Si
cogemos a dos chavales de, digamos, entre 15 y 30 años,
hay dos cosas en las que probablemente coincidan. Una
es en el No a la guerra ("que Bush solo va
a por el petróleo", dirá, nuestro experto
amigo). Y otra es en que Los Simpsons molan. Los Simpsons
le tienen que gustar a todo el mundo. Casi se les puede
coger manía y todo.
Pero
es que la serie no es que sea grande, es que es colosal.
De hecho, podemos acusar a A3 de vulgarizarla, de convertirla
en el pan nuestro de cada día y atormentarnos con
repeticiones de capítulos. Pero no perdamos la
perspectiva: estamos ante algo más de una serie,
es todo un fenómeno. No es solo grande en calidad,
o en duración, que dirían los más
insensatos (¿acaso alguien desea que acaben?).
La propia ha creado toda una ciudad, Springfield,
poblada por cientos de personajes. ¿Qué
digo una ciudad? ¡Todo un planeta! O si me apuran,
todo un universo. Sus habitantes nos son tan familiares
como nuestros propios vecinos. ¡O incluso más!
De hecho, somos muchos los que conocemos mejor y preferimos
a los pobladores amarillos de esa gran ciudad a nuestros
aburridos conciudadanos.
Hoy
quiero rendir tributo a algunos de estos personajes que
pululan por ahí, y que, qué duda cabe, aportan
su granito de arena a hacer tan especial a Los Simpons.
Descarto a lo que considero "el núcleo duro":
la propia familia (incluidos el abuelo y Patty
y Selma, el Sr. Burns y Smithers, Flanders, Moe y Krusty)
y me concentro, como digo, en algunos personajes para
los cuales no hay más criterio que mi propio capricho.
Y es que de eso se trata: en la serie hay de todo y para
todos. Vamos allá.
El
chapulín amarillo
Me
dicen que se llama El Hombre Abejorro, pero en
mi casa lo llamamos así. Obvamente inspirado en
su sosías colorado, creado por Chespirito,
el programa del Chapulín suele vislumbrarse
cuando los personajes hacen zapping. A mí se me
antoja genial. Suponemos que estará dirigido a
la comunidad hispana de Springfield, porque el programa
está en castellano ("Ay, la policía").
En ocasiones, podemos ver al Chapulín como parte
de las masas de gente, esas masas de gente que en la vida
real son anónimas y que en Los Simpsons están
poblados de amigos. Una de sus aficciones es jugar a los
bolos, participando en el torneo de Springfield.
Doctor
Frink
Todas
las ciudades tienen su propio inventor extravagante: eso
lo sabe todo el mundo. Aunque pocas tienen alguien como
Frink. Su genio no conoce límites: se le atribuye
la invención de la cámara de teletransporte
(Seth Brundle no era más que un farsante)
y el Flubber. Está claro que de joven fue
un nerd, aunque encontró la manera de casarse y
tener un hijo, que en ocasiones le sirve de conejillo
de indias. Es posible que, por contentar a su hijo, decidiera
aceptar construir los robots de los parques temáticos
de Pica y Rasca (que luego se volvieron unos locos
homicidas). También es capaz de mandar al personal
al ciberespacio (como en Tron, ¿no
se acuerdan?).
El
tío de la tienda de cómics
Es
previsible, pero me encanta el tipo este. El propietario
de La Mazmorra del Androide introduce el elemento
pajeril en la serie, con esos chistes sobre comics y Tv.
Seguro que le gustaría esta web. Lo malo es que
se parece a demasiados tenderos que he conocido. Disfruta
navegando por red, aunque no terminó de convencerle
la oferta que le hacía el Rey de Internet.
Seguramente también le de al tema del rol, al menos
lleva camisetas con las palabras "Dungeon Master"
impresa. Encima, es un genio que fue elegido para dirigir
una utópica Springfield, proyecto que no llegó
a su fin. Ese consuelo que le queda a él. El resto
debemos de admitir, cabizbajos que, aunque hay algo del
tío de la tienda de cómics en nosotros,
nunca seríamos elegidos como mandamases de esa
sociedad perfecta. Su alterego es el del malvado coleccionista,
empeñado en secuestrar a Luci Sin Ley (vamos,
Lucy Lawless de Xena, que el traductor
me parece que no andaba muy fino).
Hans
el topo
Hans
pertenece a la nutrida comunidad de jubilados de la ciudad,
aunque no debe pasar mucho tiempo en el asilo, ya que
se le suele ver rondando la ciudad. Nuestro amigo hace
de Rompetechos un halcón peregrino, es un
gafe declarado, habiendo resultado muerto en varios episodios.
