Las
vacaciones de semana santa apenas suponen diferencia en
mi actual vida de indeseadas vacaciones perpetuas. Pero
sí tienen algo bueno, y es que los amiguetes sí
tienen más tiempo libre. Fue uno de ellos, el Pájaro
de Alcalá (al que debemos de agradecer el escaneado
de las portadas) el que sugirió quedar para "ver
alguna de esas cintas con dibujos que tienes". Elegimos
una vieja cinta de la serie de animación de Mr.
T que reposaba en mis estanterías desde hace algún
tiempo, aún sin visionar, como otras tantas decenas.
Sabia elección: los dibujos de este personaje,
son, con la compañía adecuada, capaces de
convertir en una fiesta el día más aburrido.

Que
se hagan series basadas en personajes famosos no es tan
común como, pongamos, las adaptaciones de películas
o cómics. Sin embargo, en los 80, con su culto
a las super-personalidades, era bastante normal que se
hicieran series directamente sobre las personas. ¿Existían
antecedentes? Por supuesto, como los cartoons de Abbot
y Costello
o las apariciones de Bill Cosby
en El gordo Alberto. Sin embargo, eran casos
aislados, mientras que en aquella década se convirtieron
en moneda común de los sábados por la mañana.
Así, Hulk Hogan, Chuck Norris o los
New kids on the block consiguieron sus propias
series. Pero el éxito que inició esta nueva
moda se lo debemos a los dibujos de Mr. T.

Mr.
T. saltó a la fama gracias a la lucha libre,
ya que era pareja de Hulk Hogan cuando la lucha
libre comenzó a popularizarse. Después
se unió a las filas comandadas por John
"Aníbal" Smith
en El
Equipo A
. La serie le catapultó a
unas alturas de popularidad inusitadas para una
estrella de la tele, pero Mr. T. tenía los
pies en el suelo.


Él quería ayudar a los chavales del
barrio, esos chicos del ghetto que tenían
fácil el escoger "el mal camino".
Bueno, quería eso y de paso llenarse los
bolsillo un poquito y comprarse algunas cadenitas
de oro más, para la colección: la
pobre criatura apenas llevaba encima 300.000 €
en chucherías. De los de entonces.

Así
que nada, la NBC propone y Mr. T. dispone.
La serie se encarga a Hanna-Barbera, que delega
en Ruby-Spears para su concepción.
Para los no iniciados, os diré que Ruby-Spears
se encargó también de la serie de
animación de Punky Brewster,
con lo cual ya os podéis hacer una idea de
la calidad que atesora esta joya. Ni Miyazaki, vamos.

Los
episodios se abrían con…¡un mensaje personal
de Mr. T! ¡El hombre más fuerte del mundo
se dirige a nosotros, pobres mortales! En su prólogo,
nuestro amigo M.A. nos advertía sobre los peligros
que comportaban cosas como las mentiras, las peleas o
las drogas (por no hablar del rol o los videojuegos).
Y que mejor manera, reflexionaba, que demostrarlo con
una de sus historias, aventuras que demostraban lo cierto
de sus postulados.

Y
ahí es cuando comenzaban los dibujos. Ignoro si
fue por petición del propio Mr. T o fue cosa de
la productora, pero el caso es que al tipo le acompañaban
un montón de críos, cada uno de una etnia
diferente. Bueno, blancos había tres, que para
algo son los que más pelas tenían. Pero
había chicos chinos, negros y nativos americanos.
Y, ¡oigan! a lo mejor alguno de los blancos era
judio. También había un hispano, aunque
si pensamos en los latinos que salían en Fama
o el aquel Jesse que tuvo que soportarel mismo
M.A. en la última temporada del A-Team, hubirémos
preferido que no lo hubiese.

Estos
chicos formaban el equipo de gimnasia de los EEUU, a los
que Mr. T acompañaba por toda la geografia americana
en diversos campeonatos. Y sólo un malnacido vería
en esto algún tinte pedófilo. El grupo lo
completaban un niño repelente, cuya función
en la serie era la de ser secuestrado durante los cinco
primeros minutos, (que me recuerda bastante a Bobby
el bárbaro
de Dragones y mazmorras),
una suerte de institutriz y… ¡un perro con cresta!
Por lo visto el corte de pelo de Mr. T no sólo
es unisex, si no "uniespecie".

