CLÁSICOS DEL VIDEOCLUB II

Los menospreciados

joseviruete 23/02/03

Continuamos con esas películas, que, como explicaba en la primera parte de esta ya clásica serie de artículos, hicieron su agosto en los videoclubs, a pesar de no tener demasiada repercusión en el cine (salvo algún caso contado). En esta ocasión tratamos algunos títulos algo más oscuros, aunque no por ello menos importantes. Bueno, ahora que lo pienso puede que sí fueran menos importantes, pero claro, no quiero quitarle interés al artículo. Por eso os engaño y os miento una vez tras otra, jaja, idiotas. Huy, eso último no lo queria escribir. En realidad, os amo a todos, como si fuera Jesús.

Exploradores


Yo AMABA Exploradores. Mis padres hasta me llevaron dos veces al cine para que pudiera verla, y los alquileres se sucedieron. Un grupo de chavales se hacen una nave espacial con lo que encuentran en el basurero y un campo de fuerza que descubren como proyectar con un ordenador cualquiera (creo que era un Apple II). La cosa decaía cuando llegaban a una nave alienígena que les había estado dando instrucciones en sueños y que aprendieron el idioma y cultura terrestre a base de ver la tele. Pero la primera mitad me tenía fascinado y me moría de envidia. ¡Ójala hubiera podido hacer yo campos de fuerza con mi CPC 6128!

 

Los Albóndigas en Remojo

¡Menudo morro! Esta película no tenía nada que ver con la mítica saga de los auténticos Albóndigas, pero parece que cualquier película con campamentos tenía que ser forzosamente de los Albóndigas. La historia es más que típica: en un campamento de verano, un grupo de nerds y uno de deportistas (que en mi opinión se dopaban más que Ben Johnson) compiten en una carrera en lanchas, con profusión de coñas con culos, tetas, cerveza y muñecas hinchables. Un clásico, vamos. Y, por cierto, con una gran banda sonora aorrera (Ian Hunter, Shooting Star).

 

1990 Los Guerreros del Bronx

Hay que ver los italianos, ¡como eran para esto del cine! ¡Y como se les hec ha de menos! Aunque no era una película totalmente postapolíptica, bebía de las fuentes madmaxianas y las contaminaba con su palticular cloro italiano. El Bronx era una zona de guerra donde las diversas bandas se pegaban piñazos, y a una de ellas, cuyo jefe era interpretado por un inexpresivo cachas llamado Vic Morrow, le tocaban mucho los cojones al secuestrar a una amiga. Vamos, que básicamente es el argumento de Double Dragon filmado. ¿Era yo el único que aquilaba das las pelis post-apocalípticas que podía? ¡Decidme que no! ¡No podría soportarlo! Por cierto ¡Mítica la caja roja de las primeras películas de la distribuidora de José Frade!

 

Krull

Si cogemos Conan el Bárbaro y le damos un barniz Starwarsiano nos queda esta historia de fantasía que no acabó de convencer a nadie en los cines. Y en los videoclubs, pues tampoco. Pero miren, miren de nuevo esa portada y admitan que es fascinante. Unos aliens muy malos invaden un arquetípico planeta pulp, y para acabar con ellos, los buenos se enbarcan en la búsqueda del arma definitiva, una especie de estrella de cinco puntas con cuchillas. Muy útil en la cocina, aunque no hay que dejarla al alcance de Sinosukes varios. En internet dicen que es de culto. No sé yo.

 

El Regreso de los Muertos Vivientes

Ignoro si fue estrenada en cines, pero me da igual: la mejor película de zombies de la historia, quitando las de Romero. Parece mentira que una serie B como ésta consiguiera instaurar en las mentes colectivas el binomio zombies=cerebros. Y es que así se pasaban toda el metraje: cerebrooos... Un grupo de punkis y unos trabajadores de una funeraria se ven asediados por un ejércitos de zombies indestructibles producto de un agente químico desarrollado por el gobierno. Gran banda sonora de punk-rock y final fatídico: piñazo nuclear y a otra cosa. El filme tiene una importante vis cómica que, totalmente aterrorizado, era incapaz de percibir a la tierna edad a la que la ví. ¡La de pesadillas que tuve con zombies desde entonces!


