Los que nos denostan como "web ochentera" no
se enteran de nada. En Viruete.com hemos hablado largo
y tenido de décadas posteriores e incluso el presente.
De hecho, hemos diseccionado a la juventud de los 90 en
nuestros artículos sobre los bakalas o tontipop.
De nuevo acudimos a hablar de esta juventud, pero desde
el otro ángulo: la de los jevifriks. La juventud
que fue resultado de 1- El rol 2- El jevi
3- Bola de Dragón y Los caballeros del zodíaco.
Hobby de flipaos + música de flipaos + serie de
flipaos = teenagers flipaos. Y bien entrañables
que eran. O que son. ¡O que somos!
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Ellos
no aceptan ser borregos como el resto.
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A principios de los 90 corrían malos tiempos para
el jevi. Al estilo de música de nuestro vecino
el greñas le sucedieron una serie de catastróficas
desdichas, y no precisamente de Lemony Snicker
(menudo nombre). En un periodo de dos años, todo
el chiringuito metálico que triunfaba entre los
teenagers de medio mundo se vino abajo como le pasaría
años después a Sega. Para empezar,
llegaba el Grunge, que cambió la manera
de percibir el rock para los chavales que empezaban a
estudiar música. Ya no molaba ser una estrella
del rock, ahora lo propio era ser una joven alma torturada
por la pesada carga que es vivir. Encima, los cantantes
de Los yudas o Los Meiden dejaban sus grupos,
más interesados en sus carreras en solitario. Añadan
a eso la inactividad o separación de Europe,
Def Leppard, Whitesnake o Accept. Para colmo
de males, otros grupos como Scorpions, Dio, Helloween
o Barón rojo en España estaban en
una absoluta decadencia musical.
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Iron
Maiden tocando fondo en todos los aspectos. Normal
que exista una emisora llamada "Rock &
Gol".
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Pero hubo otro factor que significó la caída
del metal en nuestro país, sino en Europa en general.
El bakalao. Porque las drogas, el sexo y la provocación
ya no estaban en el rock, sino en el techno machacón
de Chimo Bayo y compañía, a los que
tanto admiramos en esta web. Los medios de comunicación
ya no denunciaban las letras supuestamanete satánicas
de los melenas, sino las odas a las drogas que nos gritaban
los bakalas y las orgías químicas (y sexuales,
pero menos) que tenían lugar en esas discotecas
que parecían un nivel del Final Fight. Recuerden
programas como el legendario Cita con la vida y
sus divertidas alarmas sociales. A los
padres les daba igual que el crío fuera a un concierto,
le acojonaba más que se metiera en la dichosa ruta
esa. Adíos a los "No te enganches" de
Banzai o al "Yonki" de Ángeles
del infierno. Los metaleros ya no daban miedo y, se
pongan como se pongan, fue el motivo principal para que
media juventud fuera jevi en los 80. Hasta Terulu
decía que lo fue.
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Vestirse
de avispa, pintarrajearse y cardarse: la mejor manera
de demostrar lo jevi que eres. Y encima cristianos:
parias en ambos mundos.
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Adios a su falta de relevancia musical y social. Pero
el jevi nunca morirá, hermanos.. No, porque el
poder del metal tan sólo estaba lamiendo sus heridas
y reclutando a nuevos guerreros con el que reconstruir
su glorioso ejército. Y si en el pasado sus poderosas
tropas fueron drogadizos, los marginaos del barrio y los
que estaban todo el día en los billares, ahora
serían los chavales collejeables del cole y los
que frecuentaban demasiado las tiendas de cómics.
Tras los años de confusión, y dado que en
España no apareció ningún grupo grunge
que triunfara (no, Bunbury nunca tuvo fase grunge),
comenzó a popularizarse en los institutos españoles
un nuevo virus: el power metal.
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Las
legiones del metal también leen cómics
de Spiderman.
