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Los dioses deben de estar locos… ¡por los pinball!

Ahora que, incluso antes de haber visto la cuarta parte de las aventuras de Indiana Jones, estamos ya algo saturados por el despliegue mediático, no esta de más dejar que un soplo de aire fresco nos quite las telarañas del sombrero. Y que mejor que confiar esa tarea a unos chavales de once y doce años, para que nos devuelvan la ilusión con la que vimos por primera vez En busca el Arca perdida. Esos chavales tienen ahora treinta y tantos, y aunque ya hacia mucho tiempo que no se veían, el proyecto que empezaron hace ya más de 20 años y Eli-Hostel-Roth, les volvieron a reunir para que compartieran con el resto del mundo las aventuras de rehacer uno de los clásicos del cine moderno de aventuras.

Sí, sí, habéis leído bien. Acompañadnos en esta apasionante saga en la que unos críos de once años realizaron el primer remake completo del Arca perdida… con la financiación de sus pagas del fin de semana.

En el verano de 1981, Chris Strompolos salio del cine, pensando que la mejor manera de jugar a ser el profesor de arqueología más intrépido del cine, era recrear la película. Así, como suena: Volverla a rodar, plano por plano si era preciso. Ni corto ni perezoso empezó a escribir los diálogos de memoria, a preparar los decorados y el vestuario, o a construir la roca gigante de la escena inicial (esta pieza de atrezzo en concreto les costaría cinco intentos que se prolongarían durante los seis años de la producción) sin ni siquiera tener aun una cámara de video. Tal fue el impulso que tomo su producción, que arrastro con el a Eric Zala, un compañero del colegio con el que ya había compartido la adaptación en comic de la película.

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Un año después, En busca del arca perdida fue reestrenada. Los videoclubes no existían, y lo únicos elementos con lo que Chris y Eric contaban eran el comic, algunos artículos de revistas y su memoria, por lo que el reestreno fue la mejor manera de hacerse con el material que les faltaba. En aquella época el término screener no existía, pero ellos se plantaron en el cine con un magnetófono escondido para hacerse con una grabación en audio de la película. De esa manera pudieron terminar un storyboard de 649 planos. A partir de ahí la tarea era ‘sencilla’, solo había que grabarlos uno a uno. No fue hasta el cumpleaños de Chris, en el que recibió como regalo una cámara de video, que pudieron empezar a grabar lo que habían estado planeando durante tanto tiempo.

El primer día de rodaje, y como suele ser normal en esos casos, quien se puso detrás de la cámara fue su dueño legitimo. Pero estando claro que Chris tenía que interpretar el papel protagonista, y abrumado por la cantidad de trabajo que ambas tareas requerían, decidió que el director debía ser su amigo Eric. De esta manera solo quedaba reclutar a alguien que se encargara de la magia, y así fue como incluyeron en el proyecto a Jason Lamb. Compañero de clase de Chris, Jason termino siendo cámara, técnico de efectos especiales, pirotécnico, especialista, editor y todo lo que hiciera falta en el momento. Quedo probado enseguida la importancia de hacer un buen casting. La chica que estaba haciendo de Marion anuncio que se trasladaba con su familia a Alaska, haciendo inservibles todas las escenas que había rodado. No fue problema encontrar una segunda Marion y lograr que permaneciera durante todo el rodaje. No hubo tanta suerte con el peinado de la chica, cuya evolución quedo plasmada en la película, como referencia de los estilismos favoritos de los adolescentes durante los años ochenta.

Tenemos a Marion!
Enamorado de la moda juvenil.

A lo largo del metraje, esta claro que imaginación nunca les falto y prueba de ello es la manera en la que se resolvieron algunas cuestiones mas complicadas. Por ejemplo, el mono que en el original espía a los protagonistas, aquí es sustituido por un perrito al que atándole una cuerda a la pata consiguen que haga el saludo nazi. También es curioso como se logro reproducir la persecución de los camiones, ya que solo contaban con una antigua camioneta Ford que no tenia motor y que necesitaba de otro coche para empujar o tirar de el según la colocación de cámara que el plano requiriera. Aunque sin duda, mi historia favorita relacionada con el proyecto es la de la roca de la escena inicial. El primer intento consistió en hacerla con un armazón de bambú y recubrirla de cartulina. Les quedo considerablemente bien, pero no pudieron sacarla por la puerta del dormitorio en el que la habían construido, así que al desmontarla para hacerla salir, terminaron destrozándola. Para el segundo intento, intentaron no caer en el mismo error, e hicieron una ‘roca’ más pequeña con un rollo de cable y cartulina, pero cuando vieron el resultado en pantalla decidieron que ni ese garaje parecía una cueva ni esa roca se veía muy amenazante.

