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¿Ya tienen pensado cómo afrontar el Apocalipsis? ¿Yendo a saquear un centro comercial, robando un montón de cosas que de nada servirán si el mundo se acaba? ¿Echando un canete con ese/a vecino/a al/la que nunca te atreviste a pretender (pero que protagonizaba la cuarta parte de las entradas anuales de tu blog)? ¿Cogiendo unas cuantas armas y un helicóptero y sobrevolando España en busca de los zombies de sus famosos favoritos? ¿Confesando de una vez por todas que encontraban cierto ritmillo a las canciones de María José Galera?
Puede que ustedes no lo sepan, pero de lo que pueden estar seguros es de que algunos escritores siempre lo han sabido. San Juan lo supo en su momento, y en su honor saltamos hogueras, tiramos cohetes y le damos a la botella. Que cualquier excusa es buena para jugar con fuego, hacer ruido y mazarse como un perro. Y ya si con la tontería engañamos a alguien para echar un clavo en la playa, ni te cuento.
En los albores de un nuevo año, y más cerca del fin del mundo, Pyjamarama!, que aunque no lo parezca es un espacio de gran compromiso cultural y reconocido valor didáctico, ofrece aquí un estudio-recopilación que incorpora una pequeña selección de Apocalipsis bajo el prisma:
¿Cuál sería el final si … … hubiera escrito la Biblia?
Enid Blyton
Los sagaces y valientes muchachos evitan el Apocalipsis, detienen a los perversos contrabandistas que querían provocarlo y están de vuelta en casa a la hora de cenar y estudiar sus lecciones.
Dan Brown
El Apocalipsis no era más que una conspiración a varios niveles, un invento para mantener subyugado al populacho por parte de la Iglesia y los Illuminati Bávaros, personificados por un señor con una pistola y un pendrive con el Barrotes y el Prettypark.exe listos para instalar en los sistemas de seguridad del mundo entero. Un numismático australiano aficionado a las sopas de letras y una bella forense y criptógrafa que tuvo un tío masón descifrarán un montón de misteriosos códigos secretos, alguno de los cuales incluso tienen relevancia en la trama.
Jorge Bucay
Y… sí. Puede que el Apocalipsis llegue pero no es razón para permitir que los últimos pensamientos se encaminen hacia el lado negativo del asunto, sino pensá más bien en una liberación, en el fin del camino, en la luz de un nuevo amanecer. No es sino otra meta, otro jalón y por el mero hecho de estar ahí, no vas a enterrar tu rostro junto con tu alma en las palmas de las manos y llorar por el final, sino a levantar la cabeza y reír por un nuevo principio, afrontalo con energía. Dale, mientras el mundo se acaba, escuchá la última pista del compacto incluido con este libro.
Charles Bukowski
El Fin del Mundo llega y no es de extrañar, si es a lo que esta triste existencia de corrupción y vicio conduce, dado que la humanidad no es más que una sórdida bomba programada para la autodestrucción. De hecho, si no hubiera Apocalipsis, deberíamos de estar avergonzados o apesadumbrados por no encontrar un final en esta patética carrera en continuo descenso.
Agatha Christie
Au contraire, no caí en la cuenta hasta que unas palabras escuchadas al azar me recordaron unas líneas de la carta a la iglesia de Tiatira. Monsieur Greene tuvo tiempo suficiente de abandonar su dormitorio, cruzar descalzo el corredor hasta la habitación de mademoiselle Simone y tocar la primera trompeta para invocar el desastre sobre la tierra, antes de volver a Babilonia. ¿Pero por qué, dirán ustedes, por qué motivo? Eh bien, mes amies, Hercules Poirot se lo explicará: Monsieur Greene esperaba con ello dar inicio al Apocalipsis y forzar la Nueva Jerusalén, de la que, sin la molestia de tener que repartir con su prima, mademoiselle Simone, sería único heredero. Cherchez, la femme.