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Se produce una transición del público:
de macarras a nerds. Los nuevos jevis serían chavales
con gafas, que jugaban a rol y leían tebeos. Bastante
inofensivos, muchos con habilidades sociales algo escasas
y que permanecerían vírgenes hasta los 18
(o más). Ese chaval, (llamémosle Robertito),
que flipa con los tebeos de Conan y de Jim Lee,
que juega al D&D todos los findes con sus colegas,
descubre que hay un montón de grupos que hablan
de esas mismas cosas en términos tan necios como
los suyos, que hacen canciones con letras de Tolkien
o Moorcock, y que hasta reconocen jugar a rol.
Robertito se deja seducir así por una música
con la que conecta, y que además, es durilla, con
lo cual por narices, piensa él, hará que
sea un pajero mucho más molón. "A mí
me gusta el jevi metal, no la mierda comercial que escucháis
vosotros", les dirá a sus compañeros
de clase que aún están con las Spice.
Al Rober le gusta la buena música y no es "un
borrego más" de esta sociedad. Eso sí,
ninguno de sus compañeros era TAN TREMENDAMENTE
PESADO con el power como Robertito. Y es que los fans
de los Maiden suelen ser tan pesados como los de U2.
El power parecía hecho adrede para estos chicos.
En los 80, la fantasía no era sino una opción
más a la hora de hacer letras. Abundaban las de
tías y coches, las de "viva el rock y viva
nosotros, que semos los mejores", las de eres joven
y rebelde, las de drogas (como Los Chichos) y alguna
cosa de denuncia política u holocaustos nucleares.
Y en medio, pues una así de guerreros o dragones,
en plan indefinido. Pero para los nuevos titanes es EL
TEMA, dando para rellenar discos enteros. Incluso los
que no se adhieren al género emplean letras lo
bastante ambiguas para que el jevi las pueda reinterpretar
así. Las palabras más usadas son Steel,
Battle, Glory, Metal, Power, Forever, Thunder, Destiny...
También abundan los casos de que el cantante se
lee un libro de Las cruzadas (el primero de no-ficción
que coje) y te hace una ópera-rock que te cagas,
que diría Robertito. Que no os extrañe un
futuro disco conceptual sobre El código Da
Vinci (¡noooo!). Ideal para escuchar en
las jornadas de rol a las que acude el chaval mientras
juega al Vampiro.
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Atención
a los títulos de las canciones de este disco:
Wargods of Metal, Army of Metal heads, Empire of
Steel, Heavy metal to the end. A la mina les mandaba
yo, a picar (para conseguir metal)
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En los 80 había variedad en el tema de las portadas.
Ahora, la imaginería de fantasía lo impregna
todo, y las portadas de lo discos pasan a ser intercambiables
con las de cualquier manual del Warhammer o carta
del Magic. O si me apuran tipo portadas de juegos de ordenador
de los 80, tipo Luis Royo. He aquí la importancia
del rol en general y de la popularización del AD&D
en castellano de Ediciones Zinco. Que si un mago
con capucha (tipo monje, no tipo rapper), que si unos
anillos, un bárbaro culturista filogay con su espada
fálica sobre una montaña de cráneos...
Ideal para pajearse mientras uno piensa en asaltar las
Ruinas de Bajomontaña. Lo pillan ¿no?
Acuérdense de Tronak el Kárbaro,
de Superlópez, y se harán una idea de por
donde van los tiros en cuanto a imagineria.
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Arriba,
los músicos. Abajo, los fans. Busca las diferencias.