El último dragón

Berry´s Gordy The Last Dragon era una blackexplotation avalada por el famoso capitoste de la Motown (no confundir con Gordi, el de los Goonies). Claro que por entonces nosotros no teníamos ni idea de aquello: simplemente parecía una peli de artes marciales más molona que las típicas cutreces chinas que rebosaban en las estanterías igual que rebosa la maldad de María Teresa Campos. Un joven admirador de Bruce Lee anda buscando la manera de controlar el equivalente a La fuerza de los karatekas, un brillo que te hace pegar unas hostias que ni Ivan Drago. Antes de conseguirlo se liga a un presentadora de videoclips y se enfrenta a un negrazo malvado que controla el susodicho brillo. Al final, nuestro héroe conseguirá despertar su fuerza de su interior y parar una bala con la boca. Y todo ello con la cancioncilla aquella de "The Rhytmyn of the Night" de fondo. Un desbarajuste total.

 

Furia de Titanes

La época dorada de los peplums había pasado cuando se lanzó esta película, con un reparto estelar y los efectos especiales del gran Harryhausen. Lógicamente, se la pegó, pero la Metro ponía unos estupendos trailers de Furia de Titanes en cada cinta que lanzaba, así que, y al menos en nuestro país, Furia de Titanes acabó funcionando bastante bien en los videoclubs. A mí me gustaba muchísimo la mitología griega y fue uno de mis títulos de cabezera durante mucho tiempo. La historia es bien conocida: a Andrómeda la van a sacrificar al Kraken y su noviete Perseo emprende una búsqueda para ver como la salva. Por el camino se encuentra a un buho mecánico (influencia de R2D2), a Pegaso y la Medusa, cuya cabeza arranca para después dejar petrificado al Godzilla de la Grecia clásica. Además de "Clásico del Videoclub" fue también "Clásico de Sesión de Tarde", los fines de semana a las 4 en la primera.

 

Los Rompecocos

Todavía hoy en día podemos seguir disfrutando de hijos bastardos de Porky´s. Y por muchos años. Los Rompecocos era una producción canadiense apadrinada por Roger Corman, ¡ahí es nada! y que era su particular aportación al subgénero de estuidantes cachondos. El objetivo vital de Los Rompecocos era mojar, en primer lugar, y verle las tetas a una tal Purity, la tía más buena del instituto y que se lo montaba con su osito de peluche. Sus planes pasaban por poner espejos en los servicios, magnetizar la ropa interior de las chicas o enseñarlas a torear (¿comooorl?). Sin embargo, la película pasó a la historia por presentar a un personaje cuyo nombre se convertiría en el mote de cientos de chavales a lo largo de toda la geografía hispana: Pajowsky.

 

Los Siete Magníficos del Espacio

De Corman a Corman y tiro porque... me la da la gana. Si el anterior título comentado aprovechaba el filón teenager, esta se apunta a la moda de las epopeyas galácticas. Como bien comentaba un forero, el título español era mucho más honesto que el americano (Battle Beyond the Stars), ya que no era más que una extrapolación de Los Siete samurais al espacio exterior. Un conquistador galáctico un pedazo de nave nacida después de los dolores llega hasta un pacífico planeta. Nuestro protagonista, un chaval con un lunar enorme en la cara deberá buscar por toda la galaxia guerreros para repeler la invasión. Entre sus aliados encuentra a una valkiria kamikaze y al mísimismo Annibal Smith, George Peppard que hacía de cowboy intergaláctico. Y no era el único actor querido por viruete.com: además también tenían papeles Michael Vaughn (que curiosamente sería el jege de Annibal y el Equipo A en la última temporada) y John Saxon.

 

Guerreros del Sol

En teoría esta película tenía todas las papeletas para molar mucho y al final no valía un pimiento. Sin embargo, su atractiva portada y la presencia de caras conocidas entre el reparto (Jason Patric, Jami Gertz) la hacían un apetecible plato para devorar en una tarde aburrida. Pero al final se nos indigestaba. Los Guerreros esos eran unos chavales que jugaban a una especie de hockey raro en un futuro donde no había apenas agua, aunque todos iban bien aseaditos. El caso es que encuentran una bola que brilla y se van a un sitio con unos hippies donde flipan porque hay una cascada. Un auténtico descalabro en taquilla, y no se merecía menos. Hace años que no la veo, y, francamente, ni ganas.

Hasta aquí este nuevo repaso a las películas que marcaron el crecimiento de una generación. Luego ha estado en mano de cada uno aprovechar las enseñanzas que nos ofrecieron esas bibliotecas de Alejandría de los ochenta que eran los videoclubs de barrio. Algunos quedamos marcados por la experiencia. Otros lo han superado y se compran el DVD de Abre los ojos. ¿A que va a ser peor el remedio que la enfermedad?.

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