Pero
claro, si la serie tratase de los chavales ganando medallitas
en torneos, poca gracia iba a tener. Así que los
guionistas de las serie (entre los que se encontraba Steve
Geber
, guionita de comics y creador de Howard el
Pato
) decidieron que los Mr. T y los chicos… ¡resolverían
misterios!

¿Eso
no lo hacían ya Scooby Doo y otras decenas
de pandillas de chicos? Pues sí, pero Scooby
no llevaba cresta, ni Shaggy tuvo que aguantar nunca
las tonterías de Murdock. El equipo
de gimnasia multirracial de Mr. T estaba destinado
a relevar a esos anticuados y políticamente
incorrectos dibujos de Scooby Doo. Claro que después
siguieron haciendo más series de Scooby Doo
y de Mr. T no, con lo cual el relevo salió
mal. Como en OT.

El
grueso del episodio consistía en los chavales dando
vueltas, por ejemplo, por uno de esos fantásticos
castillos medievales que tanto abundan en Norteamérica,
en los que entraban como Pedro por su casa. Siguiendo
alguna absurda pista, pronto daban con "los pillos",
a los que había que derrotar en un par de escenas
de acción. Por acción entendemos a Mr T.
derribando puertas de una patada (aunque la puerta estuviera
abierta), y un par de persecuciones hasta que alguien
tiraba de una alfombra y los bribones se daban de morros
con el suelo. Mientras, los chicos esquivaban los golpes
de los malos A BASE DE HACER PIRUETAS DE GIMNASIA. Que ya sabemos todos es una de las formas de lucha más letales que existen, a pesar de que
muchas veces les atrapaban de todas formas. Aún así, cuando estéis en apuros, os recomiendo que comencéis a dar piruetas y volteretas, y seguro seguro que saldréis indemnes del peligro.

Los
discípilos de Mr. T, hartos de la explotación
a la que les somete, deciden tomarse la justicia
por su mano. ¡No huyas!

A
esto le añadimos una escena donde alguien colgaba
de un precipicio y había que salvarle y ya tenemos
una serie que le quitaría el aliento al mismísimo
Serpiente Pilssen. ¡Ah! Aunque hay poca violencia
contra las "personas humanas" (puaj), tan perjudicial
para la educación de los criajos según los
Flanders de este mundo, se ve que las presiones
de las asociaciones de padres no perseguían erradicar
la violencia contra animales. Nuestro protagonista le
arreaba sopapos a cocodilos y tiburones sin ningún
tipo de complejos. Al perro punky ese si que le arreaba
yo un par de patadas, me cago en la madre que le parió.

¡Y
hacedme el favor de ser felices!
Por
último, el auténtico Mr. T volvía
para asegurarse que habíamos entendido la moraleja
del episodio. De nuevo con esa cara de malas pulgas
que le hizo querido en su momento y ridiculizado hoy
en día, Barracus nos gritaba "Y NOS OS
METÁIS EN DROGAS, SON ASUNTOS SUCIOS"
(una de las muletillas favoritas del Pájaro
y de un servidor). "OS LO DIGO YO, MR. T",
concluía, para que viéramos que ahí
no había trampa ni cartoon, y que efectivamente
era él, el hombre más fuerte del mundo,
el que nos invitaba a ser gente honesta y de moral
recta.

Los
más increíble es que la serie fue un éxito
y aguantó tres temporadas en antena, a pesar de
los embites de series como Transformers, He-Man
y el resto. ¡Y es que Mr T. es mucho Mr. T! Aquí,
como ya habéis podido comprobar, salió en
video, y ya en los 90 se emitió por La 2, doblado
además, por el mismo actor que hacía la
voz de M.A. en El equipo A. No sé con cual
de las versiones quedarme, ya que la de video incluía
el doblaje sudamericano, y a mí, en esto de los
dibujos, eso me tira mucho, mucho. Derechos internacionales
aparte, estoy seguro de que si pudiéramos hablar
con él, se sentiría orgulloso si con ella
hubiese ayudado a que un niño, aunque solo fuera
uno, hubiera aprendido una lección de la serie.
Sabes que sí, querido amigo, que todos seguimos
tus sabios consejos y hoy somos hombre de pro. Y ojalá
volvieras al mundo de la animación, para que las
nuevas generaciones pudieran aprender de ti esos magníficos
valores y a dejarse el sueldo de un mes en anillos, colgantes
y cadenas de oro.