Creo que no descubro nada si digo que La guerra de las galaxias era y es un pastiche que coje de aquí y de allí, que se inspiraba en muchas cosas y que las removía hasta conseguir su propia identidad. Pero ¿qué sucede cuando se hace un revoltijo basándose en otro? ¿Y cuando encima no se tiene ni el tiempo, ni el dinero, ni el talento para llevarlo a cabo? Pues pasan cosas como Farscape o, mejor aún, como Star Crash, o Choque de galaxias, una película italiana en la mejor tradición explotadora de ese país, la que nos dió el spaguetti western o los clones de Tiburón, Zombi, Mad Max, etc…

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A principios de los 70, la industria italiana funcionaba a toda máquina, fabricando desde cine de autor hasta explotaciones de todo tipo: tres meses después del estreno de la Star Wars original ya se estaba rodando este encantador engendro, para aprovechar al máximo el supuesto tirón que podía tener. Detrás de la cámara, Luigi Cozzi, perpetrador de simpáticas y menos simpáticas series zetosas (como Contaminación: Alien invade la tierra). De alguna manera, consiguieron convencer a John Barry para encargarse de la banda sonora, sospechosamente parecida a la Memorias de África del mismo autor. En el papel principal, la guapísima y ultrasexy Caroline Munro, habitual del cine de género de la época (Capitán Cronos, cazador de vampiros). Y en cuanto al villano,  el malvado Conde Zarth estaba interpretado por el genial Joe Spinelli y en el papel Emperador tenemos a Christopher Plummer, que siempre ha gustado de presumir de ser “de formación shaskesperiana”. ¿Se leyó alguno el guión antes de aceptar?

  

 La historia va tal que así: hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, un malvado interstelar conocido como Darth… digo el Conde Zarth, creó
una estación espacial, del tamaño de un planeta, capaz de acabar con mundos enteros. Creo que me suena de algo. El caso es que el malvado Conde tiene en jaque a la galaxia, aunque el Imperio del buen rey se opone a sus malignas intenciones. Zarth es el grandísimo Joe Spinelli, que se lo pasa bomba haciendo de malo.

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Ya en su primer plano, los autores dejan clara su condición de imitadores con aplastante sinceridad: una enorme nave pasa lentamente ante nosotros y se pierde en el espacio. Espacio, que por otro lado, se ve iluminado con estrellas de los más diversos colores: amarillas, rojas, azules… Quizá alguien debió de avisarles que las bolas de navidad no son lo más indicado para simular cuerpos estelares… La nave, que intenta localizar la estación espacial del Conde, recibe el ataque de unas burbujas rojas (creadas con una de las peores transparencias que he visto en mi vida) que hacen que todo el mundo se retuerza de dolor por lo suelos como si hubieran asistido a un maratón de 24 horas de La noche abierta. Pero antes de sucumbir, consiguen poner a salvo al pasajero VIP: el príncipe Simón.

“…. otros 100 años de prisión por grabar ‘Corazón Latino'”

Después de los créditos, conocemos por fin a nuestros héroes. Stella Star, intepretada por Caroline Munro, bella pirata interstelar, y su compañero Atkon, que nos ofrece una istriónica intepretación, un estilismo similar a David Bisbal y más maquillaje que la propia Stella. Y a pesar de lucir tan divinos… ¡nuestros héroes están en apuros! La policía (un marciano calvo y un robot idiota) les persigue, y no les quedará otra que huir, a base de pulsar botones, y decir expresiones como “toda la potencia” o “máxima velocidad”. Según Akron, apenas tienen un 5% de posibilidades de sobrevivir al hiperespacio, cosa que no sólo parece no importarles, sino que se toman a cachondeo.

Por supuesto, los dos sobreviven, pero son capturados finalmente por las autoridades, que manda a Stella a prisión. El uniforme de presa le debe dar calor: es bastante más discreto que la ropa que su habitual bikini de cuero. Para que se queje. Pero en tan sólo dos minutos, consigue escapar, a costa de las vidas del resto de presos y guardias, y huir… sólo para volver a ser capturada. El emperador de la galaxia, viendo las maneras de estos dos tipejos, decide encargarles el rescate de su hijo, el príncipe, perdido en algún lugar de la galaxia.

Los siguientes 45 minutos de la película se pueden desglosar de la siguiente manera:a) Stella llega a un planeta

b) Es capturada o amenazada por algún psicotrónico alien o monstruo.

c) Es salvada por alguien (hoy en día las feministas se echarían encima del film). Los siguientes 45 minutos de la película se pueden desglosar de la siguiente manera:

  1. Stella llega a un planeta
  2. Es capturada o amenazada por algún psicotrónico alien o monstruo.
  3.  Es salvada por alguien (hoy en día las feministas se echarían encima del film).

