dejar de pensar en “El niño salvaje” de Truffaut. Aunque tuviera ya siete años, aquel bicho estaba aún por civilizar.

Con el paso de los meses, Rooney se ha transformado en Ronnie (soy más fan de Dio, de Ronnie Spector y de los Rubinoos que de bruto ese del Manchester), y ha trabado cierta amistad con nuestro virugato. Amistad consistente en pegarle collejas cuando duerme, tirado a la bartola en el sofá.

Lo que más me fastidia de este sosías de Isidoro es que es… un cobarde. No he visto un gato más miedoso en la vida. Scooby Doo es Flash Gordon a su lado. Todo le asusta al tío. Yo mismo, los ruídos de la calle, la puerta… Se pasa medio día escondiéndose bajo un sofá de cualquier ruído, o de cualquier intento de aproximación por mi parte. Y me da una rabia tremenda. Realmente no sé porque le tengo cariño. ¿Sólo por lo gracioso y guapete qué es? Es como ir detrás de una tía que te trata fatal solo porque es guapa. En fin. De momento tengo paciencia con el bicho. Si la tengo con DC o con algunos de mis lectores, no es cuestión de negársela al minino.

Por suerte, hay cosas que pican su curiosidad. Y es aquí donde tenemos una buena noticia para todos los fans de la web. Mientras que Buddy no gusta de comer nada salvo su comida, Ronnie está dispuesto a llevar una dieta más variada. De momento he comprobado que le gusta el jamón, el pavo y los pettit-suisse. El día que hagan pettit-suisse de jamón será feliz. Así que espero que él se convierta en el próximo catador oficial de porquería de Virucom, haciendo apariciones en los próximos artículos de comida. Por fin un catador voluntarioso, dispuesto a lamer los Riskettos Ninja y darnos una opinión. Eso si consigo domesticarlo un poco, vamos. Hasta le ha quitado la casita a Buddy, aunque él no la usaba. “No van a darte las llaves…”

De momento, y debido a ese auto-aislamiento que el gato se ha impuesto, ya sufre mis burlas en forma de motes. Tiene muchos: el margi, mopimargi, el emo, elcobarde, macarronnie, rubi, el maca, puro nervio (homenaje a Julio Alberto), Donrro… Todas esas cosas de papas recientes que yo, como no tengo críos, canalizo en mis mascotas. El reloj biológico está a punto de e-x-p-l-o-t-a-r.

Sí: las comparaciones con Garfield y Heatcliff no tardon en aparecer. Pero a mí al que me recuerda más es al gato Michael, el protagonista del manga What’s Michael del genial Makobot Kobayashi, aquel que nos dio lo de Hello en el Shonen Magazine. La serie la daban en Antena 3 por las mañana hace ya fácil 20 años y creo que no la han repuesto nunca. No sé a qué esperan, ahora que los gatos son lo más guay y, gracias a internet, se han hecho más populares que los perros.

En fin. Que tengo un gato nuevo y hace todas las cosas esas de gatos que salen en los tebeos de Jeffrey Brown y José Fonollosa.