boooork

Que como estoy hecho polvo, pues reciclo una imagen, que a lo mejor con esto del cambio de blog, algunos no la habían visto.
Pongamos que un camionero – de los de verdad, no me refiero a una lesbiana hombruna – gasta una media de cuatrocientos euros en gasolina al mes. Pongamos que siempre llena el depósito de su vehículo en estaciones de servicio BP. Semana tras semana, mes tras mes, año tras año, siempre BP. ¿Reclamaría el fiel camionero a dicha empresa que le regalasen un camión nuevo anual? ¿Y que le pagasen la mitad? ¿Y un simple porcentaje? ¿¿Aunque sea, un ambientador con forma de gajo de limón para el retrovisor??
Bienvenidos al desopilante mundo de la telefonía móvil, donde creamos nuevas víctimas en potencia para el asesino de Seven, al tamizar sus pecados, pasarlos por huevo batido, rebozarlos y freírlos hasta que chorreen aceite. Ejemplifiquemos, al modo patentado de Pyjamarama! que ustedes conocen y yo amo, la clase de coñazos tecnológicos a los que, gracias a este mundillo tan boyante, se pueden enfrentar personas normales como algunos de ustedes.
FELIZ DEL 15. Gracias a las ofertas engañosas que las compañías le meten por los ojos y a la competencia desleal que existe entre estas, se ha creado la imagen mental de que un teléfono móvil es en realidad un artilugio barato. Se persona en una tienda y exige ver teléfonos con doscientas mil soserías, escandalizándose en cuanto el precio asciende de los 29 euros. Normalmente insulta a la gente que se gasta más de esa cantidad, acusándoles de consumistas, inconscientes y fachas. Esto último es como la ropa negra, que pega con todo.
Frase precilecta: “Quiero un Nokia, que son los mejores. Que tenga cámara y blutún de ese.”
(Y luego pedimos unas “picsas”.)
AVARICIOSO. Igual que el anterior, sólo que pretende que el móvil sea carísimo para deleitarse explicando cuánto cuesta en realidad y a cuánto le ha salido. No utiliza ni la mitad de utilidades del cacharraco, pero es feliz pudiendo presumir de haber exprimido a la compañía telefónica amenazando con darse de baja.
Frase predilecta: “Es que estos de SosoFonic no regalan nunca nada, me voy a dar de baja.”
(Debería virarse la tortilla y que un día le dijeran: Es que como usted no consume lo que otros, le vamos a quitar el servicio)
SOBERBIO DELEZNABLE. Este ser iluso y de lamentable existencia se cree el ombliguito del mundo cuando a telefonía se refiere, o bien piensa que cada compañía sólo tiene cien clientes. Exagera sus consumos con el absurdo objetivo de la coacción a la compañía telefónica, que no tiene más que echar un vistazo a su factura real para pasarle con el departamento de bajas sin ofrecerle ningún teléfono de tres pares de tecnocojones para que se quede. Lo peor es que nunca piensa que la compañía compensará su imperceptible baja con el alta de otro ser similar, que viene rebotado de otra compañía porque no le dieron el Muslek JY-895. (con cámara y blutún, por supuesto)
Frase predilecta: “Vamos que con tres líneas que tengo hace un montón de años y pagando como pago doscientos euros al mes…” (Pues quítale a tu hija adolescente el móvil, macho, que esta te arruina.)
CYBERDINE PLASTEM. El día que el primero de estos fulanos vio la luz, dio comienzo la lenta marcha hacia el Apocalipsis. Lo quieren todo y lo quieren ya. Y como ya la mayoría de gente que les rodea no sabe lo que es un Nokia N95 (ni puta la falta que le hace), tienen que martillearles el cráneo con mil doscientas una especificaciones técnicas. Animo desde aquí a los sufridores de semejante coñazo a pagarle con su misma moneda recitando uno a uno todos los ingredientes de un zumo o refresco.
Frase predilecta: “¿Tú habías visto ya mi móvil nuevo?”
(¿Y tú mi cara de asco?)
