Desearíamos que se nos cumpliera un deseo: que algún matao de la programación freeware montara un M U G E N edición Piel De Toro cuyo plantel de luchadores cuente con la presencia de John Cobra, el Batu, el Chiru, el Pegaso y los niños que hacen peleas de gallos con sus ripios en youtube (como nuestros queridos Diego El quinto elemento y Monty). Y ya puestos, otro M U G E N edición The Five Venoms’s Bizarre Adventure ov fire ultrafreak protagonizado por Lord Pepo, Haplo, Tury, el Jebi Otaku y el Narutard. No es un proyecto imposible, pues todo el trabajo ya está hecho: los estilos de lucha, los movimientos, los trajes, sus historias… ya vienen de la vida real de los interfectos. Imaginad el personaje de Lord Pepo, que tras florecer combos que tumben a sus rivales en el modo single, veríamos su final particular, con él caminando hacia el horizonte tras cumplir con su venganza mientras vemos de fondo el edificio de Telecinco arder en llamas. El súmmum llegaría con un crossover de los dos, en plan Marvel vs Capcom, aunque ya sabemos de antemano quienes acabarían hechos papilla en el suelo (¡Auch!).

Como esto es imposible, tendremos que conformarnos con las bizarradas genéricas y clónicas que salen a la luz a raíz del éxito de sagas de lucha famosas. Nunca hay suficientes mamporros con Street Fighter, Mortal Kombat (“toasty!”), Soul Edge o Tekken. Y sinos cansamos, contamos con la inestimable colaboración de ciertas compañías de segunda división que buscan aprovecharse del ansia de los incautos jugones al colarles mojones del calibre de Rise of te Robots, Cardinal Sin (gore per se de lo más gratuito), Tao Feng, los Body Blows, Dead or Alive (uy sí, las tetas gordas de este juego están igual de justificadas que los destapes del cine de Pajares y Esteso) o el protagonista del artículo presente: SHAQ FU.

Petición online para remake, port, película… cualquier chorrada, pero lo queremos YA

Una historia de venganza milenaria… y entonces apareció Shaq

En los albores de Virucom ya nos contaba Viru que el argumento de este juego necesitaría de una tesis en profundidad en forma de artículo propio. Comencemos, por lo tanto, comentando su trasfondo.

En una dimensión paralela llamada El Segundo Mundo (en algún sitio tienen que vivir los Secundarios que nos traumatizaron) gobierna el malvado y poderoso Sett Ra, guerrero imbatible en combate. Tan poderoso era, que podía sacarse de su propia sombra una bestia asesina bautizada, de manera muy poco creativa, como Beast (“hola, soy un punki porreras y tengo un perro al que llamo “Perro” y un canario al que llamo “Pájaro” jaja).

Como en esa dimensión no pasa nada interesante, decide que ya es hora de expandir el tamaño de sus dominios y conquistar El Primer Mundo (¿captan algún tipo de trasfondo político?). Menuda sorpresa se va a llevar cuando se convierta en el amo del mundo y luego en los desfiles conmemorativos sus súbditos proclamen a grito pelado “¡Sett Ra dimisión!”.

Aunque llegó a derrotar a un faraón de Egipto anónimo en su incursión a la Tierra, y lo suplantó en el trono disfrazándose como él, Ahmed, el hijo del faraón, que no era tonto, decidió cobrarse venganza aliándose con su bisabuelo japonés (¿?) llamado Leotsu (los egipcios y los japos se llevaban fetén, eso lo sabe cualquier estudiante de la ESO). Sett Ra acabó derrotado y devuelto al Segundo Mundo de una patada en el culo y envuelto en vendas cual Mum-Ra el Inmortal. Mil años después, porque en las historias de  fantasía épica los lapsos temporales siempre van en números redondos, Sett Ra despierta porque su vasallo Beast captura a un descendiente de Ahmed llamado Nezu, un chavalín japones.

