Todos los géneros tienen sus clásicos y sus bodrios, sus cumbres y sus fondos, sus obras maestras y sus caspas infumables. ¿Todos? No, hay un sub-género  que resiste, ahora y siempre, a cualquier intento de hacer algo parecido a una buena película. Estamos hablando de las películas basadas en videojuegos. Y es que cuando los títulos más respetados son Tomb Raider o Resident Evil, cositas para matar el rato, es evidente que algo no termina de ir bien.

Sobreel papel parecía una buena idea.

Los primeros intentos vinieron en los 90, con series B como Double Dragon y Mortal Kombat y dos producciones grandes como Super Mario Bros y la que nos ocupa hoy: Street Fighter, la película. Paradójicamente, las dos primeras, que contaban con menos medios, acabaron siendo más tolerables. Las otras consiguieron unir a los fans de diferentes razas, credos y nacionalidades en compungido consenso. Y es que ¿a quién se le ocurre hacer un film del mundo surrealista de los dos fontaneros italianos?

“Sí  tío, creo que este es papel que va a lanzar
mi carrera. Lo veo, lo estoy viendo.”

Pero desde el punto de vista hollywoodiense, tenía su “lógica” (monetaria, claro), realizar la adaptación. Y también la del SFII. A principios de los 90, Street Fighter conmocionó las salas recreativas, consiguiendo atraer a millones de chavales que se partían la cara virtualmente durante horas y que dedicaban larguísimas horas de estudio a perfeccionar los movimientos y ataques de sus personajes favoritos. Y poco después hizo lo propio con el mercado de las videoconsolas. Toda una generación con callos en los dedos (por el juego y por las pajas, claro).

“El gobierno español, sin embargo, descarta a Bison como autor del secuestro de los rehenes y apunta a ETA como los responsables.”

Nintendo  tanto al crear un pack de venta de su consola Super Nintendo (el cerebro de la bestia) en el cual se incluía el famosísimo título de peleas. De hecho los
propios mandos de la consola ya se hicieron pensando en las innumerables partidas que nos íbamos a echar al SFII, incluyendo desde el principio seis botones para poder controlar todos sus golpes. Yo me cogía tales cabreos jugando que lanzaba el controlador con rabia al suelo tras perder. Resultado: me lo cargué. Meses después, la Megadrive se apuntaría al carro, teniendo que lanzar un pad especial para el juego. En cualquier caso, se vendieron millones de consolas
y de cartuchos. Era un fenómeno imparable, y en Hollywood tomaron nota de ello.

“Joer, como mola el video este de Moscú”

Como hemos dicho antes, hacer una largometraje basada en un juego de plataformas era algo absurdo, pero se llevó a cabo. Y tampoco es que fuera una gran idea hacer una película basada en un videojuego basado en luchas callejeras. Lo más lógico hubiera hacer una película de campeonatos. Pero eso ya se había
hecho anteriormente, y bastante bien, por cierto, en películas como Operación Dragón, Contacto Sangriento o Campeón de Campeones.
Así que se decidió otro enfoque. Se fichó al guionista Steven DaSouza, que venía de firmar taquillazos como Límite: 24 horas o La jungla de cristal, auténticos
clásicos de 80s, celebradísimas por la chiquillería de entonces. El ansiado proyecto parecía estar en buenas manos, se convirtió en el juguete de DaSouza, que quería estrenarse en la dirección.

A q l meto al pipon ese.

Se fichó a una estrella para encabezar la producción: Jean Claude Van Damme, y a un actor de prestigio para darle la réplica malvada: Raul Julia.
Había otras caras conocidas por allí como Kylie Minogue, como Cammy o Wes Studi como Sagat. Se nos hacía la boca agua de pensar solo en verla. ¿Qué salió mal? ¿Que falló para que, en lugar de como a un título de culto, los fans la recibieran como un auténtico fiasco? Pues, siendo honestos, casi
todo.

Aguantándose la risa tras ver a Bison en bata.

