"Investigando la teoría de que viajar en
el tiempo era posible, el Dr. Sam Beckett entró
en el acelerador de partículas cuánticas
y desapareció a través del tiempo... Al
despertar se encontró atrapado en el pasado, y
mirándose en un espejo descubrió una imagen
que no era la suya, viéndose empujado por una fuerza
desconocida a cambiar la historia. Su único guía
en este viaje es Al, supervisor del proyecto y de su misma
época, el cual aparece en forma de holograma que
sólo Sam puede ver y oír."
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Nuestros
protagonistas y su impecable sentido de la moda.
¿Le copiaba Chiquito las camisas a Al?
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Aquellos
fueron los días
Antes
de que nos invadieran Los Serrano, la Fórmula
1, Pokémon y Porremon (Melendi), existió
un lugar para la programación infantil y juvenil
de calidad en la TV. Aquellos españoles de primera
que teníamos televisiones autonómicas, esperábamos
el final de nuestras jornadas escolares para ver los fines
de semana algunas de las series más memorables.
Me estoy refiriendo a Enano Rojo, Los
Jóvenes y demás productos de la
televisión británica y americana, en los
últimos años en los que existía una
alternativa por las tardes al marujeo. De entre todas
las series siempre me fascinó una, en la cual un
fallido experimento secreto (¿Por qué todos
los experimentos secretos son fallidos?) llevaba a un
científico de cuerpo en cuerpo. Era A través
del tiempo, El salto, para los catalanes o en
su versión original Quantum Leap.
Y si bien no gozó del fanatismo de otros productos,
les garantizo que era una serie destacable.
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¡Joder,
a ver si gana ya a Freezer, dos putos meses llevamos!
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Planteamiento
original
La
transición 80/90s fue rara para la tv, dando lugar
a multitud de híbridos y experimentos. Aquí
estamos ante otro producto Sci-Fi de finales de los 80,
se salía de la basura con naves habitual para pajeros
para narrar la historia de un científico que va
dando saltos temporales ocupando el cuerpo de otros. En
el panorama de la ciencia-ficción, este bosquejo
no era especialmente innovador (Hay abundante novelas
sobre dimensiones paralelas y viajes en el tiempo y tomaba
gran parte de las teorías establecidas por K.Dick
y compañía en Ubik, la novela
que plagió Amenábar para ya sabéis
que), pero establecía una premisa soberbia para
cada capítulo: El profesor Sam Becket nunca
sabía nada sobre la personalidad donde se establecería.
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Amenábar
preparando el remake de El Pueblo de los maldditos.
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Nuestro
Sam se "encarnaba" en el cuerpo de alguien,
siendo él durante unos días (u horas) y
teniendo que lidiar con su vida y obras. Normalmente se
resolvía como capítulos autoconclusivos,
siendo un "Tour de Force" tanto para los actores
como para los guionistas, al tener que introducir nuevos
personajes y situaciones en cada capítulo. Esto
tenía sus más y sus menos. Por un lado,
no se nos eternizaba la resolución de la trama,
cómo esperar que otro demonio infográfico
se ñampe a uno de los normalmente borderlines amigos
de Buffy. Pero también, evitaba un desarrollo
a fondo de los personajes y las situaciones, algo en lo
que las series semanales han evolucionado muchísimo.
Por otro lado, cada capítulo era un mundo en si
mismo, la variedad de situaciones era muy amplia, lo cual
si bien hacía la serie algo irregular le otorgaba
una versatilidad que la ponía por encima de Equipos
A y Coches fantásticos, que eran siempre
el mismo episodio, más o menos.
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Típicas
tramas: el boxeador fracasado, el jugador de fútbol
primerizo.
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No
obstante, para mantener el hilo común y la expectación
respecto al siguiente capítulo los guionistas solían
poner una secuencia del siguiente cambio, la cual mostraba
a Sam de manera más o menos curiosa. Esto enlazaba
con la forma de iniciar todos los capítulos, "in
media res", o lo que es lo mismo en medio de una
situación complicada y con la trama establecida.
Podría ser un juicio o una pista de Circo, y esto
desconcertaba al espectador puesto que veía a Sam
intentando amoldarse a la personalidad ocupada, ahí
en medio del trapecio y a punto de meterse un castañazo.
Esto incluía mujeres, lo que le valió un
puesto al Scott Bakula, el actor que lo interpretaba,
en el imaginario Gay americano
eso y su portada en
PlayGirl, aparte de su inenarrable aparición
en American Beauty
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Hombre,
son unas gafas feas, pero tampoco hay que cometer
un disparate...
