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Bienvenidos a El Hombre y la Chancla, espacio protodidáctico y euripidiano que llega a sus hogares por cortesía de Pyjamarama! las Parvadas de Wally Week y guardería La Madre que Parió a Peneque, ¡Buscando un nombre más apropiado desde 1976!
TURU-TURURU-TURU-TURU-TURURURU CATACUM-CUM, CATACUM
Existe una tendencia aún más molesta que a la que se adscribe este blog —que es criticar todo lo que no le gusta a su autor y sentirse, por ello, más inteligente o algo—, y se trata de aquella que mueve a sus fieles seguidores a ser “Desenfadados”. El término desenfadado se utiliza para definir a un tío que, en el tema del humor lleva la parte receptora. Es decir, que la asignatura de reírse la aprueba de sobra, pero la de hacer reír a los demás la lleva a septiembre en cada curso.

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Las señas de identidad de un Desenfadado son meridianas: camiseta-jolgorio, barbita, tono gracioso en el móvil, caras exageradas en las fotos, un montón de “buenas amigas” (ay, quién se calzara a alguna de ellas, ¿verdad?) y una colección de comentarios positivos por parte de los que le rodean, en cuanto a lo majete que es (aunque siempre con un “pero…”). Eso en cuanto al desenfadado varón, que de la desenfadada fémina nos prohíbe hablar el gobierno por cuestiones de vejación y tal.


Pero rebobinemos un momento y volvamos al primer punto que denota que hay un Desenfadado entre nosotros: la camiseta. Una prenda con tanto éxito que no me explico cómo sigue fuera de las pasarelas. Me imagino que es porque la gente se la pone, mientras que las “atrevidas propuestas para este verano” sólo se las vemos a las modelos. Deben de ser como el típico “A ver si un día quedamos a tomar un café” que se dedican dos viejos conocidos que se encuentran, sabiendo de antemano que eso nunca va a ocurrir.
Pese a su diseño simple e informal, la camiseta está dotada de gran versatilidad. En el lenguaje de la calle, se diría que vale pa to. He aquí sus dos principales señas de identidad:
Sufrida. El destino de las camisetas viejas, publicitarias o bien blancas es servir de atuendo en limpiezas a fondo de garajes y desvanes, mudanzas, barbacoas (u otras labores culinarias con alta probabilidad de mancha, por ejemplo unos huevos fritos) y se puede aprovechar para trapos cuando ya no da más de sí, o bien romperse para disfrazarse de zombie (no disimule, usted también lo hizo).
Cómoda.¿Por qué si no iba a ser la prenda favorita para lo que se ha dado en llamar andar por casa? Su naturaleza informal la hace idónea para echarse la siesta y que te dé igual sudarla, arrugarla o darla de sí en un intento de cambiar la postura en el sofá sin ir al suelo. Se puede utilizar directamente como pijama, aunque su madre se empeñe en regalar uno cada navidad.
Sin embargo, es la camiseta en tanto en cuanto gracieta textil la que más a fondo se puede estudiar. Se utiliza como espejo del alma para “desenfadados” y como uniforme para concursantes de Smonka y esos a quienes los demás definen como “un cachondo mental” (ocupa el segundo lugar en Apelativos Odiosos, ahora que metrosexual y latinlover quedaron sepultadas). Veamos los distintos modelos que hemos podido diferenciar en la muestra humana:
T de Taz: El Diablo de Tazmania, quien curiosamente nunca fue uno de los personajes más queridos de la pantalla (la audiencia de Taz-Mania era discretilla, por mucho que apareciera en los Super-Tazos), triunfó en la venta de camisetas. La naturaleza brutal del personaje parecía soterrar el hecho de que fueran dibujitos animados, lo cuál convertía a alguien con una camiseta de Porky en un pringao inmaduro imán para collejas, mientras que al que luciese a Taz en moto destilaba respeto. Además, que si llevabas una camiseta con otro personaje de Warner te podían confundir con Fali, el de Genio y Figura y pedirte que contaras un chiste.*
Dibuparodias: En plena decadencia del Imperio Taz, una tendencia se hizo fuerte entre los “desenfadados”. El potencial cómico de personajes de toda la vida se sumó a las más diversas referencias subculturales. Las más vistas fueron aquella de Homer haciendo del odioso Chico Martini, el recurso facilón de parodiar Men in Black y, por supuesto, las parodias cinematográficas de Mortadelo y Filemón, sin molestarse en hacer buenos juegos de palabras (claro que Ibáñez tampoco se ha molestado nunca). En el campo Teleñecos, triunfó la revisión de Forrest Gump por La Rana Gustavo. Lo malo es que, igual que con los artículos de Viruete.com, corrías el riesgo de cosechar críticas allá por donde fueras. “Camiseta muy floja, en la línea de las que vistes últimamente”, “Es la mejor camiseta que te he visto últimamente”, “Tu camiseta mola, pero molaban más Gonzo y Rizzo la Rata. ¿Alguien se acuerda de ellos? Eran la caña” o “Imperdonable que falte en tu armario una de Supercoco”