Para empezar los actores. Raul Julia no se parecía en nada al Bison enorme y amenazador del juego. Por ello tuvieron que inventarse que utilizaba cacharros tecnológicos para pelear. Van Damme estaba bien, pero Minogue es evidente que no tiene ni idea de luchar. Ryu y Ken, este último interpretado por Damian
Chapa
eran, sencillamente, un chino y un chuloputas sin carisma alguno. Eso sí, yo me hice fan de Chapa a raíz de esta película, y su Ken me recuerda
a Vicente de OT3. Vega parecía un mejicano, muy lejos del andrógino personaje del juego ( por eso lleva máscara). Bison tampoco daba el papel. Con lo cual, como adaptación, está claro que no da mucho el pego.Y lo que es peor: ninguno sabía pelear decentemente. Con lo cual, si en una película de peleas tus actores no saben pelear, es un comienzo francamente negativo.

Pero
poco podían hacer los esforzados intérpretes
con la castaña de guión que escribío
DeSouza. El fallo principal: hay demasiados personajes.
El libreto no solo incluye apariciones de los doce
personajes principales del juego, sino que encima
incluye a los cuatro nuevos luchadores del Super
Street Fighter.

Al ener a tantísimos personajes, ninguno acaba de coger protagonismo, y no sólo eso, se marea al espectador. Es más, al haber tanto reparto, se intenta reubicar algunos en papeles necesarios para la historia. Así, ThunderHawk es militar, Ryu y Ken, contrabandistas, Chun Li, Honda y Bison, periodistas, Dee Jay y Dhalsim pasan a ser esbirros de Bison… Todo esto resulta en que el espectador no ducho en el juego se hace un lío impresionante ante tantísimo personaje, y el viciado de la consola se acuerda de la madre del guionista al ver profanadosa sus queridos superguerreros.

¡Clavaitos a los androides aquellos de Cobra!

La historia ya la conocéis: Bison es un dictador loco que ha secuestrado a unos rehenes y varios personajes se infiltran en su isla e intentan acabar con él. Nada que ver con la lucha callejera del título. Tanto la trama como las secuencias de acción son más de tebeo que de videojuego. Por ello hay monstruos mutantes, luchadores con poderes, malos malísimos que se ríen solos con los ojos desorbitados e intentan seducir a las chicas, tiroteos en los que solo mueren
los esbirros de los males ordenadores que hablan… Y las peleas, como hemos indicado, son en su mayor parte decepcionantes, salvo la de Ken vs Vega
y las pataditas de Van Damme a Bison. Ya podían haber llamado a algún coreógrafo de Hong-Kong. Todo queda confuso y deslabazado.

“Pero que asco, con todo este ajetreo se me ha partido una uña, mira”

Y aún así, Street Fighter, la batalla final tiene su gracia. Una vez olvidadas las espectativas uno ve que la cosa es tan desmadrada y tan absurda que uno se ríe. Además está llena de chascarrillos que indican que la cosa tampoco se la toman muy en serio: todas las frases de Zangief y su godzilesca batalla
con Honda, el videojuego al que juega Bison, el cachondeito de Ryu y Ken cuando se infiltran en la base (“Larga vida a Bison”, “Sí, a Bison”) . Y seamos sinceros, algunos de los movimientos especiales quedan bien. Lástima que se intente ser coherente, porque esto pedía a gritos el uso de cables y gente volando.

La película resultó ser un fiasco que no gustó a nadie, y en el aire se quedaron los planes de secuelas. Eso sí, sacaron un horrible videojuego para la Saturn y una colección de cromos, pero eso fue todo. Era el gran momento de Van Damme, su hora de la verdad en la que se vería si pasaba a primera división o se quedaba para siempre en el reino de la serie B. Como todos sabemos, sucedió lo segundo.

Cosplay brutal. Pulsa para ver una escena.