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La identificación fan/ídolo se hace patente
cuando nos fijamos en la apariencia y el vestuario de
estos nuevos dioses del metal. En los 80, los ídolos
del rock nos castigaban la vista con sus extravagantes
ropajes: las mallas de cebra del bajista de los maiden
(hay que tenerlos cuadrados) o el espantoso corte de pelo
del cantante Dickinson, que parecía un orangutan,
las pintas de Scorpions, los cardados de los grupos
más glamourosos, el maquillaje de los Mötley
Crüe u otros... Cosas que al chaval de barrio
que se iba al bareto a escuchar a Obús mientras
se cogía una cogorza (iban más a lo segundo
que a lo primero )ni se le ocurría imitar, que
igual le caneaban por maricón. Pero en los 90,
cualquier fan vestía igual que los Blind Guardian
o Rage: camisetas de grupos, vaqueros, deportivas
y melenas normales. Y gafas para el batería. O
sea: un coñazo. Vamos, igual que Robertito y sus
colegas en el bar de la Facul leyendo El jueves
o haciéndose un personaje del RuneQuest.
"Repite si quieres alguna tirada, la de Fuerza que
te ha salido muy baja, anda". Eso sí, ellos
pensaban que con el grupo tenían que pillar mucho.
Sería porque pillar menos que ellos era imposible.
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Serie
Leyenda - Spectrum, Amstrad, Commodore, MSX - 595
ptas cada uno.
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¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué
todavía no hemos hablado de la música? Pues
igual es porque no hay mucho de que hablar. Lo que le
mola a Robertito es "el doble bombo a toda
caña" y los cantantes con voces de pito,
cuando más chillonas mejor. Si por él fuera,
todas las canciones se abrirían con un alarido
del cantante que pareciera que un Alien le esta
atravesando los cataplines con la doble boca esa que tienen,
un chillido a lo Invasión de los ultracuerpos.
Da igual que no tenga otro registro o que desafine como
una burra (cosa muy habitual en sus directos). La batería
pues, eso doble bombo y caja a todo trapo (a veces parecía
bacalao para melenudos). Y luego el solo. Que sea
muy rápido, por favor. Y si me lo puedes poner
que suene como una pieza de Chopen, ya nos corremos
de gusto. Así podemos esgrimir que "la nuestra
es la mejor música porque es la que más
se parece a la clásica, aunque en jevi" (aprovechemos,
una vez más, para declararnos enemigos acérrimos
de la música clásica). Por lo demás,
riffs machacones pero poco inspirados, el bajo haciendo
lo mismo que la guitarra y el estribillo tocado en acordes
y todos contentos. Y, como en todo, había canciones
que molaban y otras ya menos. La cosa da mucho de sí,
que con esas herramientas hay grupos que han grabado discografías
enteras. El despliegue de alaridos y velocidad se traduce
de la siguente manera en el argot jevi: "son unos
musicazos de la hostia". Ya te digo tron.
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Para
llamar la atención, que mejor que un esqueleto
gaitero. Repito: un esqueleto gaitero.
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El catalizador de este fenómeno es un grupo alemán
llamado Blind Guardian. Que ya suena así
como un superhéroe de la Marvel. Pero no
tenían mucho que ver con Daredevil, no.
Estos tipos se dedicaban a imitar a Helloween,
teniendo un discreto éxito en Alemania y
en Japón (aunque eso no tiene mérito,
que allí triunfa todo el mundo). El grupo comenzó
a tener popularidad con sus baladitas de El señor
de los anillos y sus temas épicos. Por
épico entendamos hacer las canciones largas y con
muchos coros, sin tener nada que ver con la propia composición
del tema: Jim Steinman les da un repaso a todos
estos. Un día se les va la olla de tanto rol y
tanta novela, como a Don Quijote, y graban Imaginations
from the other side, con los temas aún
más largos, con más coros y con más
tonterías de elfos. Y suena la flauta y se forran,
y a partir de ahí, a hacer lo mismo pero más
exagerado. Y Rober en su casa que lo flipa, mientras juega
al Zelda de la Super. No acaba de entender
del todo las canciones, porque están en inglés
pero salen cosas raras. Pero hay steel y power, o sea
que tienen que molar.
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Por
culpa de Mohammed Hata en el aeropuerto se las requisaron.
