España
se ha modernizado, en todos los aspectos. Ahora somos
mucho más sofisticados y nos partimos la caja con
los monólogos, el Aquí no hay quien viva
y esas fotos tan graciosas que te envía por email
tu cuñado a tu oficina y que tu reenvías
a todos tus contactos del MSN. Que cachondo
que es el Carlitos, menudas frikadas que me manda el cabrón
al mail, el otro día casi me parto el culo con
los parecido razonables de OT. Pero chistes,
lo que es chistes de "esto va Jaimito
y..." ya no los cuenta nada. Como mucho tu padre
en una boda y un entierro. Y es que poblaciones como el
Lepe o nombres como Jaime deben su fama
a los chascarrillos de toda la vida, esos que oías
en el No te rías que es peor y luego corrías
a contar a tus compañeros de clase. Y en su día
fueron tan famosos que hasta se hacían películas
con ellos.
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Y
los de los Razzies, ninguneándola. ¡Tongo,
tongo!
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Españoles
e Italianos son primos hermanos, y por eso los "films"
de Jaimito triunfaron en nuestro país casi tanto
como en su nación de origen, la tierra del spaguetti.
Arrasaron en el cine, luego en el video Beta
y más tarde en la primeriza y colosal Telecinco.
Familias enteras se descojonaban con las groseras ocurrencias
del niño Pierino, equivalente a nuestro pequeño
Jaime, que interpretaba el "cómico" Álvaro
Vitali. Álvaro tenía ya 31 años
cuando comenzó a interpretar a este espabilado
infante, y al igual que Chespirito con
El Chavo, consiguió que esa visión
de un adulto embutido en un uniforme de niño de
1948 se nos antojara como llena de comicidad, casi tanto
como cuando tu primo se disfrazaba de tía para
los carnavales.
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Atención
al texto en pequeñito que hay escrito en
el retrato. ¿Podremos dormir sin saber que
diantres pone ahí?
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La
más mítica de todos los titulos liderados
por Pierino y la que le lanzó al éxito internacional
fue Jaimito contra todos. Si
la daban en la tele y te la perdías, al día
siguiente eras un marginado, un paria,por
no saber a que se refería el personal con lo de
"Chicago de noche". Hala, menudo pringao
que no le dejaron verla. Al contemplar el film hoy en
día hace resurgir de una manera no el sentimiento
de nostalgia, sino el de vergüenza ajena y desesperanza
de una manera que no sentíamos desde que terminó
El inquilino en A3. Al
principio del artículo hablábamos de chistes.
Y es que la mitad de la película se resuelve escenificando
chistes de toda la vida, sin que aporten algo a la trama
o tengan la más mínima cohexión argumental.
Nos meten chistes porque molan, ¿te das cuen, cobarderl?.
Y además, hay alguno de mierdas y de mariquitas,
que son los que más nos gustan en Europa.
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Carga
máxima 300 kilos. Pidan que los niños
viajen solos.
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El
hilo argumental es finísimo y aparece y desaparece,
como el Guadiana, más de una vez.. Jaimito es un
niño muy espabilado que vive con sus padres y su
hermana. En el colegio, todos los profesores están
siempre a la que salta con él, pues su reputación
de gamberro la tiene bien merecida: no se cansa de armar
trapatiesta. Un día la horrible y salidísima
maestra se descalabra, y en lugar de llegar una ex-marine,
como en Mentes peligrosas, llega una profesora
suplente italiana, morena (valga la redundancia) joven
y atractiva de la que Pierino se enamora perdidamente.
El niño se las ingeniará para o bien intentar
seducirla o bien intentar ver sus encantos. Como la maestra
se ve atraída hacia el muy racial profesor de gimnasia,
la trama derivará a los intentos del chaval de
impedir que su relación pase a mayores.
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"Jo
tío, y cuando se agacha la profesora, que
se le ve todo, que risa macho, está la tía
buenísima"
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Las
situaciones cómicas se repiten: Jaimito se tira
un pedo en un ascensor, les toma el pelo a los profesores,
le atiza con una cerbatana a su maestro mientras se pone
tierno con la zagala o le mira las bragas a la profe mientras
los dos se agachan. Humor sencillo para gente sencilla,
que hoy se ha reciclado a Torrente, que les ofrece lo
mismo pero actualizado. Además de conocer a sus
amigos y sus tutores, también nos presentan a su
familia. El sufrido padre dirige un restaurante, la hija
es una pijilla con un novio tipo Alejandro Agag,
su abuelo no piensa más que en comer y follar (se
ve que la cosa viene de familia). Creciendo así,
es normal que el chaval nos salga rebelde, como Anakin
(aunque no tan insoportable).
Tras
estas peripecias, contemplamos estupefactos un bloque
de chistes malos en los que el repelente niño va
a la adivina, al méico o se mete con un tipo más
feo que Sloth de Los Goonies mientras
juega al Pinball. De todos los chistes el más eficaz
es en el que el abuelo y Jaimito no entienden que significa
"via rectal" y molestan a un médico hasta
que les dice "LOS SUPOSITORIOS OS LOS METÉIS
POR EL CULO", ante la estupefacción de los
dos atolondrados parientes. Otro chiste muy celebrado
era el de
-Las
bolas de billar tienen pelos?
-No
-¡Que
sí seño! ¡Billar, enseña las
bolas!
Tras
veinte minutos de tonterías, retomamos la historai:
la profe titular vuelve a entrar a dar clase, pero Pierino
se las apaña para descalabrarla y que vuelva la
sustituta, que sigue interesada en el profe de gimnasia.
