Allá por 1993 Manga Video comenzó a editar sus primeras películas. El mercado estaba maduro: la emisión de series como Bola de Dragón o Caballeros del Zodiaco, o el estreno de Akira, estaban asentando, por fin, el núcleo de fans de los dibujos nipones que habían creado los videoclubes de los 80. En Reino Unido y Francia, mucho más modernos que nosotros, llevaban un par de años editando en VHS una serie de animes pretendidamente transgresores que daban al traste con la imagen de la animación que tenían los papás. La mítica promo dejaba claro su público objetivo, con títulos ideales para adolescentes onanistas, con sus sangre, sus tetas y su música jebi. Entre esos títulos había cosas como El Puño de la estrella del norte, Vampire Hunter D o Venus Wars, trepidantes sagas futuristas para chavales a los que la simiente le salía por las orejas, fantasía heroica, como La leyenda de Arisland, comedia desmadrada como The Ultimate Teacher
Y luego estaba Urotsukidoji.

¿Qué cojones era aquello de La leyenda del señor del mal? “Ni puta idea, pero tiene que molar un huevo, fijo que es violento de narices .Y con un poco de suerte, también salen tías buenas como en Dominion” pensaría, imagino, un joven viruete por aquella época, ansioso de emociones baratas que no implicaran salir de casa. Por los trailers y la carátula, la cosa tenía pinta de ser una especie de combate sin fin de grotescas criaturas. Fenomenal. Qué poco preparados estábamos para aquello, un orgía de sexo apocalíptico como nunca se había plasmado en la pantalla. Ideal para adolescentes, el verdadero público target de un producto con el sello “para adultos”.

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Existen otros mundos, y no están en este: el de los humanos, ninjinkai; el de los hombres-demonios, los yuyinkai; y el de los demonios, los makai. Los hombres y los demonios ya sabéis lo que son: por ejemplo, tú que me lees y el creador de Everwood, respectivamente. Los hombres demonios, por su parte, tienen increíbles poderes, pero tienen prohibido ir al mundo humano, aunque sea con papeles y contrato. Las tres dimensiones viven ignorantes la una de la otra. Pero en el mundo de los yuyinkai, una leyenda habla de la aparición del Chojin, un ser que destruirá los tres mundos para crear uno nuevo. Amano Jiaku, (o Amanoyaku) un joven Yuyinkai, quiere saber que hay de cierto en esa leyenda, pues significaría el final de todo lo que conocemos, y lleva trescientos años investigando el asunto.

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Amano y su hermana Amaquina

Amano ha ido cerrando el cerco y todo parece indicar que el Chojin se ha reencarnado en nuestra era moderna, en Japón. Al principio las sospechas recaen en un joven jugador de baloncesto universitario, Ozaki, que se folla a las chavalas de tres en tres, y al cual persiguen los hombres bestia, pues ellos también quieren saber quien es el Chojin, para acabar con él y que no destruya el mundo actual.

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Akemi y Nagumo, mierda pa’ cada uno

En la misma universidad estudian la bella e inocente Akemi y también Nagumo, un voyeur pajillero bueno para nada y asiduo a Petardas.com. Pronto se desatará el horror: la pobre Akemi será violada por una profesora que en realidad era un monstruo tentacular, que dispone para tal menester de una lengua-pene con un ojo en la punta. Afortunadamente, Nagumo la convencerá de que todo fue un sueño y se compromete a protegerla.

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Para hacerlo sin ganas…

Los dos comienzan a salir, aunque las buenas intenciones de Nagumo pronto se ven truncadas, pues ella vuelve a ser violada por más monstruos. Mientras, Ozaki muere a manos de Amano Jiaku, que intentaba corroborar su identidad, y, en el proceso, también muere Nagumo. Vaya por Dios. Pero resulta que al morir se despierta el verdadero Chojin, que no era sino el joven mirón, cuyo primer contacto con su monstruo interno será violando a una enfermera, destrozando un hospital a superpollazos y absorbiendo a los que allí se encontraban.

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Los makai, aterrados ante su poder, buscan una forma de acabar con el Nagumo resucitado. Hay una forma: encontrar a alguien que le odie, hacer que sustituya su pene por uno monstruoso, y a continuación sacrificar dos personas. Ya podían pedir dar dos saltos. Convencen a un joven resentido con Nagumo por levantarle la supuesta novia, al que además sus padres maltratan en casa. Este chico, en lugar de volverse emo y abrirse un blog o montar un grupo, como todo el mundo, accede a cortarse el rabo y sacrifica a sus padres, consiguiendo superpoderes. Con ellos consigue violar tentacularmente a Akemi, lo cual provoca el cabreo del Nagumo / Chojin, que lo aniquila sin contemplaciones.

