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COPS

EL CASO DE LOS PIRATAS DEL ICEBERG

Jose Luis Viruete 19/6/03

El mundo de los dibujos animados televisivos siempre ha sido difícil y competitivo, al igual que el de las series o el resto de programas de la caja tonta. ¿Cuántas series prometedoras se han cancelado tras una sola temporada? Este fue el caso de COPS, que seguía el patrón de eficacia provada en los 80: dibujos + muñecos = éxito. Pero algo falló en esta sencilla ecuación.

En nuestro país la serie fue un éxito total y aún hoy es muy recordada. El éxito se debía principalmente a su emisión en La merienda, espacio de Antena 3 seguido por toda la chavalería, en dura competencia con Super guay de Telecinco. La serie era emitida a diario, pero, y a diferencia de muchas otras, en su país de origen también era emitida con esa frecuencia, lo que provocó que sus 65 capítulos fueran emitidos en 3 meses. La competencia en el terreno de las figuritas y los dibujos era feroz, y la andadura de COPS terminó en esa primera temporada. Por si fuera poco, al no reponerse en años, cayó rápidamente en el olvido de los americanos. Así se explica la dificultad existente para encontrar información o capturas sobre COPS.

Desgraciadamente no pudimos disfrutar de la serie de figuras de acción (COPS´n´ Crooks se llamaba), pero a muchos nos quedó un vívido recuerdo de la serie animada. La mayoría de episodios giraba en torno a un plan del Jefe para robar o hacer la puñeta a los ciudadanos de Ciudad Imperio. Por supuesto, y a pesar de ser policias y ladrones, la violencia explícita era mínima, la utilización de armas de fuego anécdotica y las bajas inexsistentes. Para que os hagáis una idea, recuerdo un episodio donde capturaban a todos los policias y les obligaban a... hacerles la colada. ¡Cuanto mal han hecho las asociaciones de padres al mundo animado!

No es que fuera precisamente una serie rompedora, y lo que viene a continuación lo prueba. Nuestro episodio de hoy es...

EL CASO DE LOS PIRATAS DEL ICEBERG

Como de costumbre, nuestro amigo Antibalas nos pone en antecedentes sobre el caso en cuestión. Una diligencia que deja en evidencia a la burocracia de la policia española.Por lo visto, Ciudad Imperio se encuentra bajo los efectos de una ola de calor similar a la que hemos sufrido por aquí hace poco. Desconocedores de los milagrosos poderes de la siesta o el gazpacho, la alcaldía de la ciudad llega a un acuerdo con el gobierno canadiense para la cesión de un iceberg, como si de un futbolista inútil se tratase. Se ve que las reservas de agua de la ciudad están bajo mínimos, igual que las reservas de creatividad de los guionistas de Los Serrano.

Nuestro querido amigo El Jefe se entera de los planes de la alcaldía. Este sosias de Kingpin (o de Jesús Gil) con pelo decide rápidamente hacerse con el iceberg y hacerse de oro vendiendo el agua a los desesperados ciudadanos. ¿No os suena un poco a El caso del bacalao, de Mortadelo y Filemón? Los COPS se huelen la tostada y Antibalas decide mandar a Barricada, Maza y Vaquero a proteger el iceberg. Y digo yo, ¿no está Vaquero un poco fuera de su ambiente? ¿Se va a dedicar a cabalgar algún oso polar extraviado? Supongo que el personaje no había cumplido su cuota de apariciones. Normal, porque el tipo apestaba.

El jefe, por su parte, ha mandado a Crusher, Gatillo y la tipa esta que era una bruta. Es que no me acuerdo del nombre. Los tres llegan hasta el iceberg no en un aburrido helicóptero, como los COPS, sino en unos atractivos deslizadores que, por supuesto, podías adquirir en tu tienda más cercana para montar en ellos a tus muñequitos. Pero como son unos inútiles, pronto caen víctima del bazooka-láser de Maza y... un cañón de agua. De acuerdo, es agua a presión... pero coño, ¡que les han derribado con agua! ¡QUEREMOS EXPLOSIONES YA!

El jefe, que no se fiaba un pelo de sus subalternos, decide hundir el remolcador de un torpedazo y llevarse el mismo el iceberg. Afortunadamente, nuestros amigos se ponen a salvo en una balsa inchable. Todos menos Vaquero, que no sabe nadar. Menudo cuerpo de élite. ¿No os decía que apestaba? El pobre Vaquero recibe la humillación de tener que ser salvado por un personaje secundario de esos de los que nunca se vuelva a oir hablar jamás. Ni el Inspector Gadget es tan torpe.

En fin, que los cacos amarran el gigantesco bloque de hielo al submarino, y el jefe ordena a sus esbirros que anulen a los policías, que se han refugiado en la propio iceberg. Crusher crea una avalancha, con tal mala suerte que a punto está de enterrar a sus propios compañeros. Esto os dará una idea de la incompetencia de estos temidos delincuentes. Donde esté el Torete...

En general, para los COPS es pan comido acabar con los malosos (incluso a base de bolas de nieve), hacer huir al jefe y arrastrar el iceberg hasta el puerto de Ciudad Imperio. La malosa cachas no pega a nadie, Crusher no aplasta nada y Gatillo no acierta a nadie con su ametralladora pectoral. Ya lo sabéis amigos, haceos policas: es fácil, divertido, y contaréis con la admiración del populacho. Desde aquí recomiendo al Jefe que cambie de esbirros y contrate, no sé, a La banda de los supercamorristas, que por tontos que sean lo harán mejor.La ciudadania aclama a los héroes cuando llegan con el preciado hielo y los delincuentes pasarán una buena temporada detrás de las rejas. Los polis se disponen a coger una pulmonía. Caso cerrado.

Tras ver semejante episodio, y junto a las sinopsis de otros capítulos que he podido recordar, uno llega a una triste pero abrumadora conclusión. La serie era mala. ¿Me atrevería a decir muy mala? Venga, me atrevo: era muy mala. Aunque no exenta de cierto encanto, y técnicamente notable: buena animación, buena música, buenos diseños de personajes. Pero los guionistas no estaban por la labor, y la competencia era inmisericorde: GI Joe, He-Man, Transformers, Mask, Tortugas Ninja... Lo mejor de ella, sin duda, era su galería de pintorescos personajes (se nota que había línea de muñequitos), y la potente cabezera y despedida, con el recordado "roll call" (¡Lanzero!, ¡Computadora!, ¡Cazador y Relámpago!), que un servidor ha escuchado hasta haciendo cola en un McDonalds, recitado por un grupo de amiguetes que deglutían su McNífica recordando a estos defensores de la ley y sus amiguetes. Y ahora que lo pienso, es la mejor situación para revisitar la serie: con amiguetes y comida basura. Como casi todo en esta vida.

 

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