¡Dios mio, han matado a Hans! Po zi, y hasta en
la silla eléctrica. Es una de las inspiraciones
de Kenny, aunque se ve que nadie llora demasiado
su muerte. También demostró grandes cualidades
para la interpretación, destacando su actuación
en el corto Hombre golpeado por un balón
de fútbol, digirido, si no me equivoco,
por Lars Von Triers.
Ralph
Wiggum
Ralph
es uno de los personajes más privilegiados. Aunque
sale con relativa frecuencia, no suele tener más
que un par de frases, todas geniales. Como dice su padre,
las escuelas especiales se lo rifan. Sabemos que su gato
se llama Calcetines, que dormir se le da de miedo y que
tiene como amigo un pequeño gnomo pirómano
que le da sabios consejos. Disfruta comiendo gusanos y
mermeladas, y Nelson y compañía abusan
de él. Supongo que está feo reirse de Ralph,
ya saben, la tolerancia y esas cosas... Pero que le vamos
a hacer: por lo menos no da mal rollo.
Uter
Y
tras hablar de Ralph, me viene inmediatamente a
la cabeza Uter, el niño alemán, esrudiante
de intercambio oficial del cole de Bart. Y es que
Uter me hace mucha gracia. ¡Es tan diferente a nosotros,
Jajaja! Esos pantalones, ese corte de pelo y ese acento.
¡Riámonos de él! A Uter le encantan
las golosinas, lo cual a veces le trae funestas consecuencias.
"¡No corráis, que tengo la barriga llena
de chocolate!", gritaba, antes de ser alcanzado por
una furibunda turba. Vente a Alemania, Uter, y participa
en el concurso "una salchicha, una cerveza".
Serás más feliz.
Duffman
Que
apasionante es el mundo de las mascotas de marcas. Y si
la marca más conocida de el universo simpsoniano
es la Duff, una compañía de cerveza,
es ella quién debe tener la mascota por excelencia.
El increíble Duffman recorre la geografía
norteamericana otorgando fabulosos premios a los fieles
consumidores del bebercio de marras. Solo con su enorme
radiocassette y un par de jamonas en plan mamachicho,
Duffman es capaz de montar una fiestuki allí donde
haga falta. No olvidemos tampoco su maravilloso cinturón
de cervezas, que riánse ustedes del de Batman.
Las similitudes con el hombre murciélago no acaban
ahí: al igual que varios actores han encarnado
al hombre muriélago, también son varios
los profesionales (¿de qué?) que han prestado
su físico a Duffman, después de que el primero
denunció a la compañía.
El
chico de los granos
Al
igual que ocurre con el tío de los cómics,
desconocemos el nombre de éste chaval. Representa
al típico adolescente con su primer trabajo, y
aunque su emplazamiento más habitual es el KrustyBurger,
le hemos visto trabajar en otros restaurantes de comida
rápida, en parques de atracciones y en la taquilla
de un cine. Como el pobrecillo está cambiando la
voz, le tiembla más que los pellejos de Aramis
Fuster. Podría hacerse rico vendiendo la grasa
de sus espinillas a las plantas de reciclaje de aceite,
pero prefiere trabajar: ¡las espinillas son el patromonio
de un teenager!
Poochie
En
opinión de los ejecutivos de la cadena que produce
El show de Pica y Rasca, la serie necesitaba
un pequeño lavado de cara, que la hiciera más
atractiva los críos. ¿Y qué mejor
que un personaje nuevo, fresco, dinámico, lleno
de juventud y vitalidad? Así nació Poochie,
un perro surfista y skater, que juega al baloncesto y
toca la guitarra. ¡Totally cool! O no. Porque el
personaje fue un fracaso total, y tras el primer episodio
fue eliminado de la serie. Ni Antena 3, oigan.
Luego aparece de figurante en numerosas ocasiones. ¡Pero
si era de mentira!
Krang
y Koloth
Desde
luego, se nota que Matt Groening pasó su
infancia leyendo cómics y viendo serie B . Como
nosotros. Krang y Kotoz son algo así como tus "average
alien invaders", un esterotipo de los marcianos de
pacotilla que inundaban hace décadas las grandes
y pequeñas pantallas usamericanas. Estos dos malvados
invasores vigilan constantemente la tierra, esperando
el momento oportuno para atacar. Cuando la tierra se quede
sin armas, procerán a actuar: os recomiendo que
guardéis un palo un casa, para defenderos. Comen
humanos de cuarenta en cuarenta y juegan al Pong
para entretenerse.
Aunque
la serie ha sufrido altibajos de calidad, la cantidad
de grandes momentos es incalculable. ¿Hace falta
decir que este artículo debe continuar y continuará?
Así es, a menos que uno de vosotros comienze a
meterme calcetinas en las pizzas, lo que interpretaré
como un cobarde acto de terrorismo y como una negativa
a más artículos de personajes simponianos.
Y no se apuren, que tarde y temprano saldrán sus
favoritos. Que hay para todos.
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