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La portada tuvo más éxito que el disco, que era chancroso. Pero salía Heidi haciéndose un dedo, hal-la, cha-val, qué risas te pegas, el Dani está to loco.
Kukuxumusu: Todo empezó con cuatro vacas jugando al muuuus, y ahora ya hay caricaturas de animalitos graciosos en carpetas, cuadernos, bolígrafos y, por supuesto, camisetas para gordos, que son (somos) los que mejor sabemos apreciar el valor de un chistecito textil (así desviamos —o eso esperamos— la atención de nuestra fanega vil). Son imprescindibles para las vacaciones, las quedadas de internet y ese regalo socorrido a tu amigo que en realidad no es tan amigo y no se te ocurre nada apropiado que regalarle.
El Uniforme del Fiestas: Estas están en pleno auge, y no les hace falta estar sucias o sudadas para heder. El humor verde es chusco de por sí, pero llevarlo estampado en la ropa para dar la nota ya es la recaraba (y tratar de ligar, ya ni te cuento). Las hay con dibujos (plagiados unos de otros) o sin ellos, siendo estas últimas ya el paroxismo, lo lamentable hecho realidad. Generalmente, en la parte baja tienen el nombre de la ciudad en que se compró esa camiseta tan graciosa, y por supuesto son intercambiables. Esa colección de frases entre las que hemos visto:

Me faltan dos para un trío.
Instructor Sexual. Primera clase, gratis.
Bailo como el culo, pero follo que te cagas.
No quiero una novia diesel (que chupan muy poco).
Esto no es una calva, es una placa solar para una máquina de sexo.
Esto no es una barriga cervecera, es un tanque de combustible para una máquina de sexo.
Esto no es un herpes zoster, es un detonador termal (¡ojalá! ¡no tengo un herpes ni un detonador termal, pero eh, es humor crudo mezclado con referencias frikitas! ¡el puto triunfo!)

También hay algunos modelos femeninos, generalmente haciendo referencia a tetorras enormes (Doble Airbag de Serie) y a que todos los hombres son lo puto peor. Otras dicen, sencillamente, “Diablilla”, “Pibón”, “Chica Mala” y juro que TheSlayer y yo vimos a una tía con una camiseta que decía BITCH. (playa, para los que no sepan inglés). Además, para los renegados del sexo, siempre están las clásicas de porros y alcohol, que como que molan mucho y también dan su risa. (No soy un alcohólico, ¡Soy un borracho! o algunas de farloperos que ya se ven por ahí)

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Ernesto Guevara y Bob Marley: Estudios recientes certifican que venden más chismes que Mickey Mouse, pese a que los tres son iconos infantiles. Sin duda es debido a que la atracción por el simpático ratón animado desaparece al llegar la edad del pavo, mientras que las otras se reafirman.
Marcas tontas: El último grito entre los camiseteros enrollados y con un sentido del humor muy distinto al mío. Se trata de mezclar una marca conocida con cualquier palabra cogida al azar en el Viña Rock y ser el puto amo por la vida. Lo chocante es que algunas ni siquiera se molestan en hacer un juego de palabras medianamente acertado o, no sé, al menos ser consecuente. Simplemente se coge la marca, se cambia la palabra por algo ligeramente parecido y a vender como churros. He aquí algunos ejemplos de ambos tipos: Levi’s — Lesvi’s / Canal+ — Anal+ / Vodafone — Garrafone / Nokia — Vodka Connecting People / Puma — Fuma / Gelocatil — Colocatil / McDonald’s — McMierdas / Matutano — Republicano / Coca-Cola — Colo-Cao o Calimotxo / Johnnie Walker — Bote Johnnie / Ralph Lauren — Tengo el Rabo como un Durum
Así podríamos seguir durante días, lástima que hayamos agotado con mucho, nuestro espacio de hoy. Sólo nos queda regalarles estas preciosas camisetas con la leyenda “Siempre hay un Puto Dani” por haber estado ahí durante un programa más. Gracias y buenas noches.
TURU-TURURU-TURU-TURU-TURURURU CATACUM-CUM, CATACUM, TURU-TURURU-TURU-TURU-TURURURU
Ninguna camiseta fue hecha trapos por la asistenta durante la elaboración de este documental.
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*: ¿Sabes por qué los ignorantes prefieren el sexo oral? — Ni idea — Pues cómeme el nabo y sigue en tu santa ignorancia.