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Complicado
génesis
Siendo
una idea avanzada para el clásico Sci-Fi anglosajón,
le debemos esta idea a Scott Bellisario. Educado
en los Marines (Como todo lo bueno de EEUU), comenzó
como guionista en Galáctica, para
crear junto a Glen Larson la serie por la cual
Tom Selleck renunció a Indiana Jones.
Magnum contenía tramas algo más interesantes
y rebuscadas que la mayoría de series detectivescas,
siendo una de sus principales atractivos. De éxito
moderado, pasó la mitad de la década de
los 80 intentando sacar adelante Quantum Leap mientras
creaba series de estética militarista. No fue fácil,
Quantum Leap era un planteamiento complicado y sólo
salió adelante a finales de 1989 y precisamente
por el éxito de Bellisario con otros proyectos.
No sólo eso: en principio sólo estaba para
suplir un huevo en la programación. Y aún
así, con ciertas restricciones: los viajes temporales
de Sam no podían sobrepasar el siglo XX, por límites
presupuestarios. ¿Quién sabe? Quizá
salimos ganando. ¿Se imaginan a Bakula ocupando
el cuerpo de Hércules en esa especie de
de cruce entre Grecia y la Tierra Media de la serie de
Kevin Sorbo?
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Nadie
escapaba a la influencia de Goku
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Get
back to Roswell
Y
a todo esto, aún no les hemos contado en detalle
de que va la serie ni quien salía en ella. Pues
miren: el proyecto "Quantum Leap" está
ubicado en una gruta oculta en Nuevo México
junto a la bomba atómica, Elvis Presley y
el cerebro de Dolly Parton. Éste se inició
en 1995, después de haber invertir más de
43 millones de dólares (Gracias a varias mayorías
de los demócratas en los 90, claro está).
Encargados de éste Al y el Dr. Samuel
Becket, verán como realizando un experimento
final la máquina pierde el control del cambio de
dimensión, y envía de manera aleatoria al
Dr. Becket a lo través de distintas épocas.
No sabemos gran cosa de la máquina (ni falta que
hace) y el único contacto con el presente de Becket
es Al, que le da consejos para realizar su próximo
salto. Al es un holograma que es proyectado en cada época
por la máquina (¿comoooorl?) y le hecha
un cable dándole información. Sólo
le ve él, por cierto, lo cual genera "chistosas
situasiones".
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Al
ejerciendo de Pepito Grillo con Sam: "O bateas
bien... o aparece Resines en el campo"
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Curiosamente
cada uno de los saltos que realiza Sam le llevan a entrar
en personalidades en momentos cruciales de su vida. Así
Sam, debe tomar una decisión correcta para enmendar
esa vida o línea temporal y poder realizar el salto
al siguiente tipo. Buenas acciones parecidas a las que
le permiten a Bill Murray salir del odioso día
de la marmota o a Farruquito salir de la cárcel
(¿?). Todos los personajes ven a Becket como su
personalidad, y AL como conciencia sólo puede ser
visto por los animales (Incluido Pablo Alfaro)
y por el propio Sam. Esto hace que nuestro protagonista
deba reconstruir la personalidad del "poseído"
e incluso aprender ciertas habilidades. A la vez que va
realizando estos sucesos, vamos conociendo más
de la fogosa vida sentimental de Al (Superior a Sara
Montiel y J de los Planetas) y de los
gustos y méritos del Dr. Becket en su vida anterior
al experimento. Y justo cuando ha enmendado el entuerto,
¡zas! Comienza a emitir una luz azul y se transporta
a otro cuerpo, normalmente en una situación comprometida.
Es lo que tienen las luces azules, que tienen una mala
hostia que te cagas.
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-Nos
queremos casar.
-Tendré
que consultarlo con Rouco
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Capítulos
míticos
Hacer una reseña
de los mejores capítulos de Quantum Leap es complicado,
ya que los guiones rayaron a una gran altura en la mayoría
de las ocasiones. En general todos los capítulos
deportivos son los más flojos, al repetir tópicos
bastante gastados en cualquier película de género
(Lo que no deja de ser positivo, miren si lo que pasa
cuando se innova: Campo de Sueños
de Kevin Costner). Los mejores episodios son todos
aquellos de carácter histórico (Ubicados
en la guerra de secesión o en un escuadrón
de pilotos de la segunda mundial, este último es
el primer "Salto"), y aquellos que fuerzan a
Bakula a interpretar mujeres, niños o cualquier
personajes poco acorde con su aspecto físico.