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A partir de ahí, empiezan a llegar avalanchas
jevikingas del centro del continente y también
de los países nórdicos, que llegaban desde
el norte arrasando Europa a su paso. A nosotros nos gusta
el rollo de las mascotas, que es una cosa muy adolescente.
Los suecos Hammerfall tenían a un guerrero
negro y los alemanes Grave Digger (horrososos)
a un esqueleto andrajoso, tipo Eva Hache. Y aquí
todavía andamos con Cinecito. Y los alemanes
Primal Fear, que sonaban a los Yudas que tiraban
para atrás, terminaban de imitar a estos poniendo
a un aguilucho en cada portada. El cantante hasta se rapó
la cabeza, para ser más como Halford. ¿Se
dejaría sodomizar también, para parecerse
aún más a su ídolo? Nunca lo sabremos.
Y así mogollón: Stratovarius, Edguy,
Rage, Paragon, Angel Dust, Wizard, Nocturnal Rites, Iron
saviour y miles y miles más... Y claro, aprovechando
el tirón muchos de los antiguos se pusieron de
nuevo de moda, o algunos de los grupos veteranos
consiguieron éxito, recuparando el terreno perdido.
Al fin y al cabo los grupos nuevos casi les copiaban todos
a ellos (que ya les vale). Como Robertito es lo primero
que escucha, pues se hace fan acérrimo de todos
y acude a su primer concierto, en un triple cartel en
la sala Canciller en la que se juntan cualquiera
de estos tres (tira 1d8 tres veces). Y en las jornadas
de rol o los salones del cómic, todo cristo con
camisetas, diferenciándose de la masa llevando
todos las mismas pintas. Cosas de la edad.
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"Nuestro nuevo disco es más duro, pero
a la vez más melódico. Es un disco
más maduro, por eso hay un tema de 12 minutos
sobre la Batalla del Abismo de Helm. Es nuestro
mejor trabajo hasta la fecha."
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La puntilla vino cuando salieron grupos de Italia.
Sí, sí, lectores: de Italia. ¿Qué
música conocen ustedes de Italia? Pues a Al
Bano, a Eros Ramazzoti y a Laura Pausini.
Y para los más virueteros, Ambra y Ricos
y Pobres. Pues ahora resulta que Italia estaba
lleno de jevis, con nombres como Fabio o Elio y muy feos.
Al igual que los spaguetti -western eran lo mismo que
las pelis del oeste yankis pero en cutre y a lo bestia,
el metal italiano era una copia del alemán, pero
más flipao y como más de risa. Ahí
tienen a los Rhapsody, fruto de coger las canciones
veloces de Helloween y meter unos teclados a lo
Europe. Estos se alucinaron tanto que hasta crearon
un mundo propio y una saga legendaria, fruto de leerse
demasiadas veces las Crónicas de la Dragonlance
y ver pelis de su tierra (¿ven?) de bárbaros
tipo Ator el Poderoso. Como triunfaron, se nos
vino encima una avalancha de grupos de spaguetti-metal:
Labyrinth, White Skull, Domine, Lucas Toribio...
En el catálogo de Sun Records ponía
que eran todos buenísimos. Al igual que con las
pelis del zombies, bárbaros o madmaxes, la explotación
italiana era el primer indicio de que la verdadera decadencia
estaba cerca.
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ATAQUE:
3 DEFENSA: 3 VUELA
UTILIZA UN MANA ROJO PARA GANAR +1/+1 HASTA FINAL
DE TURNO Y TIRO PORQUE ME TOCA
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¿Y en España? Pues en España
mal, como siempre. Viendo que ahí había
interés, las compañías se dedicaron
a fichar a cuantos grupos podían, siempre que fueran
del palo alemán. En ocasiones no tenían
ni canciones para grabar un disco, pero daba igual, se
ponía una intro y arreando. Fruto de esto salen
cosas como Sorcery, Twilight, Knell Odissey,
Ankhara los primeros de Easy Rider o Avalanch...
protagonizando algunos de ellos parte de los momentos
más vergonzantes de nuestra música. La situación
era similar a cuando se decía que Bosé
era el David Bowie español. El inglés
era totalmente guachi guachi, y trataban de imitar, con
más desgracia que fortuna, a sus ídolos
germánicos tras salir del FP. Para
muestra, un botón. Ese inglés, es voz...
