Tenía el Virublog un pelín olvidado. Hay dos motivos. El pincipal, porque disfruto con los posts que dejan mis compañeros en sus diferentes blogs, que ya se encargan de que haya novedades en la web prácticamente a diario. Me lo estoy pasando muy bien y creo que en breve abriremos más y con más gente.
El otro es que tengo la cabeza como si Manolo el del bombo estuviera animando a nuestra selección en una final del mundial. No tengo referencias reales de cómo lo haría, pero apuesto que armaría más jaleo que en toda su vida. Pues así tengo la cabeza. Al borde de un ataque de ansiedad ante el trabajo, los proyectos que si salen, que sino salen, cosas personales, el grupo, otras historias. Demasiadas cosas que hacer, para una cabeza tan poco amueblada como la mia. Cada vez que me ponía a escribir me salía unos párrafos en los que me quejaba de mis nervios, y mi incapaz de tomar una decisión arriesgada en un momento que parece crucial, así que quizá lo mejor es soltarlo así un poquito y poder progresar a la siguiente fase. Y así hasta que nos muramos.

Estoy viendo The Gong Show, un programa muy esperado por mí, que amaba El Semáforo y Cita con Apeles. Porque el Gong show es el original, la base en la que se han basado tanto los programas anteriormente citados como aquel Y usted que sabe hacer, que yo nunca tuve ocasión de ver. El programa tiene muchísimo potencial, quizá lastrado por su jurado: ni Dani Mateo ni el alto del dúo sacapuntas me pegan ahí, y por el mismo motivo, ojo. En cuanto Paz Padilla, pues nada, uno de esos seres televisivos a los que hay que dar de comer, como Florentino, Bermudez o Anabel Alonso, que no lo hacen ni bien ni mal sino todo lo contrario, lo cual podría salvarte hace años pero hoy en día pues… que quieren.
Lo que hará que el programe mole o no (porque la hostia en audiencia la doy por hecha) serán los propios concursantes. Y de momento, y salvo excepciones, creo que el programa no está a la altura de las circunstancias. Veo a los responsables un poco acojonados, porque no me creo que no estén llamando a sus puertas personajes más “alternativos”, por decirlo de alguna manera. Porque sí, está muy bien ver gente talentosa: tipos que bailan break o hacen cabriolas con las bicis, pero a nadie se le escapa que están muy lejos de la habilidad de otros profesionales que no tienen que salir ahí y que su aparición será olvidada en breve.

No, los que hacen que un programa de este tipo sea memorable son los Cañitas bravas, los “tenores”. Los lagartijos, como en el programa de Apeles. Y aquí es donde falla el Gong Show. Le falta gente que vaya a hacer, directamente, el gilipollas. Los otros cantantes, malabarisas o peña que toca el tambor con botellas de coca cola de dos litros están bien en el programa de ferias de tu pueblo, en actividades a cargo de la peña “Los liantes”, pero aquí son, o deberían, ser solo un entremes entre gente de tendencias más extremas. Yo quiero Delfines, Luixis, Tigresas de orientes, Narutards, Charmas, Ailyns, Mangakus, gente que viva en su mundo, su universo privado con sus propias reglas, y lo quieran compartir. Y no, no por reirnos de ellos, que soy incaaz, sino para que nos dejen asomarnos a dichosmundos. Como las GENIALES chicas del video. Porque este tipo de programas están hechos a medida del youtube, donde estos personajes se han hecho famosos. Y sin embargo, apenas hay un puñetero tube del Gong Show hispano. Por algo será.
Aunque igual soy yo, que necesito distraerme un poco.