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A
Almodóvar le hubiera gustado la serie
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En
el marco de estos últimos, el del ciego es un trauma
infantil de todos aquellos que lo vieron. Increíble
Bakula haciendo verosímil la interpretación
de un ciego que ve, ya que como dice Al "Si a Sam
no sufre el accidente en el tiempo del salto, no tendrá
ninguna tara del poseído". Otro célebre
es el del Circo, donde el inicio del capítulo ve
a Becket ejerciendo de malabarista ante el desconcierto
general del público. Por último reseñemos
aquellos en los que se metía en su propio cuerpo
de niño o cuando tiene que tomar el lugar del cantante
de un grupo a lo Kiss. En general las primeras
temporadas son absolutamente soberbias, y mantienen enganchado
al espectador a través de tramas originales. Las
temporadas finales ya metieron malos al estilo de Superman
II (Mis favoritos. Fdo Viru), y eran los némesis
de Sam que tomaban a otras personas para impedir los objetivos
del protagonista. Eran rusos. Para colmo se desveló
que a Sam le guiaba una fuerza Divina, como a nuestro
amigo Bush. Como consecuencia ante esta bajada
de calidad, la serie finalizó después de
su quinta temporada en 1993.
No
hubo "Salto" final, por lo que Sam Becket vivió
toda su vida ejerciendo de Bateador en equipos locales
del cinturón de la Biblia o de Policía ante
un asesinato límite (Oora de las tramas que más
se repitió). El último episodio era, ciertamente,
deprimente. Tanto capítulo pa na. Bueno ¿Y
la de tardes entretenidas, qué?
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"Hoy
tengo que impedir que se carguen a los de Viruete.com
por meterse con el jevi"
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El
final de la serie y el fenómeno fandom
Como
es habitual en EEUU, surgió una legión de
admiradores llamados "Leapers" y se llegó
a realizar una convención (¡!) sobre la serie
en su apogeo a principios de los 90. Le acompañaron
las típicas novelas. Hay también una leyenda
negra referida al episodio que parodia a Stephen King,
y que se dice ha provocado terremotos, cintas VHS rotas
y despidos a todo el que lo ha visto (algo parecido al
estatuto catalán). En la actualidad se sigue pidiendo
una continuación, y se ha anunciado para este año
una película para TV de reunión en la que
al fin Sam vuelve al lugar perdido donde partió
(No sin arreglar algo antes, claro). Como curiosidad les
diremos que la serie consiguió un nutrido grupo
de fans "no-nerds", atraídos por la cotidianidad
de la serie gente a la que Star Trek se la sudaba y preferían
ver, no sé, Doctor en Alaska o el Telediario
de Urdaci..
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No
podía faltar el episodio de adolescente 80s
a lo Big. Ponemos la foto por el póster de
atrás, más que nada.
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Las
carreras posteriores de Bakula, Dean Stockwell y Bellisario
han sido bastante mediocres, estando los dos primeros
enfrascados en la siempre lucrativa industria de las TV
Movies, y el segundo realizando series fascistoides estilo
JAGS. Parece como si Quantum Leap hubiera
sido la cúspide y ahora sus trayectorias descienden
lentamente (Esta frase absurda la podría haber
dicho Kike Santander, autor de algunas de las metáforas
más desmadradas de la historia en OT4). Bakula
fue el tripulante de la nueva saga de la Enterprise
(ya cancelada) y a Stockwell le tenemos cariño
por interpretar El horror de Dunwich, con
bigotón y dirigida por Roger Corman. Y ya.
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Empezamos
a cansarnos del aniversario del Quijote
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En
América está la serie completa en DVD y
en Calle13 la siguen echando por las mañanas,
traumatizando a niños que en un futuro escribirán
artículos sobre ella para que luego realice el
salto Sam en ellos y decida borrar el documento como hecho
crucial en sus vidas (¿?). Quantum Leap queda como
una transición, una rara avis a medio camino entre
las series 80s y las que en los 90 ya gozaban de una trama
más continuada. Y es más: como un rarísimo
ejemplo de ciencia ficción costumbrista y familiar,
en lugar de la habitual para gente que hace chistes sobre
aplicaciones del Linux. Desde aquí, nuestra admiración
por Bakula, Stockwell y Bellisario. ¡Hasta la canción
era rarita!
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