La cuestion era aprovechar la moda. Luego se normalizaría
la situación, con el fichaje de bandas más
resueltas técnicamente y con más pelas para
la producción... pero sin dejar el aburrimiento
y la mediocridad que impregnaba el movimiento. Robertito
también intentó montar un grupo, siendo
él el guitarra rítmico. El cantante gritaba
bien, que es lo que importa, el bajista era un borrachín
y el batería aún no dominaba el doble bombo
pero le pasaba pelis porno. Se separaron en cosa de año
y medio.
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Puedo
prometer y prometo que esta entrada no es mia.
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La cosa ésta comienza a agonizar en el 2002/2003.
Principalmente porque los chavales se hartan y empiezan
a escuchar otras cosas. La escena se satura. Y sumen el
triunfo de Evanescence. Muchos de los grupos se
reconvierten a esa especie de metal gotiquero, afrancesado
y absurdo, disminuyendo la velocidad y colocando una chica
al frente. Que ya sabemos que es una invitación
al desastre. Ahí tienen a los Within Temptation
esos: tú le dices a un fan de Accept en
pleno 1984 que te molan estos, con una soprano al frente,
y te empotra contra el parabrisas de un Talbot Samba.
Se disparan los grupos con cantante femenina haciendo
gorgoritos y los anteriores bajan en caché y fama,
sufriendo crisis internas (o hasta crisis nervisosas)
y llegando la separación en muchos casos. Hasta
salen grupos paródicos, como Nanowar o Gigatrón,
cosa algo absurda porque los de verdad ya dan risa en
muchas ocasiones.
Hoy aún quedan muchos grupejos que hacen lo mismo,
claro está, si bien la explosión ya pasó
y el metal quedó revigorizado durante unos cuantos
añitos. Robertito ya no escucha jevi, se pasó
al techno, con más chicas y mucha más droga.
Hasta se hechó novia a los 22. Pero recuerda con
cariño sus sesiones de DiscoCross y Emisión
pirata oyendo a los Labyrinth mientras preparaba
la partida del domingo o se sobaba la entrepierna. Para
otros muchos, el seguir escuchando y descubriendo música
cambia su percepción de toda esa movida. Ahí
tienen que en las jornadas de rol y salones del cómic
se vean cada vez más gente con camisetas de grupos
de black metal, que es el siguiente paso. ¿Qué
hay más irresistible que una ininteligible canción
cantada por un sueco melenudo que va corriendo por unas
montañas heladas medio en bolas? Nada. Si en el
fondo les entendemos, a nosotros también nos fascina.
Ojalá hubiese hecho algo así Buñuel.
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Mama,
que si me compras esto. Jooo, mama, ¡que lo
ponemos en el paraguero y queda chulísimo!
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Está claro que en viruete.com no somos verdaeros
hermanos del metal. No somos lo bastante "True".
O quizá no nos gustaba de verdad el pagüe
metal. En todo caso, no queremos olvidarnos de los jevis
que leen la web y que aún se lo pasan pipa con
el Episode y el spid metal a tope. Y que son de la poca
gente que aún se compra un disco de vez en cuanto
y disfrutan de verdad de la música. Y no se preocupen,
que de lo del rol ya hablaremos en breve. Milité
un par de años entre estos insignes grupos y se
recuerda con cariño. Cualquier día me pongo
un casco vikingo y una espada de madera y me pongo a hacer
el subnor a ritmo de Manowar. ¡HAIL TO ENGLAND...
que diga... TO SPAIN!
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