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El instinto vs la razón. Son igual de feos.

Por fin Akemi y Nagumo pueden estar juntos, pero cuando comienzan a consumar el coito, la pasión desbordada hace que el joven se convierta por fin en un monstruo, y comience a destrozar la ciudad. Hay una última intentona de los makai por acabar con él, a base de invocar un dios primigenio que duerme en las costas japonesas, cuyo advenimiento ya fue impedido por Amano hace unos 100 años… El combate está servido.

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Dicen que dormir sin gayumbos ayuda…

Urotsukidoji tiene fama de ser un mamotreto en el que cualquier excusa es buena para mostrar aberraciones sexuales, porno para mentes enfermas y retorcidas. Nada más lejos de la realidad. En primer lugar, en realidad el sexo no es tan frecuente como pudiera parecer, estando presente sobre todo en la primera mitad de la historia, especialmente en las partes que transcurren en la universidad, que, como todos sabemos por las comedias americanas, es algo así como la moderna Sodoma y Gomorra. Y aunque no lo creáis, o no lo recordéis así, el argumento justifica los retorcidos coitos, ya que siempre provocan que la trama avance, y además son breves y tienen poca intención de excitar: más bien lo que se busca es horrorizar y mostrar la indefensión. Nuestra juventud, la novedad de ver “dibujos porno” y lo repugnante del sexo monstruoso son las causas de la fama que tiene la película. Y ojo, que los tentáculos y demás no son más que fruto de las circunstancias, ya que en Japón estaba prohibido mostrar claramente los genitales… así que Toshio Maeda, el creador del manga se inventó la excusa de “no son penes: son tentáculos” para poder mostrar las penetraciones sin tanta cortapisa y sin censura digital.

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Un baboso de discoteca

Como hemos indicado, el sexo se utiliza casi siempre como fuente de poder y sometimiento, y para resaltar la indefensión de un personaje (ya sea hombre o mujer) ante las horribles fuerzas que se desatan ante ellos. Hasta el pobre pringado que se enfrenta al Chojin es humillado por un grupo de universitarias cachondas con un fetiche por los pies. Nuestro protagonista, el guerrero invencible Amano, demuestra una total impasibilidad ante el sexo, y por ello sobrevive incólume. Por su parte Nagumo pierde el control cada vez que llega al coito, convirtiéndose en un monstruo descontrolado, el más fuerte de la creación, incapaz de moderar su propia fuerza. Es lo que tienen las hormonas.

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Jo qué camiseta más guapa, macho

Hacia la mitad del metraje (la mitad del segundo de los OVAS que conforman la “película”) la historia se transforma en una saga apocalíptica con viajes a través del tiempo y las dimensiones, dioses olvidados que despiertan de su milenario letargo, criaturas de pesadilla que acaban con los humanos, decapitaciones, zombis… Abundan los combates al más puro estilo Dragon Ball entre los hombres bestias y Amano. Los Yuyinkai tienen cantidad de poderes diferentes, básicamente los que le salgan al autor de los cojones en ese mismo instante. Dichos combates suelen servir para poco: ninguno de los personajes es capaz de hacer nada por evitar los designios del destino. Los personajes se mueven de un lado a otro guiados por fuerzas que se escapan a la comprensión humana. ¿Les suena de algo? ¿Y si les digo que además aparece una especie de Dios de las profundidades acuáticas? Mezclen todo lo comentado en estos últimos párrafos y lo que tenemos es un relato que mezcla por primera vezterror existencial y el porno, totalmente original que supera la suma de sus partes. Saint Seiya versionean un tema de Lovecraft con Cronenberg a la guitarra.

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Te vas a quedar ciego de tanto darle…

Entrando a considerar los aspectos más sexuales, ahora sabemos que la adoración al pene es fruto de las circunstancias y la censura, pero estamos seguros de que Freud estaría totalmente orgulloso de Maeda, ya que en Urotsukidoji, el pene es la muestra definitiva de fuerza y poder. Escondido durante décadas para los medios nipones, es ahora, en forma de tentáculo, cuando despierta todo su poderío sobre los pobres habitantes de la isla, que han tratado de reprimirlo tanto tiempo. ¡TOMAA PICHA MOREEENOOO! Cuando Ozaki despierta sus poderes, su rabo brilla cual sable de luz. Las pollas son kilométricas, flexibles, tienen ojos, y son utilizadas como manos, cañones de rayos y taladros percutores, acabando con vidas y destruyendo la ciudad al final de la película. Y el Chojin, evidentemente, las tiene más largas que nadie. Pero recuerden: son solo tentáculos.

