Es
posible que alguno de ustedes hayan oído hablar
de El equipo Ja!, el nuevo proyecto cinematográfico
de Juan Muñoz, el rubio de Cruz y Raya,
el que no tiene gracia. Muchos rogábamos para que
Muñoz no volviera a protagonizar un film, tras
el espanto que resultó ser (¿alguien lo
dudaba?) Ja me Maten. Todo parece apuntar a que
la película parodiará la famosa serie de
los 80 El equipo A, de la cual por cierto,
no hemos hablado nunca. Esta ocasión, Muñoz
no puede ni siquiera apuntarse el tanto de la idea original,
ya que en nuestro país ya se rodó un título
semejante allá por 1989:El
equipo Agg (o Aagghh según el cartel).
Eran
los tiempos en los que aún perduraba el boom del
video. Numerosas productoras en todo el mundo encontraron
en él la manera de estrenar y hacer rentables sus
producciones, refugiándose en el magnetoscopio
ante la agonía de los circuitos de salas independientes
y autocines y la presión de los grandes estudios
(anda que si vieran hoy el panorama...). En nuestro país
la industria se había ido totalmente al carajo,
y eran pocas las películas que se estrenaban, aún
en ese formato. Las únicas que lo hacían
con éxito eran títulos de los titanes de
la comedia de finales de los 70 / principios de los 80,
como Fernando Esteso, Juanito Navarro o
Antonio Ozores. Precisamente éste último
es el protagonista, casi absoluto, del título que
nos ocupa hoy. El equipo Agg aparece en
nuestros videoclubs de manera tardía, cuando los
sábados por la tarde habían cambiado la
cresta de M.A. por el mullet de McGyver.
Imaginamos que la impresión que dejó la
serie en España ochentera fue indeleble, como la
que dejó en un doceañero Viru Historia
de O, y por ello se dio luz verde a esta infrapelícula
que ha sido recientemente rescatada en DVD.
Una
unidad de nuestras jóvenes "Fuerzas
para la paz" dispuesta a comenzar su labor
humanitaria.
Los propios
créditos hacen sonar todas nuestras alarmas internas,
y, a la vez, aumentan las ganas de ver la película.
Junto a Ozores encontramos nombres como el ya mentado
Juanito Navarro, Fedra Lorente "La Bombi",
Kimbo (el del anuncio de "Sabor" de Juber)
y hasta Máximo Valverde cuando decía
que era actor. Agarraos fuerte que vienen curvas. La película
comienza en Vietnan, así, con N, que no
debe de formar parte de Asia, sino de, pongamos, Cazuelilla
de la montaña. Un comando de aguerridos marines,
que no porta armas de ningún tipo, avanza por la
jungla. El comando está compuesto por Aníbal
(Ozores), Murdock (José Álvarez)
M-30 (Kimbo) y Félix (Valverde),
más el Sargento Mulligan (Lorente) y Mauriño
(Navarro). Por lo visto lleva años luchando cruenta
guerra. Tras varios chistes dignos de Los payasos de
la tele ("Sólo somos seis? Hemos sufrido
una baja." "No, Capitán, es que no se
ha contado usted mismo"), unos asiáticos les
avisan que la guerra ha terminado. El grupo puede volver
a su país de origen, España.
En
realidad trabajan para el gobierno de la época,
y están expropiando a su hija.
Pasan tres
años y nos enteramos que Navarro ha montado un
rancho de caballos (un cortijo, vamos) con mucho éxito,
que regenta junto a su bella hija. Pero no todo es felicidad
para nuestro amigo. Una banda de desaprensivos, trata
de robar su yegua favorita, Lady Di. Cada vez que
se niega, se llevan a su hija y la obligan a pasar no
por el aro, sino por el falo, aunque a ella no solo no
le importa, sino que acepta de buena gana la vejación.
Si es que son todas unas zorras. Juanito, impotente ante
estos enemigos, decide llamar a sus viejos amigos del
Vietnam y se pone en contacto con Aníbal. ¡El
equipo Agg entra en acción! Ah, que todavía
no.
Aníbal
y sus disfrazes (de tía no, de puro)
Aníbal
recibe la noticia (en una terracita) y comienza a reunir
al grupo. Primero habrá que sacar a Murdock del
manicomio, para lo cual se disfraza de pavo real, viva
la numeración. El lugar se caracteriza por unas
amorosas enfermeras que no dudan en fornicar con los pacientes,
dando lugar a un par de sketchs muy a lo Benny Hill.
