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Jose Viruete 12-08-06

Tengo que ser honesto. Ignoro totalmente si los Escalofríos desaparecieron y ahora han vuelto. Quizá siempre estuvieron allí, pero fueron olvidados por mí al crecer y dejar de comer porquerías tan sumamente dulces. El feliz reencuentro entre estos amigos se produjo en un quiosco de helados. Al volvernos a ver a los ojos me inundó una catarata de recuerdos, de risas y buenos momentos vividos por los dos, lo que nos sumergió en una animada conversación, entre carcajadas y codazos. Y no veáis lo difícil que es darle un codazo amiguetil en concidiciones a un caramelo de unos 3 centímetros de largo. Me fue bastante más fácil dárselo a la caja de la cual el quiosquero había extraído la golosina. Acto seguido, el que recibió un codazo, poco amiguetil en esta ocasión, fui yo, por parte del tendero ecuatoriano.

Siente como el miedo recorre tu cuerpo

El Escalofrío, o "escalofrido", como lo llama la gente que aún dice y le hace gracia a chorrada aquella de "me voy a mimir", era un dulce de extraña composición y ácido y adictivo sabor. Era ligeramente efervescente, lo cual siempre propicia hacer "el experimento de agua", es decir, sumergir en agua o rayar la chuche en un vaso de agua para ver si así podemos obtener un refresco barato. En esta ocasión (como en casi todas), el resultado era una auténtica porquería con sabor a aguas fecales. Se rumorea que la fórmula para resucitar a los muertos de Herbert West constaba en su mayor parte de agua y escalofríos, lo cual explica muchas cosas. Muchas cosas sobre Herbert, pero ninguna sobre los escalofríos. Se nos presenta en cuatro deliciosos y singulares gustos, los saben exactamente igual. La cantidad de productos químicos incluidos en su fórmula nos asegura que, aunque no quede de nuestro sabor favorito, tendremos un sabor similar en un 95% en cualquiera de las otras variedades, más o menos como en el Burger King.

Mucho lirili y poco lerele

En cuanto a la forma del invento esto, la recordamos más gris que un espectador de Mira quién baila. La clásica pastilla recuerda a una de esas pastillas para el detergente o a un Eferalgán. Pero si nos detenemos a examinarla, descubrimos un detalle mínimo pero definitorio. Estaba dividido por un surco en DOS PIEZAS. Una idea, en apariencia, auténticamente genial. Todo el mundo sabe que tener que partir el caramelo es mil veces más divertido que encontrártelo partido, a diferencia de lo que sucede con las cebollas o con los cadáveres, que dan un trabajo... con lo cual la separación en dos fragmentos iguales del Escalofrío era ideal para poder compartirlo con tu hermano, amigo o la niña que te gustaba. Todo esto en teoría. En la práctica NADIE JAMÁS entregó la otra mitad del escalofrío sin la intervención diplomática de una amenaza, un puñetazo o los embajadores de la edad adulta conocidos como padres. Uno los partía, sí, pero para comerse los dos uno mismo. Esta actitud nos la inculcó anteriormente el bollo de Tarzán, el cual estaba dividido en dos pedazos, pero ante el escaso tamaño de los pedazos era siempre devorado por un mismo niño. Esta educación en la teoría del "dos para uno" la encontramos a lo largo de la vida según crecemos, pasando más adelante por los Twix, los Paninis o las tetas (normalmente). Así era, así estaba escrito y así será para siempre.

"Hay una extraña belleza en todo esto".

Pero eso es el pasado. Porque los escalofrío YA NO SON ASÍ. The times are a-changing. Siguen siendo cuadrados, pero, conscientes por fin de la inutilidad de la división de la gragea, pero empeñados en darle algo de personalidad al invento, han creado una oquedad en el medio del tamaño de un Okal. El aspecto general es como de ficha de Scrabble. Poco a quedado de nuestros viejos escalofríos, como vamos a seguir comprobando. Aún así estoy seguro que tarde o temprano volverán al diseño original. Es como cuando un superhéroe cambia de traje. Todo el mundo sabe que es una soplapollez para vender y que en seis meses - un año volverá a su disfraz original. Lo alucinante es que aún siguen intentándolo.

Interpretación del artista

Lo de los dos cachos estaba claro. Lo que nunca, jamás quedó claro es la identidad del monstruo de los escalofríos. Un monstruo verde, peludo y de ojos saltones cuyo rostro adornaba el sobrecito que contenía el dulce. ¿Viene el nombre de Escalofríos de este monstruo? ¿Es su nombre, o su mote, "El Escalo"? La respuesta más lógica es que el nombre resultara atractivo al fabricante y decidiera poner un monstruo cualquiera para justificar esa denominación. Los monstruos, queridos niños, son una cosa que había en las películas antes de que se inventaran los asesinos en serie. También salían en Barrio Sésamo, resultando los muñecos de Jim Henson la influencia más clara en el diseño del Escalofrío. Claro que podía haber otra teoría. Quizá la criatura era marginada por los otros monstruos del mundo debido al poco miedo que daba. Entonces, como maniobra publicitaria, creó estos caramelos, para conseguir así la popularidad que no adquirió con sus sustos. Desde luego llegó a tener cierta fama, pero nunca consiguió dar el mínimo miedo por más que le pusiera ese nombre escalofriante. Si tú das miedo, no hace falta que lo vayas diciendo: ya lo dicen los demás. De igual manera que esos blog que se llaman "lo más friki" o "el blog más guay", nunca serán, ni de lejos, lo más friki ni lo más guay.