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La traumática infancia de Tarantino

En cuanto a las mujeres, Maeda toca justo el punto que de seguro a muchos de sus jóvenes lectores tocan. Por un lado, son seres de los que abusar, pero por otro lado son retorcidas y superficiales. Vamos: que se lo merecen. Las lesbianas se convierten en monstruos, aquellas que disfrutan de su sexualidad de una manera más liberal son zorras que solo se van con los poderosos. Solo Akemi, vista como la novia / madre, es permitida tener un sexo normal, eso sí, habiendo aprendido antes a base de violaciones varias que lo mejor es quedarse con un chico que la proteja. Todas putas menos mi madre y mi hermana Una fantasía teenager de novias, zorras, superpollas y songokus con muñequeras de pinchos (lo maquinero llegaría poco después). 100 % Made In japan.

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No, en serio… ¿qué narices pasa en el dibujo?

Hay que aclarar que el manga de Toshio Maeda no está, ni de lejos, a la altura de las entregas animadas. Las ideas están ahí, pero perdidas entre páginas y páginas de sexo gratuito, sin dirección y sin ser explotadas. Los máximos responsables de la OVA, el director Hideki Takayama y el guionista Sho Aikawa se encargaron de depurar los conceptos y desarrollarlos como se merecen, además de mejorar los poco atractivos diseños de personajes del propio Maeda, quien no es un dibujante especialmente brillante, recordando un poco a un Tsukasa Hojo con menos talento y cierto descuido por la anatomia.

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¿R Type?

En todo caso, estamos ante una obra épica en su escala, original y repleta de personalidad, con una fascinante mitología propia y unas retorcidísimas reglas. Y tremendamente entretenida, no nos olvidemos de ello. Gracias a todo esto Urotsukidoji pulsa desde el horror muchos de los botones de la peculiar psique del japonés moderno: el apocalipsis urbano, el sexo retorcido fruto de la prohibición genital, su visión separada del amor verdadero y la espiritualidad, la aún latente misoginia, el choque de mundos en el Japón moderno… Urotsukodoji, además apela a emociones tan básicas y viscerales como la mera repulsión y la excitación sexual (¿ascazo o palote?) desde un mundo tan diferente al nuestro que solo nos puede afectar a un nivel emocional. Y aunque no estén de acuerdo en ello, creo que lo que es indiscutible es su importancia dentro de la cultura pop moderna es innegable y ocupa un lugar indiscutible en la historia por ser el primer anime de este tipo con un éxito a nivel mundial.

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El cosplay más de moda este año

Por esto, es un film a redescubrir más allá del escándalo y el punto de vista adolescente. Sin ser, en ningún caso perfecto, ojo: el compañero diminuto de Amano, que en el manga sí que tenía un papel, aquí solo está para hacer gracietas a costa de erecciones involuntarias. En ocasiones se vuelve confusa, especialmente en la segunda mitad, donde tenemos flashbacks y flashfowards sin parar, y tiene una estructura demasiado episódica… Claro que esto hay que atribuirlo a la edición de los tres OVAS en una película, cortando minutos de diálogos y escenas enteras, no apreciándose la obra en su plenitud y ganando muchos enteros sobre su versión reducida. Si alguna vez os ha interesado La leyenda del señor del mal, haced un esfuerzo para conseguir ver los capítulos originales, puesto que la cosa cambia y para mejor.
Como último punto a su favor, querría recordarles que a lo largo de la película se pronuncian frases tan geniales como…
–Todos los Makai son iguales, en cuanto oléis un coño perdéis la cabeza
–Te desafio a comprobar que mi Cho Jin es el auténtico Cho Jin.
–Déjame ver tu super polla de Chojin.
–Primero me ocuparé de ti, y luego me follaré a Akemi
… con lo cual queda claro que estamos ante una de las mejores películas de dibujos de la historia.

