Cuando era pequeño, siempre me llamaron la atención aquellos moldes que los niños que no eran yo llevaban al parque o a la playa para hacer parvadas con la arena. Y es que con un cubo, uno puede hacer las almenas de un castillo, ¿pero qué cantidad de arena mojá representa el límite de normalidad/diversión para un niño en la playa? ¿Qué puede hacer uno con un ejército de mariquitas desmigables, dado que en los programas de cotilleo, con uno o dos ya tienen suficientes?
Cuando esos niños se hicieron mayores y estadounidenses, siguieron jugando con moldes. Cambiaron las mariquitas por frases completas y la arena por guiones de cine. Y he ahí la explicación de que prácticamente todas las películas (de acción, por lo general) huelan a diálogo refrito. La razón de que en España las frases queden todavía más cutres y artificiales es que usamos moldes de plasticorro blando, de esos que se doblan o se rajan a la primera de cambio. Por eso Ariadna Gil dice “Te quie-“.
He aquí un ejemplo en forma de extracto de guión:
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12. Departamento de Policía. INT/DÍA
Una comisaría atestada, todo el mundo trabajando en casos importantes y yendo de un lado a otro para que parezca que están más ocupados de lo que están, así pasa, que luego los llamas por teléfono diciendo que oyes ruidos raros en tu casa y aparecen a las dos horas. Claro, por no estar sentados en sus mesas trabajando en silencio, revisando pistas o expedientes o yo qué sé.
También hay gente con pinta de lumiasca o quincorro yendo de un lado a otro. Es lo que pasa cuando te dedicas a detener a discreción a todo el que es negro y lleva gorra, o a toda la que lleva sombra de ojos malva, que luego no sabes dónde colocarlos y los tienes pululando por comisaría reclamando un abogado.
El detective JACK COOLSURNAME, a quien previamente y para que esta pantomima no sea kilométrica, hemos visto mirando una foto de una tía guapa y con pinta de buena chica, decente, nada de ligue de una noche y sexo facilón, de esas que no dejan a un hombre en plan cabronada, sino porque no pueden lidiar con el absorbente trabajo de él, y que seguramente se llame Pam o Lisa, entra por la puerta, sin afeitar, con cara de resaca y aspecto de no aguantar más tanta mierda.
Sus tribulaciones son rotas por TOM PEEPING, un compañero gordo y con cara de ser el típico que manda fotos “cachondas” por correo electrónico y enlaces al youtube. Y esas gilipolleces de powerpoint, que tanto darle a la tecla para avanzar y al final siempre es el chiste de “Las rubias no somos tontas”, pero con fotos distintas.
TOM (sorna canallesca)
Vaya, ¿a quién tenemos aquí? Si es el superagente “No-necesito-refuerzos”
JACK (con un gesto de asco y de molar más que nadie)
Que te jodan, Peeping.
TOM (más sorna canallesca)
Me encanta cuando te pones romántico.
JACK
Tu mujer me dice lo mismo.
TOM
Vale, vale, tipo duro. El jefe quiere verte.
13. Lo que viene siendo el despacho del comisario. INT/DIA
El despacho del comisario está limpio y recogido, salvo su mesa, que tiene papeles mecanografiados por todas partes, para que parezca que ha estado leyendo informes o algo así. Si en la comisaría tuvieran grapadoras, se ahorrarían el cambalache de hojas desperdigadas. El comisario tiene una jarra de café, y es negro. El café, me refiero. O sea, que no tiene leche ni nada. Vamos, eso que aquí se llama “café solo”. ¿El comisario? Ah sí, ese probablemente también sea negro. JACK está sentado con la misma cara que lleva poniendo desde el principio de la película.
COMISARIO (sin nombre, no va a salir más, no lo van a matar y no es el malo de la película, así que para qué vamos a andar pensando nombres)
Jack, eres un buen detective, pero últimamente no respetas las reglas, y asuntos internos está pidiendo tu cabeza. La última operación ha sido un desastre, un furgón destrozado, todo un ala del hospital llena de tíos gritando tu nombre y bla bla bla (no dice bla bla bla exactamente).
JACK contesta, pero no lo hemos escrito. Que el actor improvise alguna machada.
COMISARIO
Esto no puede seguir así, has estado bajo mucha presión. Desde que Pam/Lisa murió/te dejó/se cambió de sexo y empezó a hacerse llamar Herbert/etc., no has vuelto a ser el mismo. Tienes que superarlo y seguir con tu vida, ella lo habría querido así.
JACK
Ella no tiene nada que ver con todo esto.
COMISARIO
Mírate. Estás hecho un asco. Apenas comes. Casi no duermes. Y apestas a bourbon. No voy a tener más remedio que alejarte de este caso, Jack. No sólo por el departamento, sino por ti.
JACK
¡Eso es injusto! ¡Es mi caso! ¡No puedes alejarme de él y dárselo a cualquiera! (porque en original, “tú” y “usted” se dicen “you”, y los traductores españoles consideran que un detectivillo cualquiera puede tutear al comisario por el mero hecho de que él lo haga) ¡Ese cabrón tiene en nómina a la mitad del departamento!
COMISARIO (tras una pausa que pretende ser dramática)
Está bien, tienes doce horas antes de que el FBI meta sus narices. Es todo lo que puedo darte.
JACK (el más duro de la fies)
Gracias, pero me sobran seis.
COMISARIO
Eso espero, Jack. Yo confío en ti, la cuestión es si tú confías en ti mismo…
Hay un momento de acercamiento que no culmina con morreo lenguaraz porque son dos hombres, es el principio de la película, y a Brokeback Mountain no le dieron el oscar, por lo que la homosexualidad no está de moda.
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La película se llama “Timestrike Chaos Crisis” y va de un narcotraficante con traje caro y anillo en el meñique que, para introducir un cargamento de granadas de cocaína en el país, compra una máquina del tiempo gracias a la cual libera a unas monstruosas, peludas y sanguinarias criaturas por la ciudad para conseguir desviar la atención de todo el mundo. Y está basada en una novela de Truman Capote.