Mientras tanto, se prepara la gran cena de compromiso
entre la hermana de Jaimito y su novio. El niño
cabrón gasta varios bromazos y, entre otras cosas,
sustituye la harina por cemento, por el simple ánimo
de joder al personal. Estupendo. Volvemos al colegio
y nuestro prota aparece con las manos vendadas. No puede
escribir, ni dibujar... ni ir al sevicio. Así que
la profesora le ayuda a hacer sus necesidades. Lógicamente,
el cimbrel de Jaimito hace de las suyas ante la manipulación,
lo que indigna a la maestra, la cual se siente más
avergonzada cuando descubre que TODA LA CLASE estaba escondida
mirando el tejemaneje digital-genital. Tras esta última
jugarreta, el niño es reprendido severamente por
sus profesores, padres y el director del colegio. Cabizbajo,
parece arrepentido. ¿Se reformará Jaimito?
¡NO! De repente sorprende a todos dedicando a tutores,
maestros y hasta a los espectadores un efusivo corte de
mangas. ¡TOMA YAAAA!
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"No,
Jaimito, que el símbolo de los Manowar es
de otra manera..."
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Y
fin, ¿no? Pues no, porque tras este último
plano, ideal para dar por finalizada la película...
¡nos cuentan otros dos chistes! Otros dos chascarrillos
escenificados, sin ningún sentido y justificación,
y tras el último (el de el dependiente pesado y
los tornillos de muchos tipos) aparece súbitamente
un cartel con el "fine". Totalmente anticlimático,
pero es que no estamos en una película normal.
Aquí conceptos como actuación, guión,
dirección o coherencia no existen, y no hablamos
de cine Dogma precisamente. Los personajes son
seres genitales, movidos únicamente por su entrepierna,
el libreto mete chorradas de puro relleno y el director
pensó que la mejor manera de terminar la película
es contar dos chistes sin pies ni cabeza para terminar.
Pura vanguardia cinematográfica, oigan. Todo al
servicio del "humor". Lógicamente, ante
tanta carne femenina y chiste soez no eran muy recomendables
para críos (ni para adultos, la verdad), lo que
las hacía especialmente populares entre los criajos
80s, al igual que Porky's y otras de semejante
calaña. Y nosotros, tan contentos, descojonándonos.
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Lecciones
de historia del año 4000: "Antes existían
una máquinas llamadas "Pinball"
o "Flipper", muy populares entre los hombres
primitivos, como podemos ver por el Neardenthal
que sigue la partida en la fotografía."
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Todos
los aspectos del film, savo alguna interpretación
afortunda, son mediocres tirando a nefastas, siendo el
más destacable el musical. Uno de los grandes aciertos
de la película es la famosísima "canción
de Jaimito", la tonadilla silbada más
famosa desde El bueno, el feo y el malo,
que nos acompañará durante toda la historia...
hasta que acabemos hasta los huevos de ella y cagándonos
en la madre que parió al compositor. Si el objetivo
era que nos la aprendiéramos lo podemos calificar
de éxito, y era imprescindible ser silbada en grupo
en los recreos y excursiones en bus, siempre con gran
aceptación, al menos entre los machos de la clase.
Existe, por cierto, una versión cantada por el
propio Vitali, la cual exige a cualquiera que lo oiga
que pierda 1D10 puntos de cordura.
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Seguro
que el francotirador de Washington, el que iba por
ahí con su hijo, sacó sus macabras
ideas de esta secuencia.
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Tras
el bombazo que supuso el título que hoy nos ocupa,
Vitali se convirtió en una estrella en la cuenca
mediterraneo. Tras esta vinieron títulos como Jaimito
Médico del seguro (¿comooorl?),
La profesora de educación sexual, Las
maniobras de la doctora con los soldados y algunas
secuelas de Jaimito amén de llegar a titular así
muchas cintas simplemente porque salía nuestro
amigo Álvaro, aunque no hiciera de niño.
Hubo hasta falsos Jaimitos, alguno dirigido por creacaspas
como Umberto Lenzi y creo que hasta una Jaimita.
Todas utilizaban el mismo tipo de humor sencillo, cargado
de chascarrillos y de tías buenas (para la época)
en pelotas, entroncándolo directamente con nuestros
Ozores, Pajares y Esteso. ¿Se imaginan un
Jaimito a la española con Esteso haciendo de crío
y Pajares de profesor de gimnasia? Lo mismo me da que
me a lo mismo. Pasada la década de los 80 Vitali
se rufió en la televisión, si bien en los
90 y hasta en la presenta década intentó
volver a traer a Jaimito en más secuelas que tuvieron
una acogida algo más discreta.
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Para
que digan que sólo tenía un registro:
igual interpretaba dramas clásicos que se
convertía en superhéroe o nos daba
unos necesarios consejos para nuestra incipiente
sexualidad.
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Desde
viruete.com, que vivimos cumergidos en la era digital,
nos preguntamos por qué no han aparecido aún
estos títulos en DVD en nuestro país (no
piquéis con los listos que los venden por ahí,
se ven fatal), cuando está claro que existe un
extenso público dispuesto a adquirirlo y disfrutar
de (según ellos) el buen cine. Seguro que ustedes,
como jóvenes modernos que son, quedarían
asqueados por la zafiedad de la propuesta y correrían
a ponerse Austin Powers o sus videos del Informal.
Te meas de la risa, neng. Como si hubiera mucha diferencia
entre el Gordo Cabrón y las gracietas de
Vitali. Todo cambia para permanecer igual.
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