Murdock está encantado y se escapa con Aníbal.
Antes se enfrentarán a un loco tirahuevos con una
increíble pinta
de yonki de burro que tira para atrás, en un
gesto integrador que honra al director de casting. Felix
será el siguiente en ser reclutado. El hombre,
que se supone guapísimo, trabaja de puto en un
local que es exactamente como un burdel pero a la inversa,
en uno de los pocos aciertos de la película (imaginad
como será el resto). Aníbal, en esta ocasión,
se disfraza de "tía buena" (imagino),
aunque es incapaz de disimular la voz.
Revisionismo
histórico.
Solo nos queda
M-30. Nuestro negro y "mastodóntico"
amigo, de talla inferior a la de Félix, es el único
que parece haberse integrado al 100% en la sociedad: trabaja
repartiendo matrículas robadas. Su furgoneta (blanca)
será el vehículo oficial de la brigada.
Aníbal pondrá en situación a nuestros
amigos y volverá a soltar un montón de chistes
malos, haciendo gala de un extremo desprecio por sus compañeros
(y también por el espectador). Tras ello, los chicos
se ponen manos a la obra, y se dirigen al rancho. ¡El
equipo Agg entra en acción! Bueno, el único
que ve algo de "acción" es Félix,
que como es tan guapo, se liga a la hija y se pasa la
película yendo y viniendo del pajar. El resto se
dedica a hacer el ganso y Aníbal se disfraza de
general americano y espanta a los matones.
Si
ya saliera algún monstruo sería la
peli perfecta
El jefe de
los malvados que pretenden robar la yegua resulta ser
nada menos que... El sargento Mulligan, cuyo verdadero
nombre es Escarlata. Decidida a conseguir el caballo,
vuelve a mandar a sus hombres, que amenazan de nuevo a
Navarro. Sin armas, como siempre. Éste vuelve a
llamar al Equipo Ag, Aníbal reúne de nuevo
al equipo, dicen más tonterías... Y por
fin llegamos a algo interesante: M-30 decide construir
un vehículo para dar su merecido a los malos, sometíendonos
a un breve y desangelado montaje de construcción.
Quizá tenga que venir a echarle un cable Tim
"Herramientas" Taylor. La obra de M-30 resulta
ser una robusta tanqueta: ¡El equipo Agg entra en
acción! O no, porque se ha olvidado de no soldar
las puertas y no pueden entrar en el vehículo.
Puro Mortadelo. ¡@·&$*!
Niños,
no toméis escalofríos o os volveréis
tan imbéciles como el de la foto
Tras esto,
Aníbal se disfraza de indio y se liga a Mulligan.
Resulta que... ¡El resto del equipo no sabía
que era una mujer! Una vez conocido el dato, Aníbal
mira con otros ojos a la antes cruel ganadera. La química
entre la pareja es evidente y se enamoran rápidamente
como Chichi de Goku. Para celebrar que hacen
las paces, se organiza una fiestecilla con trío
flamenco y todo. Desgraciadamente, La policía
montada del Canadá, la KGB y el FBI (?) hacen
acto de presencia persiguiendo al grupo, el cual se escapa
en globo. Desgraciadamente para el espectador la película
no acaba aquí. Como solo tenemos unos 75 minutos
de metraje, el director decide rellenar los siguientes
10 con unos larguísimos créditos y... un
video clip, en el cual Kimbo nos tortura con el estribillo
"El equipo Ag, El equipo Ag, siempre va delante,
nunca va detrás". El sintetizador que domina
la canción recuerda a la banda sonora de cualquier
película italiana de zombis, y es la puntilla que
deja al espectador totalmente derrotado y encima, con
un mal rollo en el cuerpo que no te lo quita ni una maratón
de episodios de La tribu de los Brady. Para
esto, mejor que no hubieran entrado en acción.
El guionista
- director, José Truchado, es consciente
de que no tienen ni un duro y se limita a encadenar diálogos
con chistes de irregular factura y a rellenar tiempo hasta
llegar al final sin que pase nada de nada, siendo incapaz
de crear una sola escena mínimamente memorable.
Es realmente complicado imaginarse una película
sobre El equipo A en la que no se pega ni un tiro,
pero hela aquí: no hay ni un puto dispara. Vale
que el Equipo A no mataba a nadie, pero se han pasado.
No hagan caso al cartel, que parece prometer emocionantes
escaramuzas en la jungla. Que hijoputa el dibujante. Imagino
que el motivo sería será la falta de presupuesto
y/o tiempo para crear unas explosiones y unos efectos
de bala en condiciones (aunque en la contraportada nos
informan que han tardado dos años en rodarla).