EL MODESTO TENTADO. Aboga siempre por la sencillez de los móviles, y luego se pasea por ahí con un teléfono que parece una navaja suiza. Esto suele ser porque, como en las partidas de póker, empieza con la mínima apuesta y se le va calentando la boca hasta conseguir un 3G, que no se ha enterado bien de lo que es, pero si la G es por Generación, tiene que ser la ostia a la fuerza; además, que no va a ir al bar con un teléfono cutrón, vaya a ser que se mofen de él. A las dos semanas volverá a la tienda quejándose de que A.- el teléfono es demasiado complicado y no entiende la mitad de las funciones, o B.- la batería le dura menos que un pedo en la mano. Es lo que tienen los aparatos eléctricos, que de algún sitio tienen que sacar la energía para tanta polladita.
Frase predilecta: “A mí con que sirva para recibir llamadas…”
(Toda saga tiene un comienzo)
PITERPARQUER. Qué sería de este sujeto sin la cámara de su móvil. Él no entiende de coberturas, baterías, tamaño ni comodidad. Para él, su teléfono se mide en megapíxels. Llega a ser tal su obsesión que es capaz de sacar fotos de acontecimientos realmente importantes (como el nacimiento de su hijo) con el móvil, que por muchos 3 megapíxels que tenga, saca unas fotos de mierda con un encuadre de mierda y una iluminación de mierda, y además nunca se decide a pasarlas al ordenador, con lo cuál el día que pierde el móvil se van todas las fotos al garete y viene el disgusto. Si los niños ya vienen ahora con el cuento de que se sienten traumatizados, veremos lo que pasa de aquí a una generación, cuando ni siquiera tengan fotos de cuando eran pequeños para demostrarse a sí mismos que sus padres les han querido alguna vez.
Frase predilecta: “Esperad, volveos a poner que ha salido borrosa.”
(Diez minutos para la típica jodía foto de gente sonriendo con cubatas en la mano cortan el rollo a cualquiera)
SONNY TONO. Juego de palabras muy bien traído que define a todo aquel personaje dedicado en cuerpo y alma a alimentar su teléfono de mp3 “cachondos”. Se descojona en casa pensando en lo alegre y desenfadado que resulta poner el tema principal de “Los Diminutos” como tono de llamada, sin pensar en que el móvil no siempre suena en la intimidad de su círculo de amigos, y queriendo por tanto morir de vergüenza cuando le suena en el autobús y todo el mundo le mira fijamente mientras lucha por sacarse el móvil del bolsillo del vaquero.
Frase predilecta: “Mira, mira qué friki, a ver si sabes de dónde es esta…”
(Claro que lo sé, no porque viera esa serie, es que la tiene el 90% de nuestros amigos comunes)
EL TÍPICO BRASAZAS. Versión reconcentrada del anterior, este ha asignado tantos tonos distintos a sus contactos que cuando queda contigo te los tiene que enseñar todos. Te zurra íntegra su colección de soniditos de la A a la Z (ay qué diver es jugar) con esa sonrisa colgandera de quien espera en silencio a que pongas cara de complicidad al reconocer la musiquilla del Inspector Gadget, y te anega de vergüenza cuando en medio de una cafetería se pone a repasar esos tonos chisposos que circulan de móvil en móvil, tipo “tienes un MENSAJEEEEEEEEEEEE” o “cóhemeeee que etoy sonandooooooooo po favooooooo”. Por supuesto, te los quiere pasar todos por bluetooth, por aquello de no ser patético él solo.
Frase predilecta: “¿Tú tienes Bluetooth?”
(NO QUIERO QUE SUENE EL EQUIPO A NI EL NO-DO CUANDO ME LLAMAN, NI CUANDO ME LLEGAN MENSAJES, NI NUNCA)
Los sujetos anteriormente descritos forman la cúspide de una enorme montaña. Tendrán que aprender a reconocer a sus propios tecnoplastas, estudiarlos y catalogarlos. Y recuerden, cuando lleguen a sus casas, enciendan todas las luces, miren en todos los armarios y bajo las camas. Al fin y al cabo, ¿quién sabe? Podrían tener un blutún.