El tercer intento consistió en hacer un armazón de alambrada de gallinero y cubrirlo con escayola. Cuando ya tenían listo el armazón, el huracán Elena, que estaba de paso en la ciudad, lo saco del garaje y se la llevo colina abajo hasta que desapareció en el horizonte. El cuarto intento fue un globo aerostatico que les costo 30 dólares de la época. Después de inflarlo, lo recubrieron con papel mache y lo dejaron secando. A la mañana siguiente encontraron que el papel había fraguado, pero con el globo desinflado en su interior. El ultimo y definitivo intento fue llevado a cabo casi reproduciendo el efecto de la película real. Se hizo de fibra de vidrio usando como molde un agujero en forma de media esfera cavado en el patio trasero del proveedor del material. Dos medias esferas que se unieron para dar lugar a una replica perfecta de la original y que en pantalla se ve realmente impresionante.

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¡Arranca Torete que el coche es robáo!

Eric y Chris pasaron juntos por varios huesos rotos, el incendio de un sótano recreando la escena del bar Nepali y una visita urgencias tras un intento fallido de molde facial con escayola industrial, pero quizás todo eso no fue eso lo peor. Faltando pocas escenas para la finalización del rodaje, a Chris se le ocurrió flirtear con la chica con la que Eric estaba saliendo. Aunque no llego a ocurrir nada, Eric se entero de que habían mantenido correspondencia y que habían compartido una ensalada en un restaurante de la ciudad. Casi con el proyecto finalizado, una mujer se interpone entre nuestros dos protagonistas haciendo peligrar tantos años de esfuerzo y duro trabajo. Pese al enfado de Eric, al llegar ese verano consiguieron resolver sus diferencias y rodar en el Portaviones U.S.S Alabama y en el submarino U.S.S Drum. Su proyecto era tan conocido en la localidad que consiguieron un permiso oficial para utilizar las instalaciones del ejercito y tener así acceso a los decorados mas realistas de toda la filmación.

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Pero toda esta increíble historia no habría llegado hasta nosotros de no ser por los frikis. Como muchos sabréis, Harry Knowles, fundador de la celebérrima Ain’it cool news, celebra todos los años en Austin (Texas) un maratón de cine en los también famosos Alamo Draft House. En el maratón del 2003, Eli Roth, director de entre otras Cabin fever o Hostel, decidió incorporar a ultima hora en el cartel, los primeros minutos la película de Chris y Eric antes del pase de SALOME II. Ni que decir tiene que la gente empezó a silbar y a patear para que la película se proyectara entera. El mismo Roth fue el que hizo llegar una copia a Spielberg, que después de ver la adaptación un par de veces tuvo a bien escribir una carta a los creadores de la adaptación y un año después, no solo compartieron con el director 45 minutos de charla en su despacho, si no que recibieron un tour por las instalaciones de la ILM. En la actualidad y tras múltiples pases de la película en diversos festivales alternativos, Chris y Eric han decidido dejar sus trabajos, ambos relacionados con la industria del videojuego, para buscar fortuna y gloria en el mundo del cine.

Si no habéis tenido ocasión de ver esta maravilla, os estaréis preguntando si consiguieron rehacer toda la película. Salvo la escena del avión bajo el que Indy lucha con el soldado Nazi, están todas y cada una de las escenas de En Busca del Arca Perdida. Unas están recreadas con mas fidelidad que otras pero la mayoría sorprenden, ya que pese a la mala calidad del VHS y de la ausencia de un director de fotografía, en muchas ocasiones olvidas que estas viendo una película interpretada por unos chavales y rodada en los patios traseros de sus casas. No hay dudad de que la magia del original es capaz de llegar al publico desde esta adaptación, pero sorprende más si cabe, que su rodaje fuera en si mismo toda una aventura.