Pero no es ya que no se empuñe ni un arma... es
que no se da ni un puñetazo. La acción brilla
por su ausencia, y toda la película se resume en
Ozores diciendo tontería tras tontería,
sin faltar los chistes sobre negros, maricas, enanos y
moros. Los que nos han hecho gracia a los españoles
toda la puta vida, los que seguimos contando y con los
que seguimos descojonándonos, aunque ya no los
cuenten por la tele ni tengan sitio en el "humor
inteligente" del Paramount Comedy.
Si
algún día me caso, ya se donde celebrar
el banquete.
Por si fuera
poco, tanto los diálogos como los pocos chistes
visuales están resueltos de la peor manera: cámara
fija en plano general, y hala, a hacer el tonto. Igualito
que los cortos que hacías con tus primos y la videocámara
de tus padres (antes de que te cargaras el alimentador),
pero en caro y en adulto. El resultado son unos planos-secuencias
más largos que los de Thai Dragon o los
del Breaking News. Ni Johnnie To ni pollas
en vinagre. Eso sí, estos son aburridísimos.
Truchado, antes de firmar esta obra maestra, atesoraba
una amplia experiencia como actor, y había dirigido
alguna otra película, la mejor de las cuales, una
madmaxploitation llamada El exterminador de la carretera,
no llega tampoco ni al aprobado (lo que no quita que a
mí me guste). Sin llegar a los límites de
Manuel Esteba y sus pelis de Calatrava,
el director nos da toda una lección de anti-cine,
un puto infierno.
Copia
no, adaptación, que han cambiado el negro
por un gitano.
Los actores,
eso sí, parece que se lo pasan bien. Serán
ellos, porque nosotros... Valverde sonríe mucho
y Murdock se dedica a interpretar la locura en el más
puro estilo de un gótico de 17 años jugando
al Vampiro con un Malkavian: creyéndose diferentes
animales. M-30 (juas) se caracteriza por no ser especialmente
alto ni fuerte. El parecido con el M.A. original se reduce
en que los dos andan erguidos y tienen culo. Sueño
con Roque Tercero pegándose con M-30, recreando
a la española los combates de Mr. T y Stallone.
Imagino que es el único negro con gracia que tenían
localizado. Un Ozores teñido de blanco lleva el
peso de la película soltando chascarrillo tras
chascarrillo, aunque los mejores chistes se los lleva
Felix (hay tres o cuatro que hacen soltar una honesta
carcajada). En cuestión de parecido, a las tropas
de Ozores les superan incluso los chavales del grupo Comando,
que nos regalaron en los 80 un par de temas sobre la serie.
Destaquemos también el papel de la mujer en la
película: golfas que se van con cualquiera y traidoras.
Seguro que alguno de nuestros lectores ha pensado "como
en la vida misma". Ay, resentidillos míos..
Nosotros
PENSAMOS, SENTIMOS, ACTUAMOS diferente
A pesar de
meterle palos, no podemos dejar de tener cierto cariño
a la película. Como hemos dicho, hay gags que funcionan,
cierto oficio en algunas partes e interpretaciones...
pero es que desde el minuto 1 el disco (ya no podemos
decir lo de "la cinta") cae en la mediocridad
más absoluta, como Michael Bay pero sin millones.
Quizá nuestra simpatía se deba a los años,
que hace entrañable lo que antes era apestoso,
y nos lleva a una época en la que nadie hacía
campañas para concienciarnos de lo "diferente"
del cine español. Pasada ya la moda de la serie
televisiva, sin un boca a boca positivo ni dinero para
una campaña publicitaria la película pasó
desapercibida en los videoclubs. E incluso lo hizo así
para sus autores: ninguno parece acordarse de ese peliculón,
e incluso el propio Ozores comentaba que ni la había
visto y al terminar el rodaje se puso inmediatamente con
otras cosas. Emitida por algunos canales locales, nadie
parecía pedir su reedición. Igual que nadie,
absolutamente nadie, pide que el de Cruz y Raya haga la
película y ahí le tienen, dando el coñazo.
Y me van a permitir que me tome la libertad de ejercer,
por una vez, de adivino, pero me da a mí que, a
pesar de tener más presupuesto, va a ser igual
de mala que esta. Han pasado casi 20 años y seguimos
en las mismas, al contrario que el equipo Agg: siempre
para atrás, nunca para alante.