Miguel Delibes
Por aquellos días llegaba el Apocalipsis. Eran días grises, y una crujiente manta de hojas secas, dorada alfombra de nostalgia y niñez perdida, precedieron al fin del mundo tal y como el barrio lo conocía. Ya no éramos los jóvenes que una vez soñaron con cazar gamusinos en las copas de los cedros, y tampoco tendríamos ocasión jamás de llegar a ser aquellos abuelos que, apoltronados en sus bajos tronos de granito, golpeaban el suelo con sus garrotas, sus rústicos cetros y, coronados con sencillas boinas, hablaban de la Nueva Jerusalén que nunca lograron fundar.
Bret Easton Ellis
A fuerza de hundirse desde su alta cuna en un submundo de drogas, masoquismo y coprosodomía con la ramera de Babilonia, el protagonista descubre que el Apocalipsis no es un hecho, sino una persona: él mismo.
Laura Gallego García
La magia de dos corazones unidos es más fuerte que ninguna profecía. Isósceles y Nancy invocan el poder del unicornio perlado, que con su luz y pureza erradica todo el mal, devuelve la paz al mundo y desarrolla una cura contra el Alzheimer.
Stephen King
Los cuatro jinetes cabalgan desde el centro de un inmenso remolino, trayendo consigo una letanía de olores, el olor a mortajas, a epidemias, a desastres. Tienen la cara agusanada y a través de la piel demacrada de sus mejillas
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se vislumbran algunos dientes que se estrechan hasta casi dejar ver las raíces podridas por el fuego y la desolación del infierno. Sus cuencas vacías constituyen receptáculos, vasos canopes para el
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sinfín de almas que cada uno puede absorber. Las currucas mosquiteras alzan su vuelo, un millón de segunderos retrocediendo en el
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reloj del Universo, atrasando el tiempo, alejándolo del Apocalipsis. Sus graznidos se convierten en el uniforme e impasible tictac…
Total, que al final aparecen los pájaros que parecía que estaban invadiendo Maine y resulta que no, que estaban ahí para detener el Apocalipsis. Así que todo lo que ha hecho el protagonista no valía para nada, pero eh, hemos descubierto que su padre, disfrazado de San Juan Evangelista, violó a su prima en una fiesta de disfraces mientras la llamaba “zorra de Babilonia”. Seguro que esas implicaciones psicológicas atrajeron a las currucas mosquiteras a Maine y gracias a ello se evitó el
findelmundofindelmundofindelmundo.
Dios bendiga a los personajes con pasados traumáticos, pues ellos prevendrán el Fin del Mundo.
Lope de Vega
El Rey llega, pone fin al Apocalipsis de inmediato y todos bailan.
Eduardo Mendoza
Al fin, logro poner freno al Apocalipsis con mi impecable y a la sazón vivaracha elocuencia, retando a la Muerte a singular confrontación de rana a mil puntos y sin changarro, de la cuál resulto victorioso. La Muerte es asaz buen o buena, que en géneros no ahondamos, conversador o conversadora, y pasamos dialogando de estos y aquellos asuntos, muchos de ellos meras trivialidades, hasta que, bien entrada la noche, decide retirarse junto con los demás jinetes, los sellos, las trompetas y las visiones. Yo le recomiendo, guiado por mi buena fe, que se de un paseo por la rambla y no deje de deleitarse con el ambientillo que en ella se respira. Poco después me retiro a mi estimado y pleno de calma manicomio, donde mi almohada, mi sábana, mi muda limpia, mi pepsi-cola y mi querido y nunca bien ponderado Doctor Sugrañes me aguardan, como la flor a la abeja circa el período de polinización.
Pío Moa
El principio del fin está claramente marcado el día en que los republicanos iniciaron las matanzas en Paracuellos, y desde entonces no han dejado de revelarse sellos y sonar trompetas hasta que, como no podía ser de otro modo, todos los séptimos confluyen en este gobierno iluminado y su apocalíptico presidente, vendedor de milagros de saldo, profeta de la decadencia.
Edward Packard
Las trompetas suenan. Los mares se secan. El infierno se abre. Los Siete Sellos han sido rotos. Los Cuatro Jinetes cabalgan sobre la Tierra. El Apocalipsis ha llegado, y con él, el fin del mundo conocido. Te sientas a esperar que una de las enormes lenguas de fuego te consuma, y te lamentas por no haber tomado decisiones más valientes que hayan contribuido a salvar al mundo. El único consuelo que encuentras es auto convencerte de que has hecho lo que has podido. FIN

J. K. Rowling
La fuerza del amor y la amistad evitan el Apocalipsis, que en realidad formaba parte de lo planeado por Dios, quien ya lo sabía todo de antemano pero evitaba decirlo porque son los humanos quienes tienen que darse cuenta de su propio potencial y valor.
Danielle Steele
Los protagonistas reciben el fin del mundo abrazados, unidos por los estrechos y suaves, pero firmes, lazos de la pasión.
R.L. Stine
Cerré los ojos, agarrándome con fuerza a la Sábana del Apocalipsis. Todo a mi alrededor se agitó a gran velocidad, como si la habitación entera estuviera siendo azotada por un huracán. Cuando abrí los ojos, mis padres y mi hermana Tammy estaban ahí, mirándome con cara extrañada.
– Os dije que Mark era de otro planeta – se burló Tammy – ¡Mark-ciano, Mark-ciano!
Qué demonios, me alegró estar de vuelta, incluso fue un alivio volver a oír los estúpidos insultos de mi hermana. Después miré mis manos: la sábana se había desvanecido.
– Ve a lavarte las manos para la cena, Mark. Después me ayudarás a bajar del desván tu viejo edredón.
– ¿Edredón? –
exclamé, tragando saliva – ¡Oh, no!

Akira Toriyama
Los Cuatro Jinetes cabalgan sobre la Tierra, proclamando su inmenso poder. Los guerreros de la Tierra, liderados por Cristo, no se hacen esperar y presentan batalla, alcanzando nuevos niveles de potencial que van más allá del legendario superyahvé y evitando el Apocalipsis. Después, claro, invocan al Dragón, quien resucita a todos los caídos.
P.G. Wodehouse
Es increíble cómo Jeeves logró sacar una ventaja de 20 a 1 por Peste como caballo ganador, y todas las penurias económicas de Wooster acabaron entonces, pudiendo despedir a los acreedores y poner fin a ese absurdo asunto del Fin del Mundo.
¿Qué habría hecho Isaac Asimov? ¿Y Philip K. Dick? ¿Pío Baroja? ¿Tom Sharpe? ¿Antonio Machado? ¿Y Margaret Weis y Tracy Hickman? ¿Cómo lo habría imaginado Tolkien, y cómo habría rellenado Christopher los huecos? ¿Cómo se las habrían arreglado Matilde Asensi o Isabel Allende? Para estas y otras cuestiones, ahí tienen los comentarios. Ah y eso, que feliz año nuevo y demás.