“Te cojo la cabeza así, te meto los dedos, juego a los bolos con tu cholo, yo yo yo, ajá, palabra broder”

Comienza el juego, y Shaq es el héroe porque… porque sí

¿Y qué cojones pinta Shaquille O’Neal entra toda esa paja argumental? Resulta que Shaq es un luchador legendario, ya que cuando no está jugando al baloncesto ni grabando discos de rap, que es el único desahogo creativo de los negros famosos, se dedica a practicar un arte marcial propia y mortífera: El Shaqido. Y si, querido lector, eres un mitoplasta de pura cepa (de puro ceporro más bien) te habrás dado cuenta de la incoherencia con el título del juego: ¿Si se hace referencia al Kung Fu, por qué el estilo de lucha del protagonista parte del Hapkido? Nos encontramos ante una polémica del calibre del remake de Karate Kid (que de haberse llamado Negrata Kid, nadie se habría quejado, ¡digo yo!).

Bollicao Dokyo + Pepsi: La merienda más cool en Japón

Nada más comenzar el modo historia nos encontramos con que Shaq se dedica a “hacer tiempo” en los barrios bajos de Tokyo, donde una estrella del baloncesto, un negro de más de dos metros no llama la atención ni es reconocido por nadie, mientras espera la hora de un partido amistoso en pro de la caridad cuyos beneficios irán a parar a managers, organizadores, especuladores. Como no hay ningún Kentucky Fried Chicken cerca, Shaq se ve atraído por un pequeño dojo de Kung Fu (aunque tiene más bien pinta de bazar chino donde venden mogwais). Dentro se encuentra con un viejo chino que le identifica como el Guerrero de las Estrellas (¡toma!) y le pide que por favor cumpla su misión de salvar al niño elegido.

Referencias a Kenshiro y a Harry Potter aparte, Shaq no se entera de nada y le cuenta el viejo que sólo está mirando por ahí mientras espera a que empiece el partido solidario (y esto lo dice Shaq remarcándolo en el juego aunque nadie le pregunte. Qué cucos los famosetes a la hora de presumir de caritativos). El viejo insiste y conduce a Shaq hacia la trastienda de su bazar, que resulta ser la entrada a la dimensión del Segundo Mundo. Primera lección: Jamás, repito, JAMÁS aceptéis la invitación de un viejo asiático para ir a la parte de atrás de su local. Nada bueno puede ocurrir en una situación así.

Esa mirada de pillo del dependiente chino. Esa mirada

El juego: Shaq repartiendo hostias a un colectivo étnico interdimensional digno de una colección de cromos serie B

Hasta aquí el grueso argumental del modo historia, eso que según John Carmack es tan importante como lo es en una peli porno. Entremos en el juego en sí, que en una sucesión de encuentros aleatorios con la fauna de esa dimensión donde se encuentra el malo del juego. En la versión de Super Nintendo, nada más aparecer en el mapa de El Segundo Mundo, puede leerse la siguiente línea de diálogo por parte de Shaq “¿Dónde demonios estoy?”, dando a entender que todavía no tiene ni pajolera de lo que está pasando. ¡Teatrero, teatreto! Luego, cuando va a luchar por primera vez ya dice que va buscando a Nezu para rescatarle, como si por el camino hubiera encontrado un folleto explicativo que le ayudara a comprender su actual situación. En la versión de Megadrive borraron esa línea de diálogo, para intentar hacerlo todo un poco más coherente (esfuerzo inútil, partiendo de lo presente).

Ojalá hubieran mandado a Sardá a estos andurriales cuando le dio por hacer uno de esos programas de viajar de gorra a países exóticos. Con suerte igual no volvía

Controlamos a Shaq mientras viaja a pata por un mapamundi bastante vistoso, y luchamos cada vez que entramos en un sitio con pinta de templo o simplemente donde haya hueco para “ahostiarse” un rato. Antes de cada encuentro, presenciamos un cruce de palabras no muy amistoso entre Shaq y su contrincante, aunque debemos decir a favor de los malos que Shaq siempre tira la primera piedra: va por ahí avasallando, con malos modos, como buen nigga del barrio que es. Los judíos lo pasaron peor y no son tan rencorosos…

¿De verdad es un juego cutre como aparenta? ¿Es injugable, malillo, desastroso, infumable? ¿Es peor que ver cómo los de Sé Lo Que Hicísteis intentan ser graciosos en vano?

