Estamos revolucionados en la Virumansión. Nuevo curro, muchas ideas para el Video Invaders 2, conciertos… últimamente apenas tenemos para sentarnos a ver la tele un poco. Como cualquier persona que se viste por los pies, nos bajamos las series o las vemos en usando esos cómodos packs. Cualquiera se pone a seguir The Big Bang Theory con ese doblaje de A3 Neox. Pero aún así, hay dos o tres programas que procuramos no perdernos. Y uno de ellos es Granjero busca esposa.

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El mecanismo ya lo conocerán: seis hombres de campo, modernos pero españoles, buscan pareja. Cada uno tiene un buen montón de aspirantes que debe ir descartando, y para formar su criterio, nada mejor que preparar una serie de entrevistas y experiencias en común. Que lástima que muchas de ellas hayan sido eliminadas tan pronto, porque algunas tenían potencial para llevar ellas mismas su propio reality, tal era el nivel de los disparates que soltaban por la boca.
A decir verdad, parece que lo mejor ya ha pasado, y es que esas dos primeras semanas eran difícilmente superables. Un momento para la historia fue aquel en el que una pobre señorita que confesaba estar desesperada por casarse, le tiraba los tejos de la manera más vergonzosa a un confundido señorito andaluz dueño de unas bodegas. Una verdadera kamikaze del amor, esta mujer, que plantaba cara con valor a todos los cánones de belleza occidentales. Involuntariamente, me temo.


Es un tema habitual de los blogs femeninos el quejarse de «lo malque está el patio»,pero echen un vistazo a las 40 diosas que han aparecido el programa y dispónganse a tirarse de un puente. Y ojo, que lo peor es que no me refiero a su aspecto precisamente.

Claro que de los príncipes encantadores también se podría hablar largo y tendido. A alguna se le ha visto cara de asco y de pensar «¿dónde me he metido?» Vaya sexteto. El ya mencionado señorito, un clon de Norman Osborn, un cateto de los de toda la vida escapado del pueblo de Agamenón , uno con pinta de tunero, otro parece asiduo al salón del manga (por el rictus que otorga la retención de semen) y el último con pinta de informático fan de La oreja de Bangkok. Más de una ha reculado cuando ha visto al supuesto galán.
Tras el espectacular arranque, el tercer programa ha tenido menos momentos cumbre; el principal interés, por tanto, es ver el duelo por el amor del neobakala rural entre una tímida sudamericana y una tía con pinta de actriz porno y ganas de hacersefamosa. Un programa para ver insultando a todo el que sale por la televisión, pasar algún momentillo de vergüenza ajena y, sobre todo, reírnos de los demás. Lo que se suele decir para disfrutar.