Los peligros son de la categoría de una tribu de amazonas en bikini o un robot gigante en el más puro estilo Jason y los Argonautas, salvo que está animado con un stop-motion ciertamente pobre. La profusión de situaciones de peligro y localizaciones exóticas revela que la influencia del directo no está sólo en la propia original, sino en los propios seriales de aventuras y ciencia ficción tan populares hasta los años 50. Estela se zafa de diferentes peligros cada diez minutos, e incluso corre en peligro de morir congelada en cierta ocasión: el bikini no ayuda. Ningún problema, ya que será salvada de los villanos por el robot de abordo, por el propio Akron o por…

DAVID HASSELHOFF.

“jamonas corriendo en bikini…. durante todo el episodio…. tengo una idea”

Efectivamente amigos, el tipo que más tiempo ha hablado solo en un coche debutó en Star Crash, interpretando al ya mencionado príncipe que buscaban los buenos deben rescatar. Para su espectacular rescate, David no se corta y un pelo y decide asaltar la guarida de los monstruos malos LANZANDO RAYOS POR LOS OJOS porque sí o utilizando UN SABLE DE LUZ… o quizá es una cimatarra láser, no vaya a ser que los denuncien. A destacar el exceso de maquillaje y rimell del que hace gala el joven Michael Knight, ni los Poison esos, oigan. Y ahora que lo pienso, Stella Star parece el nombre artístico de algún cantante glam.

Nuestro trío de héroes descubre la guarida secreta del Conde, quien les pilla con las manos en la masa. En lugar de ejecutarles sumarísimamente, y como buen villano de película que es, decide ordenar a susdos esbirros robots que los liquiden con sus cimitarras. En el combate, Akron y Simón utilizan el sable de luz la espada láser para deshacerse de ellos, aunque el rubiales es herido en el hombro, herida que resulta ser fatal. Se ve que los de su raza tienen el corazón en el hombro izquierdo, ya es casualidad.El caso es que alguien tiene que morir para dotar al filme de más dramatismo, y el propio Akron, en el más puro estilo Obi Wan, afronta el momento con filosofía y hasta alegría. Lo curioso es ver como Lucas copió después esta escena en el comienzo de La amenaza fantasma con dos Jedis luchando contra robots. ¡Que le denuncien!

La batalla final entre las benévolas fuerzas imperiales y los esbirros del Conde Zarth forma parte ya de la historia del cine. Refugiado en su estación espacial, en forma de mano, ordena que se adopte la posición de batalla, que consiste en que dicha mano… cierre un poquito los dedos. A continuación, sufre el asalto de las naves imperiales y de unos torpedos de los cuales SALE GENTE. Pero la invasión fracasa… y los buenos deciden utilizar su último recurso, el Choque de galaxias, “un ataque en la cuarta dimensión“, según Hasselhoff.


Dicho ataque consiste en coger una nave enorme y lanzarla directamente sobre la mano. ¡Chúpate esa, Almirante Ackbar! Por supuesto, todo sale bien y la galaxia vuelve a estar en paz, pero… ¿por cuanto tiempo?

Y es que el guión de la película es pueril, quizá buscando recordar los ya mentados seriales que sus autores disfrutaban en su infancia. Claro que además está plagado de diálogos absurdos y situaciones ridículas y con unos agujeros por los que cabría Godzilla. El escaso presupuesto tampoco ayuda a visualizar muchas de las situcines propuestas por Cozzi. Nos da igual, porque con Star Crash uno se lo pasa pipa. Sus defectos acaban jugando a su favor, y con la cantidad de situaciones, monstruos y problemas que encuentran los protagonistas, no hay lugar para el aburrimiento. Con lo cual, al final, se convierte en un subproducto entrañable y al que se le coje cariño.

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Desgraciadamente, cada vez hay menos sitio para la explotación y las auténticas series B, en un mercado donde se apuesta por la mediocridad y la uniformidad. Desde luego, yo me quedo mil veces con esta Choque de Galaxias antes que con la nueva y cochambrosa trilogía de George Lucas. Es mil veces más entretenida y honesta y además, a qué protagonista prefieren. ¿A la sinvergüenza de Stella Star o al insoportable Anakin? ¡Yo lo tengo clarísimo!

Actualización 2015: En esta página podéis ver un montón de información y fotos sobre la película, que no era una súperproducción pero tampoco un chapuza, tuvo bastante tiempo de rodaje y en la que parece que todo el mundo se lo pasó en grande. Larga vida a Star Crash.