Madre mia la que se montó ayer en Madrid. Hordas de abanderados invadieron el metro mientras volvía del ensayo con Calipo A. Ensayo que, por supuesto, se transformó en un “vamos a un bar a ver el partido”. Y yo encantado: si casi nunca me interesa liga, sí me gusta seguir las eurocopas, y, sobre todo, los mundiales. . Precisamente en el catálogo Previews de este mes aparecía un cómic futbolero que nunca había leído: Roy of the rovers, un tebeo y tira de prensa británica de los 70 y 80 que ya había leído mencionada alguna vez (en un episodio salían dos de Spandau Ballet jugando con él). Hasta que no me llegue no podré juzgar, pero tiene buena pinta.

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Esto se sumará a mi actual lectura de los especiales y algunos tomos de la etapa del campeonato mundial de Oliver y Benji, que Glenat ya ha declarado no va editar en nuestro país y que tendremos que descargar de inet para leer. ¡Porca miseria! Tsubasa es el mejor tebeo sobre el deporte que he leído en mi vida, un manga muy minusvalorado pero totalmente adictivo y vibrante. Pero no es el único.

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Tras el salto, les recuerdo no solo esos, sino un extraño cómic de un chaval alienígena que jugaba al furgol como Dios gracias a sus poderes.


El que sí que tuvo éxito durante bastante tiempo en España fue Eric Castel, cómic que no había leído hasta hace bien poquito. Está entretenido, pero ocupa demasiado tiempo lejos del campo en aventurillas que a veces parecen de Los cinco. A mí lo que me gusta es los partidos dramáticos hasta el paroxismo, y nadie como Tsubasa para eso. El éxito de Oliver propició cierta tradición de tebeos y series nipones futboleras, como el ahora editado Supergol, aquello de Shoot, o series aún inéditas como Whistle, del cual me acabo de enterar que también hay serie de dibujos. ¿Alguien la ha podido ver?

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Bien podríamos hablar de los sucesivos mundiales de Mortadelo y Filemón, o de Curro Corner y Pepe el Hincha (¿detectan un patrón?) pero el objetivo del post es hablar del cómic de fútbol que recuerdo con más cariño, y, obviamente, uno que no he podido volver a leer jamás. Trataba de un chico rubio que se unía al equipo de fútbol de su ciudad, y resulta que el chico es un auténtico crack. El motivo: es extraterrestre y maneja el balón a base de telekinesis. Gracias a esto consigue que combinado llegue hasta las finales del torneo juvenil.

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En vistas al último partido, suceden dos imprevistos. Uno, que el capitán del equipo y su mejor amigo (creo que podía llamarse Dave) se entera del tongo y reacciona cabreado por haber llegado hasta ahí a base de trampas extraterrestres. Y dos, que unos espías (creo) de otra potencia secuestran a Ryal.
Afortunadamente consiguen liberar al chaval que se une al equipo… bajo la condición de no utilizar sus poderes en la final. Por supuesto, la pareja de jugadores lo consigue. No recuerdo si Ryal se quedaba en el equipo o tenía que volver a partir.

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Lo que si recuerdo es que era uno de los pocos cómics “realistas” que me gustaban de aquellos que aparecían en las revistas de Bruguera. Hay gente que parece disfrutaba mucho con esas historias que ahora recopilan los Tesoros Juveniles. Yo no. Me parecían coñazos aburridos, el tipo de historia que a mis profesores les gustaría que leyera pero que a mí no me hacía ninguna gracia.

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Seguramente era inglés: el dibujo corresponde al típico ilustrador que trabajaba para agencias, y la popularidad de diferentes tiras y tebeos sobre fútbol por aquel entonces reafirma esa creencia: fueron varias las series de éxito, como esa del pez que les he colgado arriba, el propio Roy, The Wizard of football o Striker (en Octubre aparecerá un libro sobre el tema que pienso adquirir) Evidentemente, dada su corta duración y su nula trascendencia más allá de este blog, las posibilidades de una reedición son escasísimas… Aunque, en el caso de volverla a encontrar un día, prometo escanearla y colgarla aquí.
Por cierto, curioso que tanto Castel como Tsubasa acaben jugando en el Barça. Se ve que el Madrid también cae mal allende nuestras fronteras.