Todo
el mundo ha llorado la muerte de Christopher Reeve.
Internet se ha llenado de pésames en foros y diarios
onlines lamentando la ida de aquel ídolo de nuestra
infancia que prestó su rostro a Superman.
Sin embargo ¿cuántos de estos blogueros
tremendamente tópicos recordarían al protagonista
de Supersonic man? ¿Acaso no salvó el también
al planeta de la destrucción? No es justo. Ya es
hora de que rindamos un justo homenaje no póstumo
a Cronos, el hombre supersónico.
Supersonic
Man es una explotación hispana de el fenómeno
Superman: The movie, que arrasó
el globo. Su director, nuestro director Juan
Piquer
Simón vóo, con mucho tino, que
la gente tendía ganas de más superhéroes.
Lógicamente, su producción no iba a disponer
del capital con el que contaba la película americana,
pero eso no le iba a detener. La velocidad era un factor
importante a la hora de explotar el éxito del Super.
Dicho y hecho: antes del estreno en España de la
película americana ya estaban rodando este entrañable
título.
|
Un
chulazo tomando el sol
|
La
peli comienza con unos planos del espacio y la vista de
una grandiosa nave. Aquí Piquer empieza fuerte
y decide llevarse al público al bolsillo, pues
a todo el mundo le molan las naves. Y más aún
en aquella época, tras el impacto de Star
Wars. En el interior de la nave hay un tío
en bolas y con una máscara azul, muerto o en animación
suspendida. ¿Por qué lleva una máscara
si está muerto y en el espacio? En fin, que una
voz en off le despierta, le dice que la tierra corre peligro
y le da poderes. Y ahí le tienen, volando (POR
SUS PROPIOS MEDIOS, imaginaos la velocidad) en dirección
a La tierra, cruzando el espacio a ritmo de una
horterísima canción discotequera
que se me antoja la mejor canción de la historia
de la humanidad, por encima de Bravo Samurai
y todo.
|
¡No!
¡Amenaza con ponernos la canción otra
vez!
|
Ya
en la tierra Supersonic se convierte en un tío
con bigote con pinta de actor porno. Conoceremos también
su misión: proteger a Patricia de las garras
del Doctor Gluk. Este malévolo doctor
quiere extorsionar a su padre, un eminente científico
que amenaza con matarla sino colabora. Entre otras cosas
planea pedirle un rescate de 5.000 $. ¡Pero si con
eso no tiene ni para la luz de la base secreta! Gluk,
espantosamente sobreinterpretado por Cameron Mitchell,
mandará una y otra vez a sus esbirros para tratar
de secuestrarla. Afortunamente Supersonic siempre estará
allí para salvarla. Creedme, hago lo mejor resumiendo
así la historia porque es liosa y absurda. Pero,
hey, sale un satélite tipo Estrella de la muerte.
|
Para
empezar ¿qué hacía el tractor
abandonado en medio de la carretera?
|
Los
poderes de Supersonic man son muchos y muy variados, y
van desde levantar un cutre tractor de madera de balsa
hasta convertir las pistolas en plátanos,
por no hablar de convertirse en muñeco para
volar o hacer que los coches exploten. Esto no tengo
claro si lo hacía él, pero durante la película,
cualquier coche que se sale ligeramente de la carretera
comienza a arder y a explotar, porque sí, sin explicación
alguna. O sea, que tiene que ser uno de los poderes de
Cronos. O eso o el director metió explosiones porque
sí. En todo caso ¿a quién le importa?
¡Explotan coches, viva!
|
Se
va el chaval, se va por el barranquillo
|
Los
planes del doctor no son otros que dominar el mundo, amenazando
la vida de la ciudad de Nueva York. Los
asombrados neoyorquinos que ven a nuesto héroe
sobrevolar la ciudad poco saben el peligro que corren.
Bueno, eso de "sobrevolar la ciudad" es un decir,
porque las transparencias son tan cutres que no te lo
crees ni por un segundo, y en alguno de los planos lo
que sobrevuela es el puerto de Valencia, solo que
con una foto del skyline de Manhattan tapando los
edificios de la localidad.
Y
en medio de todo esto un borracho y su perro Salchicha
haciendo el paripé en un papel que nos recuerda
a los vagabundos con los que se encontraba El coche
fantástico. Recordad como, en un montón
de episodios, salía un borracho o un mendigo que
empezaba a flipar con KITT y éste le tomaba
el pelo y al final salía corriendo. Pues lo mismo,
aquí el vagabundo se topa varias veces con el intrépido
protagonista y hasta intenta convertirse, cambiando el
"Que la fuerza de las galaxias sea conmigo"
por un "Que la gimnasia sea conmigo".
Se ve que era un proyecto de metrosexual y quería
estar guapete a pesar de no tener ni un duro.
|
Un
robot cutre y tíos con caretas antigas y
metralletas: la mejor foto del mundo.
|
La
mejor parte de la película es cada vez que aparece
en escena la némesis de SSM, el robot asesino.
Un robot que tiene menos articulaciones que una valla
publicitaria y que recuerda a esos entrañables
y poperos robots de lata que iban a cuerda. Desde luego
no hablamos de Ultron ni de R2D2, vamos
ni de los caspa robots del Doctor Who. Este
androide se lleva el título de "Robot más
guay" de la filmografía española. Claro
que tampoco es que tenga mucha competencia. Ah, y lleva
lanzallamas y misiles en la cabeza. Por si se te ocurre
vacilarle. Seguro que es de Hospitallet, el tío.
|
Todos
esos poderes y luego tiene que currar de pinche,
el pobre.
|
El
final no lo vamos a desvelar, pero es evidente que, tras
sobrevolar cientos de maquetas, Supersonic triunfa. Y
aunque no triunfó en las taquillas, hizo buenas
recaudaciones y sus derechos se vendieron para buena parte
del mundo occidental, con lo cual la producción
resultó ser muy rentable para los productores.
Desgraciadamente, los actores no vieron precisamente su
carrera impulsada por el film. Más bien al contrario,
el protagonista no volvió a hacer nada en el cine
y según nos informan, regenta un gimnasio en Toledo.
Eso sí, en la peli salía Quique Camoiras
haciendo de gangster, papel fácil para él
dado su intimidante planta física y patibularia
mirada.
|
El
maligno Dr. Gluc pelando cacahuetes en plena rueda
de prensa.
|
No
quiero dejar de mencionar el penoso cómic que se
editó sobre la película. Realizado por Sanchís,
autor de Pumby, autor que desde luego no se defendía
bien en el terreno superheróico y que sólo
duró unos mesecillos en los quioscos. Poco después
Sanchís tuvo que realizar la adaptación
de aquella cutre película de Mazinger Z
a lo Power Rangers que se estrenó en su
día, con resultados igualmente nefastos. Pero mi
madre llamó Pumby a su gato del pueblo,
así que no vamos a ser duros con él.
El
rodaje duró 9 meses, bien invertidos en mi opinión,
pues dió a nuestra filmografía uno de sus
iconos trash. Es una lástima que no se materializaran
las posibles secuelas. ¿Quién sabe? Quizá
podríamos haber encontrado en Supersonic nuestro
superhéroe patrio, nuestra respuesta a El Santo
mejicano. Pero Piquer Simón tenía otras
cosas entre manos: Mil gritos tiene
la noche, Slugs,
La grieta... Yo me quedo con
esta caspa superhéroica como su obra cumbre. Que
la gimnasia sea con todos vosotros, lectores.
Opina
sobre este artículo
O
escríbenos
VOLVER
A VIRUETE.COM
|