Nunca es plato de buen gusto tener que dedicar una entrada a la muerte de alguien a quien aprecias. En este 2009 de apocalipsis pop me he resistido a hacerlo en muchas ocasiones, pero un caso como el de Paul Naschy no puedo obviarlo.
Era fan desde que vi El Jorobado de la Morgue en Alucine, que aún hoy es mi película favorita de todas las que hizo, muy por encima de sus odiseas licantrópicas que encabezan los titulares de las noticias. Ya había leído alguna cosa sobre él en alguna revista, pero me parecía que sus películas no iban a terminar de gustarme. Todo lo contrario. Entre aquello y un excelente programa de Que pasó con donde sorprendemente le hicieron un buen reportaje y una larga entrevista repleta de anécdotas, supe apreciar su esfuerzo y dedicación, aunque a veces los resultados no acompañaran.

En los últimos dos años coincidí con él varias veces en Estepona, Sitges e ImaginaMálaga, junto con Calipo A y siempre tuvo un rato super cordial y respondió a mis preguntas aunque no me conociera de nada. Parece mentira que hace apenas un par de meses me comentara cosas sobre Tunka el Guerrero, con la que tuvo que ver.
Montse me enviaba la noticia esta mañana, que ya había provocado multitu de reacciones. Otra gente que conoce mejor su obra que yo y que tuvo más trato con él le hará merecidos tributos. Yo sólo quiero dedicarle este post a él y a su estupenda familia. Esta semana revisitaré alguna de sus películas en su memoria.
Y a todo esto, como verán, Naschy también ha caído en el “agüjero” negro de los 80 del que tantas veces hemos hablado…