Podemos apalizar al príncipe de Persia: tan malo no será

Nos hemos guardado una pequeña revelación para este momento: los responsables de esto son Delphin Software International, los padres de Another World y de Flashback (unos juegazos del copón). ¿Qué hay de esa maestría en Shaq Fu? Pues el acabado técnico. Los escenarios pintan bien, y los movimientos de los personajes cumplen, notándose la experiencia en esos juegos previos. Pero claro, eso no es suficiente para hacer un juego de lucha decente. Lo más importante, los controles, son toscos y no responden bien a la hora de lanzar los poderes (Shaq también tiene por supuesto, atención a su “Inferno kick” y a su “Shaq-Urikin”, que es clavado al disco blanco que lanzaba Krilín. Debe de ser algo congénito a la calvicie). Saltar es prácticamente un suicidio, no hay quien controle al personaje si te da por saltar hacia delante, ya que se lanza como si de repente viera un billete de 500 euros en el suelo.

Un auténtico desastre a duras penas jugable que fue un verdadero fiasco y se ganó rápidamente la clase de prestigio de “juego mierda”. Además, no tenemos mucha motivación. Miren, miren que pantallas se cascan los tíos para ir avanzando la historia.

Shaq, señalar con el dedo está muy feo

La huelga de guionistas en Estados Unidos, que hizo mucho daño

Aprende a hablar negroide con Shaq: Brother ---> Brotha ---> BRA. Ergo, Wonderbra = Wonder Brother

Shaquille O’Neal, Mr. T, Bill Crosby, Michael Jackson… En serio, qué coño les pasa a los negros con los niños pequeños

El final del juego. Añadir plano con todos los protagonistas riendo, cortinilla de estrellas, y fin

Concluyo, que quiero acabar con mi sufrimiento

Si os levantáis un día de siesta en plan masoca y decidís enchufar algún emulador para que vuestros ojos y manos se deleiten se pudran con Shaq Fu en vivo y en directo, hacednos caso y optad por la rom de Megadrive. Las demás versiones están capadas de un modo u otro, en algunas faltan muchos personajes y escenarios, en otras no hay música de fondo (que es de lo  mejor del juego, digámoslo todo).

Intento ponerme en la situación de los creadores, ahí inventándose una historia milenaria, con intrigas, mil venganzas y bichos folklóricos, y en pleno desarrollo les llega una oferta que supondría fama y publicidad seguras al incluir una celebridad en medio del meollo.  Una ocasión que Shaquille O’Neal no podía dejar pasar y convertir en un vanity project en toda regla. Mirad cómo han acabado: Han provocado tales cabreos que hay una coalición justiciera cuyo objetivo es conseguir todas las copias originales del juego y destruirlas, en plan nazi videojueguil desatado.

Shaq, que se arrimaba a todo lo que pareciera cool, le volvió a dar a lo de la lucha pixelada apareciendo en el juego de N64 Ready 2 Rumble Boxing: Round 2, donde podíamos inflarle a hostias y vengarnos por hacernos sufrir con este bodrio. Por suerte, fue la última vez y ya sólo le vimos en los correspondientes juegos de la NBA, de los cuales sólo nos gustan los NBA Jam.

En todo caso, las tonterías de Shaq y compañía no fueron sino pioneras en la manera de tratar a los deportistas de élite. Mirad sino todos esos lamentables tebeos que tenemos que aguantar sobre el Barça, Fernando Torres, La selección, etc… ¿De verdad los niños se compran esas cosas? Imaginamos que sí. El Shaq-Fu, al menos, podías alquilarlo y no tirar demasiado dinero.

Alley-oop de hielo y fuego (¿?) Si Shaq hace el ridi, Jordan no va a ser menos.