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Una introducción ultra-breve. “Negima, Magíster Negi Magi” ,o Negima a secas, es la historia de un mago de 10 años. Un hechicero que ejerce de profesor de inglés en un colegio del mundo humano. Tiene un montón de atractivas alumnas y pretende llegar a ser un mago de elite como su padre.
No tenía muchas expectativas cuando empecé a leer Negima. Me había gustado mucho Love Hina, Akamatsu (el autor) dibuja bien y sus tebeos suelen tener gracia. Pero que la protagonizara un crío de 10 años me parecía un error. He leído suficientes mangas como para aceptar que un chico de esa edad pueda salvar el mundo a puñetazos. En cambio, ver al mismo niño seduciendo a una adolescente que le saca 5 años y 40 centímetros me resulta increíble. Asumí que la historia iba a carecer de interés y que el tebeo se iba a sostener gracias a los chistes y las chicas desnudas. Me alegro de haberme equivocado.

La verdad es que la serie tarda un poco en despegar. Los primeros tomos no son gran cosas. Las chicas salen muy monas y con muy poca (o ninguna) ropa, hay alguna situación graciosa y poco más. No me extraña que haya gente que dejase la serie a esa altura. Luego la serie cambia, poco a poco va creciendo, volviéndose más interesante. Últimamente es muy divertida.
La clave está en que ahora el prota está todo el rato peleándose con magos rivales o viviendo aventuras. La acción está bien llevada y el argumento evoluciona para explicar todas estas peleas, pero no quería centrarme en eso.
Quería hablar de la parte romántica del manga. Mejora mucho cuando el niño no es importante en ella. A ver si me explico, la trama está centrada en como media docena de alumnas se enamoran del pequeño profesor mago. Ahora, todo el mundo sigue enamorado del niño pero como el está solo se dedica a pelear contra monstruos malos, todo el peso del romance recae sobre las chicas. Lo cual vuelve estas historias de amor mucho más creíbles y bonitas.

Hay una comic de Clayface (uno de los malos de Batman) en el que se enamora de un maniquí. Es muy triste y bonito (por algo la escribió Alan Moore). Es emotivo y nos hace empatizar con el villano. Si en vez de enamorarse de un maniquí normal, se hubiese enamorado de un muñeco vivo mágico que repite todo el rato “soy un muñeco pero tengo sentimientos” la historia hubiese sido una mierda.
Y eso era lo que hacía Negi, en su serie. Cada vez que una chica se quedaba pillada por el teníamos que oírle pensar “Solo soy un niño. Aunque tenga poderes y sea muy maduro para mi edad. No se que hacer. Me pregunto que me deparara el futuro”. Parecía un transistor estropeado emitiendo interferencias. Ahora que simplemente está ahí calladito y sin molestar, por fin puedo disfrutar de verdad este comic.