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La causa de los apagones de Barcelona

El éxito de la saga animó a los productores del anime a crear rápidamente una secuela. Secuela de nombre, ya que no continúa la historia e ignora la mayoría de los hechos de la primera película. En Urotsukidoji II , retrocedemos a la segunda guerra mundial, donde el doctor Munnihausen, un científico loco (¡por supuesto!) ha creado una memorable máquina folladora que abrirá la puerta a nosequé dimensión de los demonios, y ya se pueden imaginar lo que ello conlleva… Una película divertidilla donde el director decidió dar más de lo que le había gustado a los espectadores más pajilleros: más sexo y más peleas. Lástima que al hacerlo traicione algunas de las premisas de la obra, como el desconocimiento de los humanos del otro mundo, su indefensión o la castidad de Amano, sistematizando la relación entre las dimensiones y diluyendo el componente de terror de la obra. Divertida y digna secuela, pero nada más.

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Se picaron tras ver la putilla de Desafío Total y…

Las dos películas fueron un éxito increíble de ventas, no sólo aquí sino también en USA (¡donde se llegó a estrenar en cines!) y en Inglaterra, países más cerrados a lo nipón que la Europa continental, donde sí hemos tenido tradición de ver dibus japos. En los colegios se hablaba de unos alucinantes dibujos pornos y las cintas circulaban de mano en mano con asombrosa frecuencia. Tanto fue así que no fueron pocos los diarios y medios mainstream que pusieron el grito en el cielo, ante los dibujos que estaban viendo “sus niños”. En Inglaterra la cosa fue bastante más lejos y se dice que fue un tremendo golpe para la reputación del anime y sus fans durante muchos años. En España no pasó nada a nivel censura, aunque a punto estuvo, ya que el Mississipi anunció la existencia de dibujos y comics pornos a los que los jóvenes “eran adictos”, cosa que denunció un supuesto otaku, que se encargaba de la publicación de un suplemento de Superjuegosdedicado al anime y el manga. Tampoco cambió mucho la reputación del otaku. Ya se le veía como un pajero, y con esto, más todavía.

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Siguieron más OVAS que continuaron las historia, ya sin basarse en el material de Maeda. Bastante aburridos y carentes de interés. Urotsukidoji III tardó varios años en llegar y fue recibido con apatía. ¿Qué quedaba interesante que contar ahí? No mucho, tan solo ver como era el mundo 20 años después del Apocalipsis Chojinesco, y que con los ordenadores de la NASA puedes unir tres dimensiones, cosa que ya intentó Hitler (¿¿¿????). Lo mejor era comprobar como, en el mundo del señor del mal, el presidente americano era también un demonio infiltrado. En cuanto a la IV parte…me quedé dormido viéndola, así, como suena. Hay unos niños con poderes y un montón de cosas que guardan ninguna coherencia con lo visto anteriormente. Estas dos secuelas parecen más El puño de la estrella reinterpretado por Kiss Comics , con una animación a años luz de la original y protagonizados por un nuevo y redundante personaje llamado Buju. . Conscientes de ello, e intentando rapiñar aún todo el dinero que se pueda, la 5ª parte optó directamente por el remake.

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Todos semos personas humanas

El legado de la saga lo perpetuó el propio Maeda, subido súbitamente por los dibujos animados a la categoría de maestro del hentai, en obras como LA Blue Girl . Muchos trataron de imitar su éxito, creando el subgénero conocido como “porno de tentáculos”, que llegó a trasladarse a films de imagen real, para regocijo de los más enfermos de cada caso, dando lugar a esos divertidos videos que veis por internet y mandáis a todos los contactos del MSN con muchos “LOL” en el cuerpo del mail.

Me he llevado una agradable sorpresa revisitando la película original, que creo tendría que estar en más alta estima por parte no ya de los otakus, sino de los cinéfagos de todo el mundo. Especialmente los OVAS originales componen un cuadro mucho mejor que el que recordaba. En aquellos años de instituto mi copia pasaba de mano en mano y era devuelta entre comentarios de “qué pasada” y cosas así. La chica con la que salía por aquel entonces, aficionadilla al tema por contagio, tuvo la brillante idea de verla con sus dos hermanos pequeños. La vergüenza que pasó, según me contó, fue de las que no se olvidan en la vida.

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Explotó la burbuja inmobiliaria

Por mi parte, me flipé tanto con la saga que me puse a crear el juego de rol de Urotsukidoji. Nunca lo terminé, pero recuero que me sentía especialmente orgulloso de una regla. Se me ocurrió que los poderes gastaban puntos, que se podían recargar a base de… follar, claro. Así justificaba que los jugadores y los PNJs se dedicaran al temita. En lugar de hacerlo porque sí, porque pueden y porque les gusta violar y matar. Que da mucho más miedo, donde va a parar

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