No sólo ha sido sustituido el monstruo de los Escalofríos: El Virugato ha dado paso al MontseGato.

El fracaso del monstruo peludo y rabioso es evidente. Y por ello el fabricante, Hermanos de Juan López (¿Superlópez tenía hermanos?), ha optado por sustituirle y fichar a un nuevo engendro. Ese monstruo también ha dado paso a un nuevo bicho, bastante menos interesante, que parece un hippy colgado de ácido o el enemigo ese de las Supernenas de color rosa que va con una escopeta. Todo apunta a que estamos ante un nuevo caso de tráfico de influencia en las que se vuelve a adivinar la mano de Julián Muñoz, solo así se explicaría que semejante incompetente a la hora de asustar haya acabado prestando su cara a tan señera golosina.

Con la mandíbula desencajada, como los campeones. ¡VAMOS QUE DESPEGAMOS!

Sin su monstruo ni diseño original, lo único que nos queda es la golosina. En otros campos, es lo que nos importaría. Pero en el de las chuches, el continente es tan importante como el contenido. Desconocemos los resultados comerciales del nuevo escalofrío. Igual está arrasando. Está claro, que en todo caso, el público no somos los veinteañeros que la disfrutamos en su día. Son los chavales y es a ellos a los que tiene que resultar atractivo el envase. Los viejos fans ya no contamos y así debe ser. Por qué ¿acaso hay alguien que sea fans de verdad de esto? ¿Qué coño hago escribiendo más de mil palabras sobre esta tontería? Sí, ya lo sé. Tras cuatro años en demasiado tarde, amigos. Me despido con el siguiente mensaje: no comáis muchos escalofríos aunque estéis haciendo un artículo sobre ellos. Dan cagalera. Comprobado. Disparen los Chorpedos.

Era una fresca mañana de agosto, en la que los termómetros apenas alcanzaban los 45 grados. Los furbys jugaban distraídos en el jardín al teto cuando de repente oyeron un grito desgarrador. ¿Qué sucedía? Lu-luh y su hijo Bi-Kuh corrieron como niñas para ver de dónde venía el quejido.

-¡ Aaaaaaay, que me han sustituido en los Escalofríos! - Se trataba del furby verde, que lloraba desconsolado.
-Mi no te oía llorar así desde que tú aprobar las oposiciones para el ayuntamiento, Ku-Chai - le dijo Lu-luh - ¿así que ser tú el que salir en los sobres aquellos?
- Sí. En aquel entonces mí perseguir una carrera como actor y modelo. También hice de hijo del Fary en Menudo es mi padre. Aquello destruir mi carrera.


-Efectivamente, te hemos sustituido - dijo una voz - Permitidme que mí presente. Soy Ku-Tai, presidente de los Furbys, de la fábrica de los escalofríos y creador de las pinzas Lasvi.
-Y ahora poner al tipejo ese nuevo en el envoltorio - apuntó Lu-Luh
-Exacto. Pero las ventas no mejorar. No sabemos que hacer para hacer que nuestro producto conecte con los chavales y repetir el éxito que tuvimos cuando sacamos el éxtasis. Cuánto hecho de menos la época del bacalao, aquella vez en Chocolate, con aquellas gemelas enanas de Indonesia, Rody Aragón y un giratutto....
-Lo que pasar es que eso no dar miedo a nosotros, los baby-furbys - explicó Bi-Ku. -Mi darte unas cuantas ideas para elegir mascota.
- ¡Mi de acuerdo! - exclamó contento Ku-Tai.

- Esas cosas dar miedo -dijo el furby multicolor - Pero no es lo que necesito... No sé, faltarle algo. Tener que ser un terror primordial y universal.
- Mi ya tenerlo - exclamó Lu-Luh. Mi encargarse de todo. Mañana mi traer el nuevo diseño. ¡Adios, me pongo a trabajar!
- ¿Qué se traerá entre manos? - se preguntó el verdoso Ku-Chai.
Todos quedaron en reunirse por la mañana. Al día siguiente, la expectación se palpaba en el ambiente.
- Venga, Lu-Luh, dinos que has hecho.
- De acuerdo, mi no enrrollarse. ¡Ahí lo tenéis!


La boca de todos los furbys se abrió como si hubieran visto a la Madre Teresa en una orgía.
-¡ES GENIAL! - gritó Bi-ku
-Lu-Luh, eres el mejor. ¡Y Viva Fede! ¡Ya tenemos nueva imagen corporativa!

Lo que no sabían es que Lu-Luh también planeaba grabar la cara de Losantos en la luna con un gigantesco cañón láser. Sus planes para dominar el mundo poco a poco iban cobrando forma...

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Niños, no toméis Escalofríos u os volveréis tan imbéciles como el de la foto