Como hoy en día vivimos en una época de tolerancia y respeto, había una cuota mínima de varones heterosexuales que cumplir en el aforo del concierto de las Spice Girls. Sólo así se explica la llamada que recibí el sábado del sr. Richard Royuela, director de la Rock Hard, en la cual me confirmaba que tenía pase para asistir con él a dicho evento. Así que nada, cambié los planes del domingo rápidamente, le pegué un repaso al Greatest hits (por ese par de canciones nuevas que han incluido) y allá que nos fuimos.

Allí me encontré con Richard, Sara de Background Noise y unas amigas suyas, que eran las que nos ayudaron a gestionar todo el tinglado. Mientras esperaba pude captar una conversación de un grupo de mujeres que me dejó algo flipada. Decían algo así como:
– Me da igual que el negro ese esté bueno, a mí es que me da asco – a lo que una amiga suya contestó…
– Y ya no es metértela… ¿te imaginas chupársela? ¡jajaja!
Todo esto con sus hijos delante, que me imagino no se enteraban de nada…
Nos instalaron cómodamente en la zona VIP, donde por lo visto estaban los hijos de la Beckham y otros famosotes de medio pelo que no me sonaban: yo solo reconocí a Poyeya, digo, Soraya, que de todas formas vive en Alcalá y a Boris Izaguirre. Afortunadamente el personal iba a disfrutar el concierto y, tras unos 27 minutos de espera, es exactamente lo que hicieron: yo al menos lo hice. Además el ambiente era de lo más propicio, lleno casi total, a pesar de lo que dijeran al día siguiente en “las noticias”. ¿Desde cuando hay que ser tan cínico para dar el parte?

Lo cierto es que juzgar esto en términos de “cantar en directo” y demás pamplinas me parece no saber donde se ha aterrizado. Eso era, ante todo, un espectáculo, con bailarines por un tubo, cambios de vestuario, plataformas que se levantaban, carreras por plataformas, escenarios y puestas en escena… Todo ello al servicio de un repertorio que quita el hipo, los que queríamos oír, y, afortunadamente, las chavalas no tuvieron la ingenuidad de pensar que alguien querría oír algún “deep cut” de sus discos. Así que uno tras otro cayeron Spice up your life, Say’ll be there, Stop…... Hubo un par de canciones con una puesta en escena en plan años 30, mientras que en otras eso parecía Bollywood, con los bailarines con ropas deportivas de colores chillones.
Fue en el tiempo para sus canciones en solitario cuando se demostró un poco de que iba cada uno. Emma cantó un tema pop gracioso pero que no volvió loco al personal, Mel B pasó de todo y se marcó una versión de Lenny Kravitz (ya sabéis que canción), Geri quiso reclamar su protagonismo con su It’s raining men, Mel C cantó ese temazo que es I turn to you y Victoria… Bueno, la Sra. Beckam se dedicó a desfilar hablando por teléfono a ritmo de Like a Virgin, sin cantar nada. Y es que ella, a diferencia de las otras, ni es cantante, ni finge serlo. Ella es famosa y punto. Su número fue de los más aplaudidos, es más: cuando le tocaba cantar, el recinto se venía abajo. ¿No se supone que le caía mal a todo el mundo? Igual es por eso. Emma, por cierto, estaba muy guapa, ha mejorado con la edad, aunque se parece demasiado a mi madre de joven.

Todo hay que decirlo, hubo momentos algo menos brillantes, como los diálogos en español hablando de un chico que está muy bueno, o Geri diciendo que los españoles tienen muchos cojones, cosa que en boca de estas chicas da, si cabe, algo más de vergüenza que cuando lo dice un melenudo canoso (también inglés) de algún grupo de los 80.
Cantaron, por supuesto, mi favorita, 2 become 1, con un numerito con plumas muy chulo. El fin de fiesta con Wannabe quedó raro, no sé, no me pegaba con el resto de temas, que me parecen más sólidos y que han aguantado mejor el paso del tiempo. Las canciones nuevas tampoco me volvieron loco, pero en general, el espectáculo mereció mucho la pena. Richard y yo nos lo pasamos en grande y nos quedamos con la sensación de haber visto a uno de los últimos, sino al último, gran grupo pop de los últimos años, de pop no como estilo, sino concepto y forma de entender la música.
Aún quedaba el detalle que le pondría la guinda a la noche. A la salida nos encontramos con Senén Armegol, redactor del Popu, que nos comentó que, aún pasándoselo bien, esperaba más del espectáculo y con… ¡EL MOCITO FELIZ! Soy un gran fan, desde hace años, de este pobre hombre, que lleva mucho tiempo intentando hacerse un hueco en la tele a base de cantar 100 canciones en un minuto y tonterías semejantes. Y aunque la época de los frikis televisivos haya pasado a mejor vida, me emocionó mucho ver a un representante de tan gloriosa época, de cuando la gente veía la tele y recordar aquellos años de estar pegado a El Puente o el Mama Mia…. Igualito que con las chicas picantes. ¡AH! Y el recinto estaba lleno al 95%.. Y el caballo camina palante, y el caballo camina patras.