Durante un tiempo seguí Los Serrano. Así, como suena. Nadie es perfecto. Muchos se ríen con las sandeces de Aída, y a mí me hacía gracia Los Resines. Al menos mientras estaba Fran Perea ahí. Por supuesto enfrentarse a esa serie requería muchísima paciencia, y tragarse tramas que no interesaban a nadie. Especialmente los putos críos, que como nadie sabía que hacer con ellos, se inventaron lo del grupo, y los abuelos. Era una serie que se leía bien con un libro en la mano: veías cuando salían Fiti (con el cual parece que compartiré una futura ponencia en Pamplona), Resines y su hermano el del bar, y seguías un poco la megatontería de la trama romántica de Marcos y Eva, y durante el resto podías leer o navegar por internet.

Recuerdo que mi hermano Javi y yo nos partíamos la caja ante las lamentables actuaciones de Fran Perea y su chica (y su gran grupo Los Beberechos) , ante las situaciones totalmente irreales en una supuesta serie costumbrista y ante las Resinadas que se sucedían. Es el mismo motivo por el cual seguíamos Al salir de Clase (la mejor serie española de todos los tiempos): para fliparlo y reírnos. Pero cuando se fueron los dos hijos adolescentes, dejó de interesarme y me desenganché, a pesar de la insistencia de Michael Monroe de Hanoi Rocks en la calidad de la serie y su éxito en Finlandia. Pero ayer quería ver como leches terminaba la serie.


Aunque el capítulo estaba repleto de personajes que no conocía, aguanté (más o menos) hasta el final. Que se venía venir, dado el cariz de tragedia que estaba tomando esto. Al final era un sueño. Todo desde hace… 40 capítulos o más. Vamos, que han superado lo de Dallas, donde un personaje se había pasado soñando toda la temporada anterior y ahí no había pasado nada.

Personalmente, me gustaría creer que el personaje de Resines murió y aquello era su idea del paraíso, con Fran Perea viviendo aún con ellos y su mujer aún viva. Eso sí que hubiera sido original y no lo de «era todo un sueño», que parece el recurso de una película de terror barata o de un juego del Amstrad (de hecho el final de Camelot Warriors o MASK, por ejemplo, revelaba que todo aquello había sido una febril pesadilla). O quizá lo que han buscado es un final abierto a la interpretación del lector. En ambos casos, me parece que va totalmente contra el espíritu de la serie, sobre bares y talleres mecánicos y no sobre sucesos sobrenaturales o sociedades secretas.

En todo caso me da que, salvo a los fans más acérrimos, a nadie le importa un carajo. Desde aquellos episodios míticos, la serie había perdido muchos fans, y en realidad llevaba al menos un par de años aburriendo al más pintado. Es lo que tiene este formato infernal de la hora y cuarto: que en esos 130 y picos capítulos en realidad te has tragado casi 200 de una serie normal y estás hasta las pelotas. Eso y que, aunque parezca mentira, la partida de un par de sosos de cojones q como Marquitos y Eva dejó tocada a la serie, como prueba el hecho de que intentaran liar a los dos hermanos menores a posteriori y poder volver a usar la trama del amor secreto y todo eso.

En fin: para la posteridad queda los primeros discos de Fran Perea y también el de Santa Justa Klan. En los dos hay temas que me gustan. Y no: no me da vergüenza. ¿No les acabo de decir que veía Los Serrano? Sino me cuesta reconocer eso, menos que me gustaba La vida al revés. Total una canción dura 3 minutos, pero aquellos capítulos duraban bastante más.