Pero antes de todo esto, en 1993… un chino loco había tenido una idea genial. A ver que os parece: cogemos a los personajes de Street Fighter, que viven en el futuro, y los mandamos al pasado para que se hagan pasar por estudiantes en un instituto. Ah, y llevan unos chips en la cabeza que les impiden mentir. Semejante disparate solo podía ser fruto de la mente de Wong Jing, el genial director de comedia gilipollas de Hong Kong, que con tantos detractores como seguidores. Yo me cuento entre esos últimos. Y con un reparto increíble para los fans del cine oriental, entre los que contamos a los cantantes Andy Lau (La casa de las dagas voladoras) o Jackie Cheung (Érase una vez en china, Doble mortal) o gente como Aaron Kwok (Storm Raiders), Simon Yam (Una bala en la cabeza) o Richard Ng (el del bigote de La banda de los Supercamorristas).

La película, Future Cops, es un despiporre total. Resulta que en el año dosmil y pico un severo juez condenará a unos sosias chinos de Ken, Sagat,
Honda y Bison
por malos. Estos deciden viajar al pasado y lavarle el cerebro cuando iba al instituto para que en el futuro les absuelva(??). Para evitarlo, las autoridades mandan a Guile, Ryu, Dhalsim y Vega, que se hacen pasar por profesores, y alguno acabará de por enamorarse de alguna alumna y todo, igual que en Al salir de clase. Por el camino, comedia chusca (incluyendo chises de pedos), luchas en plan dibujos, numeros musicales, homenajes a Super Mario Bros y Bola de Dragón
El título está realizado con la décima parte del presupuesto de su contrapartida occidental, pero también es diez veces más divertido. Si sois fans de Stephen Chow y su Shaolin Soccer o Kung Fu-Sion, es muy posible que disfrutéis también de esta. No os engañéis, esta comedia está repleta de humor chino super chorra. Y si os gustan las gilipolleces, como a mí, seguro que lo pasaréis bien. En caso de que a estas alturas no hayáis escarmentado y seguís
queriendo ver una película que adapte a Blanka y compañía “como se merecen”, pues casi mejor que paséis. Pero si os apetece ver a Dhalsim haciendo el gilipollas, es vuestra cinta (o Divx). En mi opinión, es un título a descubrir y que, sin ser más fiel que la versión, hace que te lo pases mucho mejor. Y por si fuera poco está repleto de estrellas del cine chino.

Pero si nos paramos a pensar ¿Cuál de estos dos títulos es más viruetero? ¿Cuá reune el mayor número de fetiches y elementos de los que tenemos en la web? Para ello, nada mejor que enfrentarlos. Nada más apropiado que un combate entre dos pelis basados en juegos de lucha. Puntuemos, pues.

Future Cops:
2 puntos por la galería de actores asiáticos
2 puntos por adaptar un videojuego apócrifamente
2 puntos por cameos de Super Mario y Son Goku
1 punto por transcurrir en un instituto
1 punto por los viajes en el tiempo
1 punto por el uso indiscriminado de cables

Street Fighter 2
1 punto por ser la adaptación oficial
1 punto por Van Damme
1 punto por el homenaje godzillesco
1 punto por la desquiciadísima interpretación
de Bison

La ganadora es, indiscutiblemente la oligofrenia desenfrenada de Andy Lau y sus amigos: Future Cops. Como digo, este tipo de comedias idiotas, cuando encima cuentan con tantísimas referencias subculturales y peleas atropelladísimas, se convierten en toda una experiencia a tomar en cuenta para los cinéfilos con menos prejuicios o para los que comulgáis con el espíritu que impregna en viruete.com. Hace un par de años se comenzó a hablar de una posible secuela del “clásico” de VanDamme, pero de momento y que nosotros sepamos, parece que el proyecto no sale hacia delante. Eso sí, hicieron una serie de dibujos que “continuaba” la serie y que aquí emitio Via Digital.


Por otra parte, las secuelas del SF no tuvieron ni de lejos la repercusión de la segunda parte (las Alphamolaban) y el juego n o interesa demasiado a los chavales
de hoy en día. Una pena, porque seguro que a poco que se esforzasen les quedaría mejor que la primera. Ah, sí. Hubo una película de dibujos animados.
Pero claro, esa es la buena, la que le gusta a todos los fans. Y esta web es Lo puto peor.

Perreo pa los nenes, perreo pa las nenas